El análisis de orina es una prueba importante de laboratorio que se puede realizar fácilmente en el consultorio veterinario y que se considera parte de una mínima base de datos. Es útil para documentar varios tipos de enfermedades del tracto urinario y puede proporcionar información sobre otros procesos sistémicos, como fallo hepático y hemólisis. La orina se puede colectar mediante cistocentesis, cateterismo uretral o micción espontánea. La orina debe evaluarse durante los 30 min posteriores a la recogida, aunque si no fuese posible, podría refrigerarse y analizarse durante un periodo de 24 h o bien enviarse a un laboratorio externo. Este retraso en la realización del análisis puede provocar la precipitación de cristales. La refrigeración no altera el pH ni la densidad específica de la orina. Si se requiere una evaluación citológica y se prevé retraso en la preparación de la extensión, se debe agregar un conservante. Unas gotas de formol al 10 % (no es necesaria una concentración exacta) es mejor que el ácido bórico. Sin embargo, las tinciones habituales de Romanowsky no son adecuadas en extensiones con formol; si se envía a un laboratorio externo, se debe comunicar que se ha agregado formol.
Apariencia de la orina
Color:
La orina normal es típicamente transparente y amarilla o ámbar en la inspección visual. La intensidad del color está relacionada en parte con el volumen de orina recolectado y la concentración de orina producida. Por tanto, debe interpretarse en el contexto de la densidad específica de la orina. El color de la orina puede ser normal aunque pueda existir una enfermedad importante. El color anormal de la orina puede deberse a la presencia de pigmentos endógenos o exógenos, pero no proporciona información específica. La interpretación de las tiras reactivas basadas en colorimetría requiere conocimiento del color de la orina, ya que su decoloración puede dar un resultado falso positivo. La orina equina puede volverse marrón después de un periodo de tiempo.
Claridad:
Por lo general, la orina es clara, pero puede volverse menos transparente con pigmenturia, cristaluria, hematuria, piuria, lipiduria o en presencia de otros compuestos como el moco. Dependiendo de la causa, el aumento de turbidez puede desaparecer con la centrifugación de la muestra.
Olor:
La orina normal tiene un ligero olor a amoníaco; sin embargo, el olor depende de la concentración de la orina. Algunas especies, como los gatos y las cabras, presentan un olor acre debido a la composición de la orina. La infección bacteriana puede dar lugar a un olor fuerte debido a piuria; además, puede producirse un fuerte olor a amoníaco si las bacterias producen ureasa.
Química de la orina
Para medir con exactitud la densidad específica de la orina y efectuar el análisis químico, la orina debe estar a temperatura ambiente. Estas pruebas suelen realizarse antes de la centrifugación. Sin embargo, si la orina está decolorada o turbia, puede ser beneficioso realizar estas pruebas en el sobrenadante ( ver Sedimento urinario).
Densidad específica:
La densidad específica se define como la relación entre el peso de un volumen de fluido y el peso de un volumen igual de agua destilada, por tanto, depende del número, tamaño y peso de las partículas en el fluido. Es diferente de la osmolalidad, que depende solo del número de partículas en el líquido; la medición de la osmolalidad requiere instrumentación especializada.
La densidad específica (DE) de la orina se determina utilizando un refractómetro diseñado para muestras veterinarias, que incluye una escala calibrada específicamente para la orina de gato. La DE para otras especies distintas a los gatos debe determinarse utilizando la escala para perros. En animales sanos, la DE es muy variable, dependiendo del equilibrio de fluidos y electrolitos en el organismo. Normalmente es de al menos 1,015. Por tanto, la interpretación de la DE depende de la presentación clínica y de los hallazgos de la bioquímica sérica. ( See also heading on page Introducción al aparato urinario.) Un animal que está deshidratado o presenta otras causas de azoemia prerrenal tendrá orina hiperestenúrica con una DE >1,025-1,040 (dependiendo de la especie). La orina diluida en un animal deshidratado o azoémico es anormal, y podría deberse a insuficiencia renal, hipo- o hiperadrenocorticismo, hipercalcemia, diabetes mellitus, hipertiroidismo y tratamiento con diuréticos. En caso de diabetes insípida, se pueden esperar valores <1,010. La glucosuria aumenta la DE a pesar del incremento del volumen de orina.
Tiras reactivas colorimétricas semicuantitativas:
Las tiras reactivas como Multistix® o Chemstrip® se pueden utilizar para realizar varios análisis químicos semicuantitativos simultáneamente. Se utilizan de forma rutinaria para determinar el pH de la orina, proteínas, glucosa, cetonas, bilirrubina/urobilinógeno y sangre oculta. Algunas tiras reactivas incluyen pruebas para la detección de la esterasa de leucocitos (para la detección de leucocitos), el nitrito (para la detección de bacterias) y la DE; estas no son válidas en animales y no deben usarse. Las tiras reactivas se ven afectadas negativamente por la humedad y tienen una vida útil limitada. Los frascos deben mantenerse bien tapados, y las tiras no utilizadas han de desecharse después de su fecha de vencimiento.
pH de la orina:
El pH de la orina es típicamente ácido en perros y gatos y alcalino en caballos y rumiantes, pero varía según la dieta, y la presencia de enfermedades o fármacos. El lector de la tira reactiva para la determinación del pH tiene una precisión de ~0,5 unidades de pH. Por ejemplo, una lectura de 6,5 significa que es probable que el pH real se encuentre entre 6,0 y 7,0. Los medidores portátiles de pH son más precisos que los lectores de las tiras reactivas. Una infección bacteriana del tracto urinario con un microbio productor de ureasa provocará alcaluria. El pH de la orina afectará a la cristaluria, ya que algunos cristales, como la estruvita, se forman en la orina alcalina, mientras que otros cristales, como la cistina, se forman en la orina ácida.
Proteínas:
El lector de la proteína en la tira reactiva utiliza un indicador de color (azul de tetrabromofenol), que detecta principalmente la albúmina en la orina. Los resultados oscilan entre 10 mg/dL y 1000 mg/dL. La proteinuria puede darse por causas prerrenales (fiebre, ejercicio intenso, convulsiones, temperatura ambiental extrema e hiperproteinemia), renales (principalmente enfermedad glomerular y ocasionalmente tubular) o posrenales (inflamación, hemorragia e infección). Una reacción positiva debe interpretarse a la luz del examen de la DE, el pH y el sedimento urinario. Por ejemplo, una pequeña cantidad de proteína en la orina concentrada es menos importante que una pequeña cantidad de proteína en la orina diluida. La alcaluria dará resultados falsos positivos. Asimismo, la presencia de otras proteínas, como las proteínas de Bence-Jones, dará resultados falsos negativos. La proteinuria se puede medir mediante precipitación con ácido sulfosalicílico, que detecta albúmina y globulinas; sin embargo, no es precisa en perros y gatos. Si la proteinuria se presenta con un sedimento urinario inactivo, puede verificarse y cuantificarse dividiendo la concentración de proteína en orina entre la concentración de creatinina en orina (cociente proteína/creatinina en la orina [UP:UC]). La interpretación del UP:UC es la siguiente: <0,5:1 (perros) y <0,4:1 (gatos) es normal, 0,4 o 0,5-1:1 es cuestionable y >1:1 es anormal. Con azoemia renal primaria, un UP: UC >0,5:1 en perros y >0,4:1 en gatos se considera anormal. Se dispone de una prueba semicuantitativa de microalbuminuria para detectar albúmina urinaria en el rango de 1-30 mg/dL. Utiliza tecnología ELISA específica para albúmina canina o felina. Debido a las pequeñas diferencias interespecíficas de la albúmina, existen diferentes kits para perros y gatos. La prueba para la detección de microalbuminuria detecta concentraciones de albúmina más bajas que el lector de la tira reactiva estándar. La hematuria debe ser macroscópica para aumentar la microalbuminuria o el UP:CU, si bien la piuria aumenta ambos.
Glucosa:
La glucosa se detecta mediante una reacción enzimática de glucosa oxidasa, específica para la glucosa. La glucosuria no se presenta normalmente porque el umbral renal de glucosa es >180 mg/dL en la mayoría de las especies y >240 mg/dL en los gatos. Con la euglucemia, la cantidad de glucosa filtrada es menor que el umbral renal, y toda la glucosa filtrada se reabsorbe en los túbulos renales proximales. La glucosuria puede resultar de hiperglucemia (debido a diabetes mellitus, glucocorticoides endógenos o exógenos excesivos, síndrome hepatocutáneo o estrés) o de un defecto tubular renal proximal (como glucosuria renal primaria o síndrome de Fanconi). Si hay glucosuria, se debe determinar la concentración de glucosa en sangre. Pueden producirse resultados falsos negativos con concentraciones urinarias elevadas de ácido ascórbico (vitamina C) o con formaldehído (metenamina, un metabolito del antiséptico urinario que se emplea para la prevención de infecciones bacterianas del tracto urinario). Pueden producirse resultados falsos positivos si la muestra está contaminada con peróxido de hidrógeno, cloro o hipoclorito (lejía).
Cetonas:
Las cetonas se producen a partir del metabolismo de los ácidos grasos e incluyen ácido acetoacético, acetona y beta-hidroxibutirato. El lector para las cetonas en la tira reactiva detecta acetona y ácido acetoacético, pero no beta-hidroxibutirato (que se puede medir en sangre y orina mediante un analizador de bioquímica). El test contiene nitroprusiato, que reacciona con el ácido acetoacético y la acetona y produce un color púrpura, si bien es más sensible al ácido acetoacético que a la acetona. La cetosis se asocia con cetosis primaria (rumiantes), cetosis secundaria a diabetes mellitus (pequeños animales), consumo de dietas bajas en carbohidratos (especialmente en los gatos) y, ocasionalmente, tras ayuno prolongado o inanición. Puede producirse una reacción de falso positivo con la presencia de sustancias reductoras en la orina.
Bilirrubina/urobilinógeno:
Cuando la hemoglobina se degrada, la porción del grupo hemo se convierte en bilirrubina, que posteriormente será conjugada por el hígado y excretada a través de la bilis. Parte de la bilirrubina conjugada se filtra por el glomérulo y se excreta en la orina. En los perros, pero no en los gatos, el riñón puede metabolizar la hemoglobina a bilirrubina y secretarla. Los perros machos tienen una mayor capacidad secretora que las hembras. El lector de la tira reactiva utiliza sales de diazonio para provocar un cambio de coloración; y es más sensible a la bilirrubina conjugada que a la bilirrubina no conjugada. La bilirrubinuria se produce cuando la bilirrubina conjugada excede el umbral renal como ocurre con la enfermedad hepática o la hemólisis. En los perros con orina concentrada, puede ser normal encontrar una pequeña cantidad de bilirrubina. La pigmenturia y las fenotiacinas pueden dar lugar a falsos positivos, y con grandes cantidades de ácido ascórbico (vitamina C) pueden producirse resultados falsos negativos.
El urobilinógeno, formado a partir de la bilirrubina por la microbiota intestinal, se absorbe en la circulación portal y se excreta por vía renal. Es normal encontrar una pequeña cantidad de urobilinógeno en la orina. El aumento de urobilinógeno urinario se produce en situaciones de hiperbilirrubinemia, si bien en casos de obstrucción biliar se pueden producir resultados negativos. Sin embargo, la prueba no es lo suficientemente específica como para ser clínicamente útil.
Sangre oculta:
El lector para el análisis de sangre oculta en la tira reactiva utiliza el método de la "pseudoperoxidasa" para la detección de eritrocitos intactos, hemoglobina y mioglobina. Una reacción positiva puede deberse a hemorragia (hematuria), hemólisis intravascular (hemoglobinuria) o mioglobinuria. Los dos últimos procesos se pueden distinguir mediante el examen del plasma: tendrá un aspecto entre rosado y rojizo tras la hemólisis intravascular, y marrón oscuro en caso de que exista mioglobina. Al igual que con otros métodos colorimétricos, la decoloración de la orina puede dar lugar a resultados falsos positivos. Un resultado positivo debe interpretarse con un examen microscópico del sedimento urinario.
Sedimento urinario
El examen microscópico del sedimento urinario debe formar parte del análisis rutinario de la orina. Para la centrifugación, se transfieren 3-5 mL de orina a un tubo de centrífuga cónico. La orina se centrifuga a 1000-1500 rpm durante ~3-5 min. El sobrenadante se decanta, dejando ~0,5 mL de orina y el sedimento en la punta del tubo cónico. El sedimento se resuspende agitando la punta del tubo cónico varias veces. Se transfieren unas gotas del sedimento a un portaobjetos de vidrio y se coloca un cubreobjetos. Se recomienda el examen de orina sin teñir para muestras de rutina. El examen microscópico se realiza con aumentos de ×100 para cristales, cilindros y células, y de ×400 para células y bacterias. El contraste de la muestra se mejora cerrando el diafragma y bajando el condensador del microscopio. Para la identificación celular se pueden emplear tinciones como Sedistain® y el nuevo azul de metileno, pero pueden diluir la muestra e introducen precipitados de colorante y cristales. El uso de una tinción de Wright modificada aumenta la sensibilidad, la especificidad y los valores predictivos positivos y negativos para la detección de bacterias. Para algunas pruebas son necesarios frotis teñidos secados al aire.
Eritrocitos:
En una preparación sin teñir, los eritrocitos son pequeños y redondos, presentan una ligera coloración anaranjada y una apariencia suave. La orina normal debe contener <5 eritrocitos/campo con aumento de ×400. El aumento de eritrocitos en la orina (hematuria) indica hemorragia en algún lugar del sistema urogenital; no obstante, la recolección de muestras mediante cistocentesis o cateterismo puede inducir hemorragia.
Leucocitos:
Los leucocitos son ligeramente más grandes que los eritrocitos y presentan un citoplasma granulado. La orina normal debe contener <5 leucocitos/campo con aumento de ×400. El aumento de leucocitos (piuria) puede producirse debido a inflamación, infección, trauma o neoplasia. El cateterismo o la recolección de orina mediante cateterismo puede provocar la introducción de algunos leucocitos procedentes del tracto urogenital.
Células epiteliales:
Las células epiteliales de transición son contaminantes urinarios comunes procedentes de la vejiga y la uretra proximal, y son parecidos a los leucocitos pero más grandes. Tienen una mayor porción de citoplasma granulado y un núcleo redondeado de localización central. En una muestra de orina obtenida mediante cateterismo, pueden verse células epiteliales escamosas. Son grandes, de forma ovalada o cúbica, y pueden o no contener núcleo. En ocasiones, se pueden observar células de transición neoplásicas en un animal con carcinoma de células de transición. Se pueden observar células escamosas neoplásicas en un animal con carcinoma de células escamosas.
Cilindruria (moldes):
Los cilindros o moldes son estructuras cilíndricas alargadas formadas por mucoproteínas depositadas en la luz de los túbulos renales que pueden contener células. Los cilindros hialinos son precipitados proteicos puros, transparentes, tienen lados paralelos y extremos redondeados, y están compuestos de mucoproteínas. Pueden aparecer con fiebre, ejercicio y enfermedad renal. Los cilindros de células epiteliales se forman a partir del atrapamiento de células epiteliales tubulares desprendidas en la mucoproteína; pueden verse en la enfermedad tubular renal. Se cree que los cilindros granulares derivan de la degeneración de los cilindros de células epiteliales. Los cilindros céreos tienen una apariencia granular y se cree que derivan de la degeneración de los cilindros granulares con el tiempo. Por lo general, tienen bordes afilados con extremos rotos. Otros cilindros celulares incluyen cilindros de eritrocitos o de leucocitos, y siempre son anormales. Los cilindros eritrocitarios se forman debido a hemorragia renal. Los cilindros de leucocitos pueden producirse debido a una inflamación renal o pielonefritis. Los cilindros grasos no son comunes, pero se pueden ver en trastornos del metabolismo lipídico como la diabetes mellitus. Algunos cilindros hialinos o granulares se consideran normales. Sin embargo, la presencia de cilindros celulares u otros cilindros en gran número indica daño renal, y puede ser una de las primeras anomalías laboratoriales observadas con daño tóxico a las células epiteliales renales (p. ej., gentamicina, anfotericina B).
Microorganismos infecciosos:
La presencia de bacterias en la orina recogida mediante cistocentesis indica infección. Un pequeño número de bacterias del tracto urogenital inferior puede contaminar las muestras obtenidas mediante micción espontánea o cateterismo y no es indicativo de infección. Las bacterias bacilares se identifican fácilmente en el sedimento de la orina. Las partículas de desecho se pueden confundir con bacterias. Las bacterias sospechosas pueden confirmarse mediante tinción del sedimento urinario con Gram. No obstante, el cultivo aerobio es mucho mejor para confirmar una infección bacteriana del tracto urinario. En raras ocasiones, se pueden observar levaduras e hifas de hongos y huevos de parásitos en el sedimento urinario. Su presencia no siempre se asocia con enfermedad clínica. Los huevos de parásitos observados incluyen Stephanurus dentatus, Capillaria plica, C felis y Dioctophyma renale. Además, pueden observarse microfilarias de Dirofilaria immitis en el sedimento de la orina.
Cristales:
Muchos sedimentos urinarios contienen cristales. El tipo de cristal presente depende del pH, de la concentración de sustancias cristalogénicas, de la temperatura y del tiempo que pase entre la recogida y el análisis de la orina. La cristaluria no es sinónimo de urolitiasis y no es necesariamente patológica. Además, se pueden formar urolitos sin que se observe cristaluria. Muchas muestras de orina se examinan a temperatura ambiente, lo cual puede alterar el número de cristales presentes, y el resultado puede no representar la situación in vivo.
Los cristales de estruvita se observan comúnmente en la orina de caninos y felinos. La cristaluria de estruvita en los perros no es un problema a menos que exista una infección del tracto urinario bacteriano concomitante con un microbio productor de ureasa. Sin infección, los cristales de estruvita no están asociados con la formación de urolitos de estruvita en los perros. Sin embargo, algunos animales (p. ej., los gatos) forman urolitos de estruvita sin una infección bacteriana del tracto urinario. En estos casos, la cristaluria de estruvita puede ser patológica. Los cristales de estruvita aparecen típicamente como "tapas de ataúd" o "prismas", aunque pueden ser amorfos.
La cristaluria de oxalato de calcio se da con menos frecuencia en perros y gatos. Si persiste, puede indicar un mayor riesgo de formación de urolitos de oxalato de calcio, que ha ido en aumento en algunos países durante los últimos años. ( See also page Urolitiasis en caballos y ver Urolitiasis en pequeños animales.) Sin embargo, la cristaluria de oxalato de calcio y carbonato de calcio es común en caballos y bovinos sanos. Los cristales de oxalato de calcio dihidrato aparecen como cuadrados con una "X" en el centro, o "en forma de sobre". Los cristales de oxalato de calcio monohidratado tienen forma de “pesa”. Una forma inusual de cristales de oxalato de calcio se observa típicamente en asociación con la toxicidad del etilenglicol ( ver Toxicosis por etilenglicol). Estos cristales se encuentran en orinas neutras o ácidas. Son pequeños, planos e incoloros, y tienen la forma de "postes de cerca".
Los cristales de biurato amónico sugieren enfermedad hepática (p. ej., derivación portosistémica). Estos cristales se producen en orinas ácidas y están formados por esferas de color marrón amarillento con proyecciones irregulares y espiculadas; pueden ser también amorfos. Ciertas especies, como las aves y los reptiles, y ciertas razas de perros, específicamente los Dálmatas, pueden presentar este tipo de cristaluria de forma normal.
Los cristales de cistina son hexagonales y de tamaño variable. Aparecen en la orina ácida. La presencia de cristales de cistina representa un defecto tubular proximal en la reabsorción de los aminoácidos. Se ha descrito cistinuria en muchas razas de perros y, raramente, en gatos. Las razas caninas Teckel, Terranova, Bulldog Inglés y Scottish Terrier presentan una mayor incidencia de urolitiasis de cistina.
Los cristales de bilirrubina se producen con la bilirrubinuria; sin embargo, en los perros pueden ser normales en pequeñas cantidades.
Lípidos:
Las gotas de grasa suelen estar presentes en la orina de perros y gatos y pueden confundirse con eritrocitos. A menudo varían en tamaño y tienden a flotar en un plano de enfoque diferente al resto del sedimento. No se consideran patológicas.
Espermatozoides:
Los espermatozoides pueden verse normalmente en la orina recolectada de perros machos reproductivamente enteros.
Material vegetal:
A veces se puede observar material vegetal en las muestras de orina obtenidas mediante micción espontánea. Si hay presencia de material, es indicativo de contaminación de la orina y no es patológico.
Prueba del antígeno tumoral de la vejiga
La prueba del antígeno tumoral de la vejiga puede usarse para detectar el carcinoma de células de transición en perros. Los resultados no son específicos para esta lesión neoplásica, ya que enfermedades de origen no neoplásico (p. ej., infecciones del tracto urinario, hematuria, etc.) pueden dar resultados positivos. Sin embargo, una prueba negativa es significativa, ya que no es probable que exista un carcinoma de células de transición. Esta prueba puede ser útil para la detección de rutina de perros con mayor riesgo de desarrollar carcinoma de células de transición (p. ej., el Scottish Terrier) que no presentan otros signos o hallazgos laboratoriales de enfermedad del tracto urinario inferior. Se trata de un kit comercial basado en una reacción colorimétrica para la detección de fragmentos de la membrana basal.