Cojera de la parte superior de las extremidades en el ganado vacuno

Las lesiones en el corvejón y la rodilla suelen surgir por el roce de los animales sobre superficies duras o abrasivas en su área de descanso. Estas lesiones son más frecuentes en vacas alojadas en estabulación libre o en plaza fija, con predisposición a padecerlas debido a una gestión del establo, un diseño, una base y una cama subóptimos. Las bases duras del establo sin suficiente cama o con cama abrasiva, las dimensiones inadecuadas del establo y las superficies mojadas contribuyen a estas lesiones. Los corvejones y las rodillas se frotan repetidamente cuando la vaca se mueve en su establo o en las transiciones de estar tumbada y de pie, creando una fricción que da lugar a lesiones en estas regiones de la parte superior de las patas con el tiempo.

Las lesiones del corvejón y de la rodilla varían en gravedad, desde áreas con pérdida de pelo o piel rota, costras o tumefacción leve hasta áreas con tumefacción importante o heridas abiertas con secreción purulenta.

Las lesiones en el corvejón y la rodilla se pueden prevenir mejorando el bienestar de las vacas. Las vacas se han de alojar en naves que sean del tamaño apropiado y estén configuradas para los animales del lote, y las naves deben estar profundamente cubiertas con material de cama no abrasivo.

El mejor tratamiento para los animales con lesiones en el corvejón y la rodilla es eliminar la causa de la lesión o trasladar al animal a una cama profunda. Las vacas con lesiones abiertas pueden necesitar cuidados de apoyo; sin embargo, no se recuperarán si no se aborda la causa ambiental de la lesión.

La mayoría de las lesiones de rodilla en vacas y toros adultos son el resultado de episodios traumáticos como resbalones, caídas, monta o esfuerzo en animales caídos. En los animales de más edad, la enfermedad articular degenerativa también puede ser un factor contribuyente.

Las lesiones de la rodilla se suelen manifestar como cojera inespecífica de las extremidades posteriores. Se debe realizar una exploración física para descartar lesiones o problemas en la parte inferior de las extremidades y para localizar el problema en la rodilla. En las lesiones de la rodilla, los signos comunes son derrame articular, dolor y crepitación en la articulación. Escuchar un sonido de clic y provocar un signo de cajón craneal son diagnósticos de lesión del ligamento cruzado craneal. La lesión del menisco se presenta como cojera inespecífica de la rodilla y puede acompañar a una lesión del cruzado craneal. La luxación rotuliana tiene una presentación similar a la parálisis del nervio femoral en los terneros; en ambas condiciones, el animal no puede extender la rodilla. La fijación hacia arriba de la rótula produce una extensión característica de la extremidad y se acompaña de bloqueo y desbloqueo de la rótula en la cresta troqueal medial. Esta afección es infrecuente y más común en los toros.

Para evitar lesiones en la rodilla, el objetivo es proporcionar un apoyo seguro dentro del entorno del alojamiento del animal para evitar problemas de resbalones y caídas.

Las lesiones de la rodilla pueden tratarse; sin embargo, el pronóstico suele ser de reservado a malo. El tratamiento conservador comprende el confinamiento y la administración prolongada de AINE. Para animales valiosos existen opciones quirúrgicas.

Las lesiones de cadera son el resultado de episodios traumáticos como caídas, resbalones o choques contra objetos duros en el entorno.

Lesión de cadera, vaca

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Cortesía del Dr. Gerard Cramer.

Las luxaciones coxofemorales pueden presentarse como una cadera caída si el animal está en estación. Las vacas que sufren luxación con desplazamiento craneoventral se suelen presentar como animales caídos. Las fracturas pueden palparse si afectan a la tuberosidad coxal; otras fracturas por lo general no se pueden palpar.

La prevención de las lesiones de cadera se centra en la prevención de episodios traumáticos, que suelen ser el resultado de prácticas de manipulación agresivas, monta o suelos resbaladizos.

En la mayoría de las lesiones de cadera, el pronóstico es reservado; es más favorable en animales más jóvenes. Por lo general, y especialmente para las fracturas de la cabeza del fémur, la eutanasia es la medida más adecuada. Sin embargo, algunos abordajes quirúrgicos que implican una reducción abierta pueden tener éxito en las luxaciones coxofemorales. También se ha descrito que el tratamiento conservador de las luxaciones coxofemorales tiene éxito si se realiza durante las 48 horas siguientes a la aparición de la lesión.

Debido a su baja frecuencia, las enfermedades articulares no infecciosas no se han estudiado extensamente; sin embargo, se cree que la patogenia de estos trastornos es similar a la patogenia de los mismos tipos de trastornos en otras especies.

Enfermedad articular, vaca

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Cortesía del Dr. Gerard Cramer.

La mayoría de las enfermedades articulares se presentan con una extensión variable de cojera y derrame articular. La osteocondrosis y la enfermedad articular degenerativa se encuentran frecuentemente en animales jóvenes en crecimiento; la osteoartritis es más común en animales mayores. Se necesitan más pruebas diagnósticas, como la radiografía y la artrocentesis, para diferenciar mejor estas enfermedades articulares.

Debido a su patogenia poco clara, las estrategias para prevenir las enfermedades articulares no infecciosas son limitadas.

El tratamiento conservador de la patología articular (restringir la actividad y administrar AINE) no suele ser beneficioso. Los abordajes quirúrgicos, incluida la artroscopia, se han utilizado con éxito para tratar algunas de estas afecciones.

La artritis séptica se produce cuando los microorganismos penetran en la cavidad articular, ya sea por sepsis o por heridas penetrantes. El proceso inflamatorio resultante en la articulación aumenta el derrame articular. Las infecciones persistentes causan más daño a la articulación.

La artritis séptica suele causar dolor agudo e intenso y cojera. Las articulaciones afectadas a menudo están hinchadas, calientes y dolorosas al tacto. En las extremidades distales, cuando una sola articulación está afectada, el proceso suele tener origen traumático. La poliartritis suele tener un origen sistémico (es decir, infección del ombligo, micoplasma), y debe determinarse la causa desencadenante. Puede usarse la artrocentesis del líquido sinovial para confirmar el diagnóstico.

La prevención de la artritis séptica debe centrarse en prevenir la sepsis y las lesiones penetrantes cerca de las articulaciones. Las causas frecuentes de sepsis en terneros incluyen micoplasma e infecciones umbilicales.

El tratamiento de la artritis séptica requiere tratar la sepsis, así como controlar la inflamación y el dolor. Es necesaria la administración prolongada de antimicrobianos y AINE, junto con el lavado articular.

Las roturas musculares suelen ser agudas debido a un traumatismo directo o al esfuerzo físico cuando el animal intenta incorporarse mientras está tumbado por otra afección.

Los animales con desgarro del gastrocnemio por lo general no pueden levantarse y el corvejón toca el suelo cuando el animal intenta levantarse. Los animales con un desgarro del peroné terciario por lo general pueden flexionar la rodilla con el corvejón completamente extendido. Por lo general, el músculo afectado está duro e hinchado.

La prevención de las lesiones musculares debe centrarse en proporcionar una base sólida, especialmente para los animales caídos.

El tratamiento de las lesiones musculares, especialmente los desgarros del gastrocnemio, no es satisfactorio. Por lo general, la eutanasia es la forma de proceder más apropiada. En animales jóvenes con desgarros del peroneo terciario, la restricción de la actividad puede permitir la recuperación.