La cojera no es una enfermedad, pero puede indicar un trastorno en el sistema musculoesquelético. Los signos de los trastornos musculoesqueléticos incluyen debilidad, cojera, hinchazón de la extremidad y disfunción articular. La reacción nerviosa y la función muscular pueden verse afectadas como resultado de cambios en los tejidos neuromusculares. Los problemas con los músculos y el esqueleto también pueden afectar a otros órganos, como los aparatos urinario y digestivo y el sistema circulatorio.
Para diagnosticar el problema, un veterinario necesitará escuchar un relato cuidadoso de la cojera del gato, cualquier lesión previa y su estado general de salud e historia. El veterinario también realizará una exploración completa que tiene como objetivo identificar la localización exacta de la cojera y cualquier cambio en los tejidos musculoesqueléticos. Esto puede incluir observar al gato mientras descansa, se pone de pie y camina. El veterinario también puede palpar los huesos, las articulaciones y los tejidos blandos del gato en busca de anomalías, como hinchazón, dolor, inestabilidad, chirridos o crujidos, reducción del rango de movimiento y atrofia muscular. Puede ser necesario realizar más de una exploración, a veces con ejercicio intermedio.
Un veterinario también puede utilizar radiografías, ecografía y otras técnicas de imagen menos comunes para visualizar la causa de la cojera. Otras técnicas que pueden usarse para ayudar en el diagnóstico incluyen la extracción y el examen de los líquidos articulares, la inspección quirúrgica del interior de una articulación usando un endoscopio, la electromiografía y la biopsia y el examen de tejido.
El alivio del dolor es un componente importante del tratamiento de los animales cojos y puede permitir una recuperación más rápida. Se suelen usar los antiinflamatorios no esteroideos y una variedad de otros fármacos analgésicos para controlar el dolor en animales cojos. También se pueden recomendar otros métodos de alivio del dolor, como la acupuntura, el masaje e incluso los cambios en la dieta. La terapia con células madre o los suplementos también pueden proporcionar alivio, pero la base científica para su uso aún no está establecida. Su veterinario es quien mejor puede prescribir el tratamiento apropiado para su mascota. Es muy importante que siga todas las instrucciones exactamente según lo prescrito.
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