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Exploración neurológica de los animales

PorThomas Schubert, DVM, DACVIM, DABVP
Revisado/Modificado oct 2023

El examen neurológico comienza en el momento en que el veterinario ve al paciente por primera vez. (Véase un ejemplo de formulario de exploración neurológica.) Si es posible, se debe observar al paciente moviéndose libremente en el área de exploración mientras se realiza la anamnesis. Muchos animales están más relajados después de que se les permita pasar unos minutos investigando su entorno.

Es mejor comenzar con los procedimientos que tienen menos probabilidades de alterar al paciente y retrasar la palpación del dolor y la evaluación de la percepción del dolor hasta el final de la exploración física. La minuciosidad necesaria en la exploración depende de la anamnesis. Por ejemplo, la evaluación de las reacciones posturales como los saltos y la carretilla en un paciente no ambulatorio que acaba de ser atropellado por un coche y tiene potencialmente una lesión vertebral inestable es peligrosa para el paciente.

Muchas partes de la exploración neurológica no pueden realizarse en un paciente comatoso o sedado.

Toma de anamnesis en la exploración neurológica de animales

La anamnesis de un paciente comienza con la reseña, incluyendo la edad, la raza y el sexo, que pueden proporcionar pistas para el diagnóstico. Por ejemplo, mientras que las enfermedades congénitas o del desarrollo se producen con mayor frecuencia en los pacientes jóvenes, las neoplasias y los trastornos degenerativos son más frecuentes en los pacientes mayores. Algunas enfermedades solo se dan en un sexo en particular (p. ej., la hipocalcemia asociada a la lactancia).

La principal prioridad al realizar la anamnesis de un paciente es conocer la razón por la que el cliente ha llevado al paciente al veterinario para su evaluación. Por lo general, el cliente ha observado un signo o grupo de signos. El aspecto más importante es la interpretación precisa de estos signos.

Debe determinarse el significado preciso que el cliente atribuye a ciertas palabras. Por ejemplo, el término "convulsión" podría significar un ataque de síncope, cataplejia, disfunción vestibular o comportamiento relacionado con el dolor, en lugar de un verdadero ataque epiléptico. Cualquier ambigüedad debe aclararse pronto para evitar perder el tiempo explorando un diagnóstico improbable.

El inicio y el desarrollo de la enfermedad ayudan a identificar el diagnóstico etiológico:

  • El traumatismo, los trastornos vasculares, las convulsiones y el síncope tienen un inicio agudo.

  • Las enfermedades que progresan durante varios días incluyen trastornos inflamatorios y metabólicos, así como algunos tumores.

  • Las enfermedades degenerativas y algunos tumores tienen un desarrollo lentamente progresivo.

  • Las remisiones y las exacerbaciones son características de las convulsiones, el síncope y algunos trastornos metabólicos.

Es esencial preguntar sobre cualquier medicamento u otro tratamiento que el cliente pueda estar administrando y si ha habido alguna respuesta aparente a estas medidas. También es importante cualquier posible exposición a traumatismos o tóxicos.

Finalmente, en cualquier paciente con signos neurológicos debe determinarse el estado de vacunación, incluso frente a la rabia.

Evaluación de la postura en el examen neurológico de los animales

La postura del paciente debe ser erguida, con la cabeza recta. La inclinación de la cabeza (un oído más bajo que el otro) suele indicar disfunción vestibular. La inclinación de la cabeza debe diferenciarse del giro de la cabeza o de la tortícolis.

  • En el giro de la cabeza, esta se mantiene nivelada (una oreja no está más baja que la otra), pero la nariz se gira hacia la derecha o hacia la izquierda. Los animales con lesiones en el prosencéfalo pueden tender a girar la cabeza y en una dirección.

  • La tortícolis es una curvatura o torsión anormal del cuello y puede darse en las lesiones cervicales.

La flexión ventral del cuello se observa con mayor frecuencia en gatos con debilidad neuromuscular; sin embargo, también puede darse con dolor de cuello.

Los animales postrados pueden presentar varias posturas anormales:

  • La rigidez por descerebración se caracteriza por la extensión de todas las extremidades, así como por opistótonos (dorsiflexión de la cabeza y el cuello). Esta postura suele deberse a una lesión del tronco encefálico y los pacientes afectados suelen presentar una disminución de la consciencia.

  • La rigidez por descerebelación es menos frecuente, se produce con lesiones cerebelares agudas y se caracteriza por opistótonos, extensión de las extremidades torácicas y flexión de las caderas o extensión de las extremidades posteriores. En contraste con la rigidez por descerebración, los pacientes con una postura descerebelada tienen una consciencia normal.

  • El síndrome de Schiff-Sherrington consiste en la extensión de las extremidades anteriores con parálisis de las extremidades posteriores y se asocia con una lesión que afecta a los segmentos espinales torácicos o lumbares. Aunque las extremidades anteriores tienen un tono extensor aumentado, por lo demás están normales y presentan movimientos voluntarios intactos y reacciones posturales. El fenómeno en el que la lesión de la neurona motora superior produce una parálisis flácida transitoria en las extremidades posteriores se denomina a veces shock espinal y a menudo se produce junto con la postura de Schiff-Sherrington en pacientes con lesiones graves en T3-L3.

Evaluación del estado mental y el comportamiento en el examen neurológico de los animales

La consciencia normal implica vigilia y conciencia del entorno y se evalúa observando la respuesta apropiada o inapropiada al entorno. Consúltese la tabla Evaluación del nivel de consciencia.

El letargo puede deberse a una enfermedad sistémica o cerebral. El delirio y la demencia suelen indicar disfunción del prosencéfalo. La obnubilación, el estupor o el coma suelen deberse a una lesión del tronco encefálico o a una enfermedad difusa grave del prosencéfalo.

El comportamiento anormal se identifica comparando el comportamiento del paciente con el comportamiento esperado para animales de raza y edad similares. Las anomalías comunes del comportamiento en pacientes con enfermedad neurológica incluyen alteraciones en el ciclo normal de sueño-vigilia, inquietud, andar sin rumbo o deambular, quedarse atascado en las esquinas, tendencia a girar y moverse en círculos hacia un lado, disminución o interacción anormal con la familia o el propietario, y signos de disfunción cognitiva, como pérdida de los hábitos higiénicos o incapacidad para cumplir órdenes.

Tabla
Tabla

Exploración de los pares craneales en la exploración neurológica de los animales

Par craneal I (nervio olfatorio)

El olfato solo se somete a prueba si la principal preocupación es la pérdida de olfato, sobre todo en perros de trabajo, como perros detectores policiales o militares o perros de caza. El nervio olfatorio se evalúa ofreciendo un pequeño bocado de comida. Después de comprobar la permeabilidad de las fosas nasales, se cubren los ojos del paciente y se presenta el alimento debajo de la nariz. Se observa al paciente para detectar un comportamiento de olfateo normal.

No deben usarse sustancias irritantes, como el amoníaco o el alcohol isopropílico, porque estimulan las terminaciones del nervio trigémino en las fosas nasales y producen resultados falsos.

La verdadera pérdida del olfato (anosmia) se reconoce con poca frecuencia y por lo general se debe a una patología nasal como el moquillo o la parainfluenza más que a una enfermedad cerebral.

Par craneal II (nervio óptico)

Los pacientes en alerta deben mostrar un seguimiento visual y una respuesta de amenaza bilateral. Cubrir el ojo contralateral permite realizar pruebas separadas de los campos visuales nasal (medial) y temporal (lateral) de cada ojo.

  • El seguimiento visual se evalúa dejando caer bolas de algodón o moviendo un juguete o una pelota delante del paciente y observando si los ojos y la cabeza del paciente siguen el objeto.

  • La respuesta de amenaza se comprueba moviendo una mano hacia los ojos del paciente de una manera amenazante y esperando una respuesta de parpadeo.

El nervio facial controla el cierre del párpado, por lo que si la respuesta de amenaza está ausente, se debe comprobar el funcionamiento normal del nervio facial.

La exploración del fondo de ojo es un componente importante de una exploración neurológica completa. Deben evaluarse los márgenes, el color y la forma del disco óptico, y han de examinarse los vasos y la región periférica de la retina en busca de lesiones como coriorretinitis y hemorragia.

Debe observarse el tamaño de la pupila y cualquier anisocoria. Debe haber un reflejo de luz pupilar (PLR) directo y consensuado en cada ojo. La pérdida de visión con una pupila dilatada que no responde se produce con lesiones de la retina o del nervio óptico, el quiasma óptico o el tracto óptico. La ceguera con pupilas normales indica una lesión del prosencéfalo, radiación óptica o corteza occipital.

Pares craneales III, IV y VI (nervios oculomotor, troclear y abducens)

Los nervios oculomotor, troclear y abducens activan los movimientos oculares. El nervio oculomotor también media la constricción pupilar, que se evalúa por el PLR.

El estrabismo puede ser obvio o detectarse iluminando la córnea con una luz. Cuando los ojos están alineados, la luz se refleja en la misma zona de cada ojo. Los movimientos oculares espontáneos deben observarse cuando el paciente mira a su alrededor. El nistagmo fisiológico puede inducirse moviendo la cabeza del paciente de lado a lado y hacia arriba y hacia abajo.

Para evaluar el reflejo corneal, la córnea debe tocarse con un aplicador con punta de algodón humedecido con solución salina (NaCl al 0,9 %). La sensibilidad corneal depende de la rama oftálmica del nervio trigémino (consúltese más adelante). La respuesta normal es una retracción del globo ocular, mediada por el nervio abducens.

La anisocoria es una diferencia en el tamaño de la pupila en reposo entre los dos ojos. El primer paso en la prueba de anisocoria es determinar qué pupila es anormal haciendo lo siguiente:

  • Determinar si la pupila grande se contraerá con la luz (PLR).

  • Determinar si la pupila pequeña se dilatará en la oscuridad.

  • Cerrar el párpado por un momento, después abrir el ojo y observar si la pupila comienza a contraerse.

Las causas de una pupila anormalmente grande con visión normal incluyen atrofia del iris, fármacos parasimpaticolíticos como la atropina, disautonomía y lesiones del nervio motor ocular común o su núcleo en el tronco encefálico.

Las causas de una pupila anormalmente pequeña incluyen uveítis, afecciones corneales dolorosas como úlcera corneal, fármacos parasimpaticomiméticos y lesiones de la inervación simpática del ojo (síndrome de Horner). Otros signos del síndrome de Horner son párpado superior caído, tercer párpado elevado y enoftalmía.

Par craneal V (nervio trigémino)

El nervio trigémino proporciona inervación sensorial a la cara e inervación motora a los músculos de la masticación. Los músculos temporal y masetero se visualizan y palpan para detectar cualquier tumefacción, atrofia o asimetría. Si hay debilidad bilateral, es posible que el paciente no pueda cerrar la boca.

Se debe evaluar la sensibilidad sobre la distribución de las tres ramas del nervio (oftálmica, maxilar y mandibular).

  • La rama oftálmica se evalúa tocando el canto medial del ojo, que suele provocar una respuesta de parpadeo (reflejo palpebral). El cierre del párpado depende de la inervación motora del nervio facial.

  • La rama maxilar se evalúa tocando o pellizcando el labio superior lateral al colmillo. Una respuesta normal es un arrugamiento de la cara y un parpadeo, que también depende de la inervación motora del nervio facial. Algunos animales también giran o retiran la cabeza, lo que indica una respuesta consciente mediada a nivel del prosencéfalo.

  • La rama mandibular se evalúa tocando o pellizcando el labio inferior lateral al colmillo.

Par craneal VII (nervio facial)

La función principal del nervio facial es proporcionar inervación motora a los músculos de la expresión facial. Este nervio también inerva las glándulas salivales y lagrimales.

La prueba de la función del nervio facial comienza con la observación de la cara del paciente en busca de un cierre palpebral asimétrico, una fisura palpebral dilatada, un parpadeo espontáneo o una oreja caída. La capacidad de parpadear se prueba provocando el reflejo palpebral.

El nervio facial también interviene en el desgarro, que se evalúa con tiras reactivas de Schirmer.

Par craneal VIII (nervio vestibulococlear)

El nervio vestibulococlear está implicado en la función auditiva y vestibular.

Los pacientes en alerta deben orientar la cabeza y las orejas hacia un ruido fuerte o inesperado, como un juguete chirriante, un silbato o un timbre de teléfono móvil. La sordera unilateral o incompleta es difícil o imposible de detectar mediante esta prueba bastante en bruto. Sin embargo, el cliente puede haber notado signos sutiles de pérdida auditiva. Por ejemplo, el animal puede dormir profundamente o no responder fácilmente a la llamada.

Los signos clínicos de disfunción vestibular incluyen inclinación de la cabeza, nistagmo anormal y una postura atáxica de base ancha.

Pares craneales IX y X (nervios glosofaríngeo y vago)

Los nervios glosofaríngeo y vago suministran inervación motora y sensitiva a la faringe. Además, el nervio vago controla la función laríngea.

Estos nervios pueden examinarse tocando el lado izquierdo o derecho de la pared faríngea caudal con un depresor lingual y observando la elevación del paladar y la contracción de los músculos faríngeos (el reflejo nauseoso). Una respuesta asimétrica es más notable que una pérdida bilateral del reflejo nauseoso, porque este reflejo es difícil de provocar en algunos animales normales.

Se debe preguntar al cliente sobre cualquier disfagia, regurgitación, cambio de voz o estridor inspiratorio. En algunos casos resulta de ayuda observar al paciente beber agua y comer alimentos blandos y duros.

Par craneal XI (nervio accesorio espinal)

El nervio espinal accesorio proporciona inervación motora al músculo trapecio. Las lesiones producen atrofia del músculo trapecio.

Par craneal XII (nervio hipogloso)

El nervio hipogloso inerva los músculos de la lengua.

La lengua debe inspeccionarse para detectar atrofia, asimetría o desviación. Los pacientes con pérdida unilateral de la inervación pueden ser capaces de lamer solo un lado de la nariz, con la lengua, cuando sobresale activamente, desviándose por lo general hacia el lado de la lesión. Observar al paciente beber agua ayuda a evaluar la función de la lengua.

Evaluación de la marcha en el examen neurológico de los animales

Se debe utilizar una superficie antideslizante, como una alfombra, hierba o pavimento, para evaluar la marcha. La marcha del paciente debe observarse desde los laterales, el frente y la parte trasera. El paciente, si puede, debe caminar, trotar y girar a izquierda y derecha. Permitir que el animal se mueva libremente en una zona confinada es útil para detectar cualquier tendencia a girar o moverse en círculos hacia un lado.

En el caso de los caballos, pasear al paciente con la cabeza erguida y hacer retroceder al paciente exacerbará los déficits propioceptivos y la ataxia, caracterizada por lo general por una colocación amplia de las extremidades y por el arrastre de los cascos. Otra prueba para detectar una debilidad sutil en los caballos es tirar de la cola del caballo en varios momentos durante su paso mientras camina junto al paciente. Una respuesta normal es resistir el tirón y mantener un equilibrio normal.

Cada casco debe levantarse del suelo con fuerza, sin raspar ni arrastrarse, separarse del suelo uniformemente y aterrizar suavemente sin golpear el suelo. Hacer caminar al paciente sobre el cemento o una alfombra suele ser útil para detectar el raspado de una extremidad, porque a menudo se puede oír el arrastre de la pata sobre la superficie.

Se ha de prestar especial atención a la longitud de la zancada; cada paso debe cubrir aproximadamente la misma distancia. Las anomalías leves a menudo son más evidentes cuando el paciente está girando.

Las anomalías de la marcha pueden clasificarse ampliamente como ataxia, debilidad, cojera o movimientos anormales.

Ataxia.

La ataxia es una incapacidad para realizar una actividad motora normal y coordinada que no se debe a debilidad, anomalías musculoesqueléticas o movimientos anómalos como temblores o mioclonías. Hay tres tipos de ataxia: sensorial, cerebelosa y vesibular.

  • La ataxia sensorial se debe a una lesión que afecta a las vías propioceptivas generales en el nervio periférico, la raíz dorsal, la médula espinal, el tronco encefálico y el prosencéfalo. Hay pérdida del sentido de la posición de las extremidades y del cuerpo, con torpeza y descoordinación resultantes, y una postura de base amplia y una marcha oscilante. Dado que las vías propioceptivas están íntimamente asociadas con las vías motoras, la ataxia sensitiva a menudo se ve agravada por debilidad.

  • La ataxia cerebelosa se debe a una enfermedad cerebelosa y se caracteriza por errores en la frecuencia y amplitud del movimiento, especialmente hipermetría, una marcha excesiva.

  • La disfunción vestibular unilateral puede causar ataxia vestibular, caracterizada por inclinarse y caerse hacia un lado. Pueden ser evidentes otros signos de enfermedad vestibular, como inclinación de la cabeza y nistagmo anormal. Con la disfunción vestibular bilateral, el paciente mantiene una posición agachada, es reacio a moverse y muestra movimientos de la cabeza de lado a lado.

Debilidad.

La debilidad es una deficiencia en la generación de la marcha o en la capacidad para soportar el peso. Esta deficiencia puede manifestarse como una disminución de la frecuencia o amplitud de movimiento, un aumento de la fatiga o la incapacidad para realizar ciertos actos motores. La parálisis es una pérdida completa de la función motora; la paresia es una pérdida parcial de la función motora.

Hay dos tipos de debilidad:

  • La debilidad de la neurona motora superior (NMS) se caracteriza por paresia o parálisis, reflejos de estiramiento muscular normales o exagerados y espasticidad. La paresia leve de la NMS es evidente como un retraso en el inicio de la protracción (la fase de balanceo) y un aumento de la longitud de la zancada.

    La espasticidad es un aumento del tono muscular debido a reflejos de estiramiento muscular hiperexcitables (miotáticos). El tono muscular es la resistencia del músculo al estiramiento pasivo. Las vías descendentes de la NMS suelen atenuar el reflejo miotático.

    Las lesiones de la vía de la NMS causan reflejos miotáticos hiperexcitables y espasticidad. El aumento del tono muscular predomina en los músculos antigravedad (extensores) y produce una marcha espástica caracterizada por una disminución de la flexión de la extremidad durante la protracción. Por el contrario, la hipermetría se caracteriza por una mayor flexión de la extremidad durante la protracción.

  • Debilidad de la neurona motora inferior (NMI). La NMI es la vía final común hacia el músculo efector. Cualquier lesión que interrumpa una NMI desde su origen en el tronco encefálico o la médula espinal y a lo largo de su recorrido como raíz nerviosa, nervio periférico, unión neuromuscular y músculo puede dar lugar a paresia o parálisis, disminución o ausencia de reflejos de estiramiento muscular, disminución del tono muscular (hipotonía) y atrofia muscular temprana y grave.

    La debilidad de la NMI se caracteriza por una marcha de pasos cortos que puede simular cojera, tendencia al colapso, temblores, saltos y ventroflexión del cuello.

Cojera.

La cojera se suele deber al dolor. El dolor en la extremidad puede producir una cojera cuando el paciente trata de soportar un peso breve y cauteloso sobre la extremidad afectada y después planta rápidamente y con fuerza la extremidad contralateral para aliviar el dolor. Como resultado, el paso de la extremidad dolorida suele acortarse.

Cuando una sola extremidad está muy dolorida, a menudo se mantiene elevada. Por el contrario, una extremidad parética suele arrastrarse.

Los pacientes con dolor bilateral en las extremidades pueden no caminar en absoluto o pueden tener una marcha corta y rígida, que puede simular una enfermedad neurológica. Apoyar al paciente y evaluar la posición propioceptiva resolverá a menudo la confusión entre la cojera y la enfermedad neurológica.

De manera similar, algunos trastornos neurológicos provocan una cojera que sugiere una enfermedad ortopédica. Por ejemplo, la atenuación de una raíz nerviosa o un nervio espinal por extrusión del disco intervertebral o tumor de la vaina nerviosa a menudo da lugar a cojera de la extremidad inervada por el nervio lesionado.

Evaluación de las reacciones posturales en la exploración neurológica de los animales

La prueba de reacción postural evalúa las mismas vías que están implicadas en la marcha y los sistemas propioceptivo y motor. La prueba de reacción postural ayuda a detectar déficits sutiles o asimetría que pueden no ser obvios durante la evaluación de la marcha. También es útil para discriminar entre trastornos ortopédicos y neurológicos.

Posicionamiento propioceptivo

La posición propioceptiva se prueba con el paciente en estación sobre una superficie antideslizante. La pata se voltea para que la superficie dorsal esté en contacto con el suelo. En una respuesta normal, el paciente inmediatamente devuelve el pie a su posición normal.

El paciente debe recibir apoyo durante esta prueba para evitar la inclinación del cuerpo, que estimula una respuesta vestibular. Soportar la mayor parte del peso del paciente también es útil cuando hay una resistencia a soportar peso debido a una extremidad dolorida.

Esta es una prueba sensible de propiocepción en la parte distal de la extremidad; sin embargo, también es necesaria alguna función motora para una respuesta normal. Cuando se apoya adecuadamente, la mayoría de los pacientes con enfermedad ortopédica tienen una posición propioceptiva normal.

Las vías propioceptivas a menudo se ven afectadas al principio del desarrollo de las enfermedades neurológicas, por lo que los déficits de posicionamiento propioceptivos se detectan antes que los signos obvios de debilidad.

Reacción de salto

Las reacciones de salto se prueban sosteniendo al paciente de modo que todo su peso sea soportado por una extremidad. A continuación, se mueve al paciente hacia delante o lateralmente. Los animales normales saltan sobre la extremidad mientras mantienen el pie debajo de su cuerpo como apoyo.

Cada extremidad se examina individualmente y se comparan las respuestas de la izquierda y la derecha. Esta es una prueba sensible para detectar debilidad sutil o asimetría. La hipermetría a menudo es evidente como un movimiento exagerado de la extremidad.

Respuesta de colocación

La respuesta de colocación es más práctica para los pacientes que son lo suficientemente pequeños para poder sujetarlos. Es particularmente útil en gatos, que a menudo se resienten de que les toquen las patas durante la posición propioceptiva.

La prueba no visual (táctil) se realiza primero. Se cubren los ojos del paciente y, a continuación, se le levanta y se le mueve hacia el borde de una mesa. Cuando la pata del paciente toca la mesa, el animal debe colocar inmediatamente la extremidad hacia delante para descansar la pata sobre la superficie de la mesa. Se examinan las extremidades anteriores y posteriores y se comparan los lados izquierdo y derecho.

La colocación visual se prueba de forma similar, excepto que los ojos del paciente no están cubiertos. La respuesta normal es colocar las patas en la superficie a medida que se acerca la mesa, antes de que las patas entren en contacto con la mesa. Esta prueba puede detectar deficiencias visuales. Cada ojo puede examinarse individualmente cubriendo el ojo contralateral, y los campos visuales temporal y nasal pueden evaluarse acercándose a la mesa desde el lado del paciente.

Prueba de los reflejos espinales en el examen neurológico de los animales

Los reflejos espinales revelan la integridad de los componentes sensoriales y motores del arco reflejo y la influencia de las vías de la NMS descendentes.

Reflejo patelar

Para evaluar el reflejo patelar, con el paciente en decúbito lateral se coloca una mano debajo del muslo para sostener la extremidad, con la articulación de la rodilla en una posición parcialmente flexionada. La otra mano se usa para golpear enérgicamente el ligamento rotuliano con un martillo de reflejos.

La respuesta normal es una extensión única y rápida de la articulación de la rodilla. Un reflejo débil o ausente indica una lesión del nervio femoral o de los segmentos espinales L4-L6. Las lesiones en el sistema de la NMS craneal al segmento espinal L4 pueden dar lugar a un reflejo normal o exagerado.

Reflejo de retirada de las extremidades posteriores

Durante la prueba del reflejo de retirada de la extremidad posterior, el paciente se mantiene en decúbito lateral, con la parte superior de la extremidad posterior extendida. El clínico pellizca suavemente un dedo del pie con los dedos.

La respuesta normal es la flexión de las articulaciones de la cadera, la rodilla y el corvejón, reflejo que está mediado en la médula espinal. Por tanto, un reflejo flexor no significa que el paciente sea consciente del estímulo.

Cuando se evalúa el reflejo de retirada, se debe observar la extensión de la extremidad contralateral. La extensión de la extremidad opuesta, denominada reflejo extensor cruzado, es anormal e indica una lesión de la NMS craneal al segmento espinal L6.

Reflejo de retirada de la extremidad torácica

La prueba del reflejo flexor en la extremidad anterior es similar a la prueba de la extremidad posterior. Un reflejo débil o ausente indica una lesión de los segmentos espinales C6-T1 o nervios relacionados (nervios axilar, musculocutáneo, mediano y cubital). Un reflejo extensor cruzado en las extremidades torácicas indica una lesión craneal al segmento medular C6.

Reflejo perineal

Para evaluar el reflejo perineal, se toca o acaricia ligeramente el perineo. Los lados izquierdo y derecho se prueban por separado.

La respuesta normal es contraer el esfínter anal y flexionar la cola. Un reflejo débil o ausente indica una lesión que afecta a los segmentos espinales S1-S3 o al nervio pudendo.

Reflejo cutáneo del tronco

Para evaluar el reflejo cutáneo del tronco se usa una pinza hemostática para apretar suavemente la piel justo lateral a la columna. El lado opuesto se evalúa de manera similar. La compresión debe comenzar sobre la región lumbosacra y continuar cranealmente, un nivel vertebral a la vez, hasta que se desencadene el reflejo.

La respuesta normal es una contracción bilateral del músculo del tronco cutáneo, que produce una contracción de la piel sobre el tórax y el abdomen. Este reflejo está presente en la región toracolumbar y está ausente en el cuello y las regiones sacras.

La vía de la NMI para este reflejo es el nervio torácico lateral, que se origina en los segmentos espinales C8-T2 y recorre el plexo braquial. Una lesión que afecta a la región toracolumbar de la médula espinal puede producir una pérdida de este reflejo cuando se estimula la piel caudal al nivel de la lesión.

El pellizco de la piel craneal a la lesión provoca una respuesta normal. Una lesión que afecta al plexo braquial puede producir una pérdida del reflejo cutáneo ipsilateral del tronco con una respuesta normal en el otro lado, independientemente del nivel en el que se estimule la piel.

Palpación en la exploración neurológica de los animales

La columna vertebral debe palparse para detectar cualquier curvatura, desplazamiento, masas, tumefacción, atrofia muscular paraespinal o dolor. El dolor espinal focal se localiza y es útil para determinar el diagnóstico etiológico. El dolor espinal se produce por afectación del hueso, disco, nervio espinal o raíz, vertebral o meníngea.

Por el contrario, las lesiones que afectan solo al parénquima de la médula espinal no suelen ser dolorosas. Los ejemplos incluyen embolia fibrocartilaginosa y mielopatía degenerativa.

El dolor de cabeza es a menudo evidente como tensión de los músculos masticatorios o cervicales y entrecerramiento de los párpados cuando se palpa el cráneo.

Las extremidades se palpan inicialmente con el paciente en estación, si es posible. Las extremidades contralaterales se comparan por simetría. Las extremidades se examinan más de cerca con el animal en decúbito lateral, cuando se comprueban los reflejos medulares.

Evaluación de la nocicepción en el examen neurológico de los animales

La evaluación de la nocicepción (percepción del dolor) debe realizarse solo en casos seleccionados, como los animales parapléjicos.

El dolor superficial, también denominado dolor rápido, es un dolor fuerte, agudo y bien localizado que se suele originar en la piel. El dolor profundo, también llamado dolor lento, se percibe como un ardor, un dolor mal localizado que se origina en la piel o en estructuras más profundas. El dolor superficial y profundo se transmite a través de diferentes vías en los sistemas nerviosos periférico y central.

Dolor superficial

Se debe levantar un pequeño pliegue de piel en el lugar de la prueba y sujetarlo con una pinza hemostática. Cuando el paciente está quieto, la fuerza del pellizco debe incrementarse gradualmente hasta que se produzca una respuesta. Se pueden observar dos respuestas:

  1. Una flexión refleja de la extremidad o contracción cutánea, lo que indica que las neuronas sensoriales y los segmentos espinales están intactos.

  2. Una respuesta de comportamiento, como llorar o morder, que indica que las vías del dolor en la médula espinal y el tronco encefálico que ascienden al prosencéfalo están intactas.

Dolor profundo

Las vías que transmiten la sensación de dolor profundo son más resistentes al daño que otras vías, incluidas las de la propiocepción, la función motora y el dolor superficial. Por tanto, la prueba de la percepción del dolor profundo es necesaria solo si el dolor superficial está ausente.

Cuando no hay respuesta al pellizco con los dedos, se puede utilizar una pinza hemostática para comprimir los dedos o la cola. La cantidad de compresión aumenta gradualmente hasta que hay una respuesta de comportamiento, como un giro de la cabeza o una vocalización, para indicar una percepción consciente.

Esta respuesta implica al nervio periférico y a los segmentos espinales, así como a las vías ascendentes para la percepción profunda del dolor en la médula espinal, el tronco encefálico y el prosencéfalo.

En pacientes con lesiones graves de la médula espinal, la presencia o ausencia de una percepción profunda del dolor es importante para evaluar el pronóstico de recuperación, por lo que es fundamental no confundir la retirada de la extremidad (un reflejo espinal local) con la nocicepción (percepción intacta del dolor).

Localización neuroanatómica en el examen neurológico de los animales

La anamnesis y la exploración clínica se utilizan para determinar si el paciente padece una enfermedad neurológica y, si es así, para localizar la lesión dentro del sistema nervioso. Este proceso requiere la consideración de todos los hallazgos, incluidos los resultados normales y anormales. Ciertas combinaciones de déficits neurológicos se reconocen como características de las lesiones en ciertas localizaciones, y el conocimiento de estas combinaciones ayuda a una neurolocalización adecuada.

Prosencéfalo

El prosencéfalo incluye la corteza cerebral y la sustancia blanca, los núcleos basales y el diencéfalo. Las convulsiones epilépticas y el comportamiento anormal son muy sugestivos de enfermedad del prosencéfalo.

Las lesiones unilaterales del prosencéfalo pueden provocar movimientos circulares, por lo general hacia el lado de la lesión. Es posible la ceguera en el campo visual contralateral con PLR normales, junto con una disminución de la percepción consciente del dolor en el lado contralateral del cuerpo, incluida la cara.

La marcha suele ser relativamente normal; sin embargo, las extremidades contralaterales pueden mostrar déficit de reacción postural. Los reflejos espinales suelen ser normales, pero pueden estar exagerados.

Tronco encefálico

El tronco encefálico incluye el mesencéfalo, la protuberancia y la médula. Las lesiones graves del tronco encefálico pueden producir estupor o coma, tetraplejia con rigidez de descerebración y anomalías cardiacas y respiratorias, como apnea y paro cardiaco.

Son posibles los déficits ipsilaterales en la función de los pares craneales III a XII. Los déficits de la marcha varían desde una hemiparesia ipsilateral leve hasta una tetraplejia con reflejos espinales normales o exagerados.

Cerebelo

Las lesiones del cerebelo pueden causar ataxia e hipermetría de todas las extremidades sin debilidad. El posicionamiento propioceptivo suele ser normal. También pueden producirse temblores intencionales y disfunción vestibular. Algunos pacientes presentan ausencia de respuestas de amenaza sin otros signos de déficit visual. Las lesiones cerebelosas graves y agudas pueden inducir rigidez descerebelosa.

Segmentos espinales C1-C5

Las lesiones que afectan a los segmentos espinales C1-C5 pueden producir tetraparesia o tetraplejia, o hemiparesia o hemiplejia ipsilateral, con reflejos normales o exagerados. En contraste con las lesiones del prosencéfalo y del tronco encefálico, la actividad mental y los pares craneales en las lesiones de C1-C5 son normales; sin embargo, es posible un síndrome de Horner ipsilateral.

Las lesiones que afectan principalmente al centro de la médula pueden producir debilidad de las extremidades anteriores, con déficits mínimos en las extremidades posteriores (síndrome medular central). Las lesiones graves pueden producir paresia respiratoria o apnea; esto sucede antes de que se pierda la percepción del dolor profundo.

Muchas lesiones cervicales producen dolor de cuello; sin embargo, algunas lesiones cerebrales también producen dolor de cuello.

Segmentos espinales C6-T2

Las lesiones que afectan a los segmentos espinales C6-T2 pueden producir tetraparesia o tetraplejia, o hemiparesia o hemiplejia ipsilateral. Las extremidades anteriores presentan reflejos espinales débiles o ausentes, con hipotonía y atrofia muscular rápida.

Los reflejos espinales de las extremidades posteriores son normales o exagerados. También es posible un síndrome de Horner ipsilateral.

Segmentos espinales T3-L3

Las lesiones que afectan a los segmentos espinales T3-L3 pueden producir grados variables de debilidad en las extremidades posteriores, con extremidades anteriores normales. Los reflejos en las extremidades posteriores son normales o exagerados.

Las lesiones agudas que afectan a esta región pueden dar lugar al síndrome de Schiff-Sherrington. El reflejo cutáneo del tronco y, en casos graves, la percepción consciente de dolor profundo pueden estar ausentes caudalmente a la lesión.

Segmentos espinales L4-S3

Las lesiones que afectan a los segmentos espinales L4-S3 producen debilidad de la NMI en las extremidades posteriores. El reflejo patelar, los reflejos flexores y el reflejo perineal pueden estar débiles o ausentes, con hipotonía.

Las lesiones de ≥1 semana de duración pueden provocar atrofia de los músculos de las extremidades posteriores. Las lesiones graves producen una pérdida de la percepción del dolor profundo en las extremidades posteriores y la cola.

Lesiones de los nervios periféricos

La mayoría de las lesiones de los nervios periféricos causan déficits motores y sensitivos. Hay debilidad, junto con disminución de las reacciones posturales, disminución del tono muscular y reflejos espinales débiles o ausentes. Los pares craneales pueden estar afectados. La sensación de dolor superficial y profundo puede estar ausente.

Las polineuropatías suelen producir déficits en todas las extremidades y pueden afectar a los pares craneales. En las mononeuropatías, los déficits se limitan a las regiones inervadas por el nervio afectado.

Trastornos musculares

Los trastornos musculares se caracterizan a menudo por debilidad, fatiga y marcha rígida y forzada. Es posible un temblor postural. La palpación puede revelar atrofia muscular o dolor.

Algunas miopatías dan lugar a un aumento de tamaño de los músculos afectados que se debe a hipertrofia, tumefacción o infiltración con grasa u otros tejidos. Se conservan la propiocepción y otras sensaciones. Los reflejos medulares suelen ser normales pero pueden ser débiles.

Para más información

  • Dewey CW, da Costa RC. A Practical Guide to Canine and Feline Neurology. 3rd ed. Wiley‐Blackwell; 2015.

  • de Lahunta A, Glass E, Kent M. Veterinary Neuroanatomy and Clinical Neurology. 5th ed. W. B. Saunders; 2001.

  • De Decker S. Guide to the neurological examination. En: Proceedings. World Small Animal Veterinary Association Congress; 2016.

  • Nye C, Troxel M. Neurologic examination. Clinician's Brief. August 2017.

  • Consulte también la información para propietarios sobre la exploración neurológica en perros, gatos y caballos.