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Infecciones por hongos en los perros

PorDana G. Allen, DVM, MSc, DACVIM;Bert E. Stromberg, PhD;J. P. Dubey, MVSc, PhD;Paul Ettestad, DVM, MS;Jodie Low Choy, BVSc, BVMS, IVAS Cert;Joseph Taboada, DVM, DACVIM;Charles O. Thoen, DVM, PhD;John F. Timoney, MVB, PhD;Ian Rodney Tizard, BVMS, BSc, PhD, DSc (Hons), DACVM;Geoffrey W. Smith, DVM, PhD, DACVIM-LAIM;Martin E. Hugh-Jones, VetMB, MPH, PhD, MRCVS;Henry R. Stämpfli, DMV, Dr Med Vet, DACVIM-LAIM;Kate E. Creevy, DVM, MS, DACVIM-SAIM;Gad Baneth, DVM, PhD, DECVCP;Katharine F. Lunn, BVMS, PhD, DACVIM-SAIM;Reinhard K. Straubinger, DrMedVetHabil, PhD;Jodie Low Choy, BVSc, BVMS, IVAS Cert;Manuals Staff;Márcio Garcia Ribeiro, DVM, PhD;Thomas Wittek, Dr Med Vet, DECBHM;Yasuko Rikihisa, PhD;Janet E. Foley, DVM, PhD
Revisado/Modificado jun 2018

Los hongos son organismos parásitos productores de esporas. Obtienen su alimento absorbiendo nutrientes de los hospedadores en los que crecen. Existen muchas especies de hongos en el medio ambiente, pero solo unas pocas causan infecciones. La fuente principal de la mayoría de las infecciones es el suelo. Las infecciones fúngicas pueden adquirirse por inhalación, ingestión o a través de la piel (p. ej., a través de un corte o herida).

Algunas infecciones fúngicas pueden causar enfermedad en animales por lo demás sanos, mientras que otras requieren un hospedador que esté incapacitado o inmunocomprometido (p. ej., situaciones de estrés como cautividad, mala nutrición, infecciones víricas, cáncer o fármacos como los esteroides) para establecer la infección. El uso prolongado de fármacos antimicrobianos o agentes inmunosupresores parece aumentar la probabilidad de algunas infecciones fúngicas. La infección en sí puede ser localizada o afectar a todo el organismo (sistémica o generalizada).

Aspergilosis

La aspergilosis es una infección fúngica causada por varias especies de Aspergillus. Se encuentra por todo el mundo y en casi todos los animales domésticos, así como en muchas especies silvestres. Se trata principalmente de una infección respiratoria que puede hacerse generalizada; sin embargo, la sensibilidad a las infecciones fúngicas varía según las especies.

Aspergilosis nasal

En los perros, la aspergilosis se suele localizar en la cavidad nasal o en los senos paranasales y suele estar causada por una infección por Aspergillus fumigatus. La aspergilosis nasal es una enfermedad relativamente frecuente en los perros. La enfermedad suele permanecer confinada a la cavidad nasal o a los senos, pero causa la destrucción de las delicadas estructuras óseas nasales conocidas como cornetes. En ocasiones, una infección muy invasiva puede afectar a la órbita del ojo y el cráneo. La mayoría de los casos de aspergilosis nasal se produce en perros con sistemas inmunitarios normales que por lo demás gozan de buena salud.

La aspergilosis nasal se observa principalmente en razas de perros con cabezas y hocicos largos y estrechos (como los Collies y los Galgos). Los signos de infección incluyen letargo, secreción nasal sanguinolenta, dolor nasal, estornudos, ulceración alrededor de las fosas nasales y hemorragia nasal. Su veterinario realizará una serie de pruebas antes de emitir un diagnóstico. Las pruebas pueden incluir radiografías, tomografía computarizada (TC), endoscopia de la nariz y pruebas de laboratorio. La mayoría de los casos de aspergilosis nasal pueden tratarse con éxito con antimicóticos, que por lo general se infunden en la cavidad nasal. También se pueden recomendar medicamentos antimicóticos orales. Las recidivas son posibles, pero son infrecuentes.

Signos de aspergilosis nasal en los perros

  • Secreción nasal profusa que consiste en sangre mezclada con pus.

  • Dolor nasal.

  • Ulceración que rodea las fosas nasales.

  • Hemorragia nasal.

  • Estornudos.

  • Letargo

Aspergilosis diseminada

La aspergilosis diseminada, una forma más generalizada de infección, es más frecuente en los Pastores Alemanes que en otras razas. Aspergillus tereus, Aspergillus deflectus y Aspergillus niger son las especies más comunes de organismos responsables. El hongo probablemente entra a través del tracto respiratorio y va a los pulmones, luego viaja a través del torrente sanguíneo, donde se disemina por todo el organismo, incluyendo los discos intervertebrales de la columna vertebral o los riñones. Pueden verse afectados otros órganos, músculos o huesos.

La aspergilosis diseminada suele tardar varios meses en desarrollarse. Los signos de esta enfermedad pueden incluir signos neurológicos, como dolor dorsal que progresa a parálisis parcial o completa o cojera de una extremidad con inflamación pronunciada. Otros hallazgos, menos específicos, incluyen falta de apetito, pérdida de peso, atrofia muscular, fiebre, debilidad, letargo, cojera, vómitos, sangre en la orina, accidentes urinarios y agrandamiento de los nódulos linfáticos. Los perros gravemente enfermos tienen un mal pronóstico. La mayoría de los perros mueren por aspergilosis diseminada, aunque algunos se han tratado con éxito.

Consulte también el contenido para veterinarios sobre la aspergilosis.

Candidiasis

La candidiasis es una enfermedad fúngica localizada que afecta a las membranas mucosas, la piel y el tracto digestivo. Se distribuye mundialmente en una variedad de animales y está causada con mayor frecuencia por la especie de hongos similares a levaduras Candida albicans. La candidiasis es rara en los perros. Los factores que pueden predisponer a un animal a la infección son lesiones en cualquiera de las membranas mucosas, el uso de catéteres, la administración de antibióticos y fármacos o enfermedades inmunosupresoras.

Los signos de infección son variables e inespecíficos (p. ej., diarrea, debilidad, lesiones cutáneas) y pueden estar más asociados a las afecciones primarias o predisponentes que a la propia infección por candidiasis. Una pomada o aplicación tópica puede ser útil en el tratamiento de la candidiasis oral o cutánea. Su veterinario también puede recomendar diferentes fármacos administrados por la boca o en la vena para tratar a los perros infectados.

Consulte también el contenido para veterinarios sobre la candidiasis.

Coccidioidomicosis (fiebre del valle)

La coccidioidomicosis es una infección no contagiosa transmitida por el polvo y causada por el hongo Coccidioides immitis. Las infecciones se limitan a las regiones secas y desérticas del sudoeste de EE. UU. y a los valles del sur de California. También se ven afectadas áreas geográficas similares de México y América Central y del Sur. Aunque muchas especies de animales, incluso los humanos, son sensibles, solo los perros se ven afectados de modo significativo. La inhalación de esporas fúngicas (a menudo transportadas en partículas de polvo) es el único modo establecido de infección. Pueden producirse epidemias cuando los periodos lluviosos son seguidos de sequía, lo que da lugar a tormentas de polvo. La coccidioidomicosis es principalmente una enfermedad respiratoria crónica, pero las infecciones caninas pueden extenderse por todo el organismo del perro infectando muchos tejidos, especialmente los ojos, las articulaciones y los huesos. Los signos pueden variar mucho dependiendo de qué órgano está afectado y de la gravedad de la infección. Los perros con enfermedad diseminada pueden presentar tos persistente, falta de apetito, malestar general y desnutrición, cojera, aumento de las articulaciones, fiebre y diarrea intermitente. La piel puede ulcerarse. Muchos perros expuestos a las esporas fúngicas lucharán contra la infección sin mostrar ningún signo.

Signos de coccidioidomicosis (fiebre del valle) en los perros

La coccidioidomicosis es principalmente una enfermedad respiratoria crónica, pero las infecciones caninas pueden extenderse a muchos tejidos, especialmente a los ojos, las articulaciones y los huesos. Los perros con enfermedad generalizada pueden presentar los siguientes signos:

  • Tos crónica.

  • Pérdida de apetito.

  • Mala salud general y malnutrición.

  • Cojera.

  • Articulaciones aumentadas de tamaño.

  • Fiebre.

  • Diarrea intermitente.

  • Puede producirse diseminación a la piel con ulceración drenante (la infección primaria a través de la piel es rara).

La coccidioidomicosis se diagnostica mediante radiografías y pruebas de laboratorio. En algunos perros que desarrollan signos, la enfermedad se resuelve sin tratamiento. Sin embargo, si se producen signos respiratorios crónicos o la infección afecta a muchos órganos y tejidos, es necesario un tratamiento antimicótico a largo plazo. En los casos en los que la infección se ha extendido, es típico un tratamiento de al menos 6-12 meses. Con tratamiento, la probabilidad de recuperación de la forma primaria (respiratoria) es bastante buena. La recuperación en el caso diseminado varía según la localización y la gravedad, y debe considerarse reservada. No existe otra forma de prevención conocida que no sea la disminución de la exposición de su mascota a la tierra del desierto y al polvo en las áreas donde se produce el hongo.

Consulte también el contenido para veterinarios sobre la coccidioidomicosis.

Criptococosis

La criptococosis es una enfermedad fúngica sistémica que puede afectar al tracto respiratorio (especialmente la cavidad nasal), el sistema nervioso central, los ojos y la piel. Los hongos causales, Cryptococcus neoformans y Cryptococcus gattii, se encuentran en todo el mundo en el suelo y el estiércol de aves, especialmente en los excrementos de palomas. La transmisión se produce por inhalación de esporas o por contaminación de heridas. Los humanos y los animales inmunodeprimidos tienen un mayor riesgo de desarrollar criptococosis.

En los perros, la enfermedad a menudo se disemina por todo el organismo, afectando al sistema nervioso central o al ojo. Los signos se relacionan más frecuentemente con la disfunción en estas áreas. Los signos del sistema nervioso central incluyen inclinación de la cabeza, movimientos oculares de vaivén llamados nistagmo, parálisis del nervio facial que conduce a la incapacidad para parpadear, mala coordinación, movimientos en círculos y convulsiones. Los problemas oculares pueden incluir sangrado en la retina e inflamación del ojo. La enfermedad también se encuentra a menudo en las vías nasales y los pulmones. Otros tejidos que pueden verse afectados son los riñones, los nódulos linfáticos, el bazo, el hígado, la tiroides, las glándulas adrenales, el páncreas, los huesos, el tracto gastrointestinal, los músculos, el corazón, la próstata y las amígdalas.

La criptococosis se diagnostica con pruebas de laboratorio, por lo general tomando muestras de la zona afectada o de cualquier secreción. Las pruebas también pueden realizarse en orina, sangre o líquido cefalorraquídeo. Se pueden prescribir varios fármacos antimicóticos para el tratamiento de la criptococosis, pero la mayoría de las mascotas afectadas necesitan un tratamiento prolongado (hasta varios meses), según la gravedad y extensión de la enfermedad. El tratamiento para la criptococosis puede incluir la cirugía para extirpar las lesiones en la cavidad nasal o en el puente de la nariz. El pronóstico de recuperación es malo cuando los perros infectados tienen una afectación generalizada del sistema nervioso.

Consulte también el contenido para veterinarios sobre la criptococosis.

Geotricosis

La geotricosis es una infección fúngica poco habitual causada por Geotrichum candidum, un hongo del suelo, la materia orgánica en descomposición y los alimentos contaminados. Este hongo forma parte de la flora normal de la boca y del tracto intestinal de los humanos. El microorganismo puede causar enfermedad generalizada en perros. Los signos de infección varían según los órganos afectados y pueden incluir tos, fiebre, falta de apetito, ingestión excesiva de agua, dificultad respiratoria progresiva, vómitos e ictericia (aspecto amarillo de la piel y las membranas mucosas). La enfermedad puede evolucionar rápidamente y suele ser mortal.

El tratamiento de la geotricosis diseminada puede intentarse con fármacos antimicóticos, pero la mayoría de las veces no tiene éxito.

Histoplasmosis

La histoplasmosis es una infección no contagiosa causada por el hongo Histoplasma capsulatum, que se encuentra en todo el mundo. El microorganismo responsable del trastorno es un hongo del suelo que está ampliamente distribuido (especialmente en las poblaciones de aves y murciélagos) en el medio oeste y sur de los EE. UU., especialmente en los valles fluviales. La infección se produce cuando se inhalan las esporas del aire. Los pulmones y los nódulos linfáticos del tórax son los sitios de infección primaria, aunque el tracto digestivo puede estar afectado en los perros. Los microorganismos entran en el torrente sanguíneo a partir de la localización principal de infección e invaden todo el organismo; pueden localizarse en la médula ósea o en los ojos.

Los signos varían y no son específicos, reflejando los diversos órganos afectados. Los signos digestivos crónicos, especialmente la diarrea, suelen ser más evidentes en los perros. Muchos perros tienen un curso prolongado de pérdida de peso (que puede progresar a emaciación), tos, fiebre, anemia, hígado y bazo o nódulos linfáticos agrandados y úlceras digestivas. También se puede observar dificultad para respirar, úlceras en la piel, enfermedad articular y afecciones oculares. La histoplasmosis súbita puede causar la muerte en 2-5 semanas. El diagnóstico requiere la identificación del hongo en líquidos o tejidos corporales. También se pueden utilizar pruebas de sangre, orina o líquido cefalorraquídeo.

El tratamiento de la histoplasmosis diseminada es difícil. Requiere el uso de fármacos antifúngicos y un tratamiento de apoyo, como una nutrición adecuada, líquidos adicionales (hidratación) y el control de infecciones bacterianas secundarias. El tratamiento antifúngico debe continuarse durante periodos prolongados y puede ser caro.

Consulte también el contenido para veterinarios sobre la histoplasmosis.

Micetomas

Los micetomas son infecciones de la piel y tejidos subyacentes que tienen la apariencia de nódulos o tumores. Cuando estas lesiones están causadas por hongos, se denominan micetomas eumicóticos. El hongo prolifera en las lesiones y se organiza en agregados conocidos como gránulos o granos. Los gránulos pueden ser de varios colores y tamaños, dependiendo de la especie de hongo de que se trate.

La mayoría de los micetomas eumicóticos quedan confinados al tejido debajo de la piel, pero algunos pueden ser extensiones de infecciones fúngicas en el abdomen. Se suele observar inflamación de la membrana que recubre las paredes abdominales o las masas abdominales en los casos de micetomas granulares blancos. Los micetomas granulares negros se suelen caracterizar por nódulos cutáneos en las patas y los pies o en la cara. Cuando se ven afectados los pies o las extremidades, la infección puede extenderse al hueso subyacente.

Un micetoma se diagnostica identificando el hongo dentro de su contenido. Puede ser necesaria una biopsia de tejido. El pronóstico de los micetomas abdominales es reservado, ya que la afectación de los tejidos suele ser muy extensa. Los micetomas de la piel, aunque no ponen en peligro la vida del animal, son a menudo difíciles de resolver. La extirpación quirúrgica, incluyendo la amputación de la extremidad, puede ser el único tratamiento eficaz para algunos casos de micetomas cutáneos. La medicación antifúngica se ha descrito como eficaz solo en unos pocos casos.

Consulte también el contenido para veterinarios sobre los micetomas.

Blastomicosis

La blastomicosis norteamericana, causada por el hongo Blastomyces dermatitidis, se suele limitar a zonas geográficamente restringidas en las cuencas de los ríos Misisipi, Misuri, Tennessee y Ohio y a lo largo de los Grandes Lagos y la vía marítima del San Lorenzo. También se produce en el noroeste del Pacífico. Las presas de castores y otros hábitats en los que el suelo es húmedo, ácido y rico en vegetación en descomposición pueden servir de nicho ecológico para el microrganismo, que también se ha encontrado en heces de palomas y murciélagos.

Este hongo existe en dos formas diferentes: forma micelial (esta forma está presente en el medio ambiente y es contagiosa) y levadura (esta forma se encuentra en los tejidos y no es contagiosa). La forma micelial de la blastomicosis puede infectar fácilmente tanto a animales como a humanos. Cuando las defensas respiratorias están sobrepasadas o existe inmunosupresión, la infección se disemina desde los pulmones a través del torrente sanguíneo. La infección puede producirse a través de la piel, pero la diseminación de una infección pulmonar es mucho más común.

Los perros machos jóvenes, especialmente los perros de caza, tienen un mayor riesgo supuestamente debido a un mayor contacto con el suelo contaminado. El pronóstico depende de la extensión y gravedad de la afectación pulmonar. En los perros, la blastomicosis afecta con mayor frecuencia a los pulmones (hasta el 85 % de los casos), los ojos, la piel y los huesos.

La mayoría de los animales afectados presentan signos como tos, fiebre, letargo, pérdida de apetito y pérdida de peso. Además de la tos, la afectación pulmonar provoca intolerancia al ejercicio y dificultad para respirar. Los nódulos linfáticos periféricos del animal suelen estar agrandados. Estos se encuentran debajo del cuello, en la región del hombro y detrás de la rodilla. La afectación ósea puede causar dolor que da lugar a cojera. La infección del tracto urogenital (p. ej., la próstata en perros machos) puede producirse ocasionalmente y causar signos como sangre en la orina o dificultad para orinar. La afectación ocular puede causar dolor, sensibilidad a la luz y glaucoma. La afectación de la retina puede causar ceguera. Pueden encontrarse múltiples nódulos drenantes en la piel.

Su veterinario puede sospechar blastomicosis basándose en los signos de enfermedad de su perro, especialmente tos, dificultad para respirar o nódulos drenados en la piel. A menudo se realizan radiografías de tórax. El diagnóstico puede establecerse identificando el hongo en el tejido afectado o mediante análisis de laboratorio de sangre u orina.

El tratamiento de la blastomicosis se basa en la gravedad de la afección y otros factores que deben ser evaluados por un veterinario. El tratamiento está dirigido al alivio de signos específicos (como dificultad para respirar, tos o problemas oculares) y a la eliminación del hongo del organismo. El tratamiento puede incluir uno o más fármacos antimicóticos, que se administran durante un periodo prolongado (2 meses o más) hasta que la enfermedad activa no sea aparente. La infección puede recidivar en aproximadamente el 20 % de los perros tratados. La recidiva puede producirse meses o años después del tratamiento. La mayoría de los perros volverán a responder al tratamiento. El pronóstico es mejor para los perros sin enfermedad pulmonar grave. El pronóstico es más reservado para los perros con enfermedad pulmonar de moderada a grave, y es peor para los perros con afectación del sistema nervioso central.

Consulte también el contenido para veterinarios sobre la blastomicosis.

Oomicosis (pitiosis y lagenidiosis)

La oomicosis (también llamada pitiosis) es una enfermedad causada por Pythium insidiosum, que no es un hongo verdadero sino un moho acuático relacionado con las algas. Se produce en algunas áreas tropicales y subtropicales del mundo y se observa en las zonas más cálidas a templadas de EE. UU. En los perros, la pitiosis se da más a menudo en el sudeste de Asia, la costa oriental de Australia, América del Sur y EE. UU., especialmente a lo largo de la costa del Golfo. En EE. UU., la enfermedad se observa más a menudo en los meses de otoño e invierno.

Estos microorganismos causan enfermedades cuando los animales entran en contacto con las zoosporas infecciosas en el agua, por lo general por ingestión. La pitiosis afecta con mayor frecuencia al tracto gastrointestinal de los perros adultos jóvenes, especialmente en los Labradores Retriever. El lugar habitual de infección es el estómago y los tejidos intestinales adyacentes, pero cualquier parte del tracto digestivo puede estar infectada. Los perros afectados a menudo tienen antecedentes de obstrucción del tracto digestivo superior y pueden tener una masa abdominal que el veterinario puede palpar durante la exploración. Los signos comunes incluyen vómitos, pérdida de peso y pérdida de apetito. La pérdida de peso puede ser grave, pero los perros afectados no suelen parecer enfermos hasta que la enfermedad está bien avanzada.

Con menor frecuencia, los perros tendrán una infección por pitiosis concentrada en la piel y los tejidos adyacentes. Por lo general, una herida ha permitido la entrada de las zoosporas infecciosas en los tejidos de la piel. Muchos de estos animales tienen un historial de haber nadado o estar en áreas "pantanosas". Puede haber nódulos similares a tumores que no cicatrizan. A menudo crecen rápidamente. Algunas lesiones pueden tener un área focalizada de células muertas y un aspecto esponjoso. Estas lesiones suelen aparecer en las patas, el cuello, cerca del lugar donde la cola se conecta con el cuerpo o en el perineo (el espacio entre el ano y el escroto [macho] o la vulva [hembra]). Sin embargo, pueden verse en cualquier parte del cuerpo.

La lagenidiosis es una enfermedad que afecta a la piel, el área debajo de la piel y múltiples partes del cuerpo, con mayor frecuencia las patas, las glándulas mamarias, el perineo o el tronco. Recientemente se ha descrito en perros del sur de EE. UU. La lagenidiosis también está causada por un moho acuático (especies de Lagenidium). Hay al menos dos especies de Lagenidium que afectan a los perros, una de los cuales progresa rápidamente. La forma de lagenidiosis de desarrollo más lento es muy similar a la forma cutánea de la pitiosis. La forma de desarrollo más rápido puede afectar a múltiples órganos de todo el cuerpo. Los nódulos linfáticos internos, los pulmones y los grandes vasos sanguíneos (como la aorta o la vena cava) pueden estar afectados. Esto puede dar lugar a grandes protuberancias en la pared de los vasos sanguíneos (llamadas aneurismas) que pueden romperse y causar la muerte súbita.

Los perros expuestos a agua dulce caliente y estancada son más propensos a estar en contacto con las zoosporas infecciosas y pueden tener un mayor riesgo tanto de pitiosis como de lagenidiosis. Los informes de animales infectados sin antecedentes conocidos de estar cerca del agua sugieren que los animales pueden infectarse por contacto con esporas resistentes que se forman en el suelo húmedo y en la hierba.

El diagnóstico de la lagenidiosis y la pitiosis se realiza con pruebas de laboratorio que incluyen cultivos y análisis de sangre. El tratamiento de elección para la pitiosis y la lagenidiosis ha sido la cirugía agresiva para eliminar el tejido infectado, pero la enfermedad es a menudo demasiado extensa en el momento del diagnóstico para permitir la eliminación completa. Siempre que sea posible, la amputación completa de las extremidades afectadas puede ser curativa. Su veterinario puede recomendar la cirugía seguida de un tratamiento con fármacos antimicóticos. Aproximadamente el 20 % de los perros responderán a un tratamiento antifúngico a largo plazo. Para la mayoría de las infecciones, el pronóstico es de reservado a malo, aunque ha habido avances en el tratamiento. En algunos perros, una vacuna terapéutica (administrada para tratar una enfermedad en lugar de prevenirla) ha ayudado a curar la afección.

Consulte también el contenido para veterinarios sobre la oomicosis.

Feohifomicosis

La feohifomicosis es un término general para la infección por cualquiera de los hongos de la familia Dematiaceae. Este tipo de infección fúngica es infrecuente en los perros. Los hongos que se sabe que causan feohifomicosis se han recuperado de la materia vegetal en descomposición, el agua y el suelo por todo el mundo.

La infección puede producirse por la implantación de hongos en el tejido en el lugar de una lesión. Los signos de infección son infrecuentes y se dan casi invariablemente en animales que están enfermos o que tienen el sistema inmunitario debilitado. Los signos más comunes son los nódulos cutáneos ulcerados y las masas nasales o paranasales. Las masas o nódulos que crecen lentamente bajo la piel se encuentran en la cabeza, el revestimiento de las fosas nasales, las extremidades y el tórax. En la mayoría de los casos, la infección está confinada a la piel y los tejidos debajo de la piel. El diagnóstico se establece mediante la identificación del hongo en muestras de tejidos o líquidos.

La feohifomicosis no suele responder mucho al tratamiento. La extirpación quirúrgica de la lesión, seguida de fármacos antimicóticos, puede ser una cura. En los casos en los que la cirugía no es posible, se puede considerar el tratamiento con antifúngicos. En los perros tratados con fármacos que inhiben el sistema inmunitario, el pronóstico puede ser mejor si se pueden interrumpir los fármacos.

Consulte también el contenido para veterinarios sobre la feohifomicosis.

Rinosporidiosis

La rinosporidiosis es una infección a largo plazo, no mortal, principalmente del revestimiento de las fosas nasales y, ocasionalmente, de la piel. Está causada por el hongo Rhinosporidium seeberi. Poco frecuente en América del Norte; se observa más a menudo en la India, África y América del Sur.

La infección se caracteriza por crecimientos similares a pólipos que pueden ser blandos, rosas, desmenuzables, lobulados con superficies rugosas y lo suficientemente grandes como para obstruir o cerrar los conductos nasales. Las lesiones cutáneas pueden ser únicas o múltiples, adheridas a una base o tener una conexión en forma de tallo.

El diagnóstico se realiza mediante la identificación del hongo en el tejido afectado. La extirpación quirúrgica de las lesiones se considera el tratamiento estándar, pero las recidivas son frecuentes.

Consulte también el contenido para veterinarios sobre la rinosporidiosis.

Esporotricosis

La esporotricosis es una enfermedad esporádica de larga duración causada por Sporothrix schenckii. Este microorganismo se encuentra por todo el mundo en el suelo, la vegetación y la madera. En EE. UU., S schenckii se encuentra con mayor frecuencia en las regiones costeras y en los valles de los ríos. La infección suele producirse cuando el microorganismo entra en el cuerpo a través de heridas en la piel por contacto con plantas o tierra o por la penetración de objetos extraños, como una rama afilada. Puede producirse la transmisión de la enfermedad de animales a humanos.

La infección puede permanecer localizada en el punto de entrada (afectando solo la piel) o puede extenderse a los nódulos linfáticos cercanos. Aunque al principio no se observa una enfermedad generalizada, la enfermedad a largo plazo puede provocar fiebre, apatía y depresión. En raras ocasiones, las infecciones no tratadas o mal tratadas se propagan a través del torrente sanguíneo o de los tejidos desde el punto inicial de la inoculación hasta los huesos, los pulmones, el hígado, el bazo, los testículos, el tracto gastrointestinal o el sistema nervioso central. Esta forma generalizada de esporotricosis puede ser mortal.

Suelen ser necesarios cultivos para diagnosticar la enfermedad en los perros. Se suele recomendar el tratamiento a largo plazo con fármacos antifúngicos (continuado de 3 a 4 semanas después de la curación aparente). Dado que la esporotricosis puede pasar de su mascota a usted, debe observarse una higiene estricta al manipular animales con esporotricosis sospechada o diagnosticada. Si se diagnostica a su mascota de esporotricosis, asegúrese de preguntarle a su veterinario acerca de las precauciones que usted y cada miembro de su familia deben tomar mientras su mascota está enferma.

Consulte también el contenido para veterinarios sobre la esporotricosis.

Para más información

Consulte también el contenido para veterinarios sobre infecciones fúngicas.