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Introducción a los trastornos pulmonares y de las vías respiratorias de los gatos

PorNed F. Kuehn, DVM, MS, DACVIM
Revisado/Modificado ago 2018

El aparato respiratorio está formado por las vías respiratorias grandes y pequeñas y los pulmones. Cuando un gato inhala aire a través de su nariz o boca, el aire viaja hacia la tráquea, que se divide en conductos conocidos como los bronquios derecho e izquierdo y luego en las vías respiratorias más pequeñas llamadas bronquiolos en los pulmones. Los bronquiolos terminan en pequeños sacos llamados alvéolos, donde la barrera entre el aire y la sangre es una membrana fina.

Pulmones y vías respiratorias de un gato

La función más importante del aparato respiratorio es llevar oxígeno a la sangre, que lo distribuye por todo el organismo, y eliminar el dióxido de carbono de la sangre. El intercambio de oxígeno y dióxido de carbono se produce en los alvéolos. Cuando este intercambio falla o se vuelve ineficaz debido a una enfermedad, el animal puede ponerse muy enfermo. El aparato respiratorio protege sus delicadas vías aéreas calentando y humedeciendo el aire inspirado y filtrando las partículas. Las partículas de gran tamaño suspendidas en el aire suelen aterrizar en el revestimiento mucoso de las vías nasales, laringe, tráquea y bronquios, tras lo cual son llevadas a la garganta para ser tragadas o tosidas. Las partículas pequeñas y los microorganismos son destruidos por el sistema inmunitario del organismo. Las vías respiratorias superiores también protegen el organismo de otras formas y proporcionan el sentido del olfato.

Alvéolos y capilares pulmonares

Aunque las funciones básicas son las mismas, la anatomía de las vías respiratorias varía entre especies. Por ejemplo, los sistemas respiratorios de perros y gatos son algo similares entre sí, pero difieren de los sistemas respiratorios de caballos y humanos. Estas diferencias explican en parte por qué algunas enfermedades afectan solo a ciertas especies de animales.

Cuando el nivel de oxígeno en la sangre es demasiado bajo (lo que se denomina hipoxia o anoxia), el animal mostrará signos de dificultad respiratoria. Los niveles bajos de oxígeno pueden estar causados por una reducción de la capacidad de transporte de oxígeno de las células sanguíneas, un flujo sanguíneo reducido a través de los pulmones y el organismo, un movimiento insuficiente de gases dentro y fuera de los pulmones o una incapacidad de los tejidos para utilizar el oxígeno disponible (una afección causada por algunos venenos). El organismo del animal intenta compensar el bajo nivel de oxígeno en la sangre aumentando la profundidad y la frecuencia respiratoria, incrementando la contracción del bazo (para forzar la circulación de más glóbulos rojos) y aumentando el flujo sanguíneo y la frecuencia cardiaca. Si el cerebro sufre falta de oxígeno, la función respiratoria puede reducirse aún más debido a la depresión de la actividad del sistema nervioso. Además, las funciones cardiaca, renal y hepática pueden verse reducidas, así como el movimiento y las secreciones normales del intestino. Si el organismo no es capaz de compensar la reducción del nivel de oxígeno, puede iniciarse un círculo vicioso en el que todos los tejidos del organismo funcionan con menos eficacia.

Tabla
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Las enfermedades respiratorias son frecuentes en los gatos. Aunque los signos como la tos y la dificultad para respirar suelen estar causados por problemas de las vías respiratorias, también pueden producirse por trastornos de otros órganos, como la insuficiencia cardiaca congestiva.

Tanto los animales muy jóvenes como los de mayor edad tienen mayor riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias en comparación con los animales adultos sanos. Al nacer, los sistemas respiratorio e inmunitario no están completamente desarrollados, lo que facilita la entrada y propagación de organismos patógenos en los pulmones. En los animales envejecidos, la disminución de la capacidad del animal para filtrar las partículas y combatir las infecciones puede hacer que los pulmones sean más vulnerables a los organismos patógenos del aire y a las partículas tóxicas.

Causas de trastornos pulmonares y de las vías respiratorias

Los trastornos pulmonares y de las vías respiratorias suelen estar causados por la infección directa por virus, bacterias, hongos o parásitos, así como por reacciones inmunomediadas o por la inhalación de sustancias irritantes o tóxicas. Los traumatismos (como los atropellos por coches) pueden provocar el colapso de un pulmón o de las vías respiratorias.

En las fosas nasales, la garganta, la tráquea y, a veces, los pulmones de los felinos suelen vivir diversas bacterias, sin causar signos de enfermedad. Las infecciones por estas bacterias, por lo general inofensivas, pueden producirse cuando los mecanismos de defensa respiratoria están debilitados por otra infección (como el virus de la rinotraqueítis o el calicivirus), un irritante (como el humo o los gases nocivos) o una enfermedad (como la insuficiencia cardiaca congestiva o los tumores pulmonares). Los microorganismos patógenos pueden seguir viviendo en el tracto respiratorio de los animales en proceso de recuperación. Cuando se estresan, estos animales pueden recaer; también pueden actuar como fuente de infección para otros animales. Las malas condiciones de manejo, como el hacinamiento, suelen estar asociadas a unas condiciones sanitarias y ambientales deficientes, lo que puede dar lugar a infecciones más frecuentes y graves. Las condiciones que favorecen la diseminación de las infecciones suelen darse en criaderos, tiendas de animales, residencias y refugios de animales.

Las anomalías presentes al nacimiento, como el estrechamiento de las fosas nasales, el alargamiento del paladar blando, el paladar hendido y el estrechamiento de la tráquea, pueden provocar una disfunción respiratoria. Los tumores, los pólipos nasofaríngeos, la enfermedad nasal crónica, la lesión de las vías respiratorias y el colapso de la tráquea pueden causar dificultad para respirar y otros signos de enfermedad respiratoria.

La enfermedad respiratoria también puede producirse cuando las sustancias se acumulan en la cavidad pleural, el espacio entre los pulmones y la pared torácica. Estas sustancias incluyen células inflamatorias, aire y líquidos como sangre, quilo (una combinación de material linfático y grasa), pus y líquido transparente. La acumulación de estas sustancias ejerce presión externa sobre los pulmones e interfiere en la respiración.

Diagnóstico de trastornos pulmonares y de las vías respiratorias

El historial clínico de su mascota y la exploración física del veterinario ayudarán a determinar la posible causa y la localización de la enfermedad respiratoria. Las radiografías de tórax y cuello pueden ser útiles cuando se sospecha una enfermedad obstructiva de las vías respiratorias superiores o una obstrucción de estas (p. ej., por un cuerpo extraño). Las radiografías de tórax suelen realizarse a los gatos que presentan signos de las vías respiratorias bajas, como tos, respiración rápida y superficial o dificultad para respirar. El análisis de gases en sangre o la pulsioximetría miden la cantidad de oxígeno en la sangre y pueden ayudar a evaluar la necesidad de oxigenoterapia en un animal con una dificultad respiratoria grave.

Si sospecha una enfermedad obstructiva de las vías respiratorias superiores, su veterinario puede utilizar varios endoscopios para observar la nariz, la garganta y las vías respiratorias. Si se sospecha una enfermedad pulmonar, su veterinario querrá examinar el contenido del pulmón y sus vías respiratorias. Esto puede hacerse bañando la tráquea o los sacos aéreos con un líquido estéril y examinando el contenido del líquido recuperado; estos procedimientos se denominan lavado transtraqueal y lavado broncoalveolar, respectivamente. Cuando se sospecha una neumonía bacteriana, el cultivo bacteriano del lavado transtraqueal o del líquido de lavado broncoalveolar puede revelar qué tipo o tipos de bacterias están presentes. El análisis microscópico del líquido pulmonar también puede ayudar a diagnosticar enfermedades pulmonares fúngicas, parasitarias o alérgicas.

En los gatos con una acumulación de líquido en la cavidad pleural, a menudo se extrae una muestra del líquido acumulado usando una aguja (toracocentesis) y luego se evalúa bajo un microscopio. La acumulación de líquido en la cavidad pleural puede ser un signo de enfermedad cardiaca en los gatos, por lo que también se puede realizar una ecocardiografía.

Signos de los trastornos respiratorios

  • Secreción de la nariz (moco, pus o sangre, según la causa).

  • Tos que puede ser seca o puede incluir moco o sangre.

  • Respiración rápida (no siempre es un signo de enfermedad, por ejemplo en los animales sanos después del ejercicio).

  • Respiración laboriosa o difícil; falta de aliento.

  • Respiración superficial.

  • Signos de dolor asociados con la inhalación o la exhalación.

  • Ruido (como gruñidos) asociado con la respiración.

El goteo nasal, los estornudos o ambos pueden sugerir la presencia de una infección vírica o bacteriana o un tumor o cuerpo extraño en la nariz. Los casos persistentes pueden requerir un examen adicional mediante radiografías, tomografía computarizada (TC), examen con un endoscopio o una muestra de tejido nasal. La evaluación microscópica del tejido nasal puede ayudar a diagnosticar las infecciones fúngicas. A veces, además de otras pruebas y exámenes, se utilizan análisis de sangre para detectar infecciones respiratorias por hongos y otras afecciones.

Control de las afecciones respiratorias

Los cambios bruscos de alimentación, el destete, el frío, las corrientes de aire, la humedad, el polvo, la mala ventilación y la mezcla de grupos de edad diferentes influyen en las enfermedades respiratorias de los grupos de animales. El estrés y la mezcla de animales de varias procedencias deben evitarse o minimizarse si es posible. La inmunización puede ayudar a controlar algunos tipos de infección respiratoria; sin embargo, no sustituye a las condiciones ambientales adecuadas ni al cuidado animal.

Tratamiento general de los trastornos pulmonares y de las vías respiratorias

Los trastornos respiratorios a menudo implican la producción de un exceso de secreciones en el aparato respiratorio (p. ej., en la nariz y los pulmones) que el animal afectado puede no ser capaz de eliminar sin ayuda. Uno de los objetivos del tratamiento veterinario es reducir el volumen y la densidad de las secreciones y facilitar su eliminación. Esto se puede conseguir controlando la infección, diluyendo las secreciones y, cuando sea posible, mejorando el drenaje y eliminando el material.

Los animales con trastornos respiratorios por lo general deben recibir mucha agua a menos que el veterinario indique lo contrario. Añadir humedad al aire puede facilitar la eliminación de las secreciones de las vías respiratorias. A veces se utilizan medicamentos para la tos (expectorantes) para diluir las secreciones y facilitar la expectoración del animal; sin embargo, rara vez son útiles. Si la obstrucción de las vías respiratorias es grave, es posible que el veterinario deba aspirar grandes cantidades de secreciones.

Cuando la tos no ayuda a eliminar la mucosidad (una tos no productiva), se pueden utilizar medicamentos para suprimir la tos. El aumento de la resistencia de las vías respiratorias causado por la contracción de los músculos de las vías respiratorias bronquiales se trata a veces con broncodilatadores, que expanden las vías respiratorias y pueden recetarse a animales con afecciones similares al asma y enfermedades respiratorias crónicas. Los antihistamínicos pueden utilizarse para aliviar la constricción provocada por la alergia. La constricción de los bronquios en los pulmones también puede reducirse significativamente eliminando los factores irritantes, utilizando sedantes suaves o reduciendo los periodos de excitación.

Si hay una infección bacteriana, a menudo se administran antibióticos. Los diuréticos (medicamentos que ayudan al organismo a eliminar el exceso de líquido) a veces se usan cuando un animal tiene acumulación de líquido en los pulmones.

Cuando una enfermedad respiratoria provoca una falta de oxígeno en la sangre, el veterinario suele poder corregir la situación administrando oxígeno. Sin embargo, el tratamiento debe realizarse con cuidado, porque un exceso de oxígeno puede causar otros problemas.

Para más información

Consulte también el contenido para veterinarios sobre el aparato respiratorio.