Las personas que viajan con animales de servicio (p. ej., perros guía para personas con discapacidad visual o perros de asistencia para personas con problemas de movilidad) no tienen la opción de dejar a su mascota en casa. En los EE. UU., el Americans with Disabilities Act garantiza adaptaciones razonables para la movilidad de las personas que utilizan perros de servicio. Canadá cuenta con leyes similares que garantizan los derechos de sus ciudadanos con discapacidades. Sin embargo, incluso con animales de servicio, la planificación previa de los viajes dentro de EE. UU. es prudente y, a veces, esencial. Por ejemplo, viajar a Hawái con un perro de servicio exige documentación del estado y adiestramiento del animal, prueba de la vacunación antirrábica actual, microchip, pruebas de inmunidad frente a la rabia y otra documentación. Aunque estos requisitos son menos estrictos que los de los animales que no son de servicio (descritos más adelante), todavía requieren una planificación previa para asegurar que su viaje no se retrase.
Las personas con discapacidad deben recordar que más allá de las fronteras de sus países de origen, las necesidades de alojamiento deben abordarse creativamente. Si prevé viajar al extranjero con un animal de servicio, debe avisar al país de destino con la mayor antelación posible (al menos 30 días) para evitar tener que entrar en el país sin su ayudante vital. A veces es necesario ser flexible al probar los apoyos y servicios relacionados con la discapacidad de otra nación. Cuando viajan internacionalmente con un perro de asistencia, las personas con discapacidades deben ponerse en contacto con las organizaciones para discapacitados visuales y/o las escuelas de perros guía o de servicio en el país de destino para determinar la viabilidad de un viaje internacional. Es importante que los viajeros con discapacidad comprendan las leyes y normas culturales de su destino.