Trastornos del recto y el ano en los gatos

Los sacos anales son glándulas localizadas a cada lado del ano. Están relacionados con las glándulas olfativas de las mofetas y producen una pequeña cantidad de líquido oscuro y fétido que se suele exprimir durante la defecación. Los sacos anales pueden obstruirse (impactarse), infectarse, sufrir abscesos o desarrollar cáncer. La enfermedad de los sacos anales es mucho menos frecuente en los gatos que en los perros. En los gatos, la impactación es la forma más común de enfermedad de los sacos anales.

Los signos se relacionan con el dolor y el malestar al sentarse. El gato puede deslizar sus nalgas por el suelo, lamer o morder el área anal y defecar dolorosamente con esfuerzo. Si las glándulas están impactadas, se pueden palpar masas duras en la zona de los sacos. Si se produce un absceso en una glándula, puede aparecer una úlcera supurante junto al ano. Por lo general, un veterinario realiza un examen rectal para diagnosticar la enfermedad de los sacos anales. Pueden ser necesarias pruebas adicionales si se sospecha infección o un tumor.

Su veterinario a menudo puede exprimir a mano los sacos anales impactados. Si el material en los sacos es demasiado duro o seco, su veterinario puede infundir un agente ablandador en el saco. Si hay infección, se pueden prescribir antibióticos. Se puede recomendar un suplemento de fibra para aumentar el volumen fecal, lo que facilita la compresión y el vaciado del saco anal. Si el tratamiento es ineficaz, hay un tumor o la afección continúa reapareciendo, puede ser necesaria la extirpación quirúrgica de los sacos. Una complicación común de esta cirugía es la incontinencia fecal; sin embargo, la incontinencia suele ser temporal.

La estenosis rectal o anorrectal es un estrechamiento del recto o del ano causado por tejido cicatricial. Las lesiones que dan lugar a estenosis pueden ser consecuencia de objetos extraños o traumatismos (como heridas por mordedura o accidentes), o pueden ser una complicación de una inflamación. Los tumores en el área también pueden comprimir el recto. En los gatos, las estenosis anorrectales son más frecuentes que las estenosis rectales, pero ninguna afección se produce con frecuencia. El tratamiento consiste en la dilatación con balón y la inyección de medicamentos en la región, ambos realizados bajo anestesia.

Los tumores rectales malignos en los gatos suelen ser cánceres que afectan al tejido linfático (linfosarcoma). Los gatos con linfosarcoma rectal se tratan médicamente con quimioterapia.

Los crecimientos llamados pólipos rectales se dan con poca frecuencia en los gatos. Los pólipos suelen ser benignos (no cancerosos) y no se diseminan. Los signos incluyen esfuerzo para defecar, sangre en las heces y diarrea. El pólipo puede ser palpado por un veterinario durante un examen rectal, y su superficie tiende a sangrar fácilmente. Puede ser necesario realizar un examen endoscópico para ver el pólipo. Periódicamente, el pólipo puede sobresalir del ano. La extirpación quirúrgica suele ir seguida de una rápida recuperación y un largo tiempo de supervivencia. Su veterinario puede enviar una muestra de tejido del pólipo a un laboratorio para su análisis microscópico y confirmar el diagnóstico.

El prolapso rectal es una afección en la que una o más capas del recto sobresalen a través del ano. El prolapso puede clasificarse como incompleto (solo sobresale la capa rectal más interna) o completo (sobresalen todas las capas rectales).

Los gatos de cualquier edad, raza o sexo pueden verse afectados, aunque la afección se da con frecuencia en gatos jóvenes que tienen diarrea grave o que rutinariamente se esfuerzan por defecar. El prolapso puede estar causado por varias enfermedades intestinales, anorrectales o urinarias.

La presencia de una masa en forma de cilindro, alargada y que sobresale del orificio anal suele indicar un prolapso rectal. Sin embargo, los prolapsos que afectan a otras partes del intestino pueden tener un aspecto similar. Independientemente del tipo de prolapso que esté presente, cualquier masa de tejido que sobresalga de la abertura anal debe ser examinada rápidamente por un veterinario.

Identificar y eliminar la causa del prolapso es una parte fundamental del tratamiento. Los prolapsos pequeños o incompletos a menudo pueden ser sustituidos manualmente por el veterinario mientras el gato está anestesiado. Esto suele ir seguido de un cierre parcial del ano con puntos de sutura durante 5 a 7 días para evitar que el prolapso vuelva a producirse. En los casos en los que la muerte del tejido es evidente o cuando el tejido vivo no puede reposicionarse fácilmente a través del recto, puede ser necesaria la cirugía. Después del tratamiento es probable que se recomiende una dieta húmeda y un ablandador de heces. La diarrea que aparece poco después de la cirugía puede requerir un tratamiento adicional y debe ser analizada con su veterinario.

Un desgarro en el recto o el ano puede estar causado por un objeto cortante (como un hueso, una aguja u otro material rugoso) que se abre paso a través del tracto digestivo o por una lesión (como una mordedura). El desgarro puede afectar solo a las capas superficiales del recto (desgarro parcial) o todas las capas (desgarro completo). Los signos pueden incluir estreñimiento, esfuerzo, sangrado rectal y reticencia a defecar. El diagnóstico se basa en estos signos y en la inspección del recto y el ano. Puede haber hinchazón cuando la lesión ha estado presente durante algún tiempo.

El tratamiento para evitar la infección y cerrar la herida debe iniciarse inmediatamente. El desgarro se limpiará y se suturará. Según la localización, puede ser necesaria una cirugía abdominal. Probablemente se receten antibióticos y ablandadores de las heces después de la cirugía.

Consulte también el contenido para veterinarios sobre trastornos del recto y el ano.