La rabia es una infección vírica del sistema nervioso que afecta principalmente a los carnívoros y a los murciélagos, aunque puede afectar a cualquier mamífero. Está causada por el virus de la rabia. Causa inflamación repentina y progresiva en el cerebro y la médula espinal. Una vez que aparecen los signos clínicos, es mortal. La rabia se encuentra en todo el mundo, aunque algunos países han sido declarados libres de rabia debido a programas de eliminación exitosos. Las islas que tienen un estricto programa de cuarentena a menudo están libres de rabia. En América del Norte y Europa, la rabia se ha eliminado principalmente en los perros domésticos, aunque afecta a los animales silvestres, especialmente a los zorros, mapaches, mofetas y murciélagos.
La transmisión casi siempre se produce por la mordedura de un animal infectado, cuando la saliva que contiene el virus de la rabia se introduce en el organismo. El virus puede permanecer en el organismo durante semanas antes de que se desarrollen los signos. La mayoría de los casos en perros se desarrollan entre 21 y 80 días después de la exposición, pero el periodo de incubación puede ser considerablemente más corto o más largo.
Signos y diagnóstico
La mayoría de los animales con rabia muestran signos de alteración del sistema nervioso central. Los indicadores más fiables son los cambios súbitos y graves del comportamiento y una parálisis progresiva inexplicable que empeora con el tiempo. Los cambios de comportamiento pueden incluir la pérdida repentina de apetito, signos de miedo o nerviosismo, irritabilidad e hiperexcitabilidad. El animal puede buscar la soledad, o un animal que de otro modo no sería sociable puede volverse amigable. Puede desarrollarse una agresividad no característica, y los animales silvestres pueden perder el miedo a las personas. Los animales que suelen ser nocturnos pueden ser vistos deambulando durante el día.
La forma furiosa de la rabia es el clásico síndrome del "perro loco", aunque se observa en todas las especies. El animal se vuelve irritable y puede utilizar los dientes y las garras de forma viciosa y agresiva a la menor provocación. La postura es de alerta y ansiosa, con las pupilas dilatadas. El ruido puede provocar el ataque. Estos animales pierden el miedo y la precaución ante otros animales. Los cachorros jóvenes buscan la compañía humana y son muy juguetones, pero muerden aún cuando se los acaricia, y al cabo de pocas horas se vuelven violentos. Conforme la enfermedad progresa, son frecuentes las convulsiones y la falta de coordinación muscular. La muerte está causada por parálisis progresiva.
La forma paralítica de la rabia (o "rabia muda") suele implicar la parálisis de los músculos de la garganta y la mandíbula, a menudo con exceso de salivación e incapacidad para tragar. Es habitual la caída de la mandíbula inferior. Estos animales pueden no ser agresivos y rara vez tratan de morder. Las personas pueden infectarse con esta forma al examinar la boca del perro o al administrarle medicamentos con las manos desnudas. La parálisis progresa rápidamente a todas las partes del cuerpo y la muerte se produce al cabo de pocas horas.
El diagnóstico es difícil, especialmente en aquellas zonas donde la rabia no es frecuente. Las fases iniciales de la rabia pueden confundirse fácilmente con otras enfermedades o con tendencias agresivas normales. El diagnóstico de rabia debe verificarse con pruebas de laboratorio. El animal se debe eutanasiar y hay que enviar sus restos para su análisis en el laboratorio.
Control de la rabia
La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene pautas estrictas para controlar la rabia en la población canina. Estas pautas incluyen: 1) declaración de los casos sospechosos, con eutanasia de los perros con signos clínicos y de aquellos que han sido mordidos por animales con sospecha de rabia, 2) leyes de restricción y cuarentena para reducir el contacto entre perros sensibles, 3) programa de inmunización en masa con refuerzos continuados, 4) control de los perros sin propietario y eutanasia de los perros no vacunados que vagabundean libremente y 5) programas de registro de los perros.
Los programas de vacunación frente a la rabia se ejecutan estrictamente. El Compendium of Animal Rabies Control recomienda la vacunación cada 3 años, después de una serie inicial de 2 vacunas, con un año de diferencia. Dado que la rabia se está observando con más frecuencia en los gatos, estos también deberían vacunarse.
Manejo de casos sospechosos de rabia
En las zonas en las que se sabe que la rabia está presente en la población de animales silvestres (incluidos los murciélagos), un animal mordido o expuesto de otro modo por un mamífero carnívoro silvestre o un murciélago que no esté disponible para las pruebas debe considerarse expuesto a la rabia. La National Association of State Public Health Veterinarians recomienda que cualquier perro no vacunado y expuesto a la rabia se eutanasie inmediatamente. Si el propietario no está dispuesto a hacerlo, el animal debe mantenerse en estricto aislamiento, sin contacto humano ni animal, durante 6 meses y se debe vacunar frente a la rabia 1 mes antes de liberarse. Si un animal expuesto está actualmente vacunado, se debe revacunar inmediatamente y observar de cerca durante 45 días.
Riesgo de transmitir la rabia a las personas
Cuando una persona está expuesta a un animal sospechoso de tener rabia, debe evaluarse cuidadosamente el riesgo de transmisión de la rabia. Los mapaches, los zorros, las mofetas y otros carnívoros silvestres y los murciélagos representan un riesgo considerable en los lugares donde se encuentra la enfermedad, independientemente de que se haya observado o no un comportamiento anormal. Los murciélagos que comen insectos, aunque pequeños, pueden ocasionar una herida con sus dientes y nunca deben apresarse ni manipularse con las manos desprotegidas. Las mordeduras de murciélago pueden ignorarse o pasar inadvertidas, por lo que el contacto directo con ellos podría considerarse un riesgo de exposición al virus.
Cualquier carnívoro silvestre o murciélago sospechoso de exponer a una persona a la rabia se debe considerar rabioso hasta que se demuestre lo contrario por prueba laboratorial; esto incluye a murciélagos en contacto directo con personas, como los encontrados en habitaciones con personas durmiendo o que no son conscientes de ello. Los animales silvestres, incluidos los híbridos de lobo, nunca deben mantenerse como mascotas; si una mascota animal silvestre o híbrido de lobo expone a una persona o animal doméstico a la rabia, se debe eutanasiar y someterse a pruebas de detección de la rabia.
Cualquier perro, gato o hurón doméstico sano, vacunado o no, que muerda a una persona o de otro modo deposite saliva en una herida fresca, debe confinarse durante 10 días para su observación. Si el animal desarrolla signos dentro de esos 10 días, debe eutanasiarse inmediatamente y someterse a pruebas. Si el animal responsable de la exposición no tiene propietario o nadie lo quiere, se le debe eutanasiar y someter a pruebas inmediatamente.
Se recomienda encarecidamente la vacunación previa a la exposición a todas las personas pertenecientes a grupos de alto riesgo, como el personal veterinario, los agentes de control de animales, los trabajadores de laboratorios de diagnóstico y de lucha contra la rabia, y los viajeros que trabajan en países en los que la rabia canina es prevalente. Sin embargo, no se puede confiar en la vacunación previa a la exposición por sí sola en caso de una posterior exposición al virus de la rabia, y debe complementarse con dosis adicionales de vacuna. Para las personas sanas, no vacunadas, mordidas por un animal rabioso, el tratamiento consiste en el cuidado de la herida, la inyección local de anticuerpos antirrábicos en la herida y varias dosis de vacuna durante un periodo de 2 semanas. Cuando se administra a tiempo y de forma adecuada, el tratamiento moderno posterior a la exposición prácticamente asegura la supervivencia humana.
Para más información
Consulte también el contenido para veterinarios sobre la rabia.