Tumores del sistema inmunitario en los gatos

El cáncer se produce cuando las células crecen fuera de control. Esto puede suceder con las células del sistema inmunitario. Las células tumorales pueden no realizar sus funciones normales, lo que puede dar lugar a inmunodeficiencias. Opcionalmente, las células tumorales pueden ser funcionales y producir un gran número de anticuerpos.

El sistema inmunitario normal requiere un aumento rápido del crecimiento de linfocitos para combatir a los invasores extraños. En ocasiones, este aumento en el crecimiento de los linfocitos puede ser incontrolado, lo que causa un tumor llamado linfoma. El linfoma se produce en gatos de mediana edad o mayores. No se conoce ninguna raza de gato que presente un mayor riesgo de linfoma que otras razas. Se ha demostrado que las infecciones tanto por el virus de la leucemia felina como por el virus de la inmunodeficiencia felina aumentan el riesgo de desarrollar linfoma.

Dado que los linfocitos están presentes en todos los órganos, el linfoma puede desarrollarse en cualquier órgano, especialmente en los nódulos linfáticos, el tórax, el tracto digestivo, los riñones, el sistema nervioso, los ojos, la piel, la nariz y la sangre. Los signos en los gatos con linfoma dependen principalmente de la localización de las células tumorales, pero pueden incluir agrandamiento de los nódulos linfáticos, vómitos, diarrea, pérdida de apetito, pérdida de peso, letargo, dificultad para respirar y aumento de la sed o de la micción. La forma cutánea puede causar enrojecimiento o descamación de la piel, ulceración (especialmente cerca de los labios y en las almohadillas plantares), picor o bultos en la piel. La enfermedad se diagnostica mediante análisis de sangre y biopsia de un bulto o nódulo linfático agrandado. A menudo se trata con quimioterapia que implica varios fármacos. Los efectos adversos de la quimioterapia incluyen vómitos, diarrea, falta de apetito y fiebre. En los gatos no se produce pérdida de pelo como efecto de la quimioterapia.