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Trastornos en los que intervienen anticuerpos citotóxicos (reacciones de tipo II) en los perros

PorIan Rodney Tizard, BVMS, BSc, PhD, DSc (Hons), DACVM
Última revisión/modificación jun 2018

Las reacciones de tipo II se producen cuando un anticuerpo se une a un antígeno presente en la superficie de sus propias células. Estas reacciones pueden dar lugar a varios tipos de enfermedades en los perros, como anemia, problemas de coagulación sanguínea y trastornos de la piel y los músculos. Pueden estar asociadas con otras alteraciones del sistema inmunitario, como el lupus eritematoso sistémico, o desencadenarse por un fármaco, vacuna o infección. La mayoría de las veces la causa desencadenante no se puede identificar. La anemia hemolítica inmunomediada y la trombocitopenia son las reacciones de tipo II más frecuentes.

Anemia hemolítica inmunomediada

La anemia se produce cuando un animal tiene un número anormalmente bajo de glóbulos rojos. La anemia hemolítica inmunomediada es una enfermedad grave y potencialmente mortal en la que el sistema inmunitario del perro ve a sus propios glóbulos rojos como invasores extraños y, por lo tanto, produce anticuerpos para destruirlos. Los glóbulos rojos se fabrican de forma normal en la médula ósea, pero una vez liberados en el torrente sanguíneo son atacados y destruidos por los anticuerpos. Los signos de anemia pueden incluir fatiga, palidez de los labios y las encías, y depresión, junto con ictericia en algunos casos. Otros signos que su veterinario puede encontrar incluyen un hígado o bazo aumentados de tamaño.

La anemia hemolítica inmunomediada tiene cuatro formas básicas, hiperaguda, aguda o subaguda, crónica y enfermedad por crioaglutininas. Los anticuerpos contra los glóbulos rojos en desarrollo en la médula ósea pueden causar aplasia pura de glóbulos rojos, es decir, una falta de glóbulos rojos. La mayoría de las formas se pueden tratar con medicamentos, incluidos los corticoesteroides y los fármacos citotóxicos (como los que se usan a menudo en la quimioterapia). Las transfusiones de sangre pueden ser necesarias. Las recidivas son poco frecuentes.

Trombocitopenia inmunomediada

La trombocitopenia se produce cuando un animal tiene un número anormalmente bajo de plaquetas, que son las responsables de la coagulación sanguínea. Cuando un animal tiene trombocitopenia, la coagulación no se produce correctamente. Incluso las lesiones menores pueden causar hemorragias incontrolables, lo que da lugar a la pérdida de glóbulos rojos (anemia). Los signos más frecuentes son las hemorragias y los hematomas en la piel y las mucosas. La trombocitopenia inmunomediada es común en los perros y aparece con más frecuencia en las hembras que en los machos. Esta afección está causada por la destrucción de las plaquetas (trombocitos) por el sistema inmunitario, de la misma manera que los glóbulos rojos son destruidos en la anemia hemolítica inmunomediada (véase anteriormente).

Antes de que se pueda diagnosticar la trombocitopenia inmunomediada se deben descartar muchas enfermedades más comunes, incluyendo diversos trastornos de la coagulación, infecciones, cáncer y parásitos intestinales. El diagnóstico suele establecerse en función de los signos y la respuesta al tratamiento, más que en los análisis de sangre. Sin embargo, ciertas pruebas, como el recuento de plaquetas, los perfiles de coagulación y el muestreo de la médula ósea, son útiles. Es probable que se receten medicamentos para tratar esta enfermedad. Los signos suelen desaparecer después de 5-7 días de tratamiento, cuando el recuento de plaquetas comienza a aumentar. Si el recuento de plaquetas no aumenta significativamente después de 7-10 días, pueden recetarse medicamentos adicionales o diferentes. Si la pérdida de sangre representa una amenaza para la vida, pueden ser necesarias transfusiones de sangre completa o plasma.

El tratamiento suele continuarse durante 1-3 meses después de que los recuentos de plaquetas vuelvan a la normalidad. Algunos perros presentan disminuciones persistentes de las plaquetas incluso con tratamiento farmacológico. Si este es el caso de su mascota, usted y su veterinario querrán discutir el tratamiento a largo plazo y las opciones de mantenimiento.

Enfermedades cutáneas autoinmunitarias

Elpénfigo foliáceo es una enfermedad autoinmunitaria poco frecuente que afecta a la piel. La causa de este mal funcionamiento del sistema inmunitario no se suele conocer. Una teoría es que la piel está alterada de alguna manera, haciéndola parecer "extraña" al sistema inmunitario. En el caso del pénfigo foliáceo, el sistema inmunitario produce anticuerpos contra el "pegamento" que suele mantener adheridas a las células de la piel entre sí (queratinocitos). Los glóbulos blancos se mueven hacia dentro causando más daño y los queratinocitos se separan entre sí, formando granos o áreas con costras. Los veterinarios prescriben con frecuencia corticoesteroides para el tratamiento del pénfigo foliáceo, pero pueden añadirse otros fármacos inmunosupresores si no hay respuesta.

Elpénfigo vulgar es una enfermedad muy poco frecuente en perros. Produce ampollas y úlceras en la boca y alrededor y en la ingle, pero otras áreas de la piel solo se ven afectadas levemente. La enfermedad a menudo se controla con altas dosis de corticoesteroides en combinación con otros fármacos que inhiben el sistema inmunitario. Si no se trata, la afección puede causar la muerte. Incluso con tratamiento, las recidivas no son infrecuentes.

Elpénfigo ampolloso es una rara enfermedad cutánea autoinmunitaria que es más común en Collies y Doberman Pinschers. Las anomalías suelen estar extendidas, pero tienden a concentrarse en la ingle. La piel afectada recuerda a una escaldadura y puede incluir ampollas. La enfermedad se suele tratar con corticoesteroides y otros fármacos dirigidos al sistema inmunitario, pero a menudo es necesario un tratamiento continuo, y el pronóstico a largo plazo es malo.

Miastenia gravis

La miastenia gravis es una enfermedad neuromuscular autoinmunitaria que se observa tanto en personas como en animales, incluidos los perros. Puede ser congénita (presente al nacimiento) o inmunomediada, desarrollándose más tarde en la vida. La debilidad es el signo principal. Los animales afectados producen anticuerpos frente a ciertos receptores nerviosos y los destruyen. Esto produce incapacidad para contraer los músculos y una debilidad muscular extrema. En los perros mayores, el primer signo de problemas puede ser una dilatación del esófago (megaesófago) debido a la debilidad muscular. La dilatación del esófago provoca dificultad para tragar y puede causar regurgitación, lo que puede provocar neumonía por inhalación. La miastenia gravis se diagnostica mediante análisis de sangre para buscar el anticuerpo contra el receptor nervioso y otras pruebas de actividad nerviosa. Su veterinario le recetará fármacos para controlar esta enfermedad. Pueden producirse remisiones y muchos perros que desarrollan esta afección evolucionan bien con un tratamiento continuo.

Para más información

Consulte también el contenido para veterinarios sobre las reacciones de tipo II.