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Descripción general del aborto en grandes animales

PorAhmed Tibary, DMV, DScS, PhD, DACT
Revisado/Modificado abr 2021

    El aborto es la interrupción artificial de la gestación después de que se complete la organogénesis, pero antes de que el feto sea viable. Si la gestación finaliza de forma natural antes de la organogénesis, esto se denomina muerte embrionaria precoz. Un feto a término que nace muerto es un mortinato, confirmado por la ausencia de cualquier indicio de inflación de los pulmones. Muchas causas de aborto también pueden causar mortinatos, neonatos prematuros o con problemas médicos y físicos, y en ocasiones fetos momificados.

    Determinar la(s) causa(s) del aborto en grandes animales es una tarea difícil y a menudo frustrante. Existen numerosos factores que complican el diagnóstico. A menudo, el aborto sigue a una infección aguda inicial que se prolonga durante semanas o meses. Como tal, el agente causal a menudo ya no está presente cuando se produce el aborto y en el momento del examen post mortem. La expulsión puede ser horas o días tras la muerte fetal, con lesiones disimuladas por la autólisis. Debe tenerse en cuenta que las membranas fetales y el feto abortado suelen estar contaminados por la microbiota ambiental. Los casos esporádicos de aborto son probablemente el resultado de causas no infecciosas (p. ej., tóxicas o genéticas), y actualmente se conoce mucho menos acerca de estas etiologías en comparación con las causas infecciosas. Además, muchos laboratorios de diagnóstico veterinario están equipados para centrarse únicamente en las causas infecciosas.

    Un desafío diagnóstico adicional para los veterinarios que se enfrentan a grandes animales con abortos es el conocimiento de la selección y manipulación adecuadas de las muestras. Se aconseja a los clínicos que busquen ayuda en el laboratorio de diagnóstico correspondiente siempre que sea posible. La mejor muestra es la unidad fetoplacentaria completa en condiciones frescas, junto con suero materno. La placenta y el feto se deben limpiar con agua o una solución salina, empaquetar en bolsas limpias de plástico, refrigerar (sin congelar) y transportar rápidamente al laboratorio de diagnóstico. En la mayoría de casos, la autólisis en fetos se produce a un ritmo mucho más lento que en los cadáveres de animales nacidos vivos. La mayoría de los fetos serán adecuados para su necropsia si se refrigeran tan pronto como sea posible, incluso si no llegan al laboratorio hasta pasados 1-2 días. Los fetos de los cerdos, las ovejas y las cabras son lo suficientemente pequeños para transportarse o enviarse enteros con sus placentas. Si hay varios fetos, se deben enviar de tres a cinco con sus placentas. Es mejor enviar los terneros y potros enteros, pero a menudo en los casos de explotaciones o rebaños afectados es más conveniente realizar una necropsia y recoger muestras de tejidos para su envío.

    Las muestras que rutinariamente se utilizan para las pruebas varían un poco entre laboratorios diagnósticos, pero un conjunto básico de muestras que permitirán el examen incluirán contenidos del estómago o el abomaso; sangre del corazón o fluido de una cavidad corporal; pulmón, hígado, riñón y bazo sin fijar (algunos laboratorios además requieren tejidos como glándulas tiroideas, timo, corazón, cerebro, abomaso y estómago); placenta (si es posible) y suero de la madre. Estas muestras se deben enviar en recipientes estériles adecuados para realizar cultivos microbiológicos. Dado que están siempre contaminadas, las placentas no deben mezclarse con otros tejidos.

    También deben enviarse muestras representativas de los siguientes tejidos en formol tamponado al 10 % para el examen histopatológico: pulmón, hígado, corazón, riñón, cerebro, músculo esquelético, tiroides, glándulas adrenales, intestinos y placenta. En la gran mayoría de casos, no hay lesiones importantes, aparte de los signos de autólisis (incremento del líquido pleural o peritoneal y edema subcutáneo teñido de sangre). De cualquier forma, si se encuentran lesiones, se deben incluir muestras de los tejidos afectados frescas y fijadas en formol.

    La mayoría de los agentes, especialmente las bacterias y los hongos, infectan la placenta y consiguen penetrar en el líquido amniótico, que es ingerido por el feto. Puede obtenerse asépticamente contenido gástrico, que es la mejor muestra para la detección de hongos y la mayoría de las bacterias. El aislamiento a partir del contenido gástrico es mucho más sencillo que desde la placenta, que está siempre muy contaminada. Son también adecuados para cultivo los pulmones, el hígado, el bazo y los riñones. Varios agentes (p. ej., hongos, Clamidia, Coxiella) afectan principalmente a la placenta; la no inclusión de la placenta disminuye la probabilidad de que sean identificados. Los fetos a veces producen anticuerpos a ciertos agentes (p. ej., al virus de la diarrea vírica bovina, Neospora spp, Leptospira spp), y se pueden analizar anticuerpos en suero o líquido de alguna cavidad corporal del feto. La presencia de anticuerpos precalostrales es una prueba de la exposición en el útero.

    Un único título de anticuerpos en la madre casi nunca proporciona muestra del agente particular causante del aborto excepto si se conocen antecedentes de títulos del rebaño. Los títulos maternos elevados probablemente no sean la razón de que un animal no aborte debido a ese agente, pero la ausencia de título puede utilizarse para descartar un agente. Las determinaciones de títulos a agentes mediante programas de control (p. ej., Brucella abortus, virus de la pseudorrabia) son siempre significativas, incluso si el aborto se originó por algo más. Para probar una infección activa por un agente específico se necesita demostrar un aumento del título de cuatro veces. A menudo, el aborto se produce semanas o meses después de la infección inicial de la madre, y su título es estable o está disminuyendo en el momento del aborto. Un par de muestras de suero obtenidas con 2 semanas de separación a partir de un 10 % del rebaño o un mínimo de 10 animales suele mostrar seroconversión o proporciona evidencia de una infección activa en el rebaño.