Los parásitos hematológicos de Babesia spp se transmiten por garrapatas ixódidas. La babesiosis se suele caracterizar por fiebre y hemólisis intravascular que da lugar a anemia progresiva, hemoglobinuria e ictericia, y puede causar la muerte. El diagnóstico se basa principalmente en la evaluación microscópica óptica de los frotis sanguíneos. Los tratamientos más comunes son el dipropionato de imidocarb y el aceturato de diminazeno. El control se realiza mediante quimioterapia, control de vectores y vacunación en algunos países.
La babesiosis es la enfermedad clínica asociada a la infección por protozoos del género Babesia, que son parásitos sanguíneos transmitidos por garrapatas ixódidas. Entre otros mamíferos silvestres y domésticos, el ganado vacuno, los caballos, las ovejas y las cabras, los cerdos y los gatos y los perros son sensibles. Además, la babesiosis es una enfermedad zoonótica que afecta al ser humano. La enfermedad, que puede ser mortal, se suele caracterizar por fiebre y hemólisis intravascular que produce anemia, hemoglobinuria e ictericia. El diagnóstico se basa principalmente en la evaluación microscópica óptica de los frotis sanguíneos. Los tratamientos más comunes son el dipropionato de imidocarb y el aceturato de diminazeno. El control se realiza mediante quimioterapia, control de vectores y vacunación en algunos países.
Etiología y patogenia de la babesiosis en animales
Babesia son parásitos protozoarios intraeritrocitarios del filo Apicomplexa, del orden Piroplasmida. Existen más de 100 especies de Babesia, que afectan a los animales domésticos (ganado vacuno, caballos, ovejas, cabras, cerdos, perros y gatos), a los animales silvestres y, ocasionalmente, a los humanos.
Tradicionalmente, Babesia spp se han clasificado según la morfología y la especificidad del vector y del hospedador; sin embargo, las caracterizaciones moleculares recientes sugieren una mayor complejidad.
Babesia bovis es un organismo mucho más virulento que B bigemina. En la mayoría de las cepas de B bigemina, los efectos patógenos se relacionan más directamente con la destrucción de eritrocitos. En las cepas virulentas de B bovis, un síndrome de shock hipotensivo, combinado con una inflamación generalizada no específica, alteraciones de la coagulación y estasis eritrocitaria en los capilares, contribuyen a la patogenia.
Los siguientes son indicativos de los Babesia spp que afecta a los animales domésticos; sin embargo, la lista está lejos de ser completa.
Ganado vacuno
Babesia divergens y B major son dos especies de climas templados con manifestaciones comparables a las de B bovis y B bigemina, respectivamente. Babesia divergens es una Babesia patógena pequeña de considerable importancia en las islas británicas y el noroeste de Europa, mientras que B major es una Babesia grande de menor patogenicidad. Babesia divergens se transmite mediante Ixodes ricinus y B major por Haemaphysalis punctata.
Caballos
La piroplasmosis equina está causada por Theileria (antiguamente Babesia) equi oB caballi. Theileria equi es un parásito pequeño y es más patógeno que B caballi. Theileria equi se reclasificó como Theileria en 1998. La babesiosis equina se da en África, Europa, Asia, América Central y del Sur y el Sur de los EE. UU. Se transmite por garrapatas de los géneros Rhipicephalus, Dermacentor e Hyalomma. La infección intrauterina, en particular por T equi, también es relativamente frecuente.
Ovino y caprino
Aunque los pequeños rumiantes se pueden infectar por varias especies de Babesia, las dos especies más importantes son B. ovis y B motasi, transmitido por Rhipicephalus bursa y Haemaphysalis spp, respectivamente. La infección es importante en el medio este y sur de Europa y en algunas ciudades de África y Asia.
Cerdos
Se ha observado que Babesia trautmanni causa enfermedad una grave en los cerdos. Este parásito se ha descrito en Europa y África. Otra especie, B perroncitoi, tiene una patogenicidad similar, pero aparentemente presenta una distribución limitada a las áreas mencionadas anteriormente. Los vectores de estas Babesia no se han aclarado, aunque se ha demostrado que Rhipicephalus spp transmiten B trautmanni.
Perros y gatos
Se han descrito casos de Babesia spp en perros de la mayoría de las áreas geográficas. Estas incluyen B canis, B vogeli y B rossi. Babesia canis se transmite por Dermacentor reticularis en Europa, B vogeli por Rhipicephalus sanguineus en países tropicales y subtropicales y B rossi por Haemaphysalis elliptica en Sudáfrica. Las consecuencias de la infección por Babesia pueden variar desde una enfermedad leve transitoria hasta una enfermedad grave que produce la muerte rápidamente.
Babesia gibsoni es la otra Babesia importante en perros y se trata de un parásito mucho más pequeño. Tiene una distribución más limitada y, de manera característica, causa una enfermedad crónica con anemia progresiva grave que no puede tratarse con los babesicidas habituales.
Se ha descrito una enfermedad de gravedad variable debida a B felis en gatos domésticos en el sur de África, así como a B leo y B lengau y especies menos definidas. Se han descrito casos esporádicos asociados a otras especies de Babesia en otros lugares. Una manifestación inusual de B felis es su falta de respuesta a los babesicidas normales.
Transmisión y epidemiología de la babesiosis en animales
El principal impacto económico de la babesiosis se produce en la industria ganadera en áreas geográficas tropicales y subtropicales, y se atribuye a Babesia bovis y Babesia bigemina; sin embargo, las enfermedades causadas por diferentes Babesia tienen muchas características comunes. La babesiosis es una enfermedad transmitida por garrapatas y su distribución geográfica está determinada por la distribución de las garrapatas vector. Los principales vectores de B bigemina y B bovis son Rhipicephalus (Boophilus) spp de un solo hospedador, que están muy extendidas en áreas tropicales y subtropicales. La transmisión se produce transováricamente. Aunque estos Babesia spp se pueden transmitir fácilmente de manera experimental por inoculación de sangre, la transmisión mecánica por insectos o durante procedimientos quirúrgicos no tiene importancia práctica. También se ha descrito la infección intrauterina, pero es poco frecuente.
En las garrapatas del género Rhipicephalus, las fases sanguíneas del parásito son ingeridas durante la succión y pasan por la reproducción sexual o asexual en la hembra repleta de sangre, infectando los huevos y las etapas ulteriores del parásito. La transmisión al hospedador ocurre cuando las larvas (en el caso de B bovis) o ninfas y adultos (en el caso de B bigemina) se alimentan. El porcentaje de larvas infectadas puede variar del 0-50 % o más, dependiendo principalmente del nivel de parasitemia del hospedador en el momento en que las garrapatas hembra se alimentan. En condiciones de campo, la tasa de transmisión por garrapata suele ser más alta para B bigemina que para B bovis.
En áreas endémicas, tres características son importantes para determinar el riesgo de enfermedad clínica en el ganado vacuno:
Los terneros tienen un nivel de inmunidad (relacionado tanto con los anticuerpos derivados del calostro como con factores específicos de la edad) que persiste durante ~6-8 meses, mientras que los animales de edad avanzada sin inmunidad son sensibles a la enfermedad clínica.
Los animales que se recuperan de las infecciones por Babesia suelen ser inmunes durante la típica vida productiva de los animales criados en entornos comerciales.
La sensibilidad de las razas de ganado vacuno a las garrapatas y a las infecciones por Babesia varían (p. ej., el ganado Bos indicus tiende a ser más resistente tanto a las garrapatas como a los efectos de la infección por B bovis y B bigemina en razas derivadas de Bos taurus).
Con altos niveles de transmisión por garrapatas, prácticamente todos los terneros se infectan con Babesia a los 6-8 meses de edad, muestran pocos signos clínicos o ninguno, se vuelven inmunes y conservan esta inmunidad durante toda su vida adulta. Esta situación puede alterarse por una reducción en el número de garrapatas, ya sea natural (p. ej., climáticas) o artificial (p. ej., tratamiento acaricida o cambiando la composición racial del rebaño). Un número bajo de garrapatas puede significar que no hay una transmisión suficiente de Babesia a los terneros como para asegurar que todos estén infectados. Otras circunstancias que pueden producir brotes clínicos comprenden la introducción de ganado vacuno sensible en áreas endémicas y la incursión de garrapatas infectadas por Babesia en áreas previamente libres de garrapatas.
Las principales epizootias se dieron en el ganado vacuno en EE. UU., Australia y Sudáfrica en el siglo XIX, asociadas con el movimiento de ganado infectado y la garrapata vector. Algunos países mantienen zonas de cuarentena libres de garrapatas como medio de controlar la difusión de la garrapata vector Rhipicephalus (Boophilus).
La babesiosis bovina es una enfermedad de la lista de la OMSA y está incluida en la lista de enfermedades de declaración obligatoria, infecciones e infestaciones del National Animal Health Reporting System (NAHRS) de 2021.
Riesgos zoonóticos
Casos de babesiosis en humanos han sido reportados. El parásito de los roedores B microti y el parásito del ganado B divergens son las especies implicadas con mayor frecuencia en América del Norte y Europa, respectivamente. Sin embargo, B duncani, B venatorum, también han sido implicados. Los hospedadores reservorios y los vectores de algunas de estas especies no se conocen necesariamente. Las infecciones por babesiosis en los seres humanos se adquieren por picadura de garrapatas infectadas o por sangre contaminada de un donante de transfusión infectado. Los casos descritos en individuos esplenectomizados o inmunocomprometidos por otros motivos suelen ser mortales.
Hallazgos clínicos de la babesiosis en animales
La babesiosis aguda suele tener un curso de ~1 semana o menos. Los primeros signos clínicos son letargo, debilidad, depresión y fiebre (con frecuencia ≥41 °C), que persisten durante todo el tiempo y se acompañan más tarde de inapetencia, anemia, ictericia y pérdida de peso; la hemoglobinemia y la hemoglobinuria se producen en las etapas finales. Con la infección por B bovis puede producirse afectación del sistema nervioso central (SNC) debida a la adhesión de eritrocitos parasitados en los capilares del cerebro. Las vacas en estado de gestación avanzada pueden abortar, y en los toros puede darse infertilidad temporal debida a la fiebre transitoria. Muchos animales se recuperan; sin embargo, algunos pueden morir si no se tratan.
Los animales que se recuperan de la infección grave permanecen infectados durante varios años por B bovis o durante unos pocos meses por B bigemina. No aparece ningún signo clínico durante este estado de portador.
Lesiones post mortem
Las lesiones post mortem (particularmente con B bovis) incluyen lo siguiente:
Bazo aumentado de tamaño y friable.
hígado inflamado con una vesícula biliar agrandada que contiene bilis granular espesa
riñones congestionados, de color oscuro
anemia generalizada e ictericia
La mayoría de los casos clínicos de B bigemina presentan hemoglobinuria; sin embargo, este no es invariablemente el caso de B bovis. Otros órganos, como el cerebro y el corazón, pueden mostrar congestión o petequias.
Diagnóstico de la babesiosis en animales
Cortesía del State of Queensland, Department of Agriculture and Fisheries, Tick Fever Centre, Wacol, Queensland, Australia.
Cortesía de la State of Queensland, Dept of Agriculture and Fisheries, Tick Fever Centre, Wacol, Queensland, Australia.
Exploración física y anamnesis
Evaluación con microscopio óptico de frotis de sangre
Ensayo de PCR
Pruebas serológicas.
Los hallazgos clínicos y la anamnesis pueden proporcionar un diagnóstico presuntivo de babesiosis; sin embargo, otras afecciones también causan signos clínicos similares.
Cortesía del State of Queensland, Department of Agriculture and Fisheries, Tick Fever Centre, Wacol, Queensland, Australia.
Cortesía del Dr. John W. Harvey.
Cortesía del State of Queensland, Department of Agriculture and Fisheries, Tick Fever Centre, Wacol, Queensland, Australia.
Cortesía del State of Queensland, Department of Agriculture and Fisheries, Tick Fever Centre, Wacol, Queensland, Australia.
El examen de frotis de sangre o de órganos teñidos con Giemsa por microscopía óptica es esencial para confirmar el diagnóstico. La microscopía óptica es rápida y económica, pero requiere cierta experiencia. A partir del animal vivo, se deben preparar frotis de sangre de los capilares (p. ej., de la oreja o de la punta de la cola) para mejorar la sensibilidad de detección de B bovis, porque los eritrocitos infectados por B bovis se adhieren al endotelio capilar. Se deben tomar frotis de cerebro, músculo, riñón, bazo y de un vaso sanguíneo en una extremidad en el examen post mortem. Hay que tener en cuenta que la detección de Babesia spp usando microscopía óptica en el estado de portador tiene baja sensibilidad.
Al microscopio, las especies de Babesia implicadas se pueden determinar morfológicamente; sin embargo, se necesita experiencia, especialmente en las infecciones por B bovis en las que hay pocos organismos presentes. Babesia bovis es generalmente pequeña, los parásitos se colocan emparejados formando un ángulo obtuso el uno con el otro y miden 1-1,5 × 0,5-1,0 micrómetros. B bigemina es más grande (3-3,5 × 1-1,5 mcm), con parásitos pareados que se encuentran casi paralelos o en un ángulo agudo entre sí. También se observan con frecuencia formas individuales de ambos parásitos.
Otras pruebas diagnósticas
Los métodos moleculares como las pruebas de PCR son más sensibles que la microscopía óptica y pueden ser útiles para detectar Babesia spp en el estado de portador o durante la infección crónica. También se utilizan métodos moleculares para diferenciar y caracterizar los aislados. Debido a la persistencia de los microorganismos en la sangre, la detección de los microorganismos no indica necesariamente que sean la causa de la enfermedad actual o que estén teniendo algún impacto en la salud.
Se han descrito pruebas serológicas para la detección de anticuerpos contra Babesia spp en animales portadores. Las que se usan con más frecuencia son la prueba de anticuerpos por fluorescencia indirecta y el ELISA. No son útiles para el diagnóstico en la fase aguda de la enfermedad.
La subinoculación de sangre (~500 mL) en un animal completamente sensible, preferiblemente un ternero esplenectomizado, y la monitorización posterior del receptor en busca de infección, pueden estar justificadas ocasionalmente para confirmar la infección en animales sospechosos de ser portadores.
Tratamiento, control y prevención de la babesiosis en animales
Babesiacidas
Tratamiento de apoyo
Control de garrapatas
Uso de razas resistentes
Vacunación
Babesiacidas
Se han utilizado diversos fármacos babesicidas para tratar la babesiosis bovina; sin embargo, solo el aceturato de diminazeno y el dipropionato de imidocarb son todavía de uso común. Estos fármacos no están disponibles en todos los países endémicos, o su uso puede estar restringido. Deben seguirse las recomendaciones de uso de los fabricantes. Para el tratamiento del ganado vacuno, el diminazeno se administra a razón de 3,5 mg/kg, IM, 1 vez. Para el tratamiento, el imidocarb se administra a razón de 1,2 mg/kg, SC, 1 vez. A una dosis de 3 mg/kg, el imidocarb proporciona protección frente a la babesiosis durante aproximadamente 4 semanas y también puede eliminar B bovis y B bigemina de los animales portadores.
Tratamiento de apoyo
Es aconsejable efectuar un tratamiento de soporte, en particular en animales valiosos, que puede incluir el uso de antiinflamatorios, corticoesteroides y fluidoterapia. Las transfusiones sanguíneas pueden salvar la vida de los animales muy anémicos.
Control de garrapatas
El control de las garrapatas, a través de acaricidas o prácticas de manejo, puede ser útil para reducir la carga de las garrapatas, que puede disminuir las tasas de transmisión. Sin embargo, esto puede dar lugar a poblaciones de ganado vacuno nunca expuestas, con el consiguiente riesgo de brotes de la enfermedad si las poblaciones de garrapatas aumentan. No se puede confiar en el control químico de las garrapatas para prevenir la transmisión de Babesia, ya que a menudo se producen brotes después de la introducción de ganado vacuno sensible en zonas endémicas a pesar del uso de acaricidas. La resistencia a los acaricidas también es un problema creciente. Sin embargo, el control acaricida de las garrapatas antes de trasladar a los animales de las áreas infestadas es útil para prevenir la introducción de garrapatas y la babesiosis en áreas libres de garrapatas.
La erradicación de la garrapata vector rara vez es factible en instalaciones individuales, pero puede funcionar a nivel regional en programas bien coordinados.
Uso de razas resistentes
Las razas basadas en Bos indicus se suelen usar para minimizar las pérdidas de producción asociadas con las garrapatas y la babesiosis.
Vacunación
La vacunación con cepas vivas atenuadas de los parásitos Babesia se ha utilizado con éxito en países como Argentina, Australia, Brasil, Israel, Sudáfrica y Uruguay. La vacuna está disponible en forma refrigerada o congelada. Una vacunación produce una inmunidad adecuada para la vida productiva típica de los animales criados en entornos comerciales. Las vacunas comerciales basadas en antígenos recombinantes todavía no están disponibles.
Puntos clave
Babesia spp están muy extendida en las poblaciones domésticas y silvestres del mundo, y ocasionalmente infectan a los humanos.
Las garrapatas ixódidas son los vectores de transmisión de Babesia spp.
La babesiosis es una causa grave y económicamente importante de enfermedad y muerte en el ganado vacuno en áreas geográficas tropicales y subtropicales.
El control se basa en tratamientos farmacológicos específicos, estrategias de control de garrapatas y vacunación en algunos países.
Para más información
Bock R, Jackson L, de Vos A, et al. Babesiosis of cattle. Parasitology 2004;129 Suppl:S247-69.doi: 10.1017/s0031182004005190.
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Consulte también la información para propietarios sobre la babesiosis en perros, gatos y caballos.