Las garrapatas son parásitos chupadores de sangre que se adhieren a los animales y a las personas. Mientras se alimentan, las garrapatas pueden transmitir enfermedades, como la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas, la fiebre Q y la enfermedad de Lyme. Las garrapatas también liberan toxinas que pueden dañar a sus hospedadores. Las heridas en la piel causadas por garrapatas pueden provocar infecciones bacterianas. Las infestaciones graves por garrapatas pueden causar anemia y la muerte.
Técnicamente, las garrapatas no son insectos. Son arácnidos y están relacionados con las arañas y los ácaros. Existen numerosas especies de garrapatas que pertenecen a tres familias biológicas. La familia Ixodidae (comúnmente conocida como garrapatas "duras") contiene más de 600 especies. La siguiente familia más grande, Argasidae (garrapatas "blandas"), contiene alrededor de 185 especies. En particular, muchas garrapatas duras pasan más del 90 % de su vida fuera del hospedador. Las garrapatas tienen cuatro fases vitales: huevo, larva, ninfa y adulto. Las garrapatas pueden sobrevivir de varios meses a varios años sin alimento si las condiciones ambientales lo permiten.
Las garrapatas se pueden encontrar por todo el mundo. Algunas garrapatas se alimentan de animales específicos, aunque otras especies pueden atacar a muchas especies de animales, incluidos los humanos. El comportamiento de chupar sangre es diferente según la especie. Las garrapatas se encuentran con mucha menos frecuencia en los gatos que en los perros. Sin embargo, los gatos que pasan tiempo al aire libre, especialmente en áreas silvestres, a menudo se ven afectados.
El diagnóstico se basa en la aparición de marcas de picadura de garrapata en el animal o la presencia del parásito. Las garrapatas que han estado sobre un animal solo por un corto periodo de tiempo (de 1 hora a unos pocos días) aparecen planas. Las garrapatas que han estado sobre un animal durante días aparecen mucho más redondeadas debido a la sangre que han ingerido.
Las garrapatasse deberían retirar tan pronto como sea posible para minimizar las enfermedades y los daños. Para hacer esto, use unas pinzas para agarrar cuidadosamente la garrapata cerca de la piel y tire suavemente. Nunca intente quitar una garrapata con las manos desnudas, ya que algunas enfermedades transmitidas por garrapatas (p. ej., la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas) pueden transmitirse inmediatamente a través de heridas en la piel o por contacto con las membranas mucosas. También debe evitarse el uso de cerillas encendidas para eliminar las garrapatas. Los gatos infestados pueden tratarse con insecticidas contra las garrapatas que matan las fases larvaria, ninfa y adulta. Estos pueden administrarse en forma de soluciones en spot on (que se aplican en el dorso y se extienden rápidamente por toda la superficie corporal), en forma de aerosol y en polvo. Se debe tener cuidado al seleccionar el producto correcto contra las garrapatas. Algunos productos funcionan bien en perros, pero son peligrosos para los gatos. Póngase en contacto con su veterinario para que le recete o le recomiende el mejor producto de control de garrapatas para su mascota.
Si su gato está gravemente infestado de garrapatas, debe llevarlo a un veterinario para que las retire. Las infestaciones graves no solo dañarán gravemente la piel, sino que también pueden causar anemia, parálisis u otras complicaciones. Su veterinario está en la mejor posición para proporcionar a un gato muy infestado el cuidado que necesita. Es probable que estas mascotas tengan que ingresar en la clínica. Incluso si su mascota ha adquirido solo unas pocas garrapatas, hay que revisarla para detectar las numerosas enfermedades transmitidas por estos parásitos. Controle los sitios de los que ha eliminado las garrapatas. Si la picadura de una garrapata se enrojece o se hincha, se justifica una rápida visita al veterinario.
Mantener a los animales alejados de las áreas propensas a las garrapatas es el paso más eficaz que puede dar para controlar la exposición. La mayoría de las garrapatas viven en microhábitats particulares, como la hierba alta o el límite entre las áreas boscosas y el césped. Limpiar y desbrozar estos microhábitats reduce el número de garrapatas. Quitar la hierba alta y las malas hierbas y recortar la vegetación de su propiedad puede ayudar a proteger a su animal. El tratamiento insecticida de la vegetación puede reducir ligeramente el riesgo de garrapatas. Sin embargo, no se recomienda su uso generalizado debido a la contaminación ambiental y al coste de tratar grandes superficies.
Consulte también el contenido para veterinarios sobre las garrapatas.