El tratamiento de las enfermedades zoonóticas y no zoonóticas de los animales es similar; sin embargo, deben evitarse los tratamientos que prolongan la eliminación de los organismos zoonóticos, a menos que existan consideraciones más importantes. Por ejemplo, el tratamiento antibiótico suele estar contraindicado en simples diarreas asociadas a Salmonella, porque estos fármacos pueden prolongar la eliminación de este organismo. Por el contrario, los animales que son portadores de organismos zoonóticos pueden tratarse a veces para reducir la exposición humana, incluso cuando la infección es subclínica o se espera que sea autolimitante, como una lesión cutánea menor causada por dermatofitos.
Durante el tratamiento de enfermedades zoonóticas se deben tomar todas las precauciones posibles para evitar la infección humana. Se necesita un juicio profesional para determinar si se debe mantener al animal en su entorno familiar o aislarlo en una sala de hospital. Los factores que se han de considerar incluyen la gravedad potencial de la enfermedad en las personas, la sensibilidad de los individuos en el hogar y la capacidad de los cuidadores humanos para llevar a cabo con eficacia los protocolos de enfermería, sanidad e higiene. Se debe informar al propietario si el tratamiento no es seguro para eliminar el patógeno, el cual podría persistir en una forma subclínica latente o crónica. Las preocupaciones zoonóticas pueden imponer la eutanasia del animal, especialmente cuando la enfermedad puede ser mortal.
Las personas que pueden haber contraído una enfermedad zoonótica deben ser remitidas a un médico para diagnóstico y tratamiento. El médico debe recibir toda la información necesaria para facilitar el diagnóstico, especialmente si la enfermedad es inusual y no se encuentra entre los diagnósticos diferenciales habituales. La eliminación simultánea del patógeno de los hospedadores tanto animales como humanos es lo ideal para evitar que circule entre los hospedadores. Ciertas enfermedades zoonóticas (p. ej., rabia) deben declararse a las autoridades sanitarias.
Puntos clave
Los efectos potenciales tanto en humanos como en animales deben considerarse al decidir cómo (y si) tratar una enfermedad zoonótica.
Se deben tomar precauciones para disminuir el riesgo de exposición para los humanos durante el tratamiento.
Los humanos que puedan haber contraído una enfermedad zoonótica deben ser remitidos a un médico, quien ha de recibir toda la información necesaria para facilitar el diagnóstico.
Algunas enfermedades zoonóticas que se producen en animales deben declararse al departamento de salud pública.
Para más información
Consulte también la información para propietarios sobre la zoonosis.