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Glóbulos rojos de los perros

PorSusan M. Cotter, DVM, DACVIM
Última revisión/modificación dic 2017

La función principal de los glóbulos rojos (también llamados eritrocitos) es transportar oxígeno a los tejidos, donde es necesario para el metabolismo celular. Las moléculas de oxígeno se adhieren a las moléculas portadoras, llamadas hemoglobina, que son las proteínas que contienen hierro en los glóbulos rojos y que dan a las células su color rojo. El oxígeno es transportado desde los pulmones y se distribuye a todos los tejidos del organismo por la hemoglobina dentro de los glóbulos rojos. El oxígeno es utilizado por las células para producir la energía que el organismo necesita. El dióxido de carbono queda como producto de desecho durante este proceso. Los glóbulos rojos transportan ese dióxido de carbono desde los tejidos y de vuelta a los pulmones, donde se exhala. Cuando el número de glóbulos rojos es demasiado bajo se denomina anemia. Tener muy pocos glóbulos rojos significa que la sangre transporta menos oxígeno, lo que provoca fatiga y debilidad. Cuando el número de glóbulos rojos es demasiado alto, lo que se denomina policitemia, la sangre puede volverse demasiado espesa, reduciendo la capacidad del corazón para transportar oxígeno por todo el organismo. El metabolismo de un animal está orientado a proteger tanto los glóbulos rojos como la hemoglobina de los daños. La interferencia en la síntesis o liberación de hemoglobina, la producción o supervivencia de los glóbulos rojos, o su metabolismo, producen enfermedades.

El número total de glóbulos rojos y, por lo tanto, la capacidad de transportar oxígeno, se mantiene constante en el tiempo en animales sanos. Los glóbulos rojos maduros tienen una vida limitada; su producción y destrucción deben estar cuidadosamente equilibradas, o se desarrollan enfermedades.

La producción de glóbulos rojos comienza con las células madre en la médula ósea y termina con la liberación de glóbulos rojos maduros en la circulación del organismo. Dentro de la médula ósea, todas las células sanguíneas se desarrollan a partir de un solo tipo celular llamado célula madre. La célula madre se divide para formar formas inmaduras de glóbulos rojos, glóbulos blancos o una célula productora de plaquetas. Estas células inmaduras se dividen de nuevo, maduran aún más y finalmente se convierten en glóbulos rojos, glóbulos blancos o plaquetas.

La tasa de producción de células sanguíneas está determinada por las necesidades del organismo. La eritropoyetina, una hormona producida por los riñones, estimula el desarrollo de los glóbulos rojos en la médula ósea. La eritropoyetina aumenta si el organismo carece de oxígeno (una afección llamada hipoxia). En la mayoría de las especies el riñón es tanto el órgano que determina cuánto oxígeno están recibiendo los tejidos como el principal lugar de producción de eritropoyetina; por eso, la insuficiencia renal crónica produce anemia. La eritropoyetina desempeña un papel importante en determinar si se debe aumentar el número de células madre que entran en la producción de glóbulos rojos, para acortar el tiempo de maduración de los glóbulos rojos, o para inducir la liberación precoz de los glóbulos rojos. Otros factores que afectan a la producción de glóbulos rojos son el aporte de nutrientes (como el hierro y las vitaminas) y las interacciones de célula a célula entre compuestos que facilitan su producción. Algunos trastornos son el resultado directo del metabolismo anómalo de los glóbulos rojos. Por ejemplo, una deficiencia enzimática hereditaria reduce la vida útil de los glóbulos rojos y una afección conocida como anemia hemolítica.

Es importante recordar que una disminución en el número total de glóbulos rojos en el organismo (anemia) es un signo de enfermedad, no un diagnóstico específico. La anemia puede estar causada por pérdida de sangre, destrucción de glóbulos rojos (hemólisis), o por una producción disminuida. En la anemia por pérdida grave de sangre, los glóbulos rojos se pierden, pero la muerte suele ser el resultado de la pérdida del volumen sanguíneo total, más que de la falta de oxígeno causada por la pérdida de glóbulos rojos. La hemólisis puede estar causada por tóxicos, infecciones, anomalías congénitas, fármacos o anticuerpos que atacan a los glóbulos rojos. En los perros, la causa más frecuente de hemólisis grave es un anticuerpo dirigido contra los propios glóbulos rojos del perro (anemia hemolítica inmunomediada).

Los factores que pueden impedir la producción de glóbulos rojos incluyen la insuficiencia de la médula ósea o un tumor maligno, la pérdida de eritropoyetina secundaria a una insuficiencia renal, ciertos fármacos o tóxicos, enfermedades debilitantes de larga duración o anticuerpos dirigidos contra los glóbulos rojos en desarrollo. El pronóstico y el tratamiento dependen de la causa subyacente de la anemia.

Para más información

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