El vómito es la expulsión forzada del contenido (como alimentos, líquidos o restos) del estómago y de la parte superior del intestino delgado. Suele ir precedida de otros signos, como náuseas, babeo excesivo, arcadas y contracciones enérgicas de los músculos abdominales y del diafragma. El vómito puede estar causado por muchos trastornos, incluyendo enfermedad del aparato digestivo, insuficiencia renal o hepática, pancreatitis, trastornos del sistema nervioso e ingestión de sustancias irritantes y venenos.
El vómito se diferencia de la regurgitación, que es un movimiento pasivo que no requiere esfuerzo ni contracción de los músculos abdominales. En la regurgitación, el alimento y el líquido expulsados tienden a estar sin digerir y pueden tener una forma cilíndrica que refleja la forma del esófago. La tos o la dificultad para respirar se asocian más a menudo con la regurgitación que con el vómito.
Los vómitos de corta duración o incluso ocasionales no suelen estar asociados a otras anomalías. La tos o los vómitos repetidos a largo plazo pueden asociarse a debilidad, letargo, pérdida de peso, deshidratación y desequilibrio de electrolitos (sales). Siempre que sea posible, el vómito se controla identificando y eliminando la causa, mientras se permite que el aparato digestivo se recupere.
Vómitos agudos (de corta duración)
Cuando un perro lleva poco tiempo vomitando (menos de 3 o 4 días) y no presenta otros signos, el examen de su veterinario puede incluir una historia detallada (que incluya preguntas sobre el posible acceso de su mascota a la basura o a venenos), una exploración física (incluyendo el abdomen), un examen de la boca y un examen rectal (en el que se compruebe si hay indicios de sangre o de haber comido objetos inapropiados). Las radiografías también son apropiadas para la mayoría de los perros que vomitan porque pueden ayudar a identificar enfermedades potencialmente mortales, como un cuerpo extraño ingerido. Las pruebas de sangre, orina y heces también pueden ser apropiadas. Si no se encuentra nada significativo, un tratamiento para aliviar los signos puede ser todo lo que se necesita.
Por lo general, el tratamiento para los vómitos de corta duración requiere la retirada de alimentos y la limitación del acceso al agua durante 24 horas. Sin embargo, el agua nunca debe retirarse a menos que el perro esté recibiendo líquidos suplementarios bajo la piel (por vía subcutánea) o directamente en los vasos sanguíneos (por vía intravenosa). Es de esperar que los vómitos provoquen deshidratación y otras anomalías internas, y retirar el agua puede empeorar estos efectos. Los animales deshidratados y los que tienen enfermedad renal o cardiaca pueden necesitar fluidos intravenosos durante este tiempo. Si los vómitos desaparecen tras 24 horas, se pueden empezar a ofrecer pequeñas cantidades de comida fácilmente digerible al perro (p. ej., una cucharadita). Si no se producen más vómitos, la alimentación puede reanudarse lentamente. Siga cuidadosamente las instrucciones de tratamiento proporcionadas por su veterinario. Proporcionar demasiada o muy poca agua o comida durante este tiempo puede dañar a su mascota.
Vómitos crónicos (a largo plazo)
Los vómitos prolongados, los que se producen con más frecuencia que una o dos veces al día y los que van acompañados de sangre, dolor abdominal, depresión, deshidratación, debilidad, fiebre, pérdida de peso u otros signos requieren un examen más detallado. Además de los análisis de sangre, heces y orina, así como de las radiografías del aparato digestivo, pueden ser necesarias una evaluación endoscópica y una biopsia del estómago y del intestino delgado para determinar la naturaleza de la enfermedad. Además, puede ser necesario realizar una ecografía abdominal, una tomografía computarizada (TC), una resonancia magnética (RM) u otras pruebas especializadas.
El tratamiento de los vómitos prolongados se dirige a la eliminación de la causa, si puede identificarse. Además, su veterinario puede necesitar tratar afecciones como la deshidratación, los desequilibrios electrolíticos (sales) y trastornos ácido-base que puedan haberse desarrollado. Se pueden recetar fármacos para controlar los vómitos a los animales con vómitos persistentes, deshidratación y debilidad. Su veterinario evaluará el estado general de su mascota antes de prescribirle cualquier medicamento o tratamiento.