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Introducción a los trastornos pulmonares y de las vías respiratorias de los caballos

PorBonnie R. Rush, DVM, MS, DACVIM
Revisado/Modificado may 2019

El aparato respiratorio está formado por las vías respiratorias grandes y pequeñas y los pulmones. Cuando un caballo inhala, el aire viaja por la tráquea, que se divide en los conductos conocidos como bronquios derecho e izquierdo, y luego en las vías respiratorias más pequeñas llamadas bronquiolos en los pulmones. Los bronquiolos terminan en los pequeños sacos llamados alvéolos, donde la barrera entre el aire y la sangre es una fina membrana.

Pulmones y vías respiratorias, caballo

La función más importante del aparato respiratorio es aportar oxígeno a la sangre y eliminar el dióxido de carbono. La sangre distribuye oxígeno al organismo y recoge el dióxido de carbono, el producto de desecho del metabolismo celular. El intercambio de oxígeno y dióxido de carbono se produce en los alvéolos. Cuando este intercambio falla o se vuelve ineficaz debido a una enfermedad, el animal puede ponerse muy enfermo. El aparato respiratorio protege sus delicadas vías respiratorias calentando y humedeciendo el aire inhalado y filtrando las partículas. Las partículas de gran tamaño transportadas por el aire suelen aterrizar en el revestimiento mucoso de las fosas nasales, tras lo cual son transportadas a la garganta para ser deglutidas o tosidas. Las partículas pequeñas y los microorganismos son destruidos por el sistema inmunitario del organismo.

Aparato respiratorio superior, caballo

Aunque las funciones básicas son las mismas, la anatomía de las vías respiratorias varía entre especies. Por ejemplo, los aparatos respiratorios de los perros y los gatos son algo similares entre sí, pero difieren de los aparatos respiratorios de los caballos y los humanos. Estas diferencias explican en parte por qué algunas enfermedades afectan solo a ciertas especies de animales. Los caballos respiran por la nariz y no pueden respirar por la boca. Debido a esto, los conductos nasales del caballo son grandes y pueden expandirse un poco durante el ejercicio vigoroso para aumentar la inhalación de aire.

Cuando el nivel de oxígeno en la sangre es demasiado bajo (lo que se denomina hipoxia o anoxia), el animal mostrará signos de dificultad respiratoria. Los niveles bajos de oxígeno pueden estar causados por la reducción de la capacidad de transporte de oxígeno de los glóbulos rojos, el movimiento insuficiente de los gases dentro y fuera de los pulmones, o la incapacidad de los tejidos para utilizar el oxígeno disponible (una afección causada por algunos venenos). El organismo del animal intenta compensar el bajo nivel de oxígeno en la sangre aumentando la profundidad y la frecuencia respiratoria, contrayendo el bazo (para forzar la circulación de más glóbulos rojos) y aumentando el flujo sanguíneo y la frecuencia cardiaca. Si el cerebro sufre falta de oxígeno, la función respiratoria puede reducirse aún más debido a la depresión de la actividad del sistema nervioso. Además, las funciones cardiaca, renal y hepática pueden verse reducidas, así como el movimiento y las secreciones normales del intestino. Si el organismo no es capaz de compensar la reducción del nivel de oxígeno, todos los tejidos del organismo funcionan de forma menos eficiente y pueden resultar dañados.

Causas de trastornos pulmonares y de las vías respiratorias

Los trastornos pulmonares y de las vías respiratorias suelen estar causados por la infección directa por virus, bacterias, hongos o parásitos, así como por reacciones inmunomediadas o por la inhalación de sustancias irritantes o tóxicas. Los traumatismos (como chocar contra una valla) pueden provocar el colapso de un pulmón o de las vías respiratorias.

Signos de los trastornos respiratorios

  • Secreción de la nariz (moco, pus o sangre, según la causa).

  • Tos que puede ser seca o puede incluir moco o sangre.

  • Respiración rápida en reposo.

  • Respiración laboriosa o difícil; falta de aliento.

  • Respiración superficial.

  • Signos de dolor asociados con la inhalación o la exhalación.

  • Ruido (como gruñidos) asociado con la respiración.

  • Sacudir la cabeza o llevarla de forma anormal (baja o extendida).

Las infecciones respiratorias víricas son comunes en los caballos. La mayoría de las infecciones respiratorias bacterianas (con la excepción de la papera) se dan después de un ataque por una enfermedad vírica. Esto se debe a que las infecciones respiratorias víricas alteran y/o destruyen los mecanismos de defensa respiratoria, haciendo que el caballo sea más sensible a infecciones adicionales. Los microorganismos más comunes asociados con la neumonía en los caballos son las bacterias normalmente presentes en el tracto respiratorio superior que se aprovechan del estado debilitado del caballo (llamadas bacterias oportunistas). Las enfermedades bacterianas secundarias pueden dar lugar a infecciones bacterianas de la mucosa (rinitis y traqueítis), o producir una enfermedad invasiva más grave, como la neumonía y la pleuroneumonía. Streptococcus equi equi, el microorganismo que causa la papera, crece en el tracto respiratorio superior y es capaz de causar infección sin factores predisponentes como una enfermedad vírica previa. Rhodococcus equi es un microorganismo que causa la enfermedad del tracto respiratorio inferior de los potros de menos de 5 meses de edad, que es lentamente progresiva y difícil de detectar hasta que el potro está bastante enfermo.

La enfermedad respiratoria no infecciosa (enfermedad no causada por una bacteria u otro microorganismo) puede producirse en caballos adultos de varias edades y puede limitar su rendimiento. La enfermedad inflamatoria de las vías respiratorias se caracteriza por un exceso de moco en las vías respiratorias y un bajo rendimiento en el ejercicio de los caballos jóvenes. La causa no está clara, pero la infección respiratoria vírica, la alergia y los factores ambientales pueden desempeñar un papel. La obstrucción recurrente de las vías respiratorias se desencadena por la exposición a polvos orgánicos en caballos de edad avanzada con una sensibilidad genética a la enfermedad alérgica de las vías respiratorias. Las vías aéreas pequeñas se obstruyen por la constricción y la producción excesiva de moco. La gravedad de los signos oscila desde la intolerancia al ejercicio hasta la respiración dificultosa en reposo.

Diagnóstico de trastornos pulmonares y de las vías respiratorias

Tabla
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La anamnesis de su caballo y la exploración física del veterinario ayudarán a determinar la posible causa y la localización de la enfermedad respiratoria. Otras técnicas utilizadas para el diagnóstico incluyen radiografías de tórax o cuello, el uso de un endoscopio (una cámara pequeña y una luz montada en el extremo de un tubo flexible) para ver la nariz, la garganta y las vías respiratorias, y el examen del contenido del pulmón y las vías respiratorias, que puede obtenerse mediante la aspiración o la extracción del líquido utilizado para "lavar" las vías aéreas ( ver la Tabla: Diagnóstico de trastornos pulmonares y de las vías respiratorias en los caballos).

Control de las afecciones respiratorias

Los cambios bruscos de alimentación, el destete, el frío, las corrientes de aire, la humedad, el polvo, la mala ventilación, el transporte y la mezcla de grupos de diferentes edades influyen en las enfermedades respiratorias de los grupos de animales. El estrés y la mezcla de animales de varias procedencias deben evitarse o minimizarse si es posible. La inmunización puede ayudar a controlar la infección respiratoria; sin embargo, no sustituye a las condiciones ambientales adecuadas ni al cuidado animal.

La inmunización no siempre previene las infecciones respiratorias en los caballos, pero la duración y la gravedad de la enfermedad suelen ser menores en los caballos vacunados, dependiendo de la enfermedad específica y de la vacuna utilizada. El veterinario ayudará a sopesar el coste, la eficacia y los riesgos de cada vacunación frente a la probabilidad de exposición del caballo y el potencial de desarrollar la enfermedad. Las recomendaciones de vacunación y los programas variarán según el uso del caballo y su potencial de exposición a los animales contagiosos.

Tratamiento general de los trastornos pulmonares y de las vías respiratorias

Los trastornos respiratorios a menudo implican la producción de un exceso de secreciones en el aparato respiratorio (p. ej., en la nariz y los pulmones) que el animal afectado puede no ser capaz de eliminar sin ayuda. Uno de los objetivos del tratamiento veterinario es reducir el volumen y el espesor de las secreciones y facilitar su eliminación. Esto puede lograrse controlando la infección, diluyendo las secreciones y, cuando sea posible, mejorando el drenaje y eliminando mecánicamente el material.

Los tratamientos pueden incluir la alteración del aire inhalado (p. ej., reduciendo el polvo o añadiendo humedad), así como el uso de expectorantes (que ayudan al animal a expulsar las secreciones), supresores de la tos, broncodilatadores (para ayudar a abrir las vías respiratorias), antibióticos, diuréticos (para reducir la acumulación de líquido) y otros fármacos.

Independientemente del tipo de enfermedad respiratoria, los factores ambientales y cuidados de soporte son importantes para la ayuda a la recuperación. Un establo libre de polvo y amoníaco evita un daño mayor del aparato respiratorio. Los alimentos altamente palatables ayudan a prevenir la pérdida de peso y la debilidad durante el periodo de tratamiento y recuperación. Una ingesta adecuada de agua disminuirá el espesor de las secreciones respiratorias, facilitando su eliminación del tracto respiratorio inferior. Un entorno cómodo, seco y con una temperatura adecuada permitirá que el caballo descanse y reducirá la necesidad de que las vías respiratorias trabajen para regular la temperatura corporal del caballo.

Para más información

Consulte también el contenido para veterinarios sobre introducción a las enfermedades respiratorias de los caballos.