La adenitis vesicular o vesiculitis es la inflamación o infección de una o ambas glándulas vesiculares. No hay signos clínicos aparentes o externos, con la rara excepción del toro de avanzada edad que está crónicamente afectado o tiene una peritonitis secundaria a un absceso. El diagnóstico se suele producir cuando se examinan los genitales internos a través de la palpación rectal y se realiza la evaluación microscópica del semen como componentes de un examen de aptitud reproductiva. Aunque los agentes causales son sensibles a la mayoría de los antimicrobianos de amplio espectro, solo dos compuestos macrólidos alcanzan las concentraciones necesarias en las glándulas para ser eficaces.
Las glándulas vesiculares (a veces denominadas "vesículas") son unas glándulas sexuales accesorias pareadas localizadas en el suelo de la pelvis, laterales a las ampollas y dorsales al cuello de la vejiga de la orina. Secretan un líquido transparente que añade volumen, nutrientes y amortiguadores al semen, pero no sirven como reservorio para los espermatozoides (véase la fotografía del tracto urogenital).
Por cortesía del Dr. Ben Nabors.
Epidemiología de la adenitis vesicular en toros
La adenitis vesicular se ha descrito en toros dondequiera que se críe ganado vacuno, con una incidencia descrita del 1-10 %. Se ha descrito una mayor incidencia en los toros jóvenes desarrollados con dietas ricas en energía en alojamientos grupales.
Etiología y patogenia de la adenitis vesicular en toros
En áreas del mundo sin medidas de control para la brucelosis, Brucella abortus es la causa primaria de adenitis vesicular. Aunque se ha implicado a un gran número y variedad de microorganismos, los siguientes son los microorganismos patógenos identificados con mayor frecuencia:
Trueperella pyogenes.
Pseudomonas aeruginosa.
Streptococcus spp.
Staphylococcus spp.
Proteus spp.
Escherichia coli.
Mycoplasma bovis.
Mycoplasma bovigenitalium.
Históricamente se han sugerido vías de infección ascendentes, descendentes o hematógenas. De estas, la vía hematógena es la más probable. Dado que existe una asociación entre la vesiculitis y las dietas ricas en energía, se han hecho las siguientes observaciones:
Una dieta rica en energía predispone a la acidosis ruminal, que induce ruminitis, lo que provoca bacteriemia.
Los mismos aislamientos bacterianos que dan lugar a abscesos hepáticos se encuentran en las glándulas vesiculares infectadas.
Una bacteriemia tras una neumonía, una infección umbilical no resuelta u otras infecciones sistémicas también son posibles etiologías.
La vía ascendente de infección es improbable, aunque posible, a menos que el toro tenga un traumatismo peniano o una uretritis concomitante. Si la glándula afectada es ipsilateral a una epididimitis u orquitis infecciosa, se puede considerar la vía descendente.
Se ha descrito la malformación congénita de los conductos excretores de las glándulas vesiculares en la apertura a la uretra en el colículo seminal. Una malformación del orificio del conducto excretor permite el reflujo de los espermatozoides u orina desde la uretra pélvica hacia la glándula vesicular. Si el revestimiento tubular de la glándula vesicular se degenera después de la irritación por material anormal en los conductos, puede producirse una inflamación local sustancial. Esta etiología no infecciosa puede explicar la mala respuesta terapéutica en algunos casos.
Hallazgos clínicos de la adenitis vesicular en toros
No suele haber signos clínicos observables externamente de adenitis vesicular. Se ha sugerido que un toro con un caso agudo grave o con un absceso vesicular puede estar de pie con el lomo arqueado, presentar dolor al defecar o al tacto rectal y mostrar vacilación en la monta. Sin embargo, estos signos clínicos son muy raros.
Diagnóstico de la adenitis vesicular en toros
Material purulento en el semen.
Palpación rectal de las vesículas.
Ecografía rectal.
La adenitis vesicular se diagnostica con mayor frecuencia durante un examen de aptitud reproductiva (EAR) rutinario.
Durante la palpación rectal para la evaluación de los genitales internos se puede apreciar una asimetría en el tamaño de las glándulas (obsérvese la fotografía de vesiculitis unilateral).
Una o ambas glándulas pueden estar aumentadas de tamaño e induradas con pérdida de la lobulación.
Cortesía del Dr. Donald R. Monke.
La vesiculitis bilateral es menos común y puede ser difícil de diagnosticar porque ambas vesículas pueden ser igual de grandes. Es posible que una glándula tenga un absceso, y en estos casos, la vesícula afectada es notablemente más grande que la otra y puede ser fluctuante a la palpación (véase la fotografía de un absceso).
Cortesía del Dr. Donald R. Monke.
El examen rectal suele revelar una glándula aumentada de tamaño, a veces irregular y a menudo fibrótica. El diagnóstico ecográfico puede incluir la observación de glándulas más grandes, exceso de opacidades de los tejidos blandos o material purulento dentro de las vesículas. Se puede detectar la asimetría de las vesículas midiendo la longitud y el diámetro de cada glándula durante el examen ecográfico.
Durante un EAR realizado correctamente, se lleva a cabo una evaluación microscópica de la morfología del esperma. Los toros con infección de las glándulas vesiculares tendrán leucocitos en el eyaculado y, por tanto, estarán presentes en el frotis de semen. El semen se suele teñir con eosina-nigrosina, que no resalta los leucocitos (consúltese la microfotografía de tinción de eosina-nigrosina). Aparecerán como células redondas sin teñir que tienen un diámetro >2 veces el de una cabeza de espermatozoide.
Por cortesía de la Dra. Jessica Cowley.
Para confirmar su identificación, hay que hacer otro frotis de semen y teñir con tinción de Giemsa modificada (consúltese la microfotografía de tinción de Giemsa modificada). Debe tenerse en cuenta que la presencia de 3-5 leucocitos/campo de alta potencia es indicativa de infección, incluso sin tumefacción glandular concomitante.
Por cortesía de la Dra. Jessica Cowley.
La ecografía transrectal es útil tanto para la confirmación de una glándula vesicular aumentada de tamaño como para la identificación de abscesos.
Tratamiento y pronóstico de la adenitis vesicular en toros
Inyección antimicrobiana sistémica.
Inyección intraglandular para no respondedores.
Aunque la mayoría de los patógenos probables en la adenitis vesicular son sensibles a la mayoría de los antimicrobianos de amplio espectro, no alcanzan niveles satisfactorios incluso cuando se administran al doble de las dosis indicadas. Solo los macrólidos, la tulatromicina y la tilmicosina se han probado como eficaces. También puede producirse una remisión espontánea en toros jóvenes menores de 18 meses.
El tratamiento sistémico consiste en una sola inyección de tulatromicina (2,5 mg/kg, SC, una vez) o tilmicosina (10 mg/kg, SC, una vez). En los toros que no responden a rondas alternas de los dos antimicrobianos macrólidos se recomienda la inyección intraglandular de un antimicrobiano si los propietarios optan por intentar otro tratamiento en lugar del sacrificio. El fármaco de elección sería un antimicrobiano de amplio espectro, como el trihidrato de ampicilina.
Para realizar una inyección intraglandular, el área perineal del toro se lava con un lavado quirúrgico, se introduce una mano en el recto y se coloca una aguja de 2,5 a 5 cm de 14 G en la piel lateral al recto. Esta aguja ayuda a introducir una aguja de 20 cm de longitud y 18 G que se dirige hacia la glándula afectada y dentro de ella. Esto se facilita por la mano que sostiene la glándula en su lugar (consúltese la fotografía de inyección intraglandular).
Se puede utilizar cualquier antimicrobiano de amplio espectro y se recomienda un volumen suficiente para crear la tumefacción de la glándula. Aunque la fuga no es frecuente, se debe elegir un antimicrobiano que no sea irritante en el abdomen. La administración por este método se considera un uso fuera de registro en EE. UU. La tilmicosina no debe usarse, tanto porque sería irritante como porque es posible la punción inadvertida de la mano que palpa, con riesgo de lesiones graves o la muerte del humano que administra el fármaco. Además, este tratamiento no es eficaz cuando hay abscesos presentes.
Por cortesía de la Dra. Jessica Cowley.
La extirpación quirúrgica de la glándula afectada también es un tratamiento potencial. Es un procedimiento difícil y puede afectar a la calidad del semen debido a la disminución del líquido seminal durante el posoperatorio. El pronóstico después de la cirugía es favorable en los añojos; la cirugía no ha tenido éxito en los toros adultos afectados de forma crónica.
Consúltese la farmacoterapia en la vesiculitis seminal en toros en Farmacoterapia sistémica del aparato urinario por consideraciones farmacológicas.
Puntos clave
A menudo se sospecha adenitis vesicular en toros añojos cuando se observan leucocitos durante la evaluación microscópica del frotis de semen o la palpación rectal de vesículas aumentadas de tamaño durante un examen de aptitud reproductiva.
El tratamiento está dirigido a eliminar la infección mediante la administración sistémica de antimicrobianos de amplio espectro de liberación prolongada.
El semen contaminado no es apto para la inseminación artificial y los toros con adenitis vesicular se consideran reproductores insatisfactorios hasta que se confirme la resolución. Se recomienda el sacrificio de los toros que no se recuperan.
Para más información
Hopper RM, ed. Bovine Reproduction. 2nd ed. John Wiley & Sons; 2021. doi:10.1002/9781119602484