En las yeguas, la porción fetal de la placenta, o las membranas fetales, se suelen expulsar en las 3 horas posteriores al nacimiento. Aunque algunas yeguas pueden retener las membranas fetales durante más tiempo sin sufrir efectos adversos, muchas yeguas con membranas retenidas se intoxican e incluso pueden morir. Se desconoce la causa de la retención de la placenta. Si no se ha expulsado ninguna de las membranas fetales, la afección será obvia por las membranas que cuelgan de la vulva de la yegua. Sin embargo, la retención de solo una pequeña porción de la placenta dentro del útero puede pasar inadvertida y producirá complicaciones graves.
Una vez pasadas, las membranas fetales deben examinarse siempre cuidadosamente para asegurarse de que se han expulsado por completo. Las membranas fetales del lado (cuerno) del útero que contenía al potro serán más gruesas, y las del lado no fetal (cuerno) serán más delgadas y arrugadas. Es importante que ambas puntas estén presentes. La punta arrugada, o cuerno no fetal, es la más frecuentemente retenida.
Si a las 3 horas del nacimiento del potro no se han expulsado todas las membranas fetales, debe ponerse en contacto con su veterinario para que administre oxitocina. La oxitocina causa la contracción uterina y la expulsión de las membranas fetales. Si las membranas todavía no han pasado 8 horas después del nacimiento del potro, su veterinario administrará antibióticos y antiinflamatorios. La placenta nunca debe extraerse manualmente, ya que esto puede causar la retención de partes de la placenta o dañar el revestimiento del útero.
Una placenta retenida siempre debe tratarse rápidamente. La falta de tratamiento de esta afección puede dar lugar a graves consecuencias para la yegua, incluyendo endotoxemia, infosura (laminitis) y la muerte. Las yeguas que se recuperan de la retención de las membranas fetales no suelen tener una menor fertilidad.
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Consulte también el contenido para veterinarios sobre la retención de placenta en las yeguas.
