Las mordeduras de serpientes venenosas son situaciones de emergencia que requieren atención veterinaria inmediata. El envenenamiento por crotálidos puede causar neurotoxicidad, necrosis tisular, hemólisis y coagulopatía; el envenenamiento por elápidos norteamericanos puede causar neurotoxicidad y el envenenamiento por elápidos australianos puede causar neurotoxicidad, miotoxicidad, coagulopatía y hemólisis. El tratamiento incluye cuidados de apoyo además de la administración de antídoto, cuando esté disponible.
Hay cuatro familias principales de serpientes en el mundo. Las Boidae (pitones) no son venenosas. Las especies de serpientes venenosas se pueden agrupar ampliamente en tres familias: Colubridae, Elapidae y Viperidae. Las víboras venenosas se pueden dividir en las subfamilias Viperinae (víboras del Viejo Mundo) y Crotalinae (crotálidos).
Los colúbridos se encuentran en todo el mundo excepto en la Antártida, el norte del Ártico, el oeste y centro de Australia y algunas islas aisladas. Aunque la mayoría de los colúbridos son venenosos, en su mayor parte son inofensivos para los grandes mamíferos debido a sus pequeñas glándulas venenosas, a su débil veneno y a su ineficaz liberación de veneno. Sin embargo, la familia incluye serpientes venenosas como la boomslang (Dispholidus typus) y la serpiente de vid (Thelotornis capensis).
Las serpientes venenosas clínicamente importantes de América del Norte son miembros de las familias Elapidae o Crotalinae. Los elápidos incluyen la serpiente coralillo de Sonora (Micruroides euryxanthus) y varias subespecies de Micrurus fulvio, incluyendo la serpiente de coral de Texas (M fulvius tenere), la serpiente de coral oriental (M fulvius fulvius) y la serpiente de coral del sur de Florida (M fulvius barbouri). Los elápidos suelen estar restringidos a los bordes meridionales de EE. UU., mientras que los crotálidos están dispersos por toda América del Norte. Los crotálidos incluyen las serpientes de cascabel (Crotalus spp), las boca de algodón (Agkistrodon piscivorus) y las cabezas de cobre (Agkistrodon contortrix). Debido a su distribución más amplia y a su comportamiento menos aislado, las mordeduras de los crotálidos son mucho más comunes que las de los elápidos. Las serpientes de cascabel son responsables de la mayoría de las muertes relacionadas con mordeduras de serpientes en las personas y los animales domésticos en EE. UU.
Australia es el hogar de un gran número de serpientes venenosas de las familias Colubridae y Elapidae, incluyendo la subfamilia Hydrophiinae (serpientes marinas). Las especies venenosas clínicamente más importantes son los elápidos, particularmente las serpientes negras (Pseudechis spp), las serpientes marrones (Pseudonaja textilis), taipanes (Oxyuranus spp) y las serpientes tigre (Notechis scutatus).
Epidemiología de las mordeduras de serpiente en animales
Entre 150 000 y 300 000 animales son mordidos cada año por víboras de fosa en EE. UU.1 Las mordeduras mortales de serpiente son más comunes en los perros que en otro animal doméstico. Debido al tamaño relativamente pequeño de algunos perros en proporción a la cantidad de toxina inoculada, incluso la mordedura de una pequeña serpiente puede ser mortal. En los perros y en los gatos, la mortalidad suele ser mayor en los casos de mordeduras en tórax o abdomen que en las producidas en la cabeza o las extremidades.
Debido a su mayor tamaño, los equinos y bovinos mueren pocas veces como consecuencia directa de mordeduras de serpiente; sin embargo, las muertes pueden ser resultado de mordeduras en el hocico, la cabeza o el cuello, al producirse una disnea por una excesiva hinchazón. A veces se producen lesiones secundarias graves; el ganado mordido cerca de la banda coronaria puede perder un casco.
References
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Fisiopatología de las mordeduras de serpiente en animales
Los elápidos en Norteamérica tienen colmillos cortos que llevan una neurotóxica toxina capaz de paralizar el centro respiratorio. Excepto por las víboras de la muerte (Acanthophis spp), cuyo sistema de liberación de veneno se asemeja al de los crotálidos, los elápidos australianos tienden a tener colmillos relativamente cortos, de acanalados a tubulares. Los venenos de los elápidos australianos pueden tener propiedades neurotóxicas, miotóxicas, procoagulantes, anticoagulantes o hemolíticas. Se han asociado anomalías cardiovasculares pronunciadas con el envenenamiento por serpientes tigre y marrón.
Los crotálidos tienen largos colmillos tubulares articulados con los que atacan, inyectan la toxina (una acción voluntaria) y se retiran. Muchas de las mordeduras de víboras no provocan la inyección de sustanciales cantidades de toxina según las informaciones y, por tanto, se denominan "mordisco seco". La toxina de los crotálidos suele ser hemotóxica, necrosante y anticoagulante, aunque el veneno de algunas especies presenta un componente neurotóxico, por ejemplo la serpiente cascabel de Mojave (Crotalus scutulatus scutulatus).
Síntomas clínicos de mordeduras de serpiente en animales
Las mordeduras de serpientes no venenosas solo causan lesiones locales, por lo general múltiples marcas dentales superficiales (en contraste con las marcas de colmillos que sugieren una mordedura de serpiente venenosa), con signos acompañantes de dolor.
Las mordeduras típicas de los crótalos se caracterizan por una lesión tisular local grave que se extiende desde la mordedura. A los pocos minutos, el tejido se decolora y, si no lo impide la hinchazón, un fluido líquido hemorrágico y oscuro puede rezumar de las heridas de los colmillos. La epidermis puede desprenderse cuando se corta o rasura el pelo que la recubre; el pelo puede ocultar las típicas marcas de colmillos. A veces solo se ve la marca de un colmillo o incluso múltiples punciones. Los signos neurológicos son posibles si está implicado el veneno de un crotálido neurotóxico, incluidas las fasciculaciones musculares.
En las mordeduras de los elápidos, el dolor y la hinchazón son mínimos y predominan los signos neurológicos sistémicos. Los signos clínicos del envenenamiento por serpientes de coral incluyen tetraparesia, ptialismo, taquipnea, respiración superficial/abdominal, reflejo nauseoso deprimido, ataxia, fasciculación muscular, disminución de los reflejos espinales y actividad mental tranquila. Las mordeduras de elápidos australianos pueden causar colapso, vómitos, ptialismo, temblores, taquipnea, incontinencia urinaria o fecal, tetraparesia, hemólisis, coagulopatía, rabdomiólisis, tumefacción en el lugar de la mordedura, insuficiencia renal o anemia hemolítica inmunomediada retardada (en el caso de una mordedura de una serpiente negra de vientre rojo).
Diagnóstico de mordeduras de serpiente en animales
Síntomas clínicos (es decir, presencia de herida por mordedura)
Cuando sea posible, identificación de la serpiente
En envenenamientos crotálidos, presencia de equinocitos o coagulopatía
En muchos casos se ha presenciado la mordedura y el diagnóstico es sencillo. Las serpientes se pueden distinguir por algunas características físicas; la consulta con un zoológico o acuario puede ayudar a identificar las especies de serpientes. Sin embargo, los propietarios pueden no recordar los detalles de la apariencia de la serpiente. Además, las fracturas, los abscesos, los envenenamientos por araña o las reacciones alérgicas a las picaduras de insectos pueden confundirse con las mordeduras de serpiente. Los propietarios no deben intentar capturar a la serpiente, cuando sea posible, la serpiente muerta debe llevarse junto con el animal mordido; debe evitarse la mutilación de la cabeza de la serpiente, ya que esto puede dificultar la identificación adecuada. Algunas mordeduras no causan envenenamiento o han sido provocadas por serpientes no venenosas. En Australia, se han desarrollado kits de prueba de detección de veneno para detectar los diversos venenos de serpiente y determinar el antídoto apropiado que se ha de utilizar; sin embargo, estos parecen usarse con poca frecuencia en los pacientes veterinarios.
Tratamiento de las mordeduras de serpiente en animales
Control de la diseminación del daño tisular (con envenenamientos crotálidos) y tratamiento de apoyo
A veces, antiveneno
Una mordedura de serpiente con envenenamiento es una verdadera emergencia. Es de la mayor importancia ser rápidos en el examen y la administración del tratamiento apropiado. Los propietarios no deben gastar el tiempo en los primeros auxilios, salvo los necesarios para mantener al animal quieto y limitar su actividad. Las siguientes medidas ofrecidas comúnmente son ineficaces y pueden ser potencialmente dañinas: uso de hielo, compresas frías o aerosoles; incisión y succión; torniquetes; descarga eléctrica; compresas calientes; y retraso en la presentación para tratamiento médico (esperar hasta que se desarrollen problemas).
Se debe aplicar lo antes posible una terapia intensiva, porque los efectos irreversibles de la toxina comienzan inmediatamente después del envenenamiento. Se debe afeitar el lugar(es) de la mordedura y limpiar a fondo las heridas con jabón germicida. En el caso de los animales mordidos por crotálidos, el borde de ataque del tejido debe marcarse en la piel con un rotulador mágico a intervalos frecuentes para controlar la extensión de la lesión tisular. Todas las víctimas de mordeduras de serpiente deben controlarse de cerca durante un mínimo de 24 (crotálidos) a 48 (elápidos) horas para detectar el desarrollo de signos clínicos.
El tratamiento del envenenamiento por crótalos debe dirigirse hacia la prevención o el control del shock, la neutralización del veneno, la prevención o el control de la coagulopatía, la minimización de la necrosis y la prevención de la infección secundaria. Cualquier perro o gato evaluado para tratamiento dentro de las 24 horas posteriores a una mordedura de serpiente que muestre signos de envenenamiento por crotálidos necesita tratamiento intensivo, comenzando con la administración IV de fluidos cristaloides para combatir la hipotensión. Los corticoesteroides de acción rápida pueden ser beneficiosos las primeras 24 horas para ayudar a controlar el shock, proteger frente a la lesión tisular y minimizar la posibilidad de reacciones alérgicas al antídoto (también conocido como antiveneno); sin embargo, el uso prolongado de corticoesteroides no está recomendado. Se recomienda vigilar el desarrollo de equinocitosis o coagulopatía, ya que a menudo son signos tempranos de envenenamiento grave.
El antídoto es el único medio directo y específico para neutralizar la toxina de serpiente. Los antídotos disponibles contra las víboras de Norteamérica incluyen el antídoto polivalente de origen equino, el antídoto polivalente de fragmento F(ab) de origen ovino y el antídoto polivalente de fragmento F(ab)2 de origen equino. Los antídotos que usan los fragmentos ab de la molécula de inmunoglobulina dan lugar a un antídoto que tiene un menor riesgo de reacción alérgica, una reconstitución más rápida y una potencia similar a la de la inmunoglobulina polivalente.
El antídoto es más eficaz si se administra en las primeras 6 horas después de la mordedura, aunque se puede producir una mejoría en el estado clínico después de administrarlo ≥24 horas después de la mordedura. En el improbable caso de una reacción anafiláctica al antídoto en un perro o un gato, se debe interrumpir la administración del antídoto y administrar adrenalina (0,5-1 mL de solución 1:1, SC, 1 vez), con o sin antihistamínicos como la difenhidramina. En los envenenamientos graves, pueden ser necesarios varios viales de antiveneno, aunque con frecuencia esto tiene un coste prohibitivo en los pacientes veterinarios.
El antídoto generalmente ayuda considerablemente a controlar el dolor de una mordedura crotálida. Los analgésicos opioides pueden usarse según sea necesario para el dolor residual; no se recomiendan los AINE.1 Si se produce coagulopatía (trombocitopenia, CID, etc.), se debe administrar un tratamiento apropiado incluyendo productos sanguíneos y heparina sódica (5-10 U/kg, SC, cada 60 minutos [dosis mínima]) o 50-100 U/kg, SC, cada 8 horas [dosis baja]), 2, 3. El glutamero de hemoglobina 200 (bovino) o el hetaalmidón pueden ser útiles para controlar la hipovolemia; sin embargo, los coloides deben usarse con precaución debido a su capacidad de filtrarse fuera de los vasos dañados y arrastrar los líquidos hacia los lechos tisulares.
De los dientes de las serpientes de cascabel se han aislado diversos agentes patógenos potenciales, entre los que se incluyen Pseudomonas aeruginosa, Clostridium spp, Corynebacterium spp y Staphylococci. Sin embargo, la incidencia de infección de la herida después de las mordeduras de serpiente es baja y muchos veterinarios usan antimicrobianos solo cuando existe una necrosis tisular notable. Se prefieren los antimicrobianos de amplio espectro como la amoxicilina potenciada con clavulanato o cefalosporinas.
También se debe considerar la antitoxina tetánica, especialmente en caballos, y se debe administrar otro tratamiento de apoyo según sea necesario (p. ej., transfusiones de sangre o plasma en el caso de venenos hemolíticos o anticoagulantes). En la mayoría de los casos, la escisión quirúrgica del tejido no es práctica o no tiene garantías. Se ha descrito que los antihistamínicos están contraindicados, pero se ha demostrado que el clorhidrato de difenhidramina (10-50 mg, SC o IV) es útil para tratar a los pacientes irritables y puede ayudar a minimizar el riesgo de reacciones alérgicas al antídoto.
Los animales mordidos por elápidos se pueden tratar con cuidados de apoyo según sea necesario (fluidoterapia IV, soporte ventilatorio, anticonvulsivos, etc.) y antídoto, si está disponible. El apoyo ventilatorio es necesario frecuentemente durante 6-8 horas en animales con envenenamiento por elápidos australianos; los viales adicionales de antídoto pueden reducir el tiempo en el ventilador. El antídoto contra el veneno de serpiente de coral ya no se fabrica en EE. UU., aunque algunos practicantes han recibido un permiso especial para importar antídoto de serpiente de coral de México.
En Australia, varios antivenenos están disponibles para su uso en pacientes veterinarios. Se dispone de un antídoto polivalente cuando no se puede determinar la identidad de la serpiente, y muchos veterinarios prefieren utilizar el antídoto polivalente para todos los envenenamientos. Además, los animales mordidos por elápidos australianos deben vigilarse para detectar el desarrollo de coagulopatía, hemólisis, lesión renal, anomalías cardiovasculares o rabdomiólisis; se debe instaurar el tratamiento apropiado según sea necesario. Al igual que con las mordeduras de crotálidos, la terapia con antimicrobianos de amplio espectro puede estar indicada si existe riesgo de infección de la herida de la mordedura.
References
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Pronóstico de las mordeduras de serpiente en animales
El pronóstico de la mordedura de serpiente depende del tipo y especie de serpiente, la localización de la mordedura, el tamaño de la víctima, el grado de envenenamiento y el intervalo de tiempo entre la mordedura y la instauración del tratamiento. Los animales que sobreviven a las mordeduras elápidas por lo general se recuperan por completo, pero depende de la gravedad de la mordedura y la rapidez y agresividad del tratamiento instituido. Las mordeduras crotálidas pueden dar lugar a secuelas a largo plazo debido a necrosis tisular (amputación, pérdida de función, etc.).
Puntos clave
El envenenamiento por serpientes es una situación de emergencia que requiere una intervención veterinaria inmediata.
El curso clínico variará según la especie de serpiente, la extensión del envenenamiento y las características (p. ej., edad, tamaño y localización de la mordedura) del paciente.
El tratamiento es principalmente de apoyo; el antídoto, cuando está disponible, puede ser útil para reducir los signos clínicos y acelerar la recuperación.
Para más información
Consulte también la información para propietarios sobre la mordedura de serpiente.