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Rabia en los gatos

PorThomas Schubert, DVM, DACVIM, DABVP
Última revisión/modificación ago 2018

La rabia es una infección vírica aguda del sistema nervioso que afecta principalmente a carnívoros y murciélagos, aunque puede afectar a cualquier mamífero. Está causada por el virus de la rabia. Una vez que aparecen los signos, es mortal. La rabia se encuentra en todo el mundo, aunque algunos países han sido declarados libres de rabia debido a sus estándares de eliminación exitosos. Las islas que tienen un estricto programa de cuarentena a menudo están libres de rabia. En América del Norte y Europa, la rabia se ha eliminado en su mayor parte en los animales domésticos, aunque todavía afecta a la fauna silvestre.

No se ha descrito ninguna transmisión de la rabia de un gato a otro gato, ni se conoce ninguna variante felina. No obstante, los gatos son el animal doméstico con más denuncias de rabia en EE. UU. El virus está presente en la saliva de los gatos con rabia, y se han descrito casos de personas que desarrollan la rabia después de ser mordidas por un gato con rabia. En EE. UU., cada año desde 1990 son más numerosos los casos descritos en gatos domésticos que en perros.

La transmisión casi siempre se produce por la mordedura de un animal infectado, cuando la saliva que contiene el virus de la rabia se introduce en el organismo. El virus puede permanecer en el organismo durante semanas o meses antes de que se desarrollen los signos.

Rabia, gato

Signos y diagnóstico

La mayoría de los animales con rabia muestran signos de alteración del sistema nervioso central. Los indicadores más fiables son los cambios súbitos y graves del comportamiento y una parálisis progresiva inexplicable que empeora con el tiempo. Los cambios de comportamiento pueden incluir la pérdida repentina de apetito, signos de miedo o nerviosismo, irritabilidad e hiperexcitabilidad. El animal puede buscar la soledad, o un animal que de otro modo no sería sociable puede volverse amigable. Puede desarrollarse una agresividad no característica; un animal normalmente dócil puede de repente volverse agresivo. Por lo general, los animales silvestres pueden perder el miedo a las personas. Los animales que suelen ser nocturnos pueden ser vistos deambulando durante el día.

La forma furiosa de la rabia es el clásico síndrome del "perro loco", aunque se observa en todas las especies. El animal se vuelve irritable y puede utilizar los dientes y las garras de forma viciosa y agresiva a la menor provocación. La postura es de alerta y ansiosa, con las pupilas dilatadas. El ruido puede provocar el ataque. Estos animales pierden el miedo y la precaución ante otros animales. Los gatos rabiosos pueden atacar repentinamente, mordiendo y arañando con violencia. Conforme la enfermedad progresa, son frecuentes las convulsiones y la falta de coordinación muscular. La muerte está causada por parálisis progresiva.

La forma paralítica (o "muda") de la rabia suele presentarse con parálisis de los músculos de la garganta y la mandíbula, a menudo con exceso de salivación e incapacidad para tragar. Los animales afectados también pueden perder el control muscular. Estos animales pueden no ser agresivos y rara vez tratan de morder. Las personas pueden infectarse por esta forma al examinar la boca del gato o darle la medicación con las manos desnudas. De nuevo, la parálisis progresa por todo el organismo y la muerte se produce en pocas horas.

El diagnóstico es difícil, especialmente en aquellas zonas donde la rabia no es frecuente. Las fases iniciales de la rabia pueden confundirse fácilmente con otras enfermedades o con tendencias agresivas normales. El diagnóstico de rabia debe verificarse con pruebas de laboratorio. El animal se debe eutanasiar y hay que enviar sus restos para su análisis en el laboratorio.

Control de la rabia

La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene pautas estrictas para controlar la rabia en la población canina. Estas pautas (que también se aplican a los gatos) incluyen la declaración de los casos sospechosos, la eutanasia de los animales con signos de la enfermedad y los mordidos por animales sospechosos de rabia, las leyes sobre el uso de correas y la cuarentena para reducir el contacto entre animales sensibles, programas de inmunización con refuerzos continuos, programas de control de animales callejeros y registro de mascotas.

Dado que los gatos son el animal doméstico con más casos de rabia en EE. UU., la vacunación de los gatos frente al virus de la rabia es fundamental.

Manejo de casos sospechosos de rabia

En las zonas en las que se sabe que la rabia está presente en la población de animales silvestres (incluidos los murciélagos), un animal mordido o expuesto de otro modo por un mamífero carnívoro silvestre o un murciélago que no esté disponible para las pruebas debe considerarse expuesto a la rabia. La National Association of State Public Health Veterinarians recomienda que cualquier gato no vacunado expuesto a la rabia se eutanasie inmediatamente. Si el propietario no está dispuesto a hacerlo, el animal debe mantenerse en estricto aislamiento (es decir, evitar el contacto humano o animal) durante 6 meses, y se debe vacunar contra la rabia 1 mes antes de ponerlo en libertad. Si un animal expuesto está actualmente vacunado, se debe revacunar inmediatamente y observar estrechamente durante 45 días.

Riesgo de transmitir la rabia a las personas

Cuando una persona está expuesta a un animal sospechoso de tener rabia, debe evaluarse cuidadosamente el riesgo de transmisión de la rabia. Los carnívoros silvestres y los murciélagos presentan un riesgo considerable en los lugares donde se encuentra la enfermedad, independientemente de que se haya observado o no un comportamiento anormal.

Cualquier perro, gato o hurón doméstico sano, vacunado o no, que muerda a una persona o de otro modo deposite saliva en una herida fresca, se debe confinar durante 10 días para su observación. Si el animal desarrolla signos dentro de esos 10 días, debe eutanasiarse inmediatamente y someterse a pruebas. Si el animal responsable de la exposición no tiene propietario o nadie lo quiere, se le debe eutanasiar y someter a pruebas inmediatamente.

Se recomienda encarecidamente la vacunación previa a la exposición a todas las personas pertenecientes a grupos de alto riesgo, como el personal veterinario, los agentes de control de animales, los trabajadores de laboratorios de diagnóstico y de lucha contra la rabia, y los viajeros que trabajan en países donde la rabia canina es frecuente. Sin embargo, no se puede confiar en la vacunación previa a la exposición por sí sola en caso de una posterior exposición al virus de la rabia, y debe complementarse con dosis adicionales de la vacuna. En el caso de las personas sanas y no vacunadas que han sido mordidas por un animal rabioso, el tratamiento consiste en el cuidado de la herida, la inyección local de anticuerpos contra la rabia en la herida y varias dosis de la vacuna durante un periodo de dos semanas. Cuando se administra a tiempo y de forma adecuada, el tratamiento moderno posterior a la exposición prácticamente asegura la supervivencia humana.

Para más información

Consulte también el contenido para veterinarios sobre la rabia.