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Encefalomielitis ovina en animales

(Louping ill)

PorMark P. Dagleish, BVMS, PhD, FRCPath
Última revisión/modificación abr 2020

La encefalomielitis ovina, causada por el virus de la encefalomielitis ovina y transmitida por garrapatas, causa una encefalitis a menudo mortal que provoca signos neurológicos muy variables y no tiene tratamiento específico o vacuna disponible. El diagnóstico ante mortem suele hacerse por serología mediante la inhibición de la hemaglutinación, que es capaz también de identificar infecciones agudas diferenciando la predominancia de la IgM de la IgG. El diagnóstico post mortem se realiza mediante un examen histológico e inmunohistoquímico del encéfalo y también por PCR.

La encefalomielitis ovina es una enfermedad vírica aguda del SNC transmitida por garrapatas que afecta principalmente a ovejas y al lagópodo escocés, pero también puede afectar al ganado vacuno, las cabras, los caballos, los camélidos sudamericanos y las personas; estas últimas pueden infectarse por la mordedura de garrapatas o la exposición a tejidos o instrumentos contaminados con virus. La enfermedad se observa por todas las zonas de las islas británicas, donde la garrapata vector Ixodes ricinus es común, especialmente en pastos de montaña. Se han descrito enfermedades en ovejas y cabras indistinguibles de la encefalomielitis ovina causadas por virus similares en Noruega, España, Turquía y Bulgaria, lo que sugiere que la afección no se circunscribe a las islas británicas.

Etiología y transmisión de la encefalomielitis ovina en animales

Este virus pertenece a la familia Flaviviridae y forma parte de un complejo de virus muy relacionados antigénicamente conocidos como virus de encefalopatías transmitidas por garrapatas, que están asociados principalmente a enfermedad en personas y se distribuyen por las zonas templadas del norte. La infección se transmite transestadialmente por el vector de la garrapata; no parece que haya transmisión transovárica del virus de la encefalomielitis ovina. Aunque se han identificado diferentes cepas del virus de la encefalomielitis ovina mediante secuenciación del genoma, ninguna parece específica de ninguna de las especies sensibles.

En los rebaños de ovejas, la mortalidad varía desde un 60 % en ganado recién introducido a un 5-10 % en ovejas acostumbradas al pasto. En las granjas donde la enfermedad es endémica, las pérdidas se limitan a animales de <2 años; los adultos suelen ser inmunes por infecciones previas y los corderos están protegidos durante la primera estación por anticuerpos calostrales. Sin embargo, cuando la enfermedad aparece por vez primera, o tras un lapso de varios años, puede afectar a ovejas de todas las edades. La mortalidad en otras especies es variable; en el lagópodo escocés suele ser elevada. Todas las especies de vertebrados que contactan con las garrapatas pueden quedar parasitados e infectados con el virus de la encefalomielitis ovina, pero solo las ovejas y el lagópodo escocés desarrollan suficientes títulos de viremia para transmitir la infección a la garrapata vector. La infección también puede extenderse por contacto con instrumentos o tejidos contaminados. Las cabras lactantes infectadas pueden excretar títulos altos de virus en la leche, lo cual puede causar una infección mortal en sus cabritos y representar un peligro potencial de salud pública.

Patogenia, hallazgos clínicos y lesiones de la encefalomielitis ovina en animales

El curso de la infección es similar en todas las especies y únicamente varían la intensidad de la viremia y la frecuencia con la que aparecen los signos clínicos. Tras la inoculación por una garrapata infectada, el virus se reproduce primero en los tejidos linfoides, lo que da lugar a una viremia durante 1-5 días. Solo los animales con títulos elevados pueden transmitir el virus a las garrapatas. Durante la viremia, puede haber una reacción febril, pero suele haber ausencia de signos clínicos evidentes hasta que el virus entra en el SNC y empieza a replicarse, aunque la respuesta inmunitaria haya eliminado el virus de los tejidos extraneuronales. La extensión del daño neurológico producto de la replicación viral determina la gravedad de los signos clínicos, desde ninguno (subclínico), pasando por varios grados de disfunción neurológica, hasta una muerte súbita.

Las lesiones histológicas pueden estar presentes tanto si se desarrollan signos clínicos como si no. Los signos incluyen temblores musculares leves, mordisqueo nervioso, ataxia (especialmente en las miembros posteriores), debilidad y colapso, produciéndose la muerte 1-3 días después de la aparición de los signos. También pueden haber muertes hiperperagudas con escasas lesiones histológicas presentes. En algunos animales recuperados puede persistir la paresia o la tortícolis. Todos los animales recuperados son fuertemente inmunes de por vida.

La gravedad de la enfermedad clínica en los animales recién infectados con Anaplasma phagocytophilum (causante de la fiebre de las garrapatas) aumenta mucho, presumiblemente por los efectos inmunosupresores de este microorganismo. La patología asociada puede ser compleja y estar asociada a una infección bacteriana y fúngica secundaria, que sería la causa de la elevada mortalidad observada en rebaños no expuestos previamente al virus e introducidos en campos infestados con garrapatas.

No hay lesiones macroscópicas específicas, aunque puede desarrollarse neumonía secundaria. El examen histológico del SNC suele mostrar una polioencefalomielitis no supurativa (linfocitaria) con lesiones en todo el encéfalo, sobre todo en el tronco encefálico.

Diagnóstico de la encefalomielitis ovina en animales

  • Los signos clínicos neurológicos unidos a una exposición a garrapatas son sospechosos de enfermedad.

  • El diagnóstico ante mortem se realiza mediante pruebas serológicas, diferenciando el predominio de la IgM sobre la IgG por inhibición de la hemaglutinación para mostrar infección reciente.

La encefalomielitis ovina normalmente solo afecta a animales en pastos infestados de garrapatas; pero su variable cuadro clínico necesita diferenciarse de otros trastornos locomotores o neurológicos. La confirmación es por análisis histológico e inmunohistoquímica del encéfalo usando un anticuerpo monoclonal específico, aislamiento del virus en el tejido del SNC por PCR y serología.

Debe fijarse el encéfalo entero en solución de formaldehído (en solución salina al 10 %), y se han de buscar en las secciones las lesiones características, que pueden proporcionar un diagnóstico presuntivo que se confirma por inmunohistoquímica. Para el diagnóstico rutinario, casi nunca se lleva a cabo el aislamiento del virus y se ha reemplazado por la RT-PCR. Esto requiere que se recoja un trozo de tronco encefálico o médula espinal proximal en un medio de transporte de virus y se envíe a un laboratorio de diagnóstico adecuado. La determinación en suero de anticuerpos neutralizantes e inhibidores de la hemaglutinación también puede ser útil para el diagnóstico y los estudios. La presencia de anticuerpos IgM en el ganado vacuno y ovino, detectada por la prueba de inhibición de la hemaglutinación por comparación con una alícuota inactivada por calor de suero o plasma, proporciona una buena evidencia de que el animal se infectó en los 10 días anteriores.

Tratamiento y control de la encefalomielitis ovina en animales

  • No existen actualmente tratamientos disponibles.

No hay un tratamiento específico, pero puede ser útil uno de apoyo, una alimentación manual, minimizar los estímulos externos y la sedación.

Una vacuna inactivada propagada por cultivo tisular protegió con éxito a ovejas, ganado vacuno y cabras, pero ya no está disponible, y el desarrollo de una vacuna recombinante está solo en la fase experimental inicial. El calostro proporcionado por la oveja vacunada impedirá la infección de los corderos durante sus primeros meses de vida. Lo ideal es que todos los animales destinados a la reproducción se vacunen a los 6-12 meses de edad. El uso de baños insecticidas para conseguir una protección contra la exposición a las garrapatas suele ser inadecuado, aunque las preparaciones para aplicar sobre el animal reducen la exposición y su empleo sistemático puede ser efectivo para reducir la abundancia de garrapatas.

Riesgo zoonótico de la encefalomielitis ovina en animales

La infección por el virus louping ill en personas puede causar una encefalomielitis grave. Los signos son bifásicos: signos febriles iniciales que son reemplazados 4-5 días más tarde por signos de encefalitis. Las personas pueden infectarse por picadura de garrapatas infectadas, por contacto con cadáveres infectados, instrumentos cortantes o aerosoles. Se han descrito unos pocos casos de infección natural, la mayoría en personal de laboratorio. Aquellos relacionados con el diagnóstico o investigación de este virus deben vacunarse con la vacuna humana contra la encefalitis transmitida por garrapatas. Como las cabras infectadas pueden excretar títulos elevados de virus en la leche, es fundamental vacunar a las cabras de producción láctea en áreas endémicas.

Puntos clave

  • La encefalomielitis ovina es una infección viral que a menudo causa encefalitis mortal.

  • La enfermedad afecta principalmente a ovejas y al lagópodo escocés, pero puede afectar al ganado vacuno, las cabras, los caballos, los perros, los cerdos, los camélidos de América del Sur y las personas.

  • Actualmente no hay tratamientos ni vacunas disponibles.