Un cambio en la capacidad de un animal para percibir su entorno puede estar causado por una enfermedad en el sistema nervioso central o en el sistema nervioso periférico. Los principales signos de los trastornos del sistema nervioso son los cambios de comportamiento, las convulsiones, los temblores, el dolor, el entumecimiento, la falta de coordinación y la debilidad o parálisis de una o varias patas. Los efectos de una lesión sobre las funciones sensoriales y motoras dependen de su localización y gravedad.
Una lesión de la médula espinal puede causar pérdida de sensibilidad y parálisis más allá del nivel de la lesión. Las lesiones leves de la médula espinal pueden provocar movimientos torpes y una leve debilidad de las extremidades. Las lesiones moderadas de la médula espinal pueden causar una mayor debilidad de las extremidades. En las lesiones graves de la médula espinal puede producirse una pérdida completa de movimiento (parálisis) y sensibilidad. Sin embargo, no todas las lesiones de la médula espinal causan parálisis. Por ejemplo, una lesión de la médula espinal en la parte baja del dorso puede provocar, no una parálisis de las extremidades, sino la pérdida del control de la vejiga.
Las lesiones cerebrales tienen efectos diferentes, también en función de qué parte del cerebro está afectada. Las lesiones del tronco encefálico pueden causar una pérdida del equilibrio, debilidad de las extremidades, reflejos hiperactivos, estupor o coma. Las lesiones del cerebelo pueden provocar falta de coordinación de la cabeza y las patas, temblores y pérdida de equilibrio. Las lesiones en el cerebro pueden causar ceguera total o parcial, pérdida del sentido del olfato, convulsiones, coma, estupor, deambulación o caminar en círculos y la incapacidad de reconocer a su propietario.
Algunas lesiones del sistema nervioso pueden causar daños que no son evidentes hasta 24 o 48 horas después de producirse la lesión. El daño a largo plazo suele estar causado por hinchazón o hemorragia interna de los vasos en el cerebro. Los accidentes cerebrovasculares causados por arterias obstruidas o presión arterial alta son raros en los animales.
Mecanismos de enfermedad
Además de los efectos de las lesiones, los trastornos del sistema nervioso pueden incluir defectos de nacimiento, infecciones, afecciones inflamatorias, envenenamientos, trastornos metabólicos, deficiencias nutricionales, enfermedades degenerativas o cáncer.
La mayoría de los defectos de nacimiento, a menudo llamados trastornos congénitos, son evidentes al nacer o poco después. Algunas enfermedades genéticas hacen que las neuronas se degeneren lenta e irreversiblemente durante el primer año de vida. En otras enfermedades hereditarias, como la epilepsia, el animal puede no mostrar ningún signo durante 2-3 años.
Las infecciones del sistema nervioso están causadas por virus o microorganismos específicos. Otras afecciones inflamatorias, como ciertos tipos de meningitis, pueden estar causadas por la activación del propio sistema inmunitario del organismo para actuar sobre sí mismo en lugar de un invasor extraño. Estas afecciones se conocen como trastornos autoinmunitarios. Varias sustancias químicas pueden causar una reacción tóxica en el sistema nervioso. Estas incluyen ciertos pesticidas y herbicidas, venenos para ratas, anticongelantes y sedantes. El botulismo, el tétanos y las picaduras de garrapatas, así como la intoxicación por el veneno de las serpientes tigre y coral, también pueden afectar al sistema nervioso y causar parálisis.
Algunos trastornos metabólicos afectan a la función del sistema nervioso, incluyendo niveles bajos de azúcar en sangre, dificultad para respirar, enfermedad hepática e insuficiencia renal. Las anomalías de la glándula tiroides también pueden causar signos neurológicos.
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