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Infecciones por Micoplasma hemotrópico en animales

(Hemoplasmas)

PorAlicja E. Tabor, BSc, PhD;Jaime L. Tarigo, DVM, PhD, DACVP;Somu Yogeshpriya, BVSc&AH, PGDAW;Ivan W. Morrison, PhD, BVMS;Phillip D. Carter, BVSc, MVS;Peter Rolls, BVSc, MVS;Janet E. Foley, DVM, PhD;Silvina E. Wilkowsky, PhD;Kelly E. Allen, PhD
Revisado/Modificado mar 2022

Los hemoplasmas son bacterias del género Mycoplasma que carecen de paredes celulares y se adhieren a los eritrocitos de los hospedadores diana, lo que puede causar una anemia de base inmunitaria del hospedador. Muchas infecciones son asintomáticas. El diagnóstico puede basarse en microscopía o PCR. Los antibióticos y los cuidados de apoyo son los tratamientos habituales.

Los hemoplasmas, o micoplasmas hemotrópicos, son parásitos epieritrocíticos del orden Mycoplasmatales. La taxonomía moderna acepta provisionalmente que el género Mycoplasma ahora contenga géneros previamente conocidos como Haemobartonella y Eperythrozoon basándose en la falta de pared celular de los hemoplasmas, el uso del codón UGA para codificar el triptófano y las secuencias del gen ARNr 16S. Aquellas especies para las que falta una caracterización completa basada en el cultivo bacteriano reciben la designación "Candidatus".

Los hemoplasmas infectan a una amplia variedad de vertebrados en todo el mundo, incluidos varios que infectan a los humanos. Tienen características morfológicas, como estructuras en forma de bacilo, cocoides y en anillo, que se encuentran individualmente o en cadenas en los eritrocitos, y se tiñen como gramnegativos debido a la falta de pared celular. Ninguno de los hemoplasmas se ha cultivado in vitro. Los hemoplasmas se adhieren a la superficie de los eritrocitos del hospedador y pueden, en determinadas condiciones, penetrar en la célula.

Varios hemoplasmas tienen importancia veterinaria ( ver la Tabla: Hemoplasma de importancia veterinaria). Además del tropismo variable del hospedador, estos microorganismos varían en su capacidad para causar anemia hemolítica clínicamente significativa.

Tabla
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Transmisión de micoplasmas hemotrópicos en animales

Los hemoplasmas pueden transmitirse por transferencia de sangre infectada (transfusión de sangre o uso de agujas contaminadas, instrumentos quirúrgicos, equipo de manejo de rebaños) o por vectores artrópodos como piojos, moscas, garrapatas y mosquitos. Se ha descrito la transmisión vertical de la madre a la descendencia en gatos, cerdos y camélidos. La transmisión directa posiblemente asociada con peleas se sospecha en gatos y está respaldada por estudios que describen la presencia de ADN de hemoplasma en la saliva, en las encías y en los lechos ungueales de los gatos infectados.

Hallazgos clínicos de los micoplasmas hemotrópicos en animales

Los hemoplasmas pueden causar anemia hemolítica, pero la gravedad varía mucho. La mayoría de los animales desarrollan infecciones asintomáticas, con anemias agudas más graves asociadas a ciertas cepas de hemoplasma, esplenectomía, inmunodepresión, infección concomitante (como con el virus de la leucemia felina o el virus de la inmunodeficiencia felina en gatos) o coinfección con múltiples especies de hemoplasma. En particular, M. haemofelis causa anemia hemolítica aguda, potencialmente grave o mortal en gatos sanos. Los signos clínicos típicos incluyen letargo, anorexia y fiebre, siendo menos frecuentes la esplenomegalia y la ictericia.

M haemocanis causa hemólisis aguda en perros esplenectomizados, pero las infecciones suelen ser asintomáticas en perros sanos.

M suis causa anemia hemolítica acompañada de ictericia en lechones neonatos, cerdos de cebo y cerdas gestantes. La infección crónica se asocia con bajas tasas de crecimiento, disminución de las tasas de concepción, fracaso reproductivo y disminución de la producción de leche.

La infección por M wenyonii en el ganado vacuno suele ser asintomática, pero se ha descrito un síndrome de edema de la glándula mamaria y de las extremidades posteriores, disminución de la producción de leche, fiebre y linfadenopatía en novillas primíparas no anémicas. Se ha descrito que la infección en toros jóvenes causa edema escrotal y de las extremidades posteriores.

La infección por M ovis en ovejas y cabras a menudo es asintomática, pero puede producirse anemia hemolítica en animales jóvenes, especialmente aquellos con cargas parasitarias intestinales altas. La infección crónica puede dar lugar a una escasa ganancia de peso, intolerancia al ejercicio, disminución de la producción de lana y anemia leve.

La infección por hemoplasma en camélidos puede causar una anemia hemolítica grave en las crías jóvenes.

La prevalencia de la infección crónica es alta en ovejas, cerdos y perros criados en perreras, y se han descrito brotes de enfermedad aguda en animales durante estudios de investigación. La presencia de infección por hemoplasma puede afectar los resultados experimentales y conducir a una mala interpretación de los datos.

La hemólisis causada por infecciones por hemoplasma es inmunomediada y por lo general extravascular, lo que da lugar a una anemia regenerativa. Puede haber aglutinación de eritrocitos y los resultados de la prueba de Coombs suelen ser positivos en gatos infectados por M haemofelis. Los perros esplenectomizados con hemólisis aguda debida a M haemocanis pueden presentar aglutinación, esferocitosis y una prueba de Coombs positiva. Se ha descrito hipoglucemia secundaria al consumo de glucosa por parte de las bacterias en cerdos, ovejas, llamas y terneros muy parasitados; sin embargo, la glucólisis bacteriana rápida in vitro también puede causar una disminución artificial de las concentraciones de glucosa en sangre.

Diagnóstico de los micoplasmas hemotrópicos en animales

  • Microscopía o PCR

Históricamente, el diagnóstico de hemoplasmas se ha basado en la detección de microorganismos en frotis sanguíneos teñidos con Wright, en los que aparecen como estructuras pequeñas (0,5-3 micrómetros), basófilas, redondas, en forma de bacilo o de anillo presentes en los eritrocitos individualmente o en cadenas, o a veces se ven libres en el fondo. Sin embargo, la sensibilidad del frotis sanguíneo puede ser escasa, porque la parasitemia en las infecciones crónicas puede ser cíclica y los microorganismos pueden desaparecer de la circulación en tan solo 2 horas. Los hemoplasmas se disocian de los eritrocitos y mueren después de un tiempo variable en EDTA, dificultando la detección de microorganismos en muestras recolectadas hace días. La especificidad de la prueba también es baja si hay pocos microorganismos y si la morfología característica no está presente para diferenciarla de los artefactos de tinción u otras estructuras no patógenas.

Las pruebas de PCR capaces de discriminar entre hemoplasmas han mejorado mucho el diagnóstico de estos parásitos y han dado lugar a la identificación de varios nuevas especies de Mycoplasma. La PCR puede realizarse en sangre completa y aspirados del bazo.

Tratamiento y control de los micoplasmas hemotrópicos en animales

  • El tratamiento consiste en cuidados sintomáticos y antimicrobianos.

Para las infecciones agudas por hemoplasma, las tetraciclinas (doxiciclina, oxitetraciclina) son la base del tratamiento; el pradofloxacino y el marbofloxacino también han sido eficaces frente a M haemofelis. Los glucocorticoides pueden ser útiles para disminuir la eritrofagocitosis en casos de hemólisis grave porque el principal mecanismo del daño es la focalización inmunomediada en las células hospedadoras infectadas. Algunos animales pueden necesitar transfusiones de sangre, pero hay que vigilarlos cuidadosamente porque el parásito también puede infectar rápidamente las células transfundidas. Los animales tratados pueden seguir siendo portadores y pueden experimentar recidivas clínicas periódicas con parasitemia reemergente si el animal está estresado o inmunocomprometido.

Una vez que la infección inicial está controlada, ya sea de forma natural o después del tratamiento antibiótico, se desarrolla inmunidad protectora frente a la repetición de la infección por M haemofelis; se desconoce cuánto tiempo durará esta inmunidad y si esto se aplica a otras infecciones por hemoplasma.

Se deben realizar cribados de los donantes de sangre mediante pruebas de ADN basadas en PCR para evitar la transmisión a los receptores de las transfusiones. Se puede evitar la transmisión iatrogénica empleando agujas y equipos esterilizados adecuadamente. Se recomienda el control de los vectores artrópodos, así como la minimización del estrés en el manejo de rebaños y manadas.

Riesgo zoonótico de micoplasmosis hemotrópica

Las infecciones por Hemoplasma suelen ser específicas de especie excepto M ovis, que infecta tanto a ovejas como a cabras, y "Candidatus M haemolamae", que infecta tanto a las llamas como a las alpacas. Hay informes de eperitrozoonosis humana en el interior de Mongolia y China, pero las pruebas de apoyo no son convincentes. Ha habido también informes escasos de infecciones por hemoplasma en personas inmunodeprimidas en las que se utilizaron métodos moleculares para la confirmación. Un informe describió un paciente humano positivo a VIH coinfectado con Bartonella henselae y un hemoplasma genéticamente similar a M haemofelis. Este individuo era propietario de cinco gatos y tenía múltiples heridas por arañazos y mordeduras. Los cinco gatos fueron positivos a PCR para Bartonella spp y dos fueron positivos a M haemofelis, lo que sugiere la posibilidad de transmisión zoonótica. También se ha descrito la coinfección de un veterinario en Texas con B henselae y M ovis.

Anemia infecciosa felina

En los gatos, la micoplasmosis hemotrópica puede producir una enfermedad llamada anemia infecciosa felina (AIF), anteriormente conocida como hemobartonelosis. M haemofelis (anteriormente la cepa Ohio, o forma grande, de Haemobartonella felis) es el microorganismo más patógeno causante de la AIF y puede producir anemia hemolítica en gatos inmunocompetentes. "Candidatus M. haemominutum" (anteriormente la cepa California, o forma pequeña, de H felis) es el hemoplasma más común en las poblaciones felinas en todo el mundo, pero no se ha asociado claramente con la enfermedad en gatos inmunocompetentes. "Candidatus M turicensis" nunca se ha observado en frotis sanguíneos y su patogenia no se conoce bien. Ambas especies de Candidatus pueden ser capaces de inducir anemia en gatos con una enfermedad inmunosupresora subyacente, como la infección por el virus de la leucemia felina.

En el caso de infección por M haemofelis, un periodo de incubación de 2-30 días va seguido de anemia, y algunos gatos desarrollan cambios cíclicos en el hematocrito que coinciden con la aparición de un gran número de microorganismos en los frotis sanguíneos. En los gatos no tratados, esta fase aguda dura 3-4 semanas, después de las cuales algunos gatos pueden permanecer infectados de forma crónica a pesar de los valores normales o casi normales de hematocrito. Se ha sugerido que el agravamiento de la anemia puede ocurrir cuando estos gatos infectados crónicamente están sujetos a una enfermedad debilitante, estrés o terapias inmunosupresoras.

Cualquier gato anémico, especialmente uno con anemia que muestre evidencia de regeneración (policromasia y/o reticulocitosis), puede ser sospechoso de tener AIF. La intensidad de los signos clínicos se correlaciona con la rapidez de instauración de la anemia. Los hallazgos clínicos incluyen debilidad, palidez de las membranas mucosas, taquipnea, taquicardia y, en ocasiones, colapso. Los gatos gravemente enfermos pueden estar febriles y los moribundos pueden presentar hipotermia. Otras anomalías en la exploración física pueden incluir soplos cardiacos, esplenomegalia e ictericia. En los casos crónicos o de desarrollo lento, puede haber una temperatura normal o por debajo de lo normal, debilidad, depresión y pérdida de peso o emaciación.

Las anomalías laboratoriales previstas incluyen una anemia regenerativa de moderada a pronunciada, aumento de los números de eritrocitos nucleados, policromasia, anisocitosis, cuerpos de Howell-Jolly y un incremento del recuento de reticulocitos. Las pruebas de Coombs pueden volverse positivas de 7 a 14 días después de la aparición de los organismos en la sangre y permanecer positivas durante toda la fase aguda, volviendo a ser negativas en los gatos portadores con infección crónica.

La confirmación de laboratorio se ha basado tradicionalmente en la identificación de microorganismos en sangre periférica usando microscopía óptica, aunque M haemofelis es visible <50 % de las veces en gatos con infección aguda. Las pruebas de PCR están disponibles en muchos laboratorios y son considerablemente más sensibles y específicas que la evaluación del frotis sanguíneo.

Sin tratamiento un tercio de los gatos con enfermedad grave puede morir. El tratamiento implica tratamientos de apoyo, como oxígeno y transfusiones de sangre, y un tratamiento específico con doxiciclina (10 mg/kg/día, PO, durante un mínimo de 2 semanas). Debido al potencial de esofagitis y estenosis esofágica, la administración de preparaciones de hiclato de doxiciclina debe ir seguida de la administración de un bolo de varios mililitros de agua. Tanto el marbofloxacino como el pradofloxacino son una alternativa adecuada a la doxiciclina. Actualmente no se recomienda el tratamiento de los gatos sanos con PCR positiva, ya que todavía no se ha identificado un régimen que elimine completamente el microorganismo. Dosis inmunosupresoras de glucocorticoides para suprimir la lesión de los eritrocitos inmunomediados pueden usarse en gatos que no responden al tratamiento antimicrobiano solo, o cuando la anemia hemolítica inmunomediada primaria es una causa posible.

Puntos clave

  • Los hemoplasmas son bacterias del género Micoplasma que infectan a los glóbulos rojos de varias especies de animales.

  • La infección suele ser asintomática, pero puede diagnosticarse mediante microscopía o PCR.

  • El tratamiento debe incluir antibióticos y cuidados de apoyo.

Para más información

  • Consulte también la información para propietarios sobre los parásitos sanguíneos en gatos y perros.