Después de un fallo reproductivo, la cojera suele ser la razón más importante para la eliminación del ganado reproductor de la explotación porcina. La cojera tiene los siguientes efectos negativos en la eficiencia del lote reproductor:
Mayor tasa de reposición del lote reproductor y, por tanto, mayor riesgo de introducción de enfermedades.
Incapacidad para mantener un programa de reproducción debido a un grupo poco fiable de cerdos reproductores, lo que afecta al número de cerdos y al flujo en el área de crecimiento y acabado.
Aumento del coste de mantenimiento de animales reproductores adicionales.
Peor rendimiento reproductivo debido a la sustitución regular de cerdas cojas por cerdas primíparas.
Menor crecimiento y eficiencia alimentaria en los cerdos de progenie debido a una mayor proporción de cerdos producidos por cerdas primíparas.
Menor número de lechones nacidos vivos debido a tasas más altas de mortinatos en cerdas cojas y disminución del tamaño de la camada subsiguiente debido a una mala ingesta de alimentos durante la lactación.
Aumento de la mortalidad antes del destete debido a cerdas torpes y cojas que pisan o se tumban sobre los lechones.
Disminución del peso al destete de los cerdos debido a la disminución de la ingesta de alimentos de las cerdas en lactación.
Disminución del valor de recuperación de las cerdas sacrificadas debido al aumento de la pérdida de peso durante la lactación y a la mortalidad de la cerda.
Disminución de la fertilidad en verracos sanos que tienen exceso de trabajo mientras que otros están cojos o se reponen.
En resumen, el impacto de la cojera en reproducción en el rendimiento biológico y económico de una granja puede ser sustancial, además de suponer un riesgo importante para el bienestar porcino.
Muchas enfermedades que afectan a los cerdos de cebo-acabado (consúltese Cojera en cerdos en lotes de crecimiento-acabado) también pueden afectar a las primíparas y verracos seleccionados como lotes reproductores.
La artritis causada por Mycoplasma hyosynoviae y la erisipela aguda o crónica pueden ocasionar una cojera incapacitante.
La poliartritis y la poliserositis pueden estar causadas por muchos de los mismos microorganismos y mecanismos oportunistas que afectan a los cerdos más jóvenes; la mayoría de los casos se inician por traumatismos.
La infección por Glaesserella parasuis puede desarrollarse como una enfermedad epidémica aguda en cerdas jóvenes procedentes de explotaciones libres de la bacteria después de entrar en una explotación con infección endémica.
Si el raquitismo o la debilidad esquelética fue un problema en la fase de crecimiento, los cerdos que pudieron ser afectados no deberían conservarse como lote para la reproducción. La marcha debería ser valorada como un factor a la hora de seleccionar animales reproductores. Las cerdas jóvenes con anomalías en la conformación de sus extremidades o ambulación restringida o anormal deberían ser eliminadas.
Se deben valorar las pezuñas de los cerdos para observar la uniformidad entre ellos, la angulación de los dedos, al igual que la integridad de la pared, suela y talón. Si se identifica algún problema, incluyendo rasgos anormales como el crecimiento excesivo de los dedos mayores o secundarios en una línea particular de cerdos, estos cerdos también deben ser sacrificados.
Osteomalacia y osteoporosis en cerdas primíparas, multíparas y verracos
Los síndromes de enfermedad ósea metabólica, la osteomalacia y la osteoporosis pueden afectar a los cerdos de mayor edad, con diversos resultados clínicos.
La osteomalacia se caracteriza por osteoide no mineralizado o mal mineralizado, que se forma mientras se produce (o no) la formación de hueso. Por tanto, la osteomalacia es el componente del raquitismo que afecta a la placa de crecimiento y se describe en cerdos jóvenes.
La osteoporosis se desarrolla cuando el hueso establecido pierde mineral y masa por un proceso de osteólisis, una patogenia diferente de la del raquitismo o de la osteomalacia.
Vale la pena señalar que la mayoría de los cerdos, incluidos los reproductores, se sacrifican antes de que su esqueleto haya madurado completamente. No obstante, las cantidades inadecuadas o incorrectamente equilibradas de calcio, fósforo o vitamina D pueden precipitar la osteomalacia o la osteoporosis.
Las cantidades de fitasas, si se incluyen en las raciones para aumentar la disponibilidad de fósforo, deben calcularse cuidadosamente. Cualquier tendencia hacia una hipocalcemia relativa se agrava aún más cuando la cerda pare, porque el calcio se secreta en la leche. La cerda primípara puede recurrir pronto a sus reservas esqueléticas y volverse osteoporótica.
Dado que las cerdas pueden quedarse gestantes a los 7 días del destete, hay un periodo corto de recuperación de la masa esquelética entre un ciclo de cría y el siguiente, de modo que el esqueleto se debilita progresivamente.
El ejercicio limitado también puede exacerbar la movilización de calcio y la pérdida ósea. En consecuencia, en las cerdas en gestación avanzada, durante la lactación, o pronto después del destete, los huesos que se han vuelto débiles son propensos a las fracturas (osteoporosis). Por tanto, muchas cerdas primerizas y de segundo parto se desechan debido a fracturas y cojera.
Los factores que pueden producir fracturas en cerdas incluyen el aprisionamiento de una extremidad en las barras de la jaula de parto o por debajo, la actividad durante el traslado de las cerdas de sus jaulas de parto y las peleas cuando los grupos nuevos de cerdas destetadas restablecen un orden social en la zona de cría o de gestación en condiciones de cría en lotes. Las cerdas montadas por otras cerdas que están en estro también son propensas a una lesión.
Los sitios más frecuentes de fracturas son los húmeros, los fémures, las vértebras lumbares y, en ocasiones, las costillas. No importa qué precipita una fractura, las cerdas afectadas sienten dolor y están gravemente cojas y no quieren moverse o están parapléjicas.
El diagnóstico de fractura por osteomalacia u osteoporosis se basa en antecedentes de cojera aguda o paraplejia en cerdas primerizas o cerdas gestantes, lactantes o recién destetadas. En ocasiones se puede detectar crepitación en las extremidades afectadas. Un examen neurológico puede ayudar a localizar lesiones espinales si una cerda está paralizada en las extremidades pélvicas.
Las cerdas afectadas se deben descartar o sacrificar después de un diagnóstico inicial. Una nutrición y un ejercicio adecuados para cerdas jóvenes y adultas evita el problema.
Osteomielitis y abscesos espinales en cerdas primíparas, multíparas y verracos
Además de las causas sometidas a consideración en la sección dedicada a cerdos en cebo-acabado, la osteomielitis también se puede desarrollar secundariamente a una fractura vertebral o una separación epifisaria. Es razonable suponer que puede ser una fuente de infección una "ducha" con microorganismos procedentes de heridas superficiales, de abscesos o del tracto respiratorio o GI.
Trueperella pyogenes es la causa más frecuente de la supuración y de la formación de abscesos (véase la fotografía de un absceso espinal).
Se ha descrito la osteomielitis de la epífisis radial en verracos jóvenes y cerdas. La osteomielitis vertebral y los abscesos epidurales pueden causar diversos signos, incluidas cojera inespecífica, hipermetría, ataxia o parálisis flácida bilateral de las extremidades pélvicas.
Excepto para la forma temporal del proceso infeccioso, clínicamente es difícil diferenciar un absceso destructivo u ocupante de espacio, de una fractura.
Independientemente de la causa subyacente, la recuperación es improbable, y los cerdos con osteomielitis se deberían eliminar.
Por cortesía del archivo fotográfico del Iowa State University Veterinary Diagnostic Laboratory.
Osteocondrosis y síndrome de debilidad de las patas en cerdas primíparas, multíparas y verracos
"Enfermedad articular degenerativa" (EAD) y "síndrome de debilidad" de las patas son términos genéricos para un síndrome que es una de las principales causas de cojera y descarte por cojera en el ganado reproductor porcino.
Aunque estos trastornos se investigan más en cerdos de pura raza, pueden causar pérdidas elevadas en las explotaciones de cerdos comerciales. Dado el incremento en la escala de producción en muchas explotaciones y el cambio hacia los cerdos con un crecimiento más rápido, una mayor musculatura y un mayor peso en la finalización, la EDA y la debilidad de extremidades son situaciones críticas.
La osteocondrosis es una afección específica del desarrollo que constituye la principal causa de EAD. La osteocondrosis es un defecto en el desarrollo del cartílago de las placas de crecimiento o del cartílago articular en los cerdos en crecimiento (véase la fotografía sobre osteocondrosis).
Por cortesía del archivo fotográfico del Iowa State University Veterinary Diagnostic Laboratory.
En la osteocondrosis, las placas de crecimiento son más propensas a fracturarse debido a las áreas de cartílago hipertrófico retenido que focalmente engrosan y debilitan el cartílago. Las lesiones se desarrollan cuando el cartílago articular de la cara interior de la superficie articular se vuelve necrótica, aparentemente debido a la pérdida de aporte vascular.
El cartílago necrótico interfiere con el avance del frente de osificación y la osificación irregular resultante subyacente a las superficies del cartílago que soporta el peso es propensa a la fisuración (creando colgajos de cartílago, una afección conocida como osteocondrosis disecante), exponiendo el hueso endocondral y causando dolor y cojera.
El desarrollo de las lesiones de osteocondrosis son altamente prevalentes en los cerdos jóvenes; sin embargo, en su mayoría se resuelven con la edad y el desarrollo posterior.
La osteocondrosis se produce en todas las principales razas de cerdos de pura raza y razas híbridas comerciales.
La condrodisplasia da lugar a la deformación de los huesos largos, especialmente del cúbito.
Los cerdos que tienen deformidad en valgo o carpos permanentemente flexionados tienden a ser inadecuados para la venta como animales reproductores y pueden presentar cojera.
Además, la epifisiólisis y la separación epifisaria se pueden precipitar por el debilitamiento de las placas de crecimiento subyacentes y dar lugar a una cojera incapacitante.
A pesar de que las lesiones microscópicas que preceden o se desarrollan en la EAD o que desembocan en deformidades de las extremidades están presentes en cerdos <6 semanas de edad, los signos clínicos no son evidentes hasta que los cerdos tienen >4-8 meses de edad.
Con frecuencia, los cerdos de crecimiento más rápido, más musculados y más pesados son los que se afectan por la EAD. Al cabo de un tiempo, algunos cerdos se recuperan de los episodios de cojera; sin embargo, pueden quedar deformidades.
Los signos clínicos de la EAD cambian dependiendo del lugar y la extensión de las lesiones y pueden variar desde rigidez hasta marcha acortada, cojera afectada por el soporte de peso, marcha afectada por una deformidad angular de la extremidad, cojera a tres patas o incapacidad para mantenerse en pie. Por lo general, estos animales presentan una cojera cambiante que no soporta peso debido a lesiones bilaterales que afectan a múltiples articulaciones en el mismo cerdo.
Ciertas marchas pueden indicar la causa de la cojera.
Los cerdos que deambulan "sobre sus rodillas" (es decir, sobre el carpo flexionado) suelen tener EAD grave en los codos.
Los cerdos que esconden sus extremidades posteriores debajo del abdomen en una postura que se asemeja a la de un elefante de circo balanceándose sobre una pelota a menudo tienen EAD que afecta a la rodilla, los tarsos o las articulaciones intervertebrales.
Los cerdos en los que se ha producido una separación epifisaria de la cabeza femoral tienen dificultades para ponerse de pie e inicialmente no utilizan la extremidad afectada.
Los cerdos que presentan una separación unilateral de la tuberosidad isquiática también presentan dificultad para mantenerse en pie y tendencia a resbalarse. Si ambas tuberosidades isquiáticas están afectadas, el cerdo camina saltando durante algunos pasos después de ser levantado y luego colapsa.
La gravedad de los signos clínicos en cualquiera de estas afecciones varía y las articulaciones con lesiones menos extensas parecen estar protegidas por la marcha del cerdo si son más dolorosas que otras articulaciones degenerativas.
Las lesiones articulares graves también se han descrito en cerdos que no parecían estar cojos.
En los cerdos que tienen deformidades en las extremidades (p. ej., condrodisplasia que afecta a la placa de crecimiento cubital distal), las placas de crecimiento engrosadas e irregulares son más evidentes en las radiografías o en la necropsia.
En las articulaciones degenerativas hay un exceso de sinovia amarilla, y las vellosidades sinoviales pueden haber proliferado. Hay varias irregularidades de las superficies articulares, incluidos pliegues en el cartílago, fisuras en el cartílago, colgajos de cartílago y, en casos graves, cráteres y hueso subcondral expuesto.
En la EAD crónica se forman osteofitos, se desarrollan fragmentos de cartílago sueltos que quedan encastrados en la membrana sinovial y empiezan a osificarse, y los cráteres se llenan de fibrocartílago.
Si las articulaciones vertebrales están afectadas, las vértebras finalmente se fusionan. Las placas de crecimiento más gravemente afectadas por la discondroplasia son las de la parte distal del cúbito y las costillas. Las articulaciones con mayor frecuencia afectadas por la EAD incluyen el codo, la rodilla y el corvejón, o las articulaciones sinoviales intervertebrales.
Se han investigado muchas causas potenciales de EAD y osteocondrosis. Se sospecha que existe un componente genético, porque dentro de las razas se han identificado verracos específicos que tienen una progenie con una mayor incidencia de osteocondrosis. Las razas y líneas de cerdos pesados y bien musculados, especialmente en los jamones, se suelen ver afectadas.
Los cerdos de crecimiento más rápido en un grupo parecen tener mayor propensión para desarrollar osteocondrosis; sin embargo, las lesiones son comparables una vez que los cerdos de crecimiento más lento alcanzan el peso corporal de sus homólogos de crecimiento más rápido. La hormona del crecimiento puede afectar al metabolismo del condrocito y, con ello, influir en la aparición de las lesiones articulares.
La investigación sobre la manipulación de las concentraciones de energía, proteína y minerales en la ración con la finalidad de influir sobre el desarrollo de la osteocondrosis en cerdos no ha sido concluyente hasta ahora. Ninguno de los desequilibrios o deficiencias de nutrientes por lo general asociados con las lesiones del cartílago o del hueso (calcio, fósforo y vitaminas A, C y D) parecen exacerbar la osteocondrosis. La deficiencia o el exceso de zinc y manganeso pueden desempeñar un papel importante.
El estrés de la mezcla de cerdos parece tener poco impacto en la frecuencia de la osteocondrosis; sin embargo, se ha observado que los traumatismos causados por la manipulación o las condiciones de alojamiento afectan a la osteocondrosis clínica.
Aunque los cerdos con EAD pueden mejorar clínicamente cuando se trasladan a lotes de tierra o pastos, siguen siendo portadores potenciales de la enfermedad articular hereditaria dentro de la explotación.
Dado que la osteocondrosis y la EAD interfieren en la eficiencia de la producción, el pronóstico de los cerdos afectados es malo. En el mejor de los casos, se recomiendan las siguientes prácticas:
Seleccionar para evitar cerdos de reposición que están cojos o tienen mala conformación.
Proporcionar raciones adecuadamente fortificadas en las cerdas en desarrollo para el crecimiento de un esqueleto fuerte.
Alojar a las cerdas primíparas en naves con ≥1,1 metros cuadrados por animal.
Fomentar el ejercicio en suelos antideslizantes.
En lotes problemáticos, se fomenta el desarrollo estratégico de primerizas. Las medidas incluyen lo siguiente:
Adquirir cerdas de <75 kg de peso vivo.
Restringir la ingesta de alimento de las cerdas primíparas para disminuir su tasa de crecimiento.
Proporcionar ≥1,1 metros cuadrados por animal en naves con suelo sólido o solo parcialmente enrejado.
Esperar para cruzar a las cerdas primíparas hasta que tengan 8-10 meses de edad.
Alojar a las cerdas jóvenes en naves hasta el parto.
Si se compra la reposición, se debe seleccionar un lote de cría conveniente y rechazar a los cerdos inferiores en el momento en que llegan a la granja.
Cojeras debidas a trastornos de la pezuña en cerdas primíparas, multíparas y verracos
Las lesiones de las pezuñas pueden ser bastante frecuentes y graves entre las cerdas y los verracos, y se ha demostrado que causan cojera y disminuyen la productividad y la longevidad de los animales reproductores. Estas lesiones varían en gravedad y pueden incluir erosiones del talón, separación a lo largo de la línea alba, erosiones en la parte anterior del casco, erosiones de la suela, fisuras verticales de la pezuña, úlceras necróticas profundas, senos en la banda coronaria y fibrosis crónica.
Al igual que con los cerdos en acabado, el tipo y el estado del suelo son factores importantes en el desarrollo de lesiones en cerdas y verracos. El tipo de alojamiento y el tratamiento también son factores de riesgo importantes para varios tipos de lesiones de la pezuña. La nutrición, incluida la calidad del agua, puede afectar la tasa de crecimiento y la calidad de la pared córnea y del epitelio del talón.
Las infecciones bacterianas de la pezuña se pueden desarrollar en cerdos de cualquier edad; sin embargo, causan importantes pérdidas. Las infecciones bacterianas son a menudo una secuela de las lesiones de la pezuña que permiten la penetración de bacterias en las estructuras sensibles subyacentes de la pezuña. Las infecciones de la pezuña se producen tanto en sistemas de confinamiento como de semiconfinamiento, con una morbilidad del 20-68 %.
Las infecciones de la pezuña suelen afectar a una sola pezuña y la cojera evoluciona hasta el punto de que el cerdo cojea de tres patas. Las lesiones se suelen desarrollar gradualmente y la pata está hinchada.
Se ha aislado una mezcla de microorganismos procedentes de las lesiones de la pezuña o identificados en extensiones a partir de las lesiones y de cortes de tejido en cerdos reproductores. Estos incluían Trueperella pyogenes, Fusobacterium necrophorum, Borrelia suilla y una mezcla de cocos y bacilos gramnegativos y grampositivos.
El diagnóstico de lesiones en las pezuñas en cerdos reproductores se basa en signos clínicos y una evaluación exhaustiva de las pezuñas. Idealmente, el examen completo del pie debe hacerse en un cerdo tumbado o adecuadamente sujeto. Si hay un problema en el lote, todas las cerdas en jaulas o corrales deben ser examinadas. Siempre que sea posible, las patas de los cerdos de los rebaños afectados deben evaluarse en el matadero.
Históricamente, las infecciones evidentes de las patas en los cerdos reproductores se han tratado habitualmente con penicilina sistémica. Sin embargo, la eficacia de este tratamiento no está probada y la tasa de éxito disminuye con la cronicidad de la lesión.
La prevención es una estrategia más productiva a largo plazo para combatir las infecciones de las patas en los cerdos. Las medidas preventivas incluyen lo siguiente:
Mejorar la naturaleza y la limpieza del suelo.
Reducir la humedad.
Repavimentar las áreas ásperas y abrasivas.
Asegurar la adecuación nutricional para la salud de las pezuñas.
A medida que las cerdas de reposición maduran, se recomienda la suplementación con biotina y oligoelementos, ya que mejora la calidad y resistencia de la pezuña.
Cojeras debidas a traumatismos en cerdas primíparas, multíparas y verracos
El traumatismo relacionado con un sobreesfuerzo puede causar, en cerdas, desinserción de los tendones y osteítis proliferativa en el epicóndilo humeromedial y el trocánter mayor del fémur.
La mezcla de cerdas primíparas o cerdas antes o después de la cría o en el destete suele provocar lesiones cuando restablecen físicamente un orden social. Las lesiones traumáticas también pueden ser el resultado del traslado de grupos hacia y desde las instalaciones de partos, especialmente los traslados de las primíparas hacia las zonas de parto. Las primíparas suelen ser más ansiosas y caprichosas que las cerdas viejas.
Para una cerda muy preñada, caminar sobre suelos potencialmente resbaladizos ya representa un alto riesgo de lesiones sin la adición de otros factores estresantes. El movimiento debe ser tranquilo y deliberado, con pequeños grupos de primíparas y cerdas para minimizar las lesiones potenciales.
Las cerdas estabuladas en establos con láminas de hormigón pueden desgarrar sus pezuñas cuando intentan estar de pie. El tratamiento con los antimicrobianos apropiados, la protección de la herida con un apósito y el aislamiento en un corral de hospital que tenga un lecho limpio y profundo debería permitir la cicatrización de la lesión. La prevención mediante el recorte de espolones alargados es una práctica de manejo prudente y simple.
El tratamiento precoz y agresivo y el cuidado de las cerdas cojas y los verracos es esencial para que sigan siendo productivos. La prevención mediante la mejora de la naturaleza y la limpieza del pavimento, la disminución de la humedad, el revestimiento de zonas rugosas y abrasivas y la garantía de una nutrición adecuada para la salud de las pezuñas es la estrategia de control a largo plazo más productiva.
Puntos clave
La osteocondrosis y las enfermedades degenerativas de las articulaciones son las principales causas de cojera en los cerdos reproductores. Dado que la genética contribuye a estas enfermedades, la eliminación es una herramienta importante para mitigar el problema.
Las cerdas reproductoras pueden correr un riesgo particular de enfermedad ósea metabólica porque gastan calcio durante la gestación y la lactación y tienen poco tiempo para recuperarse entre los ciclos reproductivos.
Los trastornos de las patas y los traumatismos esqueléticos son causas frecuentes de cojera en los cerdos reproductores en particular, debido a su mayor tamaño y peso corporal en esta etapa de producción.
Para más información
Karriker L. Identifying, Treating and Preventing Lameness in Sows. National Pork Board; 2013.
Zurbrigg K. 2006. Sow shoulder lesions: Risk factors and treatment effects on an Ontario farm. En: Proceedings of the Annual Meeting of the American Association of Swine Veterinarians. American Association of Swine Veterinarians; 2006:427-431.
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