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Cojeras en cerdos en salas de maternidad

PorJerry L. Torrison, DVM, PhD, DACVPM
Última revisión/modificación sept 2015

Para cuando los cerdos son destetados, las enfermedades que afectan al sistema locomotor durante la etapa de lactancia muy probablemente se habrán resuelto espontáneamente, habrán respondido a una terapia agresiva, o habrán producido la muerte. Dado que los cerdos que sobreviven a episodios de poliartritis se suelen quedar cojos, tienen una o más articulaciones "nudosas" e hinchadas, y están en malas condiciones, deben ser sacrificados.

En una encuesta a productores de cerdos en EE. UU., los problemas del SNC y la meningitis se consideraron la segunda causa más frecuente de muerte en lechones destetados, representando el 13-19 % de las pérdidas. En esta encuesta, la meningitis por Streptococcus suis, la enfermedad de Glässer y la enfermedad de los edemas, respectivamente, se percibieron como causantes de enfermedad o muerte en uno o más cerdos en el 50 %, 17 % y 9 % de las explotaciones encuestadas.

Artritis infecciosa o poliartritis:

Las causas de poliartritis en este grupo de cerdos por lo general incluyen Mycoplasma hyorhinis, Haemophilus parasuis, S suis, o Erysipelothrix rhusiopathiae, y con menos frecuencia Streptococcus dysgalactiae subsp equisimilis, Actinobacillus equuli subsp equuli y otras bacterias propensas a desarrollar bacteriemia. El canal del parto y tracto respiratorio superior de la cerda son a menudo las fuentes de los microorganismos para los lechones que resultan infectados en la sala de partos. La circulación entre las cerdas de M hyorhinis y H parasuis puede predecir los niveles de infección en los cerdos en crecimiento. Alternativamente los cerdos viejos actúan como portadores y son una fuente de infección para sus compañeras. Los cerdos afectados por E rhusiopathiae también excretan organismos en sus heces y orina. Básicamente, todas son enfermedades sistémicas con una fase septicémica, y cada una puede manifestarse como síndromes clínicos diferentes o como una combinación de signos clínicos.

Como en muchas enfermedades infecciosas, el manejo o los factores ambientales que estresan al cerdo, o deprimen la respuesta inmunitaria, pueden precipitar la enfermedad sistémica o la artritis infecciosa. El desplazamiento y la mezcla de los cerdos (especialmente si no se utiliza el sistema "todo dentro/todo fuera"), el hacinamiento, los ambientes fríos, húmedos, mal ventilados o con corrientes de aire y la modificación de las raciones son todos factores importantes de estrés que pueden favorecer el desarrollo de artritis infecciosas o enfermedades neurológicas que afectan al movimiento. También es probable que la infecciones víricas activas asociadas con el virus del síndrome reproductivo y respiratorio porcino ( ver Síndrome reproductivo y respiratorio porcino) o el circovirus puede predisponer a los grupos de cerdos en fase de transición a poliartritis bacterianas.

Inicialmente se manifiesta una cojera alternante y las articulaciones pueden estar calientes, tumefactas y dolorosas. Si los cerdos están febriles, pueden no tener interés en permanecer de pie y volverse inapetentes. Las formas crónicas de poliartritis con poliserositis dan lugar a cerdos descuidados y en el caso de la erisipela crónica ( ver Erisipela:), los cerdos pequeños pueden estar cojos con articulaciones duras e hinchadas.

Los signos clínicos vistos en las infecciones causadas por M hyorhinis y H parasuis (enfermedad de Glässer, ver Enfermedad de Glässer (poliserositis porcina, poliartritis infecciosa)) son similares porque ambas causan poliartritis y poliserositis dolorosa. Las afecciones no pueden diferenciarse macroscópicamente en la necropsia. La infección por M hyorhinis suele producir cojera con una morbilidad moderada y una tasa de mortalidad baja, pero H parasuis puede causar infección en el 50-75 % de los cerdos y una mortalidad de hasta el 10 %. Los brotes de la enfermedad de Glässer han sido particularmente graves en lotes SPF y otras explotaciones libres del patógeno. H parasuis también puede desempeñar un papel como agente primario o concomitante en el complejo de enfermedad respiratoria porcina y causar la enfermedad en asociación con el virus del síndrome reproductivo y respiratorio porcino o el virus de la influenza. La fiebre está asociada con la micoplasmosis, pero puede ser más alta en la enfermedad de Glässer (>41,7 °C) cuando los cerdos se vuelven anoréxicos y cojos; a veces H parasuis causa signos neurológicos.

En la necropsia se produce poliartritis y poliserositis, tanto con infección micoplasmática como con enfermedad de Glässer, y es posible que se haya desarrollado neumonía. La respuesta inicial exudativa suele ser serosa o serofibrinosa en la infección por micoplasmas; sin embargo, en la enfermedad de Glässer la respuesta suele ser fibrinosa o fibrinopurulenta. Por consiguiente, M hyorhinis causa una ligera sinovitis con hipertrofia e hiperplasia vellosa, un exceso de líquido sinovial claro, amarillo o marronáceo y una pericarditis, pleuritis y peritonitis serofibrinosa. También se ha descrito otitis media. Con H parasuis se observa una sinovitis fibrinopurulenta con edema periarticular, poliserositis con pseudomembranas y, a veces, meningitis fibrinopurulenta. Las superficies articulares no suelen estar afectadas en cualquiera de las dos afecciones.

El diagnóstico se basa en los signos clínicos, hallazgos en la necropsia y en la detección del organismo. Las pruebas de PCR están disponibles para detectar M hyorhinis y H parasuis. Esto es importante, porque el cultivo bacteriano de ambas bacterias puede ser un reto si se ha instituido algún tratamiento o si el cerdo ha muerto hace más de unas pocas horas. El tratamiento de ambas enfermedades debe ser agresivo y empezar tan pronto como aparezcan los signos clínicos si ha de ser efectivo. La eficacia del tratamiento de las infecciones por M hyorhinis con tilosina, tetraciclina o lincomicina ha sido variable. Los microorganismos pueden ser sensibles in vitro y resistentes in vivo. El tratamiento de la enfermedad de Glässer se analiza en el capítulo correspondiente ( ver Enfermedad de Glässer (poliserositis porcina, poliartritis infecciosa)). Con la cronicidad, el éxito en el tratamiento de cualquiera de las dos enfermedades es poco probable.

Los cambios adecuados en el tratamiento para reducir el estrés, una estricto alojamiento "todo dentro/todo fuera" y el control de infecciones víricas pueden minimizar el impacto de la enfermedad de Glässer. Las explotaciones que mantienen un estatus SPF pueden estar libres tanto de M hyorhinis como H parasuis, pero en las piaras con brotes descritos de enfermedad de Glässer, la morbilidad y la mortalidad son altas y la productividad disminuye. Se han identificado unas 15 serovariedades de H parasuis, con mucha variación de cepas. La vacunación con bacterina comercial o autógena de H parasuis puede aliviar la enfermedad clínica en lotes SPF. Es importante vacunar a los cerdos SPF que se van a enviar a explotaciones convencionales con una vacuna eficaz frente a las serovariedades presentes en la explotación receptora. Existe protección cruzada entre algunas serovariedades. La vacunación de cerdas frente a H parasuis reduce la prevalencia del problema en los cerdos en transición mediante la inmunidad pasiva.

Estreptococosis:

La enfermedad estreptocócica de principal preocupación para la industria porcina está causada por S suis ( ver Infecciones estreptocócicas en cerdos). Aunque este microorganismo puede causar artritis, los signos del SNC y la neumonía son las presentaciones clínicas más frecuentes.

Erisipela:

Aunque la erisipela grave se manifiesta en cerdos en transición, pueden ser más características de los cerdos en la fase de cebo ( ver Cojeras en cerdos en lotes de cebo/acabado). Si la forma grave de la enfermedad afecta a los cerdos en transición, y si no se tratan adecuadamente, la posterior evolución de la enfermedad hacia una forma crónica se manifiesta en los cerdos de cebo-acabado. Los protocolos de vacunación adecuados son esenciales para controlar la erisipela. ( See also heading on page Erisipela porcina.)

Deformidades vertebrales:

La cifosis o la lordosis y las deformidades cuneiformes de las vértebras se han detectado en cerdos destetados. La afección se ha reproducido experimentalmente usando dietas de gestación y transición deficientes en calcio, fósforo y vitamina D. Esporádicamente se ven cerdos "jorobados" en algunas granjas; la columna vertebral se curva en el plano vertical, de tal forma que las vértebras lumbares están más elevadas que las torácicas, y hay un "retorcimiento" entre los dos segmentos. El raquitismo no suele producirse clínicamente hasta la fase de crecimiento, pero las lesiones deben iniciarse antes, dando tiempo al desarrollo de los cambios patológicos típicos a las ~10 semanas de edad.