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Problemas de comportamiento en los perros

PorGary M. Landsberg, BSc, DVM, MRCVS, DACVB, DECAWBM
Revisado/Modificado feb 2018 | Modificado mar 2018

Problemas de comportamiento relacionados con agresividad

Los problemas de comportamiento más frecuentes en los perros son los asociados con la agresividad. La mayoría de los casos implican el intento de un perro de distanciarse de la situación. Hay muchos tipos de comportamientos agresivos con diferentes motivaciones, pero suelen estar implicados el miedo, la ansiedad, la incertidumbre (conflicto), la herencia (genética) y el aprendizaje previo. Debido al peligro de lesión y al riesgo de agravar la agresividad, es importante buscar la ayuda de un veterinario tan pronto como se presente cualquier signo de agresividad. Al principio, los propietarios por lo general deben evitar las situaciones que desencadenan el comportamiento anormal. Después de implementar las técnicas de tratamiento, se pueden reintroducir las situaciones problemáticas lentamente bajo las recomendaciones del veterinario supervisor.

La agresividad por miedo se produce en situaciones que asustan al perro. El miedo causa la mayoría de los tipos de agresividad. Los perros miedosos pueden intentar evitar la amenaza desencadenante, pero pueden volverse agresivos cuando no pueden escapar (p. ej., cuando están atados, acorralados o retenidos), cuando están motivados para quedarse (p. ej., cerca de un miembro de la familia, de la propiedad o de comida) o aprender que actuar agresivamente puede eliminar la amenaza. Los animales que aprenden que la agresividad "funciona" para eliminar las amenazas pueden actuar agresivamente incluso cuando no están amenazados. La mala socialización, el temperamento (heredado de los padres), el castigo previo y el aprendizaje también pueden provocar agresividad por miedo.

La agresividad relacionada con la comida se muestra alrededor de alimentos para animales de compañía, huesos, cueros crudos, galletas o alimentos para humanos en perros que no sufren hambre ni maltrato.

La agresividad idiopática no tiene causa conocida. Es impredecible y no provocada. Este tipo de agresividad es extremadamente rara.

La agresividad por control de impulsos, también llamada agresividad irritable o conflictiva, es una amenaza o ataque mostrada por perros hacia las personas bajo cualquier circunstancia que implique la corrección del comportamiento del perro por parte de su propietario. El diagnóstico de este problema es difícil y no puede basarse en un único hecho. La agresividad hacia los miembros de la familia a menudo se denomina erróneamente agresividad por dominancia. Sin embargo, la agresividad hacia los miembros de la familia se debe más frecuentemente al miedo, la agresividad posesiva, el comportamiento redirigido o el conflicto (es decir, el perro desea dos actividades opuestas a la vez). Las situaciones que a menudo provocan agresividad por parte del perro incluyen la sujeción física y el control de la comida, los juguetes o los lugares de descanso.

La agresividad entre perros es la que se dirige a otros perros. El objetivo puede ser otro perro de la casa o perros que se encuentran fuera de casa.

La agresividad materna es la agresividad excesiva de la madre hacia las personas, otros perros o sus cachorros. Una pequeña cantidad de agresividad puede ser normal, especialmente en el momento del destete. Los altos niveles de agresividad pueden dañar a los cachorros. La agresividad debe desaparecer después de que los cachorros dejen de mamar. El comportamiento también puede darse en hembras con "gestaciones falsas" y debe resolverse después de que los niveles hormonales vuelvan a la normalidad. Este comportamiento anormal puede ser hereditario.

La agresividad por dolor es una reacción defensiva que se produce cuando un perro siente dolor. Puede suceder cuando un perro anticipa que lo van a mover o tocar. La disfunción orgánica (riñón o hígado), las enfermedades neurológicas y los trastornos hormonales (de las glándulas adrenales, sexuales o tiroideas) también pueden producir agresividad. Esta es la razón por la que los veterinarios deben descartar causas médicas de agresividad.

La agresividad en el juego se produce junto con los comportamientos de juego, como agacharse para incitar al juego, persecuciones y embestidas. En contraposición a las creencias previas, el juego enérgico de humanos con perros (p. ej., tirar de una cuerda) no desemboca necesariamente en agresividad.

La agresividad por posesión está constantemente dirigida hacia otro individuo que se acerca o que intenta obtener un objeto no comestible o un juguete que posee el perro.

La agresividad depredadora es un comportamiento asociado con la depredación (p. ej., acecho, caza y captura de animales pequeños). Suele ser un ataque silencioso y repentino, e implica una mordedura feroz y una sacudida del animal de presa.

La agresividad protectora es un intento por parte de un perro de proteger a su propietario de la aproximación de otra persona, en ausencia de una amenaza real por parte de la otra persona. La agresividad se intensifica a medida que la otra persona se acerca.

La agresividad redirigida sucede cuando un perro no puede alcanzar su objetivo. El ataque se dirige entonces a otro perro o persona. La agresividad no es accidental y el perro perseguirá activamente al segundo perro o persona, especialmente si están directamente asociados con la interrupción del ataque del perro a su primer objetivo.

La agresividad territorial es la protección de un lugar, como un patio o un coche, de la aproximación de otro perro o persona. Incluye acciones como perseguir, gruñir, ladrar o morder. El perro territorial reacciona independientemente de si el individuo que se acerca actúa de alguna manera amenazante.

En los perros también pueden producirse otros tipos de agresividad. En casos raros, la agresividad puede ser el resultado de una infección, intoxicación o efectos secundarios de un medicamento.

Tratamiento

El tratamiento de la agresividad suele ser complejo y debería estar diseñado por un especialista. Evitar situaciones que provoquen agresividad es siempre una buena idea y puede ayudar a reducir el riesgo de mordeduras. Prácticamente sin excepción, el castigo físico, incluyendo el uso de collares de púas y los que transmiten descargas eléctricas, puede hacer que un perro que ya de por sí es agresivo empeore. Estas técnicas no se recomiendan, especialmente en ausencia de supervisión profesional.

Problemas de comportamiento asociados con la eliminación

La orina por excitación es la liberación de una pequeña cantidad de orina que se produce cuando un perro está activo y excitado, pero no tiene miedo.

Un entrenamiento en casa incompleto es la eliminación consistente en lugares indeseables que no está asociada con una falta de acceso o una enfermedad. Entre las 8 y las 9 semanas de edad, los perros comienzan a desarrollar el hábito de la eliminación en ciertos lugares, por lo que es importante prestar atención precoz al entrenamiento doméstico.

El comportamiento de marcaje es la micción o la defecación que se utiliza para enviar una señal social. Por ejemplo, los perros machos a menudo levantan una pata para orinar pequeñas cantidades en cercas, árboles u otros objetos. Esto puede ser un intento de reclamar el área como su territorio o simplemente una forma de dejar que otros perros sepan que han estado allí recientemente. Algunos perros marcarán cuando visiten nuevos hogares, por lo general para "tapar" los olores de otros animales. Por lo general, los perros levantarán parcial o totalmente las patas cuando marcan. Es más común en machos no castrados, pero las hembras (tanto esterilizadas como no castradas) y los perros castrados también pueden marcar.

La micción sumisa se da en un perro que, por lo demás, está entrenado en casa solo cuando muestra posturas asociadas con la sumisión (p. ej., con la cabeza baja, las orejas hacia atrás). El perro no muestra ningún signo de miedo o agresividad.

Tratamiento

Hay dos aspectos principales del entrenamiento en casa: 1) alentar una preferencia por un sustrato y una localización (p. ej., tierra o hierba) y 2) alentar la inhibición de eliminación hasta que la localización apropiada esté accesible. La primera edad a la que el perro es capaz de inhibir voluntariamente la eliminación es a las 8 semanas y media de edad. El adiestramiento en casa apropiado para perros implica la exposición a la superficie preferida para la eliminación a partir de esa edad, la ausencia de castigo físico, el énfasis en el refuerzo positivo, los viajes frecuentes al área deseada, la supervisión continua para evitar accidentes en el interior, la limpieza rápida y completa de cualquier accidente, y sobresaltar al perro para interrumpirlo solo cuando se le sorprenda en el acto de hacer sus necesidades en un lugar inapropiado. El castigo no es útil y puede ser contraproducente. Nunca se debe asustar a ningún perro con micción sumisa. Ya son perros ansiosos, y cualquier castigo empeorará la conducta.

Sacar a los perros al exterior de 15 a 30 min después de comer e inmediatamente después del juego, de despertarse, o si se retrasan, puede ayudar al proceso de la educación en hábitos de limpieza. El entrenamiento de un perro de más edad es más una cuestión de reformar su comportamiento y animarle a que busque un sustrato o un lugar más adecuado. La presencia de un perro más mayor puede ayudar cuando se entrena a un cachorro, porque el cachorro puede seguir el ejemplo del perro más mayor. La prevención es importante, y los propietarios deberían saber que los cachorros comprados en tiendas de mascotas suelen ser más difíciles de educar en los hábitos de limpieza que los obtenidos de otras fuentes. Los cachorros en una tienda de mascotas no se suelen sacar de sus jaulas a menudo y no tienen que inhibir la eliminación. También pueden haber aprendido a jugar con las heces o a comerlas.

Los perros con afecciones médicas pueden orinar y defecar de forma inapropiada. Un veterinario puede descartar cualquier trastorno médico subyacente.

Otros problemas de comportamiento canino

Algunos problemas comunes de comportamiento de los perros se identifican a continuación. Muchos se pueden tratar con programas de modificación de la conducta que se centran en la desensibilización y en el contracondicionamiento ( ver Técnicas de modificación del comportamiento). Esto es muy importante en el tratamiento precoz de los miedos, las fobias y las ansiedades. Su veterinario también puede recetarle medicamentos para ayudar a su mascota.

El comportamiento de ingestión anormal consiste en comer cantidades o tipos inusuales de alimentos o artículos no alimentarios. Esto incluye la pica (comer artículos no comestibles), comer heces (coprofagia), beber demasiada agua, hurgar (buscar comida en la basura o en las encimeras), anorexia (comer muy poco), comer en exceso y atragantarse (comer demasiado rápido). Estos comportamientos pueden ser un componente de comportamientos anormales (como los trastornos compulsivos) o debidos a comportamientos normales de investigación y exploración.

El comportamiento de búsqueda de atención se produce cuando el perro actúa de una manera que consigue la atención de las personas que están haciendo algo que no implica directamente al perro. Un ejemplo de esto sería un cachorro que ladra para llamar la atención cuando no se está jugando activamente con él. El propietario entonces reacciona al ladrido del perro prestándole atención; tanto la atención positiva (jugar con el perro) como la negativa (gritar al perro) por parte del propietario refuerzan este comportamiento. Este puede ser un comportamiento indeseable, pero es frecuente y ciertamente es un comportamiento que las personas refuerzan de manera inconsciente en sus mascotas.

La senilidad, que también se llama disfunción cognitiva, es similar en algunos aspectos a la enfermedad de Alzheimer en las personas. Los signos incluyen una disminución en la interacción social, pérdida del entrenamiento en casa, desorientación (perderse en un entorno familiar) y cambios en los patrones de sueño. La estimulación física y mental puede retrasar los signos de la senilidad. También se dispone de medicamentos y una dieta especial para el tratamiento. Estos pueden retrasar la progresión de los signos, pero no los revertirán.

Los trastornos compulsivos son comportamientos repetitivos que se dan fuera de sus circunstancias normales, o mucho más a menudo o durante periodos mucho más largos de lo normal (p. ej., lamido incesante). El perro pasa tanto tiempo practicando el comportamiento compulsivo que no tiene tiempo para las actividades normales. Las estereotipias son comportamientos repetitivos que no tienen ningún propósito o función obvia.

La gestación falsa es una afección durante la cual una perra actúa como si estuviera gestante, pero no lo está. La perra puede hacer un nido y recoger objetos pequeños que protege como si fueran cachorros.

Los comportamientos destructivos incluyen masticar, robar, meterse en la basura y cavar. Son comportamientos exploratorios normales observados en perros sin supervisión que no están ocupados realizando actividades deseables. El ejercicio, el entrenamiento basado en recompensas y el enriquecimiento social pueden ayudar cuando los propietarios están en casa. Cuando no están supervisados, los perros se deben confinar lejos de las áreas que puedan destruir y se les han de proporcionar juguetes o mordedores apropiados.

El miedo es una respuesta normal a una amenaza real o percibida. La ansiedad es una respuesta al miedo o aprensión cuando un animal anticipa una amenaza. El miedo y la ansiedad tienen signos que se superponen. Algunos signos no específicos como la evitación, la agitación y los temblores pueden ser característicos de ambos. La fobia es una respuesta de miedo exagerada que es repentina e intensa y produce pánico.

La hiperactividad es un nivel extremadamente alto de actividad que no responde a la corrección, redirección o restricción. La verdadera hiperactividad es rara en los perros y es diferente de la sobreactividad. Los perros sobreactivos son muy enérgicos y activos, pero son capaces de calmarse y responder al control humano.

La neofobia (miedo a cosas nuevas) es la evitación activa, el escape o la ansiedad dirigida a objetos y situaciones desconocidas.

La fobia al ruido consiste en una respuesta súbita y profunda al ruido que produce una intensa ansiedad, pánico o intentos de escapar del confinamiento. La forma más frecuente es el miedo a las tormentas, aunque también es común el miedo a los fuegos artificiales u otros ruidos fuertes.

La ansiedad por separación es un síndrome en el que un perro entra en pánico cuando se lo deja solo. Causa ansiedad intensa y puede llevar al perro a ladrar, deambular o hacer sus necesidades dentro de la casa. Los perros confinados suelen destruir las perreras, paredes o puertas en un intento de reunirse con sus propietarios. Los signos suelen ser más graves en los primeros 15 a 30 min después de que el perro se quede solo.