Las lesiones de los meniscos y de los ligamentos meniscales son una causa frecuente de cojera de la babilla en caballos adultos. Las lesiones varían desde una leve fibrilación de los ligamentos meniscales y la superficie de los meniscos, que causa una cojera crónica de bajo grado, hasta desgarros graves del ligamento meniscal y de los meniscos, que causan una cojera aguda y grave. El menisco medial está más frecuentemente afectado.
El derrame de las articulaciones femorotibiales es un signo clínico asociado frecuente. En la mayoría de los caballos la cojera mejora significativamente con la anestesia intraarticular de las articulaciones femorotibiales. Los cambios radiográficos sutiles pueden ser evidentes con entesiofitos o áreas líticas en el sitio de unión del ligamento meniscal o mineralización distrófica dentro del menisco. Los cambios osteoartríticos pueden ser evidentes en caballos con lesiones crónicas o graves. La exploración ecográfica puede ser de utilidad para demostrar las lesión meniscal.
La exploración artroscópica está indicada en caballos que no responden al tratamiento conservador (es decir, reposo y medicación antiinflamatoria seguidos de una rehabilitación controlada). La artroscopia permite evaluar la extensión y gravedad de la lesión, aunque solo los polos craneal y caudal de los meniscos son visibles artroscópicamente. La artroscopia también permite el desbridamiento de las fibras rotas o fibriladas de los ligamentos meniscales y la extracción de los colgajos del menisco o del tejido meniscal fibrilado.
El pronóstico del retorno a la función atlética depende de la gravedad de la lesión. En general, ~50 % de los caballos con lesión de menisco y ligamento meniscal vuelven al uso atlético. Sin embargo, en los caballos con desgarros graves que se extienden por debajo del cóndilo femoral y en los caballos con osteoartritis concomitante, el pronóstico es considerablemente peor.