La inspección de la carne efectuada por personal cualificado tiene como objetivo retirar del consumo cualquier carne o producto cárnico insalubre, adulterado o mal etiquetado, para proteger a los consumidores frente a los riesgos físicos, biológicos y químicos que pueden tener su origen en los animales, en el medio ambiente o en las personas. Los procedimientos normalizados no cubren todas las posibilidades respecto a la aceptabilidad de las canales, los órganos u otras partes del animal; el inspector ha de utilizar su criterio personal para asegurarse de que solo se apruebe como alimento un producto sano, no adulterado y debidamente etiquetado. (Véase también Residuos químicos en alimentos y fibras.) Los inspectores también verifican el manejo humanitario de los animales de producción y la aplicación de buenas prácticas comerciales para las aves de producción. En EE. UU., la Federal Meat Inspection Act (FMIA) cubre la inspección de productos cárnicos y la Poultry Products Inspection Act (PPIA) cubre la inspección de aves de producción.
Las actividades de inspección se dividen en inspección ante mortem, post mortem y durante el procesado.