La postración secundaria de los bovinos se define como la incapacidad del ganado para levantarse y permanecer en estación durante un periodo de al menos 12-24 horas, como resultado del tratamiento tardío o infructuoso de una causa primaria diferente de postración. El "síndrome de la vaca caída" es un término coloquial que se refiere más ampliamente a la incapacidad del ganado vacuno para levantarse y permanecer de pie durante un periodo de al menos 12-24 horas por una razón indeterminada. El tratamiento se guía por la causa; los cuidados de apoyo son de gran importancia para mejorar el pronóstico. Las consideraciones sobre el bienestar animal son primordiales para guiar el manejo general de las vacas afectadas.
El ganado vacuno puede permanecer postrado por una variedad de causas primarias, como trastornos metabólicos, traumáticos, infecciosos, degenerativos y tóxicos. Si la causa primaria de la postración no se puede tratar inmediatamente o el tratamiento no tiene éxito y el ganado no puede permanecer de pie durante >24 horas, es propenso a desarrollar lesiones tisulares secundarias por necrosis isquémica inducida por la presión de los músculos de las extremidades traseras y daño por presión en los nervios de las extremidades delanteras y traseras. Esto, a su vez, puede dar lugar a una postración secundaria. El animal afectado permanecerá postrado de forma involuntaria, aunque la causa primaria de la postración pueda resolverse.
El "síndrome de la vaca caída" es un término coloquial mal definido que se refiere al decúbito involuntario prolongado (que suele durar al menos 12-24 horas) de causa desconocida. El término no diferencia entre postración primaria y secundaria. Las vacas caídas se suelen clasificar como alerta o no alerta. Una vaca caída alerta no muestra signos de enfermedad sistémica o cambio en el comportamiento, y es capaz de comer y beber, así como de mantener el decúbito esternal. Una vaca postrada que no está alerta muestra una alteración mental y signos de depresión o letargo, que sugieren una enfermedad sistémica o una enfermedad del sistema nervioso central.
La postración secundaria de los bovinos (síndrome de la vaca caída) se observa con mayor frecuencia en el ganado lechero, principalmente en las vacas en periodo periparto y al comienzo de la lactación.
Etiología y patogenia del decúbito secundario bovino
La hipocalcemia, la distocia y las lesiones musculoesqueléticas resultantes de resbalones y caídas se consideran los factores predisponentes más comunes que pueden dar lugar al síndrome de la vaca caída. El retraso en el tratamiento o la falta de respuesta al tratamiento en vacas con hipocalcemia clínica periparto (fiebre de la leche), así como la parálisis del parto por lesión del nervio después de la distocia, pueden dar lugar a un decúbito involuntario prolongado. Las causas primarias menos frecuentes de postración en vacas caídas alerta incluyen la hipopotasemia y posiblemente la hipofosfatemia.
Las principales causas de decúbito en las vacas caídas que no están en alerta incluyen enfermedades sistémicas y enfermedades infecciosas como las mastitis tóxicas o las metritis, el desplazamiento de abomaso a la derecha o el vólvulo abomasal, la peritonitis, el íleo y el síndrome del intestino hemorrágico, así como trastornos metabólicos como cetosis grave y lipidosis hepática o insuficiencia hepática.
Independientemente de la causa inicial del decúbito, todo el ganado vacuno afectado desarrolla daño inducido por la presión secundaria en los músculos y nervios de las extremidades posteriores, especialmente cuando está tumbado sobre una superficie dura. Los músculos de las extremidades posteriores de la extremidad sobre la que está tumbado el animal están comprimidos por la presión física del propio peso corporal del animal. Los músculos y nervios de las extremidades anteriores se dañan cuando las vacas permanecen en decúbito lateral sobre una superficie dura durante varias horas o más.
Con el decúbito prolongado, el drenaje linfático y venoso al músculo disminuye debido a la presión sostenida sin disminución del flujo sanguíneo arterial. El resultado neto de los cambios inducidos por la presión en el flujo sanguíneo es un aumento en el volumen del líquido intersticial y la presión dentro del músculo, porque la fascia alrededor de cada músculo no puede expandirse lo suficiente para acomodar el aumento del volumen intersticial. En los casos graves y prolongados de decúbito, el aumento de la presión intramuscular es visible como una tumefacción firme del músculo. La compresión resultante de músculos, nervios y vasos sanguíneos dentro de un compartimento cerrado induce un daño por presión isquémica de los músculos y nervios, también llamado síndrome compartimental. La gravedad del daño por presión en los músculos depende de factores anatómicos regionales (huesos), la duración de la compresión y la superficie sobre la que se mantiene el animal.
La miopatía por presión en las vacas caídas a menudo se complica por daño y pérdida funcional del nervio ciático y su rama peronea y tibiales. El nervio ciático puede dañarse por compresión directa contra el fémur caudal, tumefacción secundaria de los músculos circundantes o ambos. Se cree que el grado de lesión del nervio ciático es un factor crítico para la recuperación de las vacas caídas. La lesión de la rama peronea del nervio ciático es el resultado de la presión directa sobre el nervio al atravesar el cóndilo lateral del fémur. La necropsia de las vacas afectadas puede mostrar una necrosis extensa de los músculos caudales del muslo.
Las complicaciones adicionales del decúbito prolongado incluyen mastitis aguda, úlceras por decúbito y lesiones traumáticas en las extremidades (p. ej., laceración y rotura de músculos y tendones, fracturas de huesos largos o dislocaciones articulares) por la lucha y los esfuerzos por levantarse. Se puede producir insuficiencia renal en pacientes que muestran mioglobinuria grave y prolongada, como resultado de una obstrucción de los glomérulos renales por la entrada de grandes cantidades de mioglobina en los riñones.
Hallazgos clínicos del decúbito secundario bovino
El síndrome de la vaca caída se observa con mayor frecuencia en las vacas lecheras en el periodo periparto. Las vacas afectadas pueden presentar alteraciones mentales de gravedad variable y encontrarse en decúbito lateral con obnubilación y un pulso rápido y superficial, lo cual puede indicar un problema metabólico no resuelto, como hipocalcemia o hipomagnesemia. Las indagaciones sobre la gravedad y duración del parto, la duración de la postración y si se observó a la vaca en estación después del parto pueden proporcionar pistas valiosas para identificar la causa primaria de la postración.
La alteración del estado mental en las vacas afectadas también puede ser el resultado de la toxemia, que se suele deber a una infección del tracto genital o de las glándulas mamarias. Otras vacas en decúbito esternal involuntario pueden tener un aspecto vivo y alerta (el comportamiento más característico de la verdadera y problematica vaca caída). Si el animal es joven o no está gestante, es probable que la causa sea un trauma físico (p. ej., fractura) o tenga una enfermedad rara; ambos requieren un examen cuidadoso y detallado.
El entorno del animal puede estar relacionado con la causa del decúbito. Si la base es resbaladiza, se debe considerar una lesión musculoesquelética. Esto es mucho menos probable en las vacas que se mantienen en espacios abiertos con una superficie de tierra o bien equipada.
La colocación de las extremidades posteriores puede indicar la causa de la postración. Un animal abierto de patas puede revelar una paresia o parálisis del nervio obturador, rotura de los músculos abductores, luxación de cadera o fractura del fémur o tibia. Se debe sospechar fractura si la extremidad superior está extendida lateralmente de tal manera que se forma un pliegue en la piel.
Exploración física
El objetivo de la exploración física en una vaca caída es determinar el estado actual del animal y no solo evaluar la causa primaria del decúbito. En las vacas que permanecen postradas de forma involuntaria durante >24 horas, el daño secundario no solo debe considerarse, sino también esperarse.
El examen debe ir precedido por la determinación de la reseña de la paciente, incluyendo la edad, la fase de la lactación, la condición corporal y el tipo de producción; y mediante la obtención de una anamnesis concisa relevante para la pezuña. La anamnesis debe incluir información sobre las circunstancias bajo las cuales el animal se postró involuntariamente, en los casos de animales periparto la naturaleza del parto, la duración del decúbito, el tratamiento previo y la respuesta al tratamiento. La anamnesis de la explotación puede ser relevante en aquellas con mayores tasas de incidencia del síndrome de la vaca caída.
La exploración física comienza con un examen visual del paciente a distancia para determinar la frecuencia y el tipo de respiración, y para evaluar el comportamiento y la actividad mental, el apetito, la extensión y el tipo de movilidad en decúbito, la posición de las extremidades y la presencia de tumefacciones o heridas. La zona que rodea al animal postrado debe inspeccionarse para detectar signos de intentos fallidos de levantarse y para determinar si la vaca caída fue capaz de inclinarse por sí misma (o fue inclinada) de un lado a otro.
El siguiente paso es una exploración física general para determinar el estado de hidratación (basado en el hundimiento del globo ocular o en la persistencia del pliegue cutáneo), tanto la temperatura de la superficie corporal como la temperatura rectal, la frecuencia cardiaca, la fuerza del pulso, el llenado yugular y el tiempo de relleno capilar, lo que podría indicar distintos grados de hipovolemia o shock hipovolémico. Debe palparse y auscultarse el abdomen para identificar un contenido o motilidad del tracto digestivo anormales o un tono muscular anormal de la pared corporal que pueda sugerir un abdomen agudo. En el ganado vacuno caído, es imprescindible la inclusión de la glándula mamaria en el examen. Una infección tóxica de la ubre causada por un microorganismo como Escherichia coli o Klebsiella pneumoniae puede ser una causa primaria de decúbito. No obstante, el decúbito puede precipitar la infección, especialmente si la vaca está tumbada en una superficie insalubre y la ubre está congestionada y permanece sin ordeñar.
La exploración vaginal es obligatoria en todas las vacas en decúbito periparto. Las lesiones e infecciones de la pared vaginal son frecuentes. La metritis y la toxemia relacionadas pueden contribuir a un decúbito posparto.
La exploración rectal es esencial para el diagnóstico diferencial. Por conveniencia, es aconsejable combinar el examen rectal con el examen musculoesquelético de las extremidades posteriores (véase más adelante). Antes de iniciar la exploración rectal, se debe valorar el tono de la cola y el esfínter anal. La disminución o ausencia del tono de la cola y del esfínter sugiere una lesión del haz nervioso que se extiende desde el extremo caudal de la médula espinal, una afección denominada síndrome de cauda equina. En los casos de sospecha de síndrome de cauda equina, se debe prestar especial atención al tamaño y al tono de la vejiga urinaria durante la exploración rectal, ya que este síndrome puede asociarse con parálisis de la vejiga urinaria. Al menos debe haber siempre pequeñas cantidades de heces frescas en el recto bovino. La palpación de la circunferencia ósea de la pelvis para identificar fracturas, tumefacciones o dislocaciones se realiza fácilmente en animales no gestantes; puede ser difícil, sin embargo, con un útero gestante o en el posparto reciente en la cavidad pélvica. En estos casos, hacer que un ayudante mueva las alas pélvicas desde fuera con un movimiento de balanceo mientras se palpa la pelvis por vía transrectal permitirá determinar la presencia de crepitación o motilidad anómala en la pelvis en el caso de una fractura pélvica. La palpación del foramen obturador en ambos lados de la parte inferior de la pelvis puede revelar la presencia de la cabeza del fémur en uno de los agujeros en los casos de dislocación ventral o caudoventral de la cadera. La palpación del foramen obturador se realiza fácilmente cuando el útero es pequeño; en vacas al final de la gestación o en periparto con un útero grande, este examen se realiza mejor por vía transvaginal. El abdomen debe explorarse más a fondo por vía rectal para descartar anomalías del tracto digestivo o signos de peritonitis.
El grado de involución uterina debe ser el adecuado para el número de días posparto. Debe observarse la dilatación por el líquido uterino o la falta de tonicidad. Pueden palparse anomalías inesperadas. Las adherencias, las masas de grasa necrosada y el ensanchamiento o turgencia de las paredes del cérvix o de la vagina son todas secuelas de un parto difícil.
A continuación se realiza un examen en profundidad del sistema musculoesquelético. Con la vaca en decúbito esternal, se debe palpar firmemente el dorso desde el cuello hasta la cola para identificar tumefacciones, áreas dolorosas, posible desalineación, inestabilidad o motilidad anormal de las vértebras. El paciente debe colocarse en decúbito lateral con una persona ayudante inclinada sobre el cuello, y las extremidades anteriores y posteriores de la parte superior del costado deben examinarse cuidadosamente desde la punta hasta la cadera o el hombro. La exploración debe confirmar la integridad musculoesquelética de la extremidad con movilidad normal de las articulaciones y debe identificar áreas dolorosas, tumefacciones o lesiones abiertas.
Los vientres musculares deben palparse profundamente para identificar tumefacción, edema o firmeza anormal que pueda indicar síndrome compartimental. La inervación hasta la extremidad inferior debe comprobarse estimulando el reflejo de flexión y retirada, primero pinchando la piel por encima de la banda coronaria en el lado dorsal y plantar/palmar con una aguja hipodérmica. Si el animal no responde, se debe sujetar brevemente una picana eléctrica a la extremidad distal para determinar si el estímulo más fuerte puede provocar una respuesta. Esta prueba con un estímulo más fuerte permite diferenciar entre sensibilidad disminuida y ausente en la pata. A continuación, la vaca debe colocarse en decúbito esternal y en decúbito lateral del otro lado para repetir la exploración en el lado contralateral.
En las vacas caídas alerta, si la exploración física hasta este punto no ha revelado una causa aparente de decúbito, debe probarse la actividad motora estimulando al animal caído para que intente incorporarse. Se pueden probar varias técnicas simples pero eficaces para este propósito. En un método, el clínico, mientras está de pie, presiona con sus pies debajo de la vaca por debajo de la articulación escapulohumeral. A continuación, da un golpe fuerte clavando sus rodillas en la masa muscular inferior y caudal a la escápula. Es importante no utilizar este método en la pared torácica desprotegida por la masa muscular, porque podría fracturar las costillas. Si el animal tiene dificultad para levantarse, un ayudante debe usar ambas manos para agarrar la base de la cola y levantarla. Se pueden producir daños si se agarra cualquier otra parte de la cola para esta maniobra de elevación. El sonido del propio ternero de una vaca berreando de hambre podría motivar a una vaca recién parida a levantarse. Es mejor mantener el ternero cerca de la vaca pero alejado de la vista de la vaca.
El movimiento, el apoyo del peso y la posición de las extremidades durante el intento de levantarse deben observarse de cerca. El soporte de peso, la posición y la postura anormales de una extremidad pueden proporcionar información valiosa para localizar una lesión específica. Si el intento de levantarse es infructuoso y carece de valor diagnóstico, la vaca debe colocarse sobre la pata opuesta y repetir el procedimiento. En los casos de traumatismo unilateral de nervios, músculos, tendones, huesos o articulaciones, una vaca caída solo puede ser capaz de levantarse si la extremidad no afectada está debajo.
Siempre que las circunstancias lo permitan de forma segura, se debe elevar al paciente utilizando un dispositivo adecuado para este propósito, con el objetivo de completar la exploración de la función motora. Si se usan pinzas de cadera, no han de estar demasiado apretadas, y la vaca debe levantarse lentamente para que se pueda restablecer la circulación de las extremidades. El dispositivo se ha de elevar hasta que la vaca esté lo suficientemente elevada como para que sus patas traseras toquen el suelo. A menudo, la vaca colgará con las extremidades ligeramente flexionadas. Esta ligera flexión no debe confundirse con una flexión unilateral, que indica parálisis del peroneo. A continuación, dos ayudantes, uno a cada lado de la vaca y mirando hacia las extremidades traseras, deben presionar los hombros hacia la fosa paralumbar. El dispositivo de elevación se debe bajar lentamente mientras los ayudantes intentan forzar las extremidades posteriores para adoptar una postura de soporte de peso y manipulan la rodilla y el corvejón para disminuir la flexión. Tan pronto como las dos extremidades soporten algún peso, el dispositivo debe bajarse 2,5-5 cm. Puede ser necesario repetir este proceso varias veces.
En esta parte del examen, se debe prestar especial atención al esfuerzo que realiza la vaca mientras está levantada, a la cantidad de peso que soporta cada miembro individual y a los indicios de posibles déficits propioceptivos que sugieran lesiones nerviosas específicas. Independientemente de si la vaca se pone de pie, mientras se levanta, se pueden manipular y palpar sus extremidades en busca de crepitaciones, y el esqueleto en la zona pélvica puede evaluarse para detectar una posible asimetría.
La posición asimétrica del trocánter mayor del fémur de ambos lados, combinada con la motilidad anormal del trocánter mientras se mueve la extremidad correspondiente, sugiere una cadera dislocada. Si la extremidad afectada parece más corta que la contralateral y el trocánter mayor no se mueve mientras se mueve la pata afectada, puede haber una fractura del cuello del fémur o del fémur proximal.
Diagnóstico del decúbito secundario bovino
Exploración física.
Análisis bioquímico sérico, análisis de orina.
El diagnóstico de fracturas, lesiones articulares y lesiones nerviosas se basa principalmente en los hallazgos de la exploración física. Aunque la radiografía tiene poco valor adicional en el campo, la ecografía realizada por un clínico experimentado puede ayudar al diagnóstico de fracturas de huesos largos de la extremidad superior, así como de lesiones de articulaciones y tendones.
No se suelen tomar muestras de sangre cuando se trata de casos rutinarios de hipocalcemia periparto. Sin embargo, se debe suponer que hay hipocalcemia, hipofosfatemia e hipopotasemia en el ganado vacuno en periparto postrado no tratado previamente. La determinación del estado bioquímico del ganado vacuno que no responde al tratamiento con calcio en particular ayudará a guiar el tratamiento y el pronóstico. Se ha sugerido que la hipopotasemia y la hipofosfatemia son causas potenciales del síndrome de la vaca caída en vacas con una actividad mental normal. Las vacas en estado de alerta pueden tener concentraciones séricas normales de calcio, potasio, magnesio y fósforo, especialmente si se han tratado previamente con fluidos intravenosos u orales.
El examen de la orina fresca puede revelar una coloración oscura compatible con mioglobinuria, como resultado de la excreción de grandes cantidades de mioglobina a través del riñón después de una lesión muscular grave. Los casos más leves que todavía no dan lugar a una orina descolorida pueden arrojar un resultado positivo a hemoglobina (que no se diferencia de la mioglobina) y a proteínas en la tira reactiva de orina.
Las vacas caídas suelen tener un aumento de la actividad sérica de CK, AST y LDH en un grado variable, lo que puede indicar la presencia y gravedad de un traumatismo muscular. Aunque el traumatismo muscular agudo (p. ej., por deslizamiento) puede ser una causa primaria del síndrome de la vaca caída, el decúbito prolongado por sí solo y el consiguiente daño secundario del tejido muscular son suficientes para explicar el aumento de la actividad de estas enzimas.
La interpretación de las actividades enzimáticas requiere tener en cuenta el tiempo transcurrido entre la aparición del traumatismo muscular sospechoso y la toma de muestras de sangre, en particular para la CK. El aumento de la actividad de la CK sérica es un indicador específico de daño muscular. La actividad de la CK alcanza su punto máximo poco después del inicio de la lesión muscular, pero disminuye notablemente en 4 horas debido a la corta semivida de esta enzima. Las muestras repetidas de sangre obtenidas en las primeras etapas de la postración pueden ser útiles para diferenciar entre traumatismo muscular agudo (primario) y sostenido (secundario). La actividad de la CK muy alta, pero en rápido descenso, sugiere un traumatismo agudo, mientras que los valores elevados con cambios moderados a lo largo del tiempo son más sugestivos de un daño por presión secundario en curso.
Se han estudiado varios parámetros bioquímicos sanguíneos por su valor pronóstico en vacas caídas. Estos parámetros mostraron que la actividad de la AST es el indicador pronóstico más adecuado en el ganado vacuno en decúbito, y que una mayor actividad de la AST refleja un peor pronóstico. Las concentraciones séricas de fósforo, magnesio, sodio, bilirrubina, glucosa y urea no son significativamente diferentes entre las vacas en recuperación y las que no se recuperan.
Los parámetros determinados en el LCR de vacas caídas también se estudiaron por su valor pronóstico. Se encontró que los animales con recuentos elevados de células nucleadas totales o concentración de proteínas >0,4 g/L en el LCR tenían una tasa de supervivencia a corto plazo notablemente menor.
Lesiones
La necrosis isquémica y la rotura de los músculos de la región del muslo son hallazgos frecuentes en la necropsia de las vacas caídas. Si el animal se abre de patas cuando lucha por incorporarse en una superficie deslizante como el hormigón mojado o helado, puede producirse hemorragia y rotura de los músculos abductores. En vacas caídas también se encuentran lesiones traumáticas e inflamatorias de los nervios ciático y peroneo o tibial. Una lesión de los nervios intrapélvicos, como los nervios ciático y obturador, es responsable de la mayoría de los casos. Las lesiones por decúbito en la cara lateral de la babilla pueden estar relacionados con una lesión del nervio peroneo.
Tratamiento del síndrome de la vaca caída
Corrección de la enfermedad primaria, incluida la hipocalcemia y otras anomalías electrolíticas.
Excelente cuidado de enfermería, tratamiento del dolor, hidratación.
Intentos diarios asistidos para levantarla; uso de un tanque de flotación como se indica.
Atención a los problemas de bienestar animal.
El tratamiento del síndrome de la vaca caída se basa principalmente en los hallazgos de la exploración física y las causas primarias y secundarias sospechadas o confirmadas. Además de abordar las causas etiológicas de la postración, el plan de tratamiento debe tener como objetivo prevenir trastornos secundarios predecibles (como la inflamación) o trastornos metabólicos (como la cetosis o los desequilibrios electrolíticos que pueden resultar de la anorexia).
El tratamiento del dolor y el mantenimiento de una hidratación adecuada son de suma importancia como medidas de apoyo que ayudarán a mantener o estimular la ingesta voluntaria de alimentos. Los AINE están indicados en la mayoría de los casos de postración involuntaria para aliviar el dolor, el malestar y la inflamación secundaria en el tejido muscular dañado. Se han recomendado grandes dosis únicas de esteroides sobre la base de la evidencia empírica en animales con (sospecha de) traumatismo nervioso reciente.
Las vacas postradas con una ingesta reducida o nula pueden desarrollar deficiencias secundarias de energía y minerales que se reflejan en cetonuria, hipopotasemia o hipofosfatemia. Los minerales como el potasio, el fósforo y el calcio, así como el propilenglicol, pueden administrarse de forma segura y eficaz por vía oral en forma de baños. La monitorización del estado de hidratación es una parte importante del tratamiento de la vaca caída.
El ganado postrado debe examinarse y, si está alerta y responde, ha de ser estimulado para que se levante o izado diariamente para determinar si la capacidad de levantarse o de soportar peso ha cambiado. Si no hay ningún signo de mejoría durante los 7 días después de que la vaca haya sido trasladada a un lugar que tenga un buen equilibrio y se hayan corregido las anomalías electrolíticas séricas, el pronóstico es malo.
Algunas vacas caídas parecen perder interés en intentar mantenerse en pie; estos animales pueden beneficiarse del uso de un tanque de flotación especialmente diseñado que tiene un volumen de ~2500-3000 L. Las vacas caídas que están alerta se cargan en el tanque de flotación arrastrándolas sobre una estera al tanque vacío. A continuación, se colocan las puertas y se llena el tanque con agua tibia. Se debe evitar el agua fría o caliente, ya que puede inducir hipotermia o hipertermia. Se debe alentar a la vaca a ponerse de pie una vez que el agua alcanza el nivel de la articulación escapulohumeral. La vaca que puede soportar su propio peso debe mantenerse de pie durante 6-8 h; sin embargo, el agua del tanque debe retirarse tan pronto como la vaca muestre temblores. El agua del tanque debe mantenerse aproximadamente a la temperatura de la piel para evitar la hipotermia. Esto se puede conseguir haciendo circular el agua a través de un sistema de calefacción o añadiendo regularmente agua tibia al tanque. Se debe alentar a la vaca que permanece de pie a caminar lentamente desde el tanque sobre una superficie antideslizante. La vaca capaz de salir del tanque después del primer tratamiento de flotación tiene 4,8 veces más probabilidades de sobrevivir que la vaca que no sale del tanque. La vaca que se sostiene sobre las cuatro extremidades durante el primer tratamiento de flotación tiene 2,9 veces más probabilidades de sobrevivir que aquellas que tenían una postura asimétrica o eran incapaces de mantenerse en pie. Las tasas de éxito descritas en el retorno de las vacas caídas a la deambulación normal oscilan entre el 37-46 %.
Se puede considerar el uso de trabones para evitar una abducción excesiva que puede provocar daño muscular en vacas sospechosas de tener lesión del nervio ciático u obturador. Para este propósito nunca se deberían utilizar cuerdas. Se puede envolver dos veces alrededor del centro de cada metatarso una tira de nailon blando, dejando una distancia de al menos 0,9 m entre las extremidades.
Ayudar a las vacas a levantarse
El valor de las pinzas de cadera es controvertido. Su uso correcto requiere experiencia, destreza y un tacto delicado. El uso continuo causa traumatismo y dolor que son contraproducentes. Las extremidades anteriores soportan el 60 % del peso de la vaca, por consiguiente, el empleo de un cabestrillo de tela debajo del esternón es casi obligatorio para lograr un buen resultado. Es necesaria una banda torácica para impedir el deslizamiento del cabestrillo hacia atrás. Si se suspende el cabestrillo de la punta en un extremo de un elevador de horquilla, y la pinza de cadera en el otro extremo, el traumatismo será mínimo. Si no se dispone de una carretilla elevadora, servirá una barra en T suspendida por una polea de una viga del techo (o un trípode para los animales en pasto). Las mandíbulas de las pinzas debe estar bien protegidas con espuma sintética o goma sujetas con una envoltura de cinta adhesiva.
Mover una vaca caída
Mover la vaca caída exige voltearla hacia la posición de decúbito lateral. La vaca puede entonces ser deslizada sobre paja seca a una distancia corta tirando de una soga atada a la parte inferior de una extremidad anterior y una cabezada. El transporte en distancias mayores se puede realizar utilizando una telera preparada adecuadamente y tirada por un tractor. Se aplica estrechamente la telera en sentido longitudinal a lo largo de la espalda de la vaca aún en decúbito lateral. Se pone una lona sobre la telera para proteger a la vaca del contacto con el suelo. Se extiende paja seca sobre la lona y se voltea la vaca sobre la camilla improvisada. Mientras se desplaza la vaca, se debería atar la cabezada a la telera para reducir al máximo la lucha, y poner un saco sobre los ojos para evitar que la vaca se inquiete. Es mejor atar la cola al corvejón de la extremidad superior. Una vez se ha movido, la vaca debe devolverse al decúbito esternal. Muy pocas vacas, en particular dentro de las <12 horas posparto, se incorporarán de inmediato.
Arrastrar una vaca caída por el suelo sin protección para el cuerpo y la piel o cargarla mientras está colgando de las pinzas de la cadera es inadmisible porque estos procedimientos pueden causar daño físico adicional y dolor al animal. Mover a las vacas lesionadas de esta manera no solo es ilegal en muchos países, sino que también perjudica a la industria animal de producción debido a la publicidad negativa.
Cuidados de soporte para las vacas caídas
La recuperación del síndrome de la vaca caída depende en gran medida de la calidad del tratamiento del paciente y de los cuidados. El traslado de la vaca a un lugar con suelo de tierra mejora considerablemente la resolución. El lugar óptimo depende de las condiciones climáticas. Si el tiempo es cálido y seco, es mejor utilizar pastos con hierba, pero es esencial disponer de un medio para levantar a la vaca. En condiciones climáticas menos favorables, se debe proporcionar un refugio con techo y otra protección. Las naves de heno y las casetas de herramientas pueden proporcionar la protección necesaria, y puede ser posible en estas estructuras instalar un sistema de poleas para levantar la vaca.
Resguardar la vaca de la intemperie es esencial. La lluvia y el viento pueden bajar la temperatura corporal considerablemente y empeorar un shock en caso de que haya ocurrido. Es esencial un cortaviento hecho de fardos de paja. Se debe proporcionar una cama de paja para ayudar a aislar la vaca del suelo. Una vaca caída no necesita un ambiente cálido; no obstante, en un entorno frío, un animal inactivo puede sucumbir gradualmente por hipotermia.
Debe evitarse el decúbito lateral. Si se produce, se necesita una corrección inmediata para evitar el timpanismo, la regurgitación y la aspiración del contenido gástrico, así como las lesiones por presión en el plexo braquial y el nervio radial. La vaca debe voltearse a decúbito esternal. Sin embargo, para mantener esta postura, la extremidad sobre la que estaba tumbada la vaca se ha de sacar de debajo del cuerpo. Por ejemplo, una vaca que se encuentra en decúbito lateral sobre el lado derecho debe colocarse en decúbito esternal sobre el lado izquierdo. Para mantener el decúbito esternal, algunos animales pueden necesitar apoyo debajo del hombro; se pueden utilizar pacas de paja para este propósito. Inclinar a la vaca caída a intervalos de 6 a 8 horas de un lado a otro es laborioso, pero de suma importancia para limitar el daño secundario por presión en los músculos y nervios. Esta inclinación repetida define los cuidados de enfermería más avanzados para las vacas caídas.
Intentar mantener una vaca caída en una superficie de hormigón no es deseable, pero en ocasiones es inevitable. Hasta que se pueda llevar a cabo el transporte de la vaca caída sobre una superficie más blanda con más agarre, las patas traseras de la vaca deben estar trabadas para evitar que resbale y se separen durante un intento de levantarse. Un abordaje frecuente es ubicar a la vaca sobre una capa de al menos 10 pulgadas de paja seca encima de >6 pulgadas de cama húmeda y pegajosa (estiércol). Si el hormigón de debajo de la capa húmeda queda expuesto por los movimientos de la vaca, se debe agregar más. Aunque la pisada es buena con el estiércol compactado, a veces puede ensuciarse la piel de la vaca con orina y heces. Un lecho de arena de >25 cm de profundidad es más eficaz para alojar a una vaca caída. Una cama de arena suele drenar bien, y se puede mantener una buena higiene si se retiran las heces varias veces al día.
Las vacas caídas más difíciles de tratar son aquellas que no intentan comer. Una vaca que saliva sobre su comida no la comerá más tarde. En lugar de ofrecer grandes cantidades de alimentos, se debería tentar la vaca con alfalfa. Cualquier heno no aceptado debe retirarse cada 30 minutos. Colocar malas hierbas de sabor amargo en la boca de la vaca, como hiedra o diente de león, puede provocar la salivación y el interés por comer. Algunas vacas aceptan hojas de lechuga y col. En casos extremos se puede administrar a la vaca contenido ruminal PO forzado.
Prevención del síndrome de la vaca caída
Las estrategias eficaces para prevenir la hipocalcemia son importantes para disminuir el síndrome de la vaca caída. Todas las vacas lecheras se deben controlar estrechamente durante el parto en busca de signos de paresia posparto.
El aspecto crítico parece ser el periodo de tiempo (varias horas) desde el comienzo de los signos clínicos de la hipocalcemia hasta el tratamiento. Se debería, si fuera necesario, trasladar cualquier vaca que ha sido tratada con éxito de hipocalcemia a un lugar con buen suelo y debería permanecer allí durante 48 horas. El uso de paja sobre la arena proporciona un buen aislamiento y un buen suelo.
Las lesiones por resbalones se producen con frecuencia en suelos de hormigón con agarre insuficiente. El hacinamiento y una actitud no relajada o incluso estresada de las vacas en la explotación aumentarán aún más el riesgo de lesiones por resbalones. El texturizado o ranurado de la superficie del hormigón, así como el manejo tranquilo del rebaño, pueden mejorar la situación.
Consideraciones sobre el bienestar animal del decúbito secundario bovino
Aunque es posible que una vaca se levante después de estar tumbada durante >14 días, no se debe dejar de monitorizar a la vaca durante este periodo. Mientras que la vaca parezca activa, luche de vez en cuando por incorporarse, y continúe comiendo y bebiendo, la recuperación es posible. No obstante, si la vaca se vuelve apática, no muestra interés por la comida o tiene lesiones por decúbito o comienza a perder su forma, se debe considerar la eutanasia por razones humanitarias, independientemente del tiempo que la vaca haya estada caída. También debe considerarse la eutanasia si es evidente que el propietario del animal no es capaz o no está dispuesto a proporcionar los cuidados básicos necesarios de enfermería y veterinaria. Una vaca que tiene lesiones por decúbito, un apetito deficiente, o muestra signos de adelgazamiento no es apta para consumo. Intentar transportar animales postrados excepto con el propósito de proporcionar cuidados veterinarios es ilegal en muchos países y se considera un acto de crueldad.
Puntos clave
La postración bovina secundaria es una complicación de una postración primaria de >24 horas de duración que no se trató o se trató sin éxito y que ha dado lugar a una incapacidad para levantarse o estar en estación debido a una lesión muscular y nerviosa secundaria. El "síndrome de la vaca caída" es un término coloquial y se refiere más ampliamente a la incapacidad prolongada del ganado para levantarse por una razón indeterminada.
La afección se observa con mayor frecuencia en el ganado vacuno lechero en el periodo periparto, frecuentemente como una complicación de una hipocalcemia periparto o de una parálisis del parto que no responde al tratamiento.
El daño por presión en el tejido muscular y nervioso se considera el factor causal más importante.
Una exploración física completa de la vaca caída para identificar todas las causas primarias y secundarias relevantes que contribuyen a la postración es la base para un tratamiento exitoso.
La enfermería de vanguardia y los cuidados de apoyo aumentan en gran medida las posibilidades de un resultado positivo.
Para más información
Dairy Australia video: Caring for the Down Cow
Dairy Australia video: Assessing the Down Cow
Dairy Australia video: Lifting With a Hip Clamp
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