Las llagas producidas por la silla de montar son úlceras por presión que se observan en los caballos sobre las áreas de desgaste por la tachuela (especialmente si no se ajusta bien). La zona que se encuentra debajo de la montura en los caballos de montar, o la de los hombros en los caballos de tiro, suele afectarse frecuentemente y es donde se producen lesiones cutáneas incluso en los tejidos blandos y óseos más profundos. La presión focal prolongada puede conducir a una disminución de la circulación capilar, daño tisular e incluso necrosis. La úlceras se complican con frecuencia por infecciones bacterianas secundarias. Los caballos emaciados tienen un mayor riesgo.
Los signos clínicos iniciales pueden incluir alopecia, eritema, costras y foliculitis. Sin embargo, las lesiones pueden progresar a erosiones, úlceras y necrosis. Las áreas afectadas pueden observarse tumefactas, calientes y ser dolorosas. Las lesiones más avanzadas se denominan "agallas". Cuando la piel y los tejidos subyacentes están más gravemente dañados pueden desarrollarse abscesos. Estos se caracterizan por tumefacciones calientes, fluctuantes, dolorosas y de las que puede aspirarse un líquido purulento y serosanguinolento. La lesión grave de la piel y del subcutis o de los tejidos más profundos causa necrosis seca o húmeda. El tejido puede debilitarse con inflamación o infección. Las úlceras crónicas producidas por la montura se caracterizan por una foliculitis/forunculosis con fibrosis y cicatrices o bien una dermatitis indurada y proliferativa localizada.
El tratamiento debe estar dirigido a eliminar el factor causal (cambiar de tachuela o aumentar la amortiguación). Las excoriaciones e inflamación de la piel de las regiones del sillín y del arnés se tratan como cualquier otra dermatosis. Es necesario el descanso de las partes afectadas. Durante las primeras etapas tempranas o agudas está indicada la aplicación de apósitos astringentes (solución de Burow). Las lesiones crónicas y las superficialmente infectadas pueden tratarse con la aplicación de apósitos calientes y la administración de antibióticos tópicos o sistémicos. La elección de los antibióticos sistémicos debe basarse en la citología y en los resultados del cultivo bacteriano. El tejido necrótico debe extirparse quirúrgicamente. Las cicatrices y/o la leucotriquia (pelos blancos) son secuelas frecuentes de las zonas cicatrizadas. La recidiva de hematomas, seromas y/o desprendimiento de la piel al ensillar un caballo joven Cuarto de Milla o un caballo Paint debe despertar la sospecha de astenia dérmica equina, una enfermedad genética hereditaria. Una simple prueba de ADN realizada en los bulbos pilosos de la cola confirmará este diagnóstico.
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Consulte también la información para propietarios sobre úlceras por presión de la silla de montar en caballos.