Los receptores previamente sensibilizados o aquellos con anticuerpos naturales se pueden detectar por pruebas de compatibilidad cruzada, para evitar trasfundir sangre incompatible. En EE. UU. >99 % de los gatos son del grupo sanguíneo A, de modo que el riesgo de una transfusión incompatible es bajo. Sin embargo, ciertas razas, como los Abisinios, los Birmanos, los Británicos de pelo corto, los Devon Rex, los Himalayos, los Persas, los Ragdoll, los Fold Escoceses y los Somalíes tienen una mayor frecuencia de grupo sanguíneo B. Cualquier transfusión incompatible en gatos origina una rápida destrucción de las células transfundidas, por lo que antes de cualquier transfusión conviene realizar la determinación y las pruebas cruzadas. Aunque es más probable que el antígeno B cause una reacción antigénica clínicamente grave cuando se administra a un receptor del grupo A, los eritrocitos de tipo A administrados a un receptor del grupo B también se destruyen casi inmediatamente. El antígeno mic está presente en algunos gatos, y los gatos que carecen de este antígeno mic tienen anticuerpos naturales frente al mismo. Por esa razón, la determinación de grupo sanguíneo cruzada se debe realizar en los gatos antes de la primera transfusión, incluso si van a recibir sangre compatible A o B.
El procedimiento de cruce directo, con los controles apropiados, es eficaz en todas las especies. La prueba principal de compatibilidad cruzada detecta los anticuerpos ya presentes en el plasma del receptor que podrían causar una reacción hemolítica cuando se transfundieran los eritrocitos del donante; no detectarán o minimizarán el potencial de que se desarrolle sensibilización. Se añade anticoagulante (edetato disódico cálcico o citrato) a las muestras de sangre del donante y receptor; los eritrocitos del donante se lavan tres veces con solución salina al 0,9 % y se prepara una suspensión al 4 % en solución salina con las células lavadas. La prueba principal de compatibilidad cruzada consiste en combinar volúmenes iguales (0,1 mL) de la suspensión de eritrocitos del donante y de plasma del receptor. El tubo control contiene eritrocitos y plasma del receptor para detectar autoaglutinación. Las muestras se incuban, centrifugan y evalúan para hemólisis o aglutinación.
La hemólisis se valora comparando el color del sobrenadante de la muestra con el del control. Cada muestra se agita con suavidad hasta que las células del fondo del tubo vuelven a estar en suspensión. De nuevo, se compara el grado de agregación de la muestra con el del control. La prueba es negativa o compatible cuando el plasma está claro y los eritrocitos se suspenden fácilmente. Una prueba positiva o incompatible puede presentar hemólisis, hemaglutinación o ambas. Todas las pruebas consideradas macroscópicamente como negativas a la hemaglutinación deben confirmarse microscópicamente a pocos aumentos. Se encuentran disponibles algunos sistemas nuevos de compatibilidad cruzada que usan una técnica de gel. Esto es especialmente importante en los caballos, porque los eritrocitos tienden a formar rouleaux.
La prueba menor de compatibilidad cruzada es la inversa de la prueba principal, es decir, las células del receptor se combinan con el plasma del donante. La prueba menor de compatibilidad es importante solo en especies con isoanticuerpos naturales con importancia clínica, como los gatos, o si el donante ha sido transfundido previamente, o en caballos con gestaciones previas. En especies en las que no se dispone de reactivos para la determinación, las pruebas cruzadas principal y menor pueden ser la única forma de predecir incompatibilidades potenciales.