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Parálisis del parto

(Parálisis del nervio ciático, parálisis del nervio obturador)

PorGerard Cramer, DVM, DVSc;Laura Solano, DVM, PhD;Peter D. Constable, BVSc (Hons), MS, PhD, DACVIM
Última revisión/modificación abr 2023

El daño en los nervios ciático y obturador, después de un traumatismo intrapélvico durante el parto puede causar postración después del parto. La causa específica de la parálisis del parto es una presión intrapélvica excesiva y prolongada debida a la desproporción fetopélvica. Un feto grande, en relación con el diámetro del canal pélvico, ejerce presión sobre los nervios ciático y obturador. Uno o ambos nervios pueden estar afectados; sin embargo, el nervio ciático se daña con más frecuencia que el nervio obturador. Los nervios tibial y peroneo son ramas distales del nervio ciático que se pueden lesionar en sitios extrapélvicos.

Hallazgos clínicos de la parálisis del parto

La parálisis del parto puede producirse después de un parto difícil. La lesión del nervio ciático produce un apoyo sobre el menudillo (articulación metatarsofalángica), que suele ser bilateral en los casos graves y unilateral en los casos más leves. El animal tiene problemas para ponerse de pie y, cuando se le ayuda a hacerlo, se produce el característico apoyo sobre los nudillos. Los bovinos gravemente afectados también pueden presentar lesiones en el nervio obturador, lo que provoca una incapacidad del animal para aducir las patas traseras. Por esta razón, el ganado vacuno con parálisis del nervio obturador es más propenso a extender e hiperextender las extremidades traseras lateralmente cuando intentan ponerse de pie, lo que provoca la rotura de los músculos aductores y posiblemente la dislocación de la cadera. El daño a los nervios ciático y obturador contribuye al síndrome de la vaca caída.

Tratamiento de la parálisis del parto

Si la parálisis del parto se reconoce lo suficientemente rápido, se pueden adoptar medidas intensas para evitar las complicaciones que implican un decúbito prolongado y una lesión potencial de los músculos aductores o la luxación de la cadera. El paciente se debe trasladar inmediatamente a un lugar donde haya un buen suelo (p. ej., una base de estiércol firme sobre la cual se ha esparcido paja limpia) para prevenir que resbale al intentar levantarse. Se deben atar ambas extremidades posteriores con una cincha de nailon fijada debajo de los corvejones. Las extremidades están sujetas para que no se separen demasiado (no más de 60-100 cm). Los agentes antiinflamatorios (especialmente los glucocorticoides), como la dexametasona (10 a 40 mg, IV o IM, cada 24 horas), deben administrarse durante los primeros 5 días. Otra opción es el flunixino meglumina (1,1 a 2,2 mg/kg, IV lentamente, ya sea una vez al día como dosis única o dividido en dos dosis administradas a intervalos de 12 horas durante un máximo de 3 días; la dosis diaria total no debe exceder los 2,2 mg/kg). El ganado vacuno que no muestra ninguna mejoría en los primeros 5 días de tratamiento tiene un mal pronóstico.