La toxoplasmosis es una importante infección protozoaria zoonótica en todo el mundo. Todas las especies animales homeotérmicas pueden estar infectadas. La infección suele ser asintomática y crónica en individuos inmunocompetentes. Los signos clínicos frecuentes son aborto y fallo reproductivo, especialmente en pequeños rumiantes, cérvidos y cerdos. Algunas especies animales sensibles (p. ej., los marsupiales australianos, los monos del Nuevo Mundo y los suricatos), así como los individuos inmunodeprimidos, sufren un fallo multiorgánico, denominado toxoplasmosis mortal. Los seres humanos pueden experimentar retinocoroiditis (toxoplasmosis ocular) o trastornos neurológicos fetales (toxoplasmosis congénita). Se recomienda la monitorización mediante pruebas serológicas y tratamientos anticoccidios.
Etiología y patogenia de la toxoplasmosis en animales
Toxoplasma gondii es un protozoo apicomplejo que infecta a los humanos y a otros animales de sangre caliente en todo el mundo, incluyendo aves y mamíferos marinos. Este parásito intracelular tiene un ciclo biológico indirecto facultativo, se reproduce sexualmente en los enterocitos de los hospedadores definitivos y asexualmente en las células nucleadas de los hospedadores intermediarios. Los félidos son los únicos hospedadores definitivos de T gondii, que contamina el ambiente con ooquistes transmitidos en las heces. T gondii tiene tres fases infecciosas: taquizoítos (forma de multiplicación rápida), bradizoítos (forma de división lenta contenida en quistes tisulares) y esporozoítos (en ooquistes maduros o esporulados). Hay diferentes genotipos de T gondii, que muestran diferentes comportamientos y virulencia. Los genotipos detectados en América del Sur, África y Asia se consideran más virulentos que los que predominan en Europa y América del Norte.
T gondii se transmite por el consumo de ooquistes infecciosos procedentes de un entorno contaminado, por el consumo de carne infectada con quistes tisulares y por transmisión transplacentaria de taquizoítos de la madre al feto. T gondii inicia la replicación enteroepitelial en felinos no expuestos después de la ingestión de tejidos no cocinados que contienen quistes. Los bradizoítos se liberan de los quistes tisulares gracias a la digestión que tiene lugar en el estómago e intestino delgado, invaden el epitelio intestinal y experimentan una reproducción sexual y asexual, que culmina con la liberación de los ooquistes (de ~10 mcm de diámetro) en las heces. Los ooquistes son visibles por primera vez en las heces 3 días después de la infección y pueden liberarse durante un periodo de hasta 20 días. Los ooquistes esporulan (se convierten en infecciosos) fuera del gato en un intervalo de 1-5 días, según el aire y la temperatura, y permanecen viables en el ambiente durante varios meses. Los gatos suelen desarrollar inmunidad frente a T gondii después de la infección inicial, y solo excretan ooquistes una vez en su vida; sin embargo, los animales inmunocomprometidos pueden volver a eliminar los ooquistes. Los félidos también son hospedadores intermediarios para la multiplicación asexual extraintestinal del parásito, especialmente en las células del sistema nervioso. Pueden aparecer lesiones neurológicas y oculares en gatos inmunocomprometidos y ancianos.
Tras el consumo de carne sin cocinar que contenga quistes (en el caso de los carnívoros) o de alimentos contaminados con heces de gato que contengan ooquistes (todos los animales de sangre caliente), T gondii comienza la multiplicación extraintestinal. Los bradizoítos y esporozoítos, respectivamente, se liberan e infectan el epitelio intestinal y otros tejidos. Después de la replicación asexual, los taquizoitos emergen y se diseminan a través del torrente sanguíneo y la linfa. Los taquizoítos infectan tejidos de todo el organismo y se replican en el interior de las células hasta producir lisis celular, lo que provoca la necrosis de los tejidos. Los taquizoitos tienen forma de plátano y miden 4-6 x 2-3 mcm. Las especies sensibles y los animales jóvenes inmunocomprometidos (p. ej., cachorros, gatitos, lechones) pueden morir de toxoplasmosis generalizada en esta fase de la enfermedad. Los animales adultos desarrollan una potente respuesta inmunitaria mediada por células (mediada por citocinas) y logran controlar la infección, conduciendo a los taquizoítos a formar quistes tisulares o a establecerse en la fase de bradizoíto. Los quistes tisulares suelen aparecer en las neuronas; sin embargo, también se producen en otros tejidos, como los músculos. Los quistes son microscópicos, de hasta 100 micrómetros de diámetro, y pueden contener cientos de bradizoítos dentro de su delgada y resistente pared. En los tejidos del hospedador, los quistes permanecen viables durante muchos años, y posiblemente durante toda la vida del hospedador; así, sirven como una fuente importante de infección para carroñeros, tanto carnívoros como omnívoros.
Hallazgos clínicos de la toxoplasmosis en animales
El taquizoíto es la fase responsable del daño tisular en la toxoplasmosis; por tanto, los signos clínicos dependen del tejido afectado, del número de taquizoítos liberados y de la capacidad del sistema inmunitario del hospedador para limitar la replicación y la transmisión. Gracias a que los animales adultos e inmunocompetentes pueden controlar la transmisión de los taquizoítos de forma eficiente, la toxoplasmosis suele comportarse como una enfermedad subclínica. Sin embargo, en las especies sensibles, así como en los animales jóvenes e inmunocomprometidos (especialmente cachorros, gatitos y lechones), los taquizoítos se transmiten sistémicamente y causan neumonía intersticial, miocarditis, necrosis hepática, meningoencefalomielitis, coriorretinitis, linfadenopatía y miositis. Los signos clínicos correspondientes incluyen fiebre, diarrea, tos, disnea, ictericia, convulsiones y muerte.
T gondii es también una importante causa de abortos y de mortinatos en ovejas, cabras, cérvidos y, a veces, cerdos. Tras la infección de la oveja gestante, los taquizoítos se diseminan por el torrente circulatorio hacia los cotiledones de la placenta y provocan su necrosis. Los taquizoítos pueden transmitirse de igual modo al feto y causar necrosis en múltiples órganos. Por último, los animales adultos inmunocomprometidos (p. ej., gatos infectados por el virus de la inmunodeficiencia felina) son extremadamente sensibles a desarrollar una toxoplasmosis aguda generalizada, expresada principalmente como trastornos neurológicos y respiratorios.
Las mujeres que contraen T gondii durante la gestación puede desarrollar fiebre y puede producirse la transmisión transplacentaria de taquizoítos al feto. Los veterinarios tienen un papel clave en la prevención de esta enfermedad zoonótica al reconocer la contaminación del medio ambiente y del agua por ooquistes, al observar la presencia de quistes en los tejidos animales y al ayudar a desarrollar, diseminar y aplicar medidas de control.
Diagnóstico de la toxoplasmosis en animales
Diagnóstico indirecto por pruebas serológicas
Diagnóstico post mortem mediante métodos histológicos, bioensayos y moleculares
La toxoplasmosis se diagnostica por métodos biológicos, serológicos o histológicos, o alguna combinación de estos. Los signos clínicos de la toxoplasmosis son inespecíficos y no son lo suficientemente característicos para un diagnóstico definitivo. El diagnóstico ante mortem puede conseguirse mediante hemaglutinación indirecta, inmunofluorescencia indirecta, aglutinación en látex o ELISA. Los anticuerpos IgM aparecen antes tras la infección que los anticuerpos IgG; sin embargo, los anticuerpos IgM no suelen persistir más de 3 meses después de la infección. Un incremento en los valores de IgM (>1:256) es compatible con una infección reciente. Por el contrario, las IgG aparecen hacia la cuarta semana tras la infección y pueden mantenerse elevadas durante años mientras persiste la infección subclínica. Para ser útiles, los títulos de IgG deben medirse en muestras de suero pareadas obtenidas durante las fases aguda y convaleciente (con un intervalo de 3-4 semanas) y deben mostrar al menos un aumento/disminución de cuatro veces en el título (seroconversión). De modo adicional, pueden analizarse muestras de LCR y humor acuoso para detectar la presencia de taquizoítos o anticuerpos frente a T gondii.
Post mortem, los taquizoítos pueden observarse en frotis tisulares. Además, el examen histológico de los cortes de tejido puede revelar la presencia de taquizoítos o bradizoítos, que podrían estar específicamente marcados por tinción inmunohistoquímica. T gondii es morfológicamente similar a otros parásitos protozoarios y deberá diferenciarse de las especies del género Sarcocystis y de Neospora caninum, que también pueden estar implicadas en los abortos y la infección de tejidos neurológicos. La aplicación de ensayos específicos de PCR permite el diagnóstico a partir de muestras de ADN de tejido. Una vez que se confirma la presencia de ADN parasitario, la muestra puede procesarse para la determinación del genotipo del parásito.
Tratamiento de la toxoplasmosis en animales
Para la toxoplasmosis aguda: fármacos anticoccidios, administrados tan pronto como sea posible tras la sospecha de infección.
Para la infección primaria: tratamiento específico para evitar o minimizar la transmisión vertical.
Para otros animales que no sean humanos, el tratamiento de la toxoplasmosis rara vez está justificado. La sulfadiacina (15-25 mg/kg) y la pirimetamina (0,44 mg/kg) actúan de forma sinérgica y se administran ampliamente en el tratamiento de la toxoplasmosis. La trimetoprima-sulfametoxazol (15 mg/kg, PO, cada 12 horas durante 4 semanas) también se recomienda ampliamente en perros y gatos. Aunque estos fármacos son beneficiosos si se administran en la fase aguda de la enfermedad cuando hay multiplicación activa del parásito, por lo general no erradicarán la infección. Otros fármacos, como la diaminodifenilsulfona, la atovacuona y la espiramicina, también pueden administrarse para tratar la toxoplasmosis en casos difíciles. Para perros y gatos, la clindamicina es el tratamiento de elección, administrada PO cada 12 horas durante 3-4 semanas a razón de 10-12,5 mg/kg en perros y 25-50 mg/kg en gatos. El toltrazurilo, el ponazurilo y el diclazurilo pueden administrarse para tratar la toxoplasmosis aguda, así como para reducir la eliminación de ooquistes en los gatos. Ningún fármaco es particularmente eficaz en la fase de bradizoíto.
Prevención y riesgos zoonóticos de la toxoplasmosis en animales
La toxoplasmosis es una enfermedad zoonótica importante. En ciertas partes del mundo, hasta el 60 % de la población humana presenta títulos de IgG en suero frente a T gondii y es probable que permanezca infectada persistentemente. La toxoplasmosis es una preocupación importante para las personas con sistemas inmunitarios debilitados. En estos individuos, la toxoplasmosis suele presentarse como una meningoencefalitis causada por la salida de T gondii desde los quistes tisulares localizados en el cerebro cuando la inmunidad se debilita (reactivación), en lugar de asociarse a una infección primaria. La toxoplasmosis también es una preocupación para las mujeres embarazadas porque los taquizoitos pueden migrar a través de la placenta y causar trastornos neurológicos en el feto. La infección por T gondii puede darse después de la ingestión de carne poco cocida o de la ingestión accidental de ooquistes de heces de gato a través de agua o verduras contaminadas.
Para prevenir la infección, hay que lavarse a fondo las manos con agua y jabón después del contacto con carne o ambientes potencialmente contaminados. Las fases de T gondii mueren por el cocinado y el contacto con agua hirviendo, y se debe usar agua hirviendo para limpiar todas las tablas de cortar, los fregaderos, los cuchillos y otros materiales. T gondii también puede morir por congelación. Los quistes tisulares en la carne se eliminan al calentarla a 67 °C o por congelación a −13 °C. Los quistes de Toxoplasma en tejidos se eliminan también por exposición a 0,5 kilorads de radiación gamma. La carne de cualquier animal debe cocinarse hasta los 67 °C antes de su consumo, y se debe evitar probarla mientras se cocina o condimenta. Las mujeres embarazadas deben evitar el contacto con la arena de los gatos, la tierra y la carne cruda. Solo se debe alimentar a los gatos domésticos con alimentos secos, enlatados o cocinados. La caja de arena del gato debe vaciarse diariamente, preferiblemente no por una mujer embarazada. Deberían usarse guantes mientras se hacen trabajos de jardinería. Se deben lavar cuidadosamente las verduras antes de comerlas porque pueden estar contaminadas con heces de gato.
Actualmente no hay vacuna para prevenir la toxoplasmosis en las personas. Algunos países han aprobado una vacuna para prevenir los abortos en las ovejas.
Puntos clave
La toxoplasmosis es una zoonosis que afecta a todos los animales de sangre caliente en todo el mundo.
Una alta proporción de animales y seres humanos están infectados sin síntomas clínicos. Los diferentes genotipos de T gondii pueden generar diferentes resultados clínicos.
Los individuos inmunodeprimidos pueden desarrollar toxoplasmosis generalizada con fallo multiorgánico.
T gondii puede transmitirse verticalmente y producir lesiones fetales y abortos.
Para más información
Dubey JP. Toxoplasmosis of Animals and Humans. Second Edition. CRC Press; 2010.
ToxoDB: Toxoplasma Informatics Resources
OIE Terrestrial Manual 2017, Chapter 2.9.9: Toxoplasmosis
Moré G, Venturini MC, Pardini LL, Unzaga JM. Toxoplasma. In: Florin-Christensen M, Schnittger L, eds. Parasitic Protozoa of Farm Animals and Pets. Springer; 2018:149-168.
Consulte también la información para propietarios sobre la toxoplasmosis en perros y la toxoplasmosis en gatos.