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Sarcoides equinos

Última revisión/modificación ago 2021 | Última modificación del contenido nov 2022

Los sarcoides equinos son los tumores más comúnmente diagnosticados en los équidos, ya que representan el 20 % de todas las neoplasias equinas y el 36 % de todos los tumores de piel en los caballos. Los estudios sugieren que no existe una predisposición significativa por sexo o edad.

Los sarcoides equinos rara vez son mortales, pero pueden comprometer la función y ser un problema económico. También pueden causar mermas del bienestar, especialmente en los países en desarrollo, donde los équidos, principalmente los burros, se usan como animales de trabajo (p. ej., los burros que transportan ladrillos en la India).

Los sarcoides pueden aparecer como lesiones únicas o múltiples de diferentes morfologías, que van desde pequeñas lesiones parecidas a verrugas hasta grandes crecimientos fibrosos ulcerados. Se reconocen seis entidades clínicas distintas:

  1. Oculto: plano, gris, lampiño y persistente; a menudo circular o aproximadamente circular.

  2. Verrugosa: de apariencia gris, costrosa o verrugosa, y puede contener nódulos pequeños y sólidos; posible ulceración superficial; bien definida o cubre áreas grandes y mal definidas.

  3. Nodular: nódulos múltiples, discretos y sólidos de tamaño variable que pueden ulcerarse y sangrar.

  4. Fibroblásticas: masas con un pedículo delgado o una base ancha y plana; sangran fácilmente y pueden tener una superficie hemorrágica húmeda

  5. Mixtas: mezclas variables de dos o más tipos.

  6. Maligno: un tumor agresivo, extremadamente raro, que se disemina extensamente a través de la piel; forman cordones de tejido tumoral que se intercalan con nódulos y lesiones fibroblásticas ulceradas.

Las lesiones pueden desarrollarse en cualquier parte del cuerpo, pero son más comunes en la región paragenital, el tórax ventral y el abdomen y la cabeza. Con frecuencia se observan en sitios de lesiones previas y cicatrices. Los sarcoides equinos pueden parecerse a otros tumores cutáneos, como los fibropapilomas benignos, y también a otras afecciones cutáneas, como el tejido de granulación exuberante. Una lesión individual en un caballo puede ser difícil de diagnosticar, pero múltiples tumores (a menudo de más de un tipo) con rasgos característicos hacen que el diagnóstico clínico sea razonablemente sencillo. El diagnóstico definitivo puede establecerse mediante biopsia; sin embargo, la adquisición de la muestra conlleva el riesgo de desencadenar una expansión considerable e incontrolable de la lesión.

El virus del papiloma bovino (VPB), principalmente los tipos 1 y 2, se considera el principal agente etiológico de los sarcoides equinos. También puede haber una predisposición genética asociada con los antígenos de leucocitos equinos; razas y líneas de sangre particulares parecen ser más propensas a la enfermedad.

No se ha confirmado el modo de transmisión. El VPB-1 se ha detectado recientemente en varias especies de moscas comunes (p. ej., mosca doméstica y mosca del establo), y debido a que existe una aparente predilección por el desarrollo de sarcoides en los sitios de las heridas, se ha propuesto que las moscas pueden actuar como vectores debido a que se desplazan por las heridas entre diferentes caballos. Alternativamente, la infección por VPB puede transmitirse a través de prácticas de manejo como compartir la tachuela contaminada, o transmitirse por los pastos contaminados.

Existe una amplia gama de terapias para los sarcoides, pero muchos tumores reaparecen. Los sarcoides pediculados son ideales para la realizar ligaduras con bandas de goma o material de sutura elastizado. Por lo general, el tratamiento debe combinarse con una preparación tópica una vez que se ha desprendido el tumor. Otros tratamientos comúnmente utilizados incluyen la crioterapia, la extirpación quirúrgica o con láser y la modulación inmunitaria local (terapia de Bacillus Calmette-Guérin [BCG]). Se recomienda la escisión quirúrgica con márgenes de al menos 0,5-1 cm. A menudo se necesitan suturas colocadas previamente o incisiones de liberación para el cierre primario.

La radioterapia local (braquiterapia intersticial), que utiliza semillas de radón-222 u oro-198 implantadas de forma permanente o agujas extraíbles de radio-226, cobalto-60 o, más a menudo, implantes de iridio-192 (192Ir), es un tratamiento muy eficaz para los tumores menos sensibles a la terapia tradicional (p. ej., en las extremidades o alrededor del ojo). Sin embargo, los implantes de Ir192 y otros radioisótopos son caros y con frecuencia no están disponibles, pese a que pueden ser la mejor opción para las lesiones agresivas recidivantes. Los sarcoides tienen una tasa de recidiva del 15-82 % si se tratan únicamente con escisión quirúrgica. Los sarcoides extirpados a menudo vuelven a crecer de forma más agresiva en 6 meses, lo que puede deberse a la activación del VPB latente en el tejido aparentemente normal que rodea la lesión. Los tumores más grandes pueden requerir una combinación de terapias (p. ej., citorreducción quirúrgica o vaporización con láser CO2 seguida de quimioterapia tópica o intracavitaria o electroquimioterapia local).

Varios tratamientos prometedores actualmente disponibles o en las etapas finales de los ensayos clínicos incluyen el uso de perlas/emulsión de cisplatino bioabsorbibles intratumorales (tasa de recidiva del 9 %), la aplicación de imiquimod tópico en días alternos durante 32 semanas o hasta la resolución (60 %), la implantación autóloga y las cremas tópicas de aciclovir para el tratamiento de sarcoides planos y ocultos (tasa de respuesta del 68 %) o aplicadas al lecho de la herida en tumores más grandes extirpados mediante escisión quirúrgica. El aciclovir es relativamente económico y tiene un amplio margen de seguridad, pero su método de acción es desconocido. Otros productos utilizados para tratar los sarcoides son las pomadas tópicas que contienen metales pesados, tiouracilos y 5-fluorouracilo; una pomada escarótica que contiene extracto en polvo de sanguina y cloruro de zinc; y un inmunoestimulante IV de Propionibacterium acnes y BCG. El desarrollo de vacunas preventivas o terapéuticas puede ser una parte significativa de las estrategias de control de la enfermedad en el futuro, pero los ensayos hasta ahora han demostrado un éxito limitado.

Se está investigando un enfoque terapéutico novedoso que utiliza pequeñas moléculas de ARN interferente para dirigirse a la expresión génica viral. Se ha demostrado que esta técnica destruye selectivamente las células cutáneas equinas infectadas con VPB-1 in vitro.

Para más información

  • Consulte también la información para propietarios sobre los tumores de la piel en caballos.