logoVERSIÓN PARA PROFESIONALES

Trastornos traumáticos y estructurales de la ubre bovina

Última revisión/modificación abr 2022

Traumatismo y laceración de la ubre bovina

Las causas más frecuentes de heridas primarias en la ubre son los cortes con alambre; pisotones de pezuñas; abrasiones producidas en establos o por el ordeño a máquina, y vacas que pastan en suelos arenosos o pedregosos y en pastos abrasivos (p. ej., pasto Bermuda y cultivos de invierno); picaduras de insectos y la succión por parte de compañeras del rebaño (causando principalmente arañazos con los dientes). Los rasguños inducidos por los dientes suelen dirigirse de dorsal a ventral, en contraste con grietas que son laterales, a lo largo de los pliegues cutáneos. Las picaduras de insectos, por lo general de dípteros hematófagos, mosquitos y jejenes, pueden exacerbarse por lamer el área o expandirse por la abrasión de otros insectos, y a menudo se infectan con bacterias.

Las heridas superficiales de la ubre y los pezones pueden limpiarse con una solución antiséptica adecuada y tratarse con la aplicación frecuente de un antiséptico tópico. Si se corta un pezón, se puede usar cinta adhesiva para unir el corte para acelerar la cicatrización y permitir el ordeño, si el orificio no está afectado. Las heridas que afectan al orificio de la tetilla se deben tratar con una crema antiséptica y vendarse después del ordeño. Los cuarterones afectados tienen riesgo de infección, y se recomienda el tratamiento profiláctico con antibióticos intramamarios para prevenir el desarrollo de mastitis.

Las laceraciones de la vena mamaria deben considerarse como una emergencia por su gran potencial de hemorragia; se recomienda una inmediata compresión y ligadura de estas laceraciones. Las heridas más profundas de las ubres y de los pezones se deben limpiar rápidamente (al cabo de 6 h) y suturar o grapar bajo anestesia local con la apropiada sedación y sujeción. Cuando la herida afecta a la cisterna de la tetilla, puede ser necesario insertar una cánula autorretentiva con un tapón extraíble dentro de la tetilla, durante las primeras 24 h, para prevenir que la leche se pierda a través de la herida (lo que demoraría o impediría la cicatrización) y para facilitar el ordeño. Se debe infundir el cuarto afectado con preparaciones antibióticas.

Las quemaduras térmicas son infrecuentes, pero pueden afectar a los animales de pastoreo en los incendios del pasto y con el uso descuidado del flambeado de la ubre. Las hemorragias subcutáneas que afectan al pezón, observadas inicialmente como placas petequiales, son inducidas por la máquina de ordeño, principalmente debido a un vacío demasiado alto o una pulsación alterada. La exposición continuada a la causa produce la coalescencia de las hemorragias y una úlcera abierta que es más probable que se infecte de forma secundaria por bacterias.

Un traumatismo (a menudo asociado a alojamiento inadecuado) puede dar lugar a contusiones y hematomas de la ubre. Los hematomas a menudo se presentan como tumefacciones localizadas en la zona craneal de los cuarterones delanteros o caudodorsal a los traseros. Pueden ser difíciles de diferenciar de los abscesos. Los hematomas graves pueden provocar anemia si no se tratan. En muchos casos, los hematomas se resuelven después de un tratamiento conservador que consta de vendajes compresivos y reposo. No se deben realizar incisiones o drenar los hematomas, a menos que se infecten. El ordeño debe realizarse con precaución durante el periodo de convalecencia. Los hematomas que continúan aumentando de tamaño deben considerarse una urgencia, dada la posibilidad de una pérdida excesiva de sangre y shock.

Obstrucciones de los pezones de las vacas

La estenosis del pezón es un estrechamiento notable del orificio del pezón o del canal estriado. Suele ser el resultado de una contusión o herida que causa una inflamación o una formación de un coágulo sanguíneo o costra o de las infecciones debidas a la mastitis (especialmente en las vaquillas prelactantes). Las obstrucciones del pezón (granulomas) suelen ser el resultado de la proliferación de tejido de granulación después de la aparición de una lesión en el pezón. Las obstrucciones del pezón suelen reconocerse cuando interfieren con el flujo de la leche, quedando un cuarterón sin ordeñar por completo o en su mayor parte. Se pueden diagnosticar inicialmente por la palpación cuidadosa de la glándula afectada. Pueden variar desde lesiones difusas y firmemente adheridas a lesiones muy móviles y definidas que flotan dentro de la cisterna glandular. Algunas están causadas por la formación de pequeñas masas de grasa, minerales y tejido en los conductos mamarios durante el periodo seco. Estos pueden reconocerse debido a interrupciones intermitentes en el flujo lácteo. Se pueden extraer mediante una presión forzada hacia abajo en la cisterna de la tetilla o mediante el empleo de instrumentos especiales insertados dentro del canal de la tetilla.

A veces se observan obstrucciones membranosas en la zona del pliegue anular de la base de la cisterna glandular. El tratamiento de estas obstrucciones suele ser poco exitoso. La obstrucción completa del pezón puede producirse cuando existen adherencias que rellenan la cisterna del pezón tras un traumatismo grave. En caso de lesión grave, el ordeño del cuarterón debe interrumpirse permanentemente. Las obstrucciones complejas del pezón o las obstrucciones en animales valiosos pueden requerir diagnóstico por imagen como la ecografía, el contraste radiográfico o la endoscopia del pezón. El tratamiento varía según la gravedad. Las cánulas de pezones pueden usarse a corto plazo, pero están asociadas con un alto riesgo de mastitis. Los casos graves pueden necesitar una derivación a especialistas para una cirugía endoscópica. Para prevenir la infección, se deberá extremar el cuidado cuando se trate cualquier lesión en los pezones o se lleve a cabo un procedimiento quirúrgico en esa zona. El tratamiento antimicrobiano profiláctico está indicado cuando el pezón o el orificio del pezón están afectados.

Rotura del aparato suspensor de la ubre en vacas

El fallo de los ligamentos suspensorios de la ubre (por lo general el ligamento suspensorio medial) se produce gradualmente en algunas vacas de avanzada edad, a menudo relacionado con un exceso de llenado y edema, y provoca una caída de la ubre, lo que da lugar a una desviación lateral de los pezones, dificultando el acoplamiento de la pezonera. En ocasiones, se puede producir una rotura aguda durante o inmediatamente después del parto. Los animales con esta lesión tienen un alto riesgo de desarrollar mastitis. No hay ningún tratamiento exitoso; los bragueros de soporte no suelen ser satisfactorios. Se sospecha que la lesión tiene una base genética, y esos animales se deben eliminar del rebaño de lactación.

Hemoláctea (sangre en la leche) de las vacas

La aparición de leche teñida de color rosa o rojo es frecuente después de parir y puede atribuirse a la rotura de diminutos vasos sanguíneos mamarios. Otra potencial causa subyacente es una tumefacción de la ubre por edema o traumatismo. La leche con sangre no es apta para el consumo; la presentación a la venta da lugar al rechazo de toda la oferta y a las sanciones. En la mayoría de los casos, las vacas se recuperan sin necesidad de tratamiento en 4-14 días, siempre que la glándula se ordeñe regularmente. La leche de color rojo brillante de un solo cuarterón es un signo de una hemorragia en los vasos sanguíneos más grandes o de un traumatismo en el pezón, mientras que la leche de color marrón oscuro es el resultado de la rotura de una vena mayor o de una mastitis grave. El ordeño debe interrumpirse hasta que se controle la hemorragia. Se debe tratar la causa probable de la mastitis.

Incompetencia del esfínter del pezón en vacas

Las vacas al principio de la lactación y las vacas lecheras de alta producción pueden perder leche por el esfínter. Esto suele ocurrir cuando la cisterna de la ubre está llena o el esfínter del pezón es deficiente. Los factores de riesgo para la pérdida de leche incluyen novillas de alta producción que tienen una cisterna de la ubre relativamente pequeña en comparación con las vacas adultas, un pico de flujo de leche alto (es decir, un canal estriado que se relaja fácil y rápidamente en respuesta a la bajada de oxitocina) y pezones cortos. Los intervalos entre ordeños más cortos (ordeños más frecuentes) pueden ayudar si las pérdidas son un fenómeno en la explotación. En raras ocasiones, las vacas pierden leche continuamente. Por lo general, estos animales han sufrido una lesión grave de la tetilla o presentan un canal mamario anormal. Estas vacas desarrollan mastitis; las que tienen goteo persistente deben eliminarse de la explotación.