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Envenenamiento por sapo en perros y gatos

PorSharon M. Gwaltney-Brant, DVM, PhD, DABVT, DABT
Última revisión/modificación ene 2022

El envenenamiento por sapos puede producirse cuando los perros o gatos muerden o ingieren sapos, aunque la enfermedad grave o la muerte solo suelen producirse después de la exposición a sapos grandes como Rinella marina (sapo marino) o Incillus alvarius (sapo del río Colorado). Los signos clínicos de la intoxicación incluyen hipersalivación, náuseas o arcadas, vómitos, debilidad, cianosis, disnea y convulsiones; en los casos graves pueden aparecer hiperpotasemia y arritmias cardiacas. El tratamiento suele ser de apoyo, aunque puede considerarse el F(ab) específico de la digoxina en casos de arritmias graves o hiperpotasemia refractaria a los cuidados de apoyo.

Los perros y, con menor frecuencia, los gatos pueden desarrollar signos de intoxicación (envenenamiento) tras la exposición oral a muchos tipos de sapos. La gravedad es muy variable, según la extensión del contacto y del tipo de sapo. Todos los sapos producen toxinas; sin embargo, la potencia varía con la especie y aparentemente incluso entre áreas geográficas para la misma especie. La toxina del sapo, un mecanismo de defensa, es secretada por grandes glándulas situadas en la zona dorsal y caudal de los ojos y por pequeñas glándulas distribuidas por toda la piel. La toxina, una sustancia espesa, de color blanco cremoso y altamente irritante, puede ser expelida rápidamente por la contracción de los músculos periglandulares en la piel. Sus numerosos componentes incluyen las bufageninas, que tienen efectos similares a los digitálicos, y las bufotoxinas, que bloquean los canales de sodio en los nervios mediante un mecanismo similar a los anestésicos locales, las catecolaminas y la serotonina.

La especie más tóxica en EE. UU. es el sapo gigante o marino, Rhinella marina (anteriormente Bufo marinus), una especie introducida que está establecida en Florida, Hawái y Texas. R marina también se conoce como el sapo de la caña en Australia, donde su área de distribución se extiende a través de la mitad nordeste del continente.

El sapo del río Colorado, Incillus (anteriormente Bufo) alvarius, que se encuentra en el sudoeste de EE. UU. y el norte de México, es otro sapo de suficiente tamaño para tener niveles potencialmente letales de toxinas en sus secreciones cutáneas. La exposición a sapos más pequeños suele provocar signos clínicos más leves; sin embargo, en animales con problemas de salud preexistentes, especialmente enfermedad cardiaca, los signos clínicos pueden ser más graves, especialmente si se ingiere el sapo.

Hallazgos clínicos y diagnóstico de la intoxicación por sapos en perros y gatos

  • Valoración clínica

  • Análisis bioquímico sérico para detectar hiperpotasemia y determinación de la concentración sérica de digoxina.

Los encuentros con sapos son más comunes durante la temporada cálida o templada. Los signos clínicos de la intoxicación son variables y oscilan desde irritación local de la boca/garganta hasta convulsiones y la muerte. La gravedad depende del estado de salud del paciente, el grado de exposición, el tiempo transcurrido desde la exposición y la especie de sapo. Los efectos locales (salivación profusa y a veces espumosa, acompañada de vigorosas sacudidas de la cabeza, manoseos de la boca y arcadas) son inmediatos, porque la toxina es sumamente irritante. El vómito no es raro, especialmente en los casos graves, y aunque puede persistir varias horas, no se desarrollan más signos clínicos en los envenenamientos debidos a los sapos autóctonos comunes en EE. UU.

Otros efectos clínicos descritos incluyen membranas mucosas hiperémicas, taquipnea, edema pulmonar, ataxia, postración, estupor o coma. En la intoxicación causada por R marina o I alvarius, es característica la presentación de arritmias cardiacas, disnea, cianosis y convulsiones. La implicación cardiaca como la del SNC puede suponer una amenaza para la vida. Puede haber hiperpotasemia, debida a los efectos digitálicos de las bufageninas, y la digoxina puede detectarse en el suero debido a la reacción cruzada entre las toxinas del sapo y la digoxina. Sin embargo, la concentración sérica de digoxina, aunque ayuda a confirmar la exposición, no es probable que indique la gravedad de la exposición.

Tratamiento de la intoxicación por sapos en perros y gatos

  • Lavado copioso de las membranas mucosas orales

  • Cuidados de apoyo

No se dispone de un antídoto específico para las toxinas de sapos. El tratamiento se dirige a minimizar la absorción de la toxina y controlar los signos clínicos asociados. Puede ser necesario un tratamiento mínimo después de la exposición a la toxina en las zonas geográficas en las que están presentes los sapos menos tóxicos.

La boca del paciente debe lavarse inmediatamente y a fondo con abundante agua. Debe evitarse que los animales afectados inhalen los aerosoles de saliva o de agua con toxina de sapo. No se recomienda la inducción de la emesis debido a la posibilidad de que aparezcan rápidamente signos neurológicos. La atropina puede reducir el volumen de saliva y el riesgo de aspiración; sin embargo, no debe usarse hasta evaluar el estado cardiovascular. Los animales más gravemente afectados necesitan un tratamiento más extenso.

Deben identificarse las arritmias cardiacas y tratarse con protocolos estándar. Si existieran bradiarritmias, se debe considerar la atropina o dopamina, las taquiarritmias deben tratarse con lidocaína, fenitoína, propranolol o clorhidrato de procainamida. En casos de arritmias graves o hiperpotasemia refractaria al tratamiento estándar, se puede considerar la digoxina específica F(ab); sin embargo, el coste de la F(ab) a menudo hace prohibitivo su uso en pacientes veterinarios. La excitación del SNC o las convulsiones, si aparecen, deben controlarse mediante benzodiacepinas, barbitúricos o una combinación de ambos. Deben evitarse los anestésicos que predisponen a la fibrilación ventricular (p. ej., el halotano). También puede ser necesario el aporte de oxígeno suplementario y la ventilación mecánica si la cianosis y la disnea son graves.

Puntos clave

  • La intoxicación por sapos grave o potencialmente mortal suele ser el resultado de la exposición a sapos grandes como los sapos marinos o los sapos del río Colorado.

  • Los signos clínicos incluyen hipersalivación, vómitos, letargo, cianosis, disnea, arritmias cardiacas, convulsiones o coma.

  • El tratamiento es principalmente de apoyo; en pacientes con efectos cardiacos graves refractarios al tratamiento estándar, se puede considerar la F(ab) específica de la digoxina.

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