Un análisis completo de la cría y reproducción en gatos está más allá del alcance de esta revisión. Y considerando el excedente de gatos domésticos en EE. UU. y otros países, no se recomienda la cría no profesional de camadas por parte de los propietarios de mascotas. Sin embargo, la siguiente sección incluye una descripción básica de la reproducción en los gatos.
Antes de la monta, es mejor que su gato sea examinado por un veterinario para evaluar cualquier problema de salud, genético o reproductivo. Los gatos deben someterse a pruebas para detectar enfermedades infecciosas que podrían transmitir a sus gatitos, como el virus de la leucemia felina y el virus de la inmunodeficiencia felina. Antes de la cría, las gatas deben gozar de buena salud y una condición corporal óptima. Los análisis rutinarios de sangre y orina pueden evaluar la salud general, especialmente en gatos mayores de 5 años de edad. Su veterinario también puede proporcionar información sobre la nutrición apropiada y el momento adecuado de reproducción y vacunación.
Las gatas se suelen llevar a la casa del gato macho para la reproducción cuando muestran signos de celo (estro). El comportamiento de apareamiento característico incluye rodar, frotarse contra objetos, amasar con las patas traseras y aullar repetidamente y en voz alta. El área de monta debe ser tranquila, familiar para el macho y permitir la observación con la mínima interferencia de personas. El cortejo no debe interrumpirse a menos que exista preocupación por la seguridad de cualquiera de los dos gatos. Se sabe que los machos se aparean hasta la extenuación, pero las gatas suelen pasar por un periodo de rodar y acicalarse después de la monta y pueden no dejar que el macho vuelva a montar durante algún tiempo. Debido a que las gatas son lo que se conoce como ovuladoras inducidas, se recomiendan múltiples montas durante 2-3 días. Los periodos de separación entre las cópulas evitan el agotamiento y reducen las posibilidades de peleas. Las gatas se suelen cruzar durante cada periodo de celo secuencial y luego se esterilizan cuando no se planean más crías. La cría secuencial puede minimizar el riesgo de sobrecrecimiento del tejido uterino y de una infección grave en el útero (llamada piometra).
La evaluación de la gestación puede ser realizada por su veterinario mediante la exploración física (palpación) del abdomen o mediante ecografía. La gestación dura de 60 a 65 días y puede detectarse entre el día 21 y el 30. Las radiografías tomadas hacia el final de la gestación (más de 55 días después de la monta) pueden ayudar a determinar el número de gatitos en la camada.
A diferencia de otras especies domésticas, la manipulación del ciclo estral no es fácil en los gatos. La prevención del celo se suele lograr mediante la esterilización, aunque la supresión a corto plazo del celo también se puede lograr con medicación. Los efectos secundarios de la supresión médica pueden incluir inflamación e infección del útero, diabetes y cáncer mamario. La ovulación se puede inducir en las gatas mediante la estimulación física (p. ej., la monta con un macho vasectomizado) o, a veces, mediante inyecciones de hormonas.
El apareamiento no planificado y no deseado de los gatos es una problema frecuente. La gestación puede evitarse o terminarse completamente mediante la esterilización o la castración. El veterinario también puede interrumpir la gestación administrando la hormona prostaglandina F2α.
Gestación y parto
Hable con su veterinario sobre las recomendaciones de alimentación para su gata gestante. La gestación y la lactación aumentan las demandas nutricionales. Su veterinario probablemente le recomendará que le dé comida para gatitos mientras esté gestante y amamantando. Necesitará un 25 % más de comida durante las últimas 3 semanas de gestación. Mientras amamanta, necesitará de dos a tres veces más comida de lo normal. Darle comidas más frecuentes o permitir el libre acceso a los alimentos le ayudará a satisfacer estas necesidades dietéticas. Incluso comiendo más comida para gatitos, es probable que pierda peso mientras está amamantando; el aumento de sus reservas nutricionales durante la gestación puede ayudar a preparar su organismo para estas demandas. Asegúrese de alimentarla con una dieta completa y equilibrada, y no le dé ningún suplemento dietético (como calcio o vitaminas). Su veterinario puede recomendarle un alimento apropiado.
Si es posible, las gatas gestantes deben aislarse de otras gatas durante la última mitad de la gestación para reducir la exposición a enfermedades infecciosas, especialmente infecciones de las vías respiratorias superiores.
Predecir el momento del parto puede ser difícil. Suele producirse de 64 a 66 días después de la monta. Sin embargo, el momento de este acontecimiento no siempre se conoce con precisión, ya que la fecha de la monta no siempre coincide con la fecha de la concepción.
El parto en las gatas se divide en tres fases. La fase I dura de 12 a 24 horas. Durante esta fase comienzan las contracciones uterinas, pero no son visibles externamente. El cuello del útero también comienza a dilatarse. Las gatas pueden mostrar cambios de comportamiento durante este tiempo, como esconderse, ponerse inquietas y construir un nido para los gatitos. También pueden vomitar, temblar o negarse a comer. La secreción vaginal es clara y acuosa. Durante la fase II se pueden observar contracciones abdominales y se paren los gatitos. Los gatitos se suelen parir a intervalos de menos de 1 a 2 horas, pero eso puede variar considerablemente. La fase II puede durar más de 24 horas, pero los partos normales suelen ser más cortos. La fase III se define como la expulsión de la placenta. Las gatas suelen alternar entre las fases II y III hasta que se completa el parto.
El parto anormal (distocia) puede diagnosticarse si las contracciones uterinas son demasiado infrecuentes o demasiado débiles para parir los fetos. Esto puede dar lugar a un parto prolongado (más de 24 horas para la fase I o II o más de 1-4 horas entre el parto de los gatitos durante la fase II). Otros signos de un parto difícil son los gatitos que nacen muertos o próximos a la muerte o una angustia materna excesiva. La causa más común de distocia es la contracción anormal del útero después del nacimiento de uno o más gatitos. Se pueden utilizar monitores uterinos y fetales para valorar el estado del útero y los fetos. La distocia puede tratarse médica o quirúrgicamente. El tratamiento médico incluye la inyección de calcio o la hormona oxitocina para aumentar la fuerza y la frecuencia de las contracciones uterinas. Ninguno de los dos debe administrarse sin las instrucciones específicas de su veterinario. Si estas medidas no tienen éxito, se realiza una cesárea para extraer los fetos.
Se utiliza la exploración física, y en algunos casos las radiografías, para asegurarse de que todos los gatitos han nacido. Las inyecciones de oxitocina no se administran rutinariamente a menos que la gata no haya expulsado todas las placentas. La desinfección del ombligo con tintura de yodo ayuda a evitar la infección bacteriana en los gatitos. Se debe pesar a los gatitos en cuanto estén secos y luego dos veces al día durante la primera semana. Cualquier pérdida de peso después de las primeras 24 horas indica un problema potencial y debe recibir atención inmediata, como alimentación adicional, lactación asistida o exploración por un veterinario. Los gatitos recién nacidos deberían ganar un 10 % de su peso corporal cada día.
Problemas relacionados con el parto
Se debe permitir a las gatas parir a sus gatitos en una zona conocida donde no se las moleste. Un entorno desconocido o la presencia de personas extrañas pueden dificultar el parto, interferir en la bajada de la leche o afectar negativamente a los instintos maternales y hacer que la gata descuide a sus gatitos recién nacidos. Esto es especialmente cierto en las gatas que están pariendo su primera camada. Una gata nerviosa puede ignorar a los gatitos recién nacidos o darles demasiada atención. Esto puede llevar a lamer y morder casi continuamente el muñón umbilical, lo que puede causar potencialmente lesiones graves al gatito. Si los instintos maternos de la gata fallan, puede ignorar a los gatitos, dejarlos desatendidos o no permitirles mamar.
Las enfermedades inflamatorias más comunes en el periodo posterior al parto son la inflamación del útero (metritis) y de las mamas (mastitis). La retención de una placenta suele causar metritis. Los signos incluyen esfuerzo continuo como en el parto, secreción vaginal, fiebre y depresión. Los fármacos que ayudan a estimular las contracciones uterinas, como la oxitocina o la prostaglandina F2α, puede ayudar a expulsar la placenta. La mastitis es poco frecuente en las gatas y suele estar causada por una infección bacteriana. Puede tratarse con los antibióticos apropiados.
La falta de producción de leche (agalactia) es infrecuente en las gatas, pero puede estar asociada con el parto prematuro de la camada. Las gatas que no producen suficiente leche deben ser examinadas por un veterinario para detectar otras enfermedades subyacentes. La presencia normal de calostro (un líquido claro y acuoso que se produce antes de la leche y que contiene importantes anticuerpos) no debe confundirse con la agalactia. Los gatitos contentos que aumentan de peso diariamente después de las primeras 24 horas son una buena indicación de que la producción de leche es adecuada. El amamantamiento estimula la bajada de leche; por lo tanto, los gatitos recién nacidos deben pasar un tiempo adecuado mamando. Si es necesario, se puede estimular la producción de leche mediante inyecciones de oxitocina. Si la producción de leche es insuficiente, los gatitos pueden necesitar alimentación suplementaria.
El sangrado vaginal excesivo después del parto es raro y requiere intervención veterinaria cuando se observa. Sin embargo, las pequeñas pérdidas de sangre ("manchado") pueden durar semanas después del parto y no suelen necesitar tratamiento a menos que se pierda demasiada sangre.
Después del parto, las gatas también pueden desarrollar raramente niveles bajos de calcio en la sangre. Los signos pueden incluir temblores y espasmos musculares, sacudidas, cambios de comportamiento (incluyendo agresividad y desorientación), convulsiones, coma y muerte. El riesgo de desarrollar la afección aumenta en los animales que reciben suplementos de calcio o dietas desequilibradas durante la gestación.
Para más información
Consulte también el contenido para veterinarios sobre el manejo de la reproducción en pequeños animales.