La toxoplasmosis está causada por Toxoplasma gondii, un parásito protozoario que infecta al ser humano y a otros animales de sangre caliente. Se encuentra por todo el mundo.
Los felinos (miembros de la familia de los gatos) son los únicos hospedadores definitivos del parásito. (Un hospedador definitivo es un animal que un parásito necesita para madurar normalmente.) Tanto los gatos silvestres como los domésticos son el principal reservorio de la infección. En los perros puede producirse una infección generalizada cuando los parásitos viajan a través del organismo e invaden los tejidos.
Los animales adultos con un sistema inmunitario vigoroso controlan eficazmente la difusión del parásito; por lo tanto, la toxoplasmosis no suele causar signos en perros sanos. Sin embargo, en los cachorros, los parásitos pueden diseminarse por todo el cuerpo. Los signos de infección incluyen fiebre, diarrea, tos, dificultad para respirar, ictericia, convulsiones y muerte. Los animales adultos con el sistema inmunitario debilitado son extremadamente sensibles a desarrollar una toxoplasmosis súbita y generalizada.
En muchos casos, el tratamiento no es necesario. Si está justificado, su veterinario le recetará antibióticos para tratar la toxoplasmosis. Se pueden usar medicamentos anticonvulsivos para controlar las convulsiones. Los fluidos u otros medicamentos administrados por inyección intravenosa pueden ser necesarios para los animales que están deshidratados o gravemente debilitados debido a la infección.
La transmisión de la toxoplasmosis a las personas es un problema importante. En algunas zonas del mundo, hasta el 60 % de la población humana tiene anticuerpos frente al microorganismo y es probable que esté infectada de forma persistente. La toxoplasmosis es una preocupación importante para las personas con sistemas inmunitarios debilitados. En estos individuos, la toxoplasmosis suele afectar al sistema nervioso y es el resultado de la aparición de T gondii a partir de quistes tisulares localizados en el cerebro a medida que la inmunidad disminuye, y no de una infección primaria por T gondii. La toxoplasmosis también es un problema para las mujeres embarazadas, porque el microorganismo puede migrar a través de la placenta y causar defectos de nacimiento. La infección puede producirse por comer carne poco cocinada o por el consumo accidental de quistes procedentes de heces de gatos. Para evitar la infección, las personas que manipulan la carne deben lavarse bien las manos con agua y jabón después de entrar en contacto con ella, y también lavar bien todas las tablas de cortar, las encimeras de los fregaderos, los cuchillos y otros materiales. El microorganismo presente en la carne se elimina por contacto con agua y jabón. También pueden morir por la exposición al frío o al calor extremos. Los quistes tisulares en la carne se eliminan al calentarla a 67 °C o por congelación a −13 °C. Los quistes de Toxoplasma en tejido también se matan con la exposición a la irradiación gamma. La carne de cualquier animal debe cocinarse hasta 67 °C antes de su consumo, y se debe evitar probarla mientras se cocina o condimenta. Las mujeres embarazadas deben evitar el contacto con la arena de los gatos, la tierra y la carne cruda. Solo se debe alimentar a los gatos domésticos con alimentos secos, enlatados o cocinados. La caja de arena del gato debe vaciarse diariamente, preferiblemente no por una mujer embarazada. Se deben usar guantes mientras se hacen trabajos de jardinería. Se deben lavar cuidadosamente las verduras antes de comerlas porque pueden estar contaminadas con heces de gato.
Consulte también el contenido para veterinarios sobre la toxoplasmosis.