Grandes animales
La malformación de Arnold-Chiari es una compleja malformación del tronco encefálico caudal y del cerebelo que suele consistir en la herniación del tejido cerebeloso a través del foramen magno hacia el canal vertebral cervical. Se puede asociar a espina bífida, hidrocefalia o meningomielocele. Es rara en animales domésticos y de causa desconocida. (Una variación más común de esta enfermedad se ha reconocido en perros y parece ser hereditaria, pero esto aún no se ha demostrado.) En los terneros, esta malformación puede observarse con elongación y extensión bilateral de los lóbulos occipitales.
La hipoplasia cerebelosa se ha descrito en muchas especies. La causa más común de esta enfermedad es la infección viral in utero (diarrea vírica bovina, virus de la lengua azul y virus de la fiebre porcina durante la mitad de la gestación. Las lesiones cerebelosas también pueden verse en fetos bovinos infectados por los virus de Akabane o Wesselsbron. La hidranencefalia y la artrogriposis clínicas o subclínicas pueden acompañar a la enfermedad cerebelosa. Las características patológicas incluyen destrucción o pérdida de una o más capas de la corteza cerebelosa, particularmente las capas granular y de Purkinje. La vacunación profiláctica de la madre antes del parto puede prevenir el problema. Se ha observado una hipoplasia/displasia cerebelosa hereditaria en los terneros Hereford, Shorthorn, Ayrshire y Angus. A diferencia de las abiotrofias, la hipoplasia cerebelosa está presente al nacer y no es progresiva.
Las abiotrofias cerebelosas se han descrito en muchas especies. En las abiotrofias, el cerebelo se desarrolla normalmente y el animal no se ve afectado durante un periodo de meses, o incluso años, antes de que las neuronas cerebelares empiecen a morir prematuramente. Esto contrasta con la hipoplasia cerebelosa, en la cual se destruyen in utero las células cerebelares germinales y las neuronas en desarrollo. En los terneros Aberdeen Angus, los signos clínicos de abiotrofia empiezan pronto e inicialmente se acompañan de convulsiones. En los potros de raza Árabe y en los ponis Gotland suecos, la aparición de los signos se produce desde el nacimiento hasta los 9 meses; en los lechones Yorkshire y Large White, a los 1-3 meses; en los terneros Holstein, a los 3-8 meses; y en las ovejas Merinas, a los 3-6 años.
La mayoría de las abiotrofias son probablemente hereditarias (p. ej., la herencia recesiva en el ganado Hereford y las ovejas Welsh Mountain y Corriedale afectados), y se ha identificado una mutación autosómica recesiva en ECA2 en potros Árabes, pero el gen específico afectado no ha se ha confirmado. Las causas tóxicas deben descartarse, entre las que se encuentran las plantas productoras de swainsonina, el metilmercurio y la exposición a organofosforados en el útero. El uso de triclorfón durante la gestación puede causar un temblor congénito en lechones, debido tanto a una hipoplasia cerebelosa como a una hipomielinización.
La hipomielogénesis congénita, en la que la mielinización se retrasa en todo el SNC, puede parecer una enfermedad cerebelar debido a que suele desarrollarse un temblor intenso en la cabeza y el cuerpo. En contraste con la enfermedad cerebelosa pura, suele estar presente un temblor suave persistente en reposo, así como un marcado temblor de intención. Esta enfermedad afecta a corderos y lechones recién nacidos y, ocasionalmente, a terneros. Esta afección puede asociarse a infecciones virales in utero, como el virus de la enfermedad de la frontera, el de la fiebre porcina o la exposición al triclorfón. A los corderos afectados a veces se les llama temblones peludos. Esta afección es hereditaria en los cerdos Saddleback y Landrace y en el ganado vacuno Jersey y Shorthorn. Los signos no suelen ser progresivos o pueden desaparecer completamente si la mielinización tan solo se ha retrasado.
La ataxia enzoótica (lomo hundido) se debe principalmente a deficiencia de cobre, aunque puede haber una factor hereditario. La hipomielinogénesis puede producirse in utero y causar embotamiento, ceguera/sordera, caídas o postraciones y temblor de cabeza en corderos. La situación puede evitarse tratando a las ovejas afectadas durante la gestación. También pueden verse afectados cabritos, lechones y quizás terneros.
El temblor congénito es una enfermedad hereditaria autosómica recesiva que afecta a los pollos, en la que hay un temblor continuo. Los polluelos afectados muestran un temblor rápido, mientras que los adultos varían de leve a grave. Las hembras pueden ser productivas, pero los machos son esencialmente estériles. Las lesiones cerebelosas incluyen la pérdida de células de Purkinje, y se produce manguito perivascular en la sustancia blanca de todo el sistema nervioso.
Pequeños animales
La hipoplasia cerebelosa se observa en gatitos después de una infección in utero por el virus de la panleucopenia felina. La enfermedad no es progresiva, y los gatos afectados pueden ser buenas mascotas. El diagnóstico puede obtenerse ante mortem con RM. También puede producirse hidrocefalia o hidranencefalia concomitante. La hipoplasia cerebelosa también se ha descrito en el Chow Chow y se ha visto asociada a lisencefalia en el Setter Irlandés y el Fox Terrier de pelo duro.
En los perros se puede también observar una hipoplasia selectiva del vermis cerebeloso que, cuando se combina con la hidrocefalia y con la dilatación quística del cuarto ventrículo, se denomina síndrome de Dandy-Walker y puede tener un origen hereditario. Se ha identificado una mutación por deleción autosómica recesiva en el gen del receptor de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDLR) en perros Eurasier. El vermis cerebeloso puede estar parcial o completamente ausente. Los signos clínicos son típicos de un trastorno cerebeloso e incluyen temblores, ataxia e hipermetría. En ocasiones también puede haber ladeo de cabeza y marcha en círculos. Los perros Fox Terrier toy están predispuestos a la forma Dandy-Walker.
Cortesía del Dr. Rebecca Packer.
Las abiotrofias cerebelosas se han descrito en multitud de razas caninas. En los Samoyedos y los Beagles, los signos son evidentes al inicio de la ambulación; en los Kelpies Australianos, los Collies de pelo largo, los Border Collies y los Kerry Blue Terriers, los signos clínicos se observan en cachorros de 4-16 semanas de edad; en los Spaniel Bretones, los Bobtails y los Gordon Setters, los signos aparecen en adultos jóvenes o maduros. Se han identificado mutaciones autosómicas recesivas en varias razas, incluyendo el vizsla húngaro (mutación SNX14) y el sabueso finlandés (mutación SEL1L). Los signos clínicos incluyen ataxia cerebelosa progresiva, temblores de intención, hipermetría y posible pérdida de la respuesta de amenaza debido a la afectación cerebelar. Las reacciones posturales son normales, como con cualquier enfermedad cerebelosa pura; sin embargo, los animales afectados pueden estar descoordinados al colocar las patas. Los signos clínicos se pueden diferenciar de la hipoplasia cerebelosa, anteriormente mencionada, por su aparición. La hipoplasia está presente al nacer (aparente en el momento de la ambulación) y no es progresiva, mientras que los animales con abiotrofias nacen normales y progresan después del inicio.
La distrofia neuroaxonal se describe tanto en gatos como en perros, pero principalmente en el Rottweiler (herencia autosómica recesiva de una mutación en el gen VPS11 en el Rottweiler y en el gen PLA2G6 en el Papillon). En el Rottweiler, el inicio aparece a los 3-24 meses de edad, y el trastorno progresa lentamente durante varios años. Los signos incluyen disfunción cerebelar y dismetría en las cuatro extremidades, aunque se conserva la sensibilidad posicional de las extremidades, lo que la distingue de la leucoencefalomielopatía y de la enfermedad de la neurona motora avanzada en la misma raza. Los perros Collie en Australia y Nueva Zelanda desarrollan signos clínicos similares a los 2-4 meses de edad. También hay una aparición temprana en el Papillon, el Chihuahua y en gatos (como alteración autosómica recesiva en gatos tricolores). Los esferoides axonales, a menudo en regiones específicas del cerebro y de la médula espinal, son el hallazgo patológico característico de estas afecciones.
La ataxia neonatal de Bandera (síndrome de Bandera) es una ataxia cerebelosa autosómica recesiva identificada en perros Cotón de Tulear, que se manifiesta como una ataxia cerebelosa desde el momento del nacimiento. No es progresivo, pero los animales afectados nunca pueden caminar. El cerebelo es anatómicamente normal y los signos son el resultado de una mutación que afecta a la función del neurotransmisor. Una prueba de ADN está disponible para esta enfermedad en el Cotón de Tulear.
La hipomielinización congénita se observa como un trastorno familiar/hereditario en el Springer Spaniel, el Chow Chow, el Weimaraner (para los cuales se ha identificado una mutación en el gen FNIP2) y el Boyero de Montaña Bernés, por lo general con signos que se desarrollan alrededor de las 2-8 semanas de edad. En las tres últimas razas, se ha denominado frecuentemente dismielinización porque los temblores en todo el cuerpo suelen desaparecer espontáneamente con el tiempo. La enfermedad rara vez se observa en gatos. El diagnóstico puede confirmarse mediante RM. ( ver Trastornos desmielinizantes.)
Cortesía del Dr. Rebecca Packer.
Se ha descrito con frecuencia el síndrome de malformación occipital caudal(malformación tipo Chiari) y la siringohidromielia posterior en el Cavalier King Charles Spaniel, el Grifón de Bruselas Americano y con menor frecuencia en otros perros de razas pequeñas. Las asociaciones del genoma todavía no han identificado una mutación genética específica, aunque se están evaluando genes candidatos. La malformación es comparable a la malformación de Chiari tipo I descrita en las personas e incluye una malformación congénita del hueso occipital, que da lugar a una fosa caudal atestada y a una hernia cerebelar en el foramen magno. La posterior interrupción del flujo de LCR ocasiona la formación de siringomielia. Se estima que el 48 % de los Cavalier King Charles Spaniels asintomáticos tiene la malformación de la fosa caudal.
Aunque la malformación está presente al nacer, los signos clínicos no suelen aparecer hasta más adelante. Los signos clínicos varían, pero comúnmente incluyen parestesias (p. ej., frotarse la cara, rascado fantasma de la parte posterior de la cabeza), ataxia y debilidad por siringomielia. El diagnóstico se realiza mediante RM cerebral y de toda la médula espinal, porque la siringohidromielia puede aparecer en cualquier parte de la médula espinal y no es necesariamente continua. El tratamiento médico a menudo no es curativo, pero puede intentarse con gabapentina (10 mg/kg, PO, 3 veces al día) o pregabalina (5 mg/kg, PO, 2 veces al día) para las parestesias, omeprazol (0,7 mg/kg/día, PO) para reducir la producción de LCR y otros analgésicos para el tratamiento del dolor. Se prefiere la descompresión quirúrgica mediante craniectomía occipital caudal como tratamiento definitivo; sin embargo, se han descrito tasas de recidiva del 25-47 %.