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La evaluación neurológica en los gatos

PorThomas Schubert, DVM, DACVIM, DABVP
Última revisión/modificación ago 2018

La evaluación del sistema nervioso comienza con una anamnesis precisa y una exploración física general, seguida de una exploración neurológica. Hay una serie de pruebas físicas específicas que pueden realizarse para evaluar el funcionamiento de los distintos componentes del sistema nervioso. Estas incluyen pruebas de varios reflejos, función y control muscular, y postura y marcha.

A menudo se necesitan pruebas de laboratorio para diagnosticar el problema específico. Las pruebas de laboratorio comunes incluyen análisis de sangre, análisis de orina, análisis del líquido cefalorraquídeo, radiografías, TC, RM y evaluación de la actividad eléctrica del cerebro, los nervios periféricos y los músculos.

La exploración neurológica

Una exploración neurológica evalúa 1) la cabeza (pares craneales), 2) la marcha o el caminar, 3) el cuello y las patas delanteras, y 4) el torso, las patas traseras, el ano y la cola. Los reflejos de su gato también se examinarán para determinar, si es posible, la localización de la lesión en el cerebro, la médula espinal o los nervios en el sistema nervioso periférico.

Evaluación de los pares craneales

Los 12 pares de nervios craneales se extienden desde segmentos específicos del tronco encefálico hasta los lados izquierdo y derecho de la cabeza. Incluyen los nervios que transmiten el olfato, los responsables de la visión y el movimiento de los ojos, los que controlan los movimientos faciales, los responsables de la audición y el equilibrio y los responsables de la masticación, la deglución, la vocalización y el movimiento de la lengua (véase la tabla sobre los pares craneales más adelante). La prueba de los reflejos de estos nervios puede ayudar a identificar la localización del daño. Su veterinario realizará pruebas específicas diseñadas para identificar cualquier signo de disfunción en estos nervios.

Tabla
Tabla

Una evaluación de los pares craneales evalúa la actividad mental, la postura y la coordinación de la cabeza y los reflejos de la cabeza. Los signos identificados durante esta evaluación indican una lesión o enfermedad del cerebro. Los signos de daño en el cerebro y el tronco encefálico pueden incluir deterioro mental, deambulación constante, convulsiones, depresión, coma o un giro de la cabeza o dar vueltas en una dirección. Una inclinación de la cabeza, balanceo, temblores u otros movimientos inusuales de la cabeza pueden indicar daño en el cerebelo.

Valoración de la marcha (caminar)

Su veterinario evaluará la marcha observando a su gato mientras camina, corre, gira, da un paso hacia un lado y retrocede. Los signos de disfunción incluyen dar vueltas en círculos, debilidad o parálisis completa de cualquier extremidad, caídas, tropiezos, vueltas o pérdida de coordinación.

Evaluación del cuello y de las extremidades delanteras

La evaluación del cuello y de las patas delanteras incluirá la búsqueda de evidencia de dolor y pérdida de tamaño o tono muscular, lo cual puede indicar una lesión en la parte superior de la médula espinal. Se realizan varios tipos de pruebas para ayudar a detectar lesiones menores de la médula espinal.

Algunos ejemplos de pruebas que se suelen usar para evaluar el cuello y las patas delanteras incluyen la prueba de la carretilla (en la que las patas traseras se levantan ligeramente y se valora al gato mientras camina sobre sus patas delanteras), la prueba de enderezamiento (en la que el gato se coloca de lado o al revés para ver cómo puede enderezarse solo), la prueba de salto (en la que se mantienen tres patas separadas del suelo y el gato salta sobre la cuarta pata cuando se le obliga a moverse), la prueba de colocación (en la que el gato coloca correctamente sus patas delanteras cuando se le pone sobre una mesa de exploración) y la prueba de posicionamiento (en la que un pie o una extremidad se mueve desde su posición normal para evaluar la rapidez y precisión con la que el gato recupera su postura normal). También se evalúan los reflejos espinales, la condición muscular y la capacidad para sentir el tacto y el dolor.

Evaluación del tronco, las extremidades posteriores, el ano y la cola

Se evalúa el tronco, o el torso, para detectar una postura o posición anormal de las vértebras, dolor, pérdida de sensibilidad o hipersensibilidad al tacto ligero o a los pinchazos, y pérdida de masa muscular. Algunas pruebas utilizadas para evaluar los nervios del cuello y las patas delanteras (véase anteriormente) también se usan para evaluar el torso y las patas traseras. También se pueden evaluar varios reflejos. La pérdida de músculo alrededor del torso o de las patas traseras puede indicar daño en un nervio asociado con ese músculo.

Pruebas de laboratorio y diagnóstico por imagen

Los análisis de sangre se utilizan a menudo para detectar trastornos metabólicos, algunos de los cuales pueden afectar a la actividad del sistema nervioso. Los análisis de sangre también pueden identificar otras afecciones, como el envenenamiento por plomo, ciertas infecciones y la miastenia gravis, una enfermedad autoinmunitaria en la que se bloquean las conexiones entre el nervio y el músculo provocando debilidad. También pueden ser necesarias biopsias de músculos, nervios y cerebro.

El análisis de líquido cefalorraquídeo (el líquido que rodea el cerebro y la médula espinal) es a menudo útil para diagnosticar un trastorno del sistema nervioso central. El líquido cefalorraquídeo se recoge de la base del cráneo o de la parte baja del dorso en un procedimiento llamado punción lumbar. Una cantidad inusualmente elevada de proteína en el líquido cefalorraquídeo puede indicar encefalitis (inflamación del cerebro), meningitis (inflamación de la cubierta del cerebro), cáncer o una lesión compresiva de la médula espinal. El aumento del número de glóbulos blancos en el líquido cefalorraquídeo indica una inflamación o infección. Otros trastornos que pueden identificarse mediante el análisis del líquido cefalorraquídeo incluyen infecciones bacterianas o fúngicas, hemorragias internas, abscesos cerebrales y algunos tipos de tumores. El líquido cefalorraquídeo también puede analizarse para detectar la presencia de enfermedades infecciosas.

Se pueden utilizar varios tipos diferentes de pruebas radiográficas para detectar trastornos del sistema nervioso. Las radiografías simples del cráneo y la columna vertebral pueden detectar fracturas, desalineación (subluxación) de las vértebras, infecciones o cáncer de hueso. Sin embargo, en la mayoría de las infecciones o cánceres del cerebro y la médula espinal, las radiografías simples parecen normales. En un procedimiento conocido como mielografía se inyecta una tinción líquida especial en el canal cerebroespinal. Esta tinción puede resaltar tipos específicos de problemas espinales, como discos herniados ("deslizados") y tumores de la médula espinal. La TC y la RM también pueden ayudar a evaluar cambios en la estructura ósea, hemorragias internas, abscesos, inflamación y ciertos cánceres del sistema nervioso.

En algunos casos se pueden utilizar otras pruebas. Un electroencefalograma (EEG) registra la actividad eléctrica en el cerebro. Los resultados son anormales en la meningitis o encefalitis, las lesiones en la cabeza y los tumores cerebrales. Un electroencefalograma a veces puede ayudar a determinar la causa y la gravedad de una convulsión. Un electromiograma (EMG) registra la actividad eléctrica de los músculos. En esta prueba se estimula eléctricamente un nervio y se calcula la velocidad de conducción a lo largo de las neuronas. Esta técnica puede detectar lesiones nerviosas y la miastenia gravis. Una respuesta auditiva evocada del tronco encefálico (RATE) registra la actividad eléctrica en la vía que va desde los receptores del sonido en el oído hasta el tronco encefálico y el cerebro. En los casos de sordera causada por daño nervioso, la RATE no genera respuesta. Los trastornos del tronco encefálico también alteran la RATE.

Para más información

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