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Meningitis y encefalitis en los perros

PorThomas Schubert, DVM, DACVIM, DABVP
Revisado/Modificado feb 2018 | Modificado mar 2018

La inflamación de las meninges, la membrana que recubre el cerebro y la médula espinal (meningitis) y la inflamación del cerebro (encefalitis) se observan frecuentemente de forma simultánea (meningoencefalitis), aunque cada una puede desarrollarse por separado. Las causas de la meningitis, la encefalitis y la meningoencefalitis incluyen la infección por bacterias, virus, hongos, protozoos, rickettsias o parásitos. En algunos casos, el sistema inmunitario está involucrado, los agentes químicos causan la inflamación o la causa se desconoce. En los perros, especialmente en los adultos, los virus, los protozoos, las rickettsias y los hongos son causas más frecuentes de meningitis y encefalitis que las bacterias.

La meningitis y la encefalitis son menos frecuentes que las infecciones de otros órganos, porque el sistema nervioso tiene barreras protectoras. Sin embargo, pueden producirse infecciones cuando estas barreras protectoras se lesionan o debilitan. Las infecciones también pueden extenderse al sistema nervioso central desde los senos, el oído interno, las vértebras o los discos espinales; estas infecciones pueden ser el resultado de la migración de material extraño (p. ej., espigas de hierba), heridas por mordedura u otras lesiones traumáticas cerca de la cabeza o la columna vertebral. También pueden formarse abscesos cerebrales a partir de infecciones o por envenenamiento sanguíneo. La meningitis o meningoencefalitis bacteriana no es frecuente en perros y no suele ser contagiosa.

Los signos habituales de la meningitis son fiebre, dolor y rigidez del cuello y espasmos musculares dolorosos. Los perros pueden tener estos signos sin ningún signo de disfunción cerebral o de la médula espinal. Sin embargo, en la meningoencefalitis generalizada pueden aparecer depresión, ceguera, parálisis parcial de la cara o de las extremidades, pérdida del equilibrio o del control motor, convulsiones, cambios de comportamiento, agitación, inclinación de la cabeza y comportamiento de movimiento en círculos, dificultad para comer y pérdida de consciencia (incluido el coma), dependiendo de la gravedad y la localización de la inflamación. El análisis del líquido cefalorraquídeo de una punción espinal es el medio más fiable y preciso para la identificación tanto de la meningitis como de la encefalitis. Puede ser necesario hacer pruebas adicionales para identificar la causa de la enfermedad.

Los casos resultantes de un trastorno del sistema inmunitario pueden tratarse con corticoesteroides u otros medicamentos que alteren el sistema inmunitario. Las infecciones causadas por rickettsias, protozoos y ciertas bacterias pueden tratarse con los antibióticos apropiados, y las infecciones fúngicas pueden tratarse con fármacos antimicóticos específicos. El pronóstico de recuperación depende de la causa, la gravedad de la infección y si la infección ha causado o no un daño irreversible al tejido nervioso. El tratamiento de apoyo puede incluir analgésicos, anticonvulsivos, fluidoterapia, suplementos nutricionales y fisioterapia.

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