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Detección de trastornos de los riñones y del tracto urinario en los perros

PorSherry Lynn Sanderson, DVM, PhD, DACVIM-SAIM, DACVIM-Nutrition
Última revisión/modificación jun 2018

    Su veterinario puede diagnosticar muchos problemas comunes del aparato urinario haciendo una anamnesis de cómo ha actuado su perro en los días previos antes de ponerse enfermo, haciendo una exploración física y realizando pruebas en la sangre y orina del perro. La anamnesis que hace su veterinario puede incluir información sobre los cambios en la cantidad de agua que bebe su mascota, la frecuencia con la que orina, cuánta orina que produce, el aspecto de la orina y cómo se comporta su mascota. Su veterinario también necesitará información sobre los medicamentos que su mascota ha tomado o está tomando actualmente, el apetito y la dieta de su mascota, cambios en su peso corporal y enfermedades o lesiones anteriores.

    Al realizar la exploración física, su veterinario palpará los riñones y la vejiga de su perro, examinará sus genitales y, a veces, su recto. Tanto en los perros machos como en las hembras, el examen del recto permite al veterinario palpar la uretra. En los perros machos, también permite al veterinario examinar la próstata. Si su mascota tiene problemas para orinar, su veterinario también puede querer realizar una exploración neurológica (de los nervios y del cerebro). Hay muchas otras pruebas que un veterinario puede realizar en el caso de un trastorno urinario. Estas incluyen análisis de sangre, pruebas de presión arterial, análisis y otras pruebas de orina, radiografías, radiografías de contraste (pruebas en las que se administra un colorante especial para delinear el tracto urinario en la radiografía), ecografía, biopsias y pruebas cistoscópicas. Las pruebas cistoscópicas implican la inserción de un pequeño tubo con una cámara en la punta dentro de la uretra. Esto permite al veterinario observar el interior de la uretra y la vejiga. Para esta prueba se anestesiará a su perro o se le administrará un tranquilizante.

    El análisis de orina es una prueba de laboratorio que evalúa la orina. Es una de las herramientas más importantes que puede utilizar un veterinario para diagnosticar problemas del tracto urinario. Se realizan muchas pruebas como parte de un análisis de orina. Incluyen la densidad específica de la orina, que es una indicación de lo concentrada que está la muestra de orina, el color, la turbidez de la orina y el pH (lo ácida o alcalina que es la muestra de orina). El análisis de orina también evalúa la presencia de ciertos químicos o sustancias en la orina, como azúcar, cuerpos cetónicos (un subproducto del procesamiento de la grasa), bilirrubina (un pigmento producido cuando el hígado procesa los desechos), sangre y proteínas. El sedimento urinario también se examina bajo un microscopio para buscar elementos como glóbulos rojos, glóbulos blancos, otras células, bacterias, cristales y cilindros renales (partículas en forma de tubo que provienen del riñón). El análisis de orina se realiza mejor en muestras de orina frescas, ya que los retrasos pueden causar resultados inexactos. Si recoge una muestra de orina de su perro, manténgala refrigerada y dígale a su veterinario a qué hora se recogió.

    Si se encuentra proteína en un análisis de orina, puede ser necesaria una prueba de orina adicional llamada cociente proteína/creatinina en la orina. Si su veterinario sospecha que su perro puede tener una infección del tracto urinario, se puede realizar un cultivo bacteriano en lugar o además del análisis de orina. La cistocentesis (extraer la orina directamente de la vejiga mediante el uso de una aguja insertada a través del abdomen) es la forma preferida de recoger la orina para un cultivo bacteriano.

    Consulte también el contenido para veterinarios sobre la detección de trastornos del aparato urinario.