Muchas enfermedades, fármacos y otros tratamientos pueden provocar la degradación de las defensas naturales del organismo. Esta degradación puede dar lugar a infecciones, incluso por microorganismos que suelen vivir inofensivamente dentro del cuerpo o sobre él. Por ejemplo, el riesgo de infección aumenta mucho en animales con quemaduras extensas porque la piel lesionada no puede prevenir la invasión de microorganismos dañinos. Algunos fármacos como los anticancerosos utilizados en la quimioterapia pueden inhibir el sistema inmunitario. Los tratamientos con radiación también pueden inhibir el sistema inmunitario.
La capacidad para combatir ciertas infecciones disminuye drásticamente en animales con trastornos inmunitarios. Estos animales corren un riesgo especial de contraer infecciones oportunistas (infecciones por microorganismos que no suelen causar infección en animales con un sistema inmunitario sano). También enferman más gravemente por muchas infecciones comunes. Los animales más mayores también son más sensibles a las infecciones porque el envejecimiento reduce la eficacia del sistema inmunitario.