El ectima contagioso es una dermatitis infecciosa de las ovejas y cabras que afecta principalmente a los labios de animales jóvenes. La enfermedad suele ser más grave en las cabras que en las ovejas. Las personas se ven afectadas ocasionalmente por contacto directo.
Etiología y epidemiología:
El parapoxvirus causal está relacionado con el virus de la pseudoviruela ( ver Pseudoviruela en bovinos) y con el de la estomatitis papular bovina ( ver Estomatitis papular en grandes animales). La infestación se produce por contacto. El virus es muy resistente a la desecación ambiental, y se ha llegado a recobrar de costras secas después de 12 años. En el laboratorio es también resistente al glicerol y al éter.
El ectima contagioso se encuentra en todo el mundo y es común en corderos jóvenes criados artificialmente y en corderos mayores durante el final del verano, el otoño y el invierno en pastos y durante el invierno en ganado de producción intensiva en invierno.
Hallazgos clínicos y diagnóstico:
Cortesía del Dr. Robert Dunstan.
Cortesía del Dr. Philip Scott.
Cortesía del Dr. Philip Scott.
Cortesía del Dr. Philip Scott.
Cortesía del Dr. Philip Scott.
Cortesía del Dr. Philip Scott.
La lesión primaria se desarrolla en la unión mucocutánea de los labios y alrededor de los incisivos en erupción y puede extenderse a la mucosa de la cavidad bucal. A veces, las lesiones se encuentran en los pies y alrededor de la corona, donde la infección bacteriana secundaria con Dermatophilus congolensis comúnmente causa la "fresa gangrenosa podal". Las ovejas que crían corderos infectados pueden desarrollar lesiones en los pezones que se extienden hasta la piel de la ubre. Las lesiones se desarrollan en forma de pápulas y evolucionan a vesículas y pústulas antes de encostrarse. La coalescencia de numerosas lesiones discretas frecuentemente lleva a la formación de costras grandes y la proliferación de tejido dérmico produce una masa verrugosa debajo de ellas. Cuando la lesión se extiende a la mucosa oral, a menudo se desarrolla necrobacilosis ( ver Laringitis necrótica en el ganado vacuno) secundaria.
Durante el transcurso de la enfermedad (1-4 semanas), las costras se caen y los tejidos se curan sin dejar cicatrices. Durante las etapas activas de la infección, los corderos afectados más intensamente presentan alteraciones en la ingesta y deterioro del estado general. Las lesiones extensas en las pezuñas causan cojera. Las ovejas con lesiones en los pezones pueden desarrollar mastitis, a veces gangrenosas.
La lesión es característica. La enfermedad debe diferenciarse de la dermatosis ulcerativa, que produce destrucción tisular y úlceras crateriformes. El ectima por lo general afecta a animales más jóvenes que la dermatosis ulcerativa, aunque este criterio solamente se puede usar de forma presuntiva. Se deben considerar la fiebre aftosa ( ver Fiebre aftosa) y la infección por lengua azul ( ver Lengua azul) si la morbilidad es elevada y los signos clínicos incluyen salivación, cojera y fiebre. La foliculitis estafilocócica afecta a la piel del hocico y que rodea los ojos. La demostración directa del virus en el material de la costra por microscopía electrónica se ha reemplazado ahora por la PCR como método diagnóstico de elección para el ectima. Históricamente, la diferenciación positiva podía obtenerse mediante la inoculación de ovejas propensas y ovejas inmunizadas contra el ectima.
Tratamiento y control:
Tanto los antibióticos parenterales como los tópicos pueden ayudar a combatir la infección bacteriana secundaria de las lesiones cutáneas. En las áreas endémicas deben aplicarse repelentes y larvicidas apropiados sobre las lesiones para prevenir las miasis. El virus puede transmitirse a las personas, en quienes las lesiones, por lo general limitadas a las manos y la cara, son más proliferativas y a veces muy dolorosas. Los veterinarios y las personas que manejan las ovejas deben tomar las precauciones protectoras razonables y usar guantes desechables. El diagnóstico en personas se establece transmitiendo el virus a las ovejas; puede resultar útil una prueba de fijación del complemento.
Las ovejas que se han recuperado de una infección natural son muy resistentes a la reinfección. A pesar de las numerosas cepas de virus inmunogénicos, las vacunas vivas de una sola cepa usadas comercialmente hoy en día han producido una inmunidad bastante buena en todo el territorio de EE. UU. (con alguna excepción ocasional que se ve más comúnmente en cabras). Las infecciones que se producen a pesar de la vacunación parecen deberse más a la virulencia de la cepa infectante que a diferencias en la antigenicidad de la vacuna. Las ovejas inmunizadas contra el ectima contagioso siguen siendo sensibles a la dermatosis ulcerativa.
Las vacunas vivas han de usarse con cautela para evitar contaminar las instalaciones no infectadas y a los animales vacunados se les debe segregar de rebaños no protegidos hasta que las costras se desprendan. La vacuna viva se administra aplicando una pequeña cantidad mediante una pincelada sobre ligeras escarificaciones realizadas en la piel, normalmente en el lado interno del muslo o detrás del codo o en el pliegue caudal. A los corderos se les debe vacunar cuando tienen ~1 mes de edad. Para lograr los mejores resultados, se sugiere practicar una segunda vacunación ~2-3 meses más tarde. A los corderos no inmunizados se les debe vacunar ~1-2 meses antes de entrar en los corrales de engorde infectados.