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Tranquilizantes, antidepresivos, somníferos y anticonvulsivos (intoxicación)

PorSafdar A. Khan, DVM, MS, PhD, DABVT
Revisado/Modificado ago 2014

También ver Descripción general de la farmacoterapia sistémica del sistema nervioso.

Benzodiacepinas

Las benzodiacepinas se unen a los receptores del ácido gamma aminobutírico (neurotransmisor inhibidor) y se usan para el control de las convulsiones y como ansiolíticos. Aunque el diazepam es probablemente el más conocido en veterinaria, el alprazolam, el clordiazepóxido, el clonazepam, el lorazepam, el oxazepam y el triazolam son todos medicamentos frecuentemente prescitos. Por lo general, todos son rápida y casi completamente absorbidos, lipofílicos y altamente unidos a proteínas. Su metabolismo se realiza principalmente por glucuronización, por lo que los gatos pueden ser más sensibles a los efectos adversos. Varios tienen metabolitos activos (p. ej., diazepam, clorazepato) y consecuentemente presentan una mayor duración de los signos.

Los signos más frecuentes observados, en una amplia gama de dosificación, son la depresión del SNC, la depresión respiratoria, ataxia, debilidad, desorientación, náuseas y vómitos. Algunos animales, especialmente a dosis elevadas, pueden mostrar excitación en vez de depresión (reacción paradójica), que a veces se sigue de depresión del SNC. Otros signos clínicos frecuentes son la hipotermia, hipotensión, taquicardia, hipotonía muscular y meiosis. Algunos gatos desarrollan signos de insuficiencia hepática aguda, potencialmente mortal, después de la administración oral repetida de diazepam durante varios días.

Se puede inducir la emesis si la ingestión es reciente y los signos clínicos aun no han aparecido. Se puede realizar un lavado gástrico, seguido de la administración de carbón activado si se han ingerido cantidades muy elevadas. El animal debe mantenerse en ambiente cálido y tranquilo y se le ha de monitorizar estrechamente para comprobar la respuesta a estímulos y una respiración adecuada. Los líquidos IV mantendrán la presión arterial. Si el animal afectado esta tumbado y con depresión respiratoria grave, se debe utilizar flumazenilo para revertirlo, a una dosis a 0,01 mg/kg, IV lenta, tanto en gatos como en perros. El flumazenilo presenta una corta semivida, por lo que puede ser necesario readministrarlo. Las benzodiacepinas no deben usarse para controlar la excitación del SNC, porque puede producirse una reacción paradójica. En estas situaciones, las dosis bajas de acepromacina o de barbitúricos puede ser útiles para controlar la excitación inicial del SNC.

Antidepresivos

Los antidepresivos se dividen en varias clases. Una sobredosis de cualquiera de ellos pueden causar el desarrollo de un síndrome serotoninérgico ( ver Síndrome serotoninérgico:).

Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina:

Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) incluyen sertralina, fluoxetina, paroxetina y fluvoxamina. Bloquean la actividad de los receptores de serotonina en las membranas presinápticas y tienen poco efecto sobre otros neurotransmisores. En medicina veterinaria, estos ISRS se usan a veces para controlar la agresividad, el trastorno obsesivo-compulsivo, la ansiedad por separación, el prurito y la eliminación inapropiada en perros y gatos. La sobredosis de ISRS en perros y gatos se manifiesta por vómitos, letargo, midriasis, ataxia, temblores, convulsiones, hiperactividad, taquicardia o bradicardia y vocalización ( ver Síndrome serotoninérgico:).

Antidepresivos tricíclicos:

Estos antidepresivos (p. ej., amitriptilina, clomipramina, nortriptilina) son agentes psicoactivos de uso común. Son de estructura similar a las fenotiacinas, con propiedades similares anticolinérgicas, adrenérgicas y alfabloqueantes. Tras la absorción, estos agentes se fijan ampliamente a las proteínas plasmáticas y también se unen al tejido y las células, incluyendo a las mitocondrias. Los antidepresivos cíclicos bloquean la bomba de aminas e interrumpen la recaptación neuronal de norepinefrina, serotonina y dopamina. Estos agentes también parecen tener un ligero efecto bloqueante alfa-adrenérgico. Los tricíclicos pueden ejercer su mayor intoxicación por sus efectos estabilizadores de membrana inespecíficos, de manera similar a la clorpromacina y los betabloqueantes. Los tricíclicos también tienen actividad anticolinérgica central y periférica junto con efectos antihistamínicos. Los signos clínicos de la intoxicación incluyen la estimulación del SNC (agitación, confusión, pirexia), arritmias cardiacas, hipertensión, mioclonías, nistagmo, convulsiones, acidosis metabólica, retención urinaria, sequedad de boca, midriasis y estreñimiento. Esto puede estar seguido de depresión del SNC (letargo), ataxia, hipotermia, depresión respiratoria, cianosis, hipotensión y coma.

Inhibidores de la monoaminooxidasa:

Los inhibidores de la monoaminooxidasa son antidepresivos usados principalmente para tratar la depresión atípica en las personas. En los perros, la selegilina, un inhibidor de la monoaminooxidasa B, se usa para tratar la enfermedad de Cushing y la disfunción cognitiva (demencia canina). La selegilina se absorbe rápidamente por vía oral. Los metabolitos de la selegilina incluyen la anfetamina y la metanfetamina. Su semivida en el perro es de ~1 h.

Antidepresivos diversos (atípicos):

Estos antidepresivos tienen efectos no selectivos de bloqueo de los receptores y se usan cuando los ISRS o los antidepresivos tricíclicos no han sido eficaces. Algunos ejemplos incluyen bupropión, trazodona y mirtazapina.

Tratamiento:

Se debe inducir la emesis en los casos de exposición recientes si el animal está asintomático. Esto puede seguirse de la administración de carbón activado (incluso varias horas después de la ingestión) junto con un catártico como el sorbitol o el sulfato sódico (el sulfato magnésico está contraindicado, puesto que puede empeorar la depresión del SNC). El diazepam puede administrarse para controlar las convulsiones. Los signos del síndrome serotoninérgico se tratarán según necesidad. Se deben monitorizar la frecuencia y el ritmo cardiaco y se deben tratar las arritmias. La atropina no debe usarse para controlar la bradicardia, puesto que puede agravar los efectos anticolinérgicos de los antidepresivos tricíclicos.

Síndrome serotoninérgico:

Este grupo de signos clínicos suele incluir tres de las siguientes características: estado mental alterado, agitación, nerviosismo, mioclonía, hiperreflexia, temblores, diarrea, incoordinación, cambios cardiovasculares (frecuencia cardiaca y presión arterial) y fiebre. A menudo se produce por uso repetido o sobredosis o ingestión de sustancias que incrementan los niveles de serotonina libre, como los antidepresivos o los estimulantes intensos (p. ej., las anfetaminas). La ciproheptadina es un antagonista de la serotonina que se usa a menudo para su tratamiento. Está disponible solo como comprimido, pero puede disolverse en una pequeña cantidad de suero salino y administrarse por el recto a dosis de 1,1 mg/kg en perros o 2 mg en gatos. Si hay una buena respuesta a la dosis inicial, esta puede repetirse solo si los signos recidivan. Las fenotiacinas como la acepromacina o la clorpromacina también tienen efectos antiserotoninérgicos y pueden usarse para controlar la hiperactividad. Las benzodiacepinas como el diazepam pueden usarse para controlar los efectos sobre el SNC. Los betabloqueantes como el propranolol (0,02-0,04 mg/kg, IV) pueden usarse para controlar la taquicardia. Otras medidas de tratamiento pueden incluir la inducción de la emesis en animales asintomáticos dentro de las 2 h de la exposición, seguida de la administración de carbón activado y líquidos IV.

Barbitúricos

Pueden encontrarse barbitúricos de corta y larga acción. El grupo de larga acción incluyen el fenobarbital, el mefobarbital y la primidona; todos se usan comúnmente como anticonvulsivos o sedantes. Los de acción corta (butabarbital, pentobarbital, secobarbital) y ultracorta (tiamilal y tiopental) se utilizan sobre todo para la inducción de la anestesia y el control de las convulsiones. Todos se absorben fácilmente desde el intestino y se metabolizan ampliamente en el hígado; los metabolitos se excretan fundamentalmente por el riñón. El inicio de los signos clínicos varía de 15 min a varias horas, y su duración puede ser de hasta varios días en los de larga acción. Los signos más frecuentes son sedación, ataxia, depresión respiratoria, coma, pérdida de reflejos, hipotensión e hipotermia.

El tratamiento está dirigido a preservar la vida del animal mientras se intenta eliminar del cuerpo el fármaco no metabolizado. Se debe inducir la emesis si la exposición es muy reciente y el animal está asintomático. El lavado gástrico protegiendo las vías respiratorias puede eliminar gran parte del fármaco todavía en el estómago. El carbón activado adsorbe fácilmente los barbitúricos; pequeñas dosis repetidas cada 4-6 h pueden disminuir aún más la carga de barbitúrico incluso si la sobredosis se ha producido por el uso de un producto inyectable. Se pueden suministrar líquidos IV para mantener la presión arterial. Deben controlarse estrechamente el esfuerzo y eficacia respiratorios; el tratamiento puede requerir ventilación con presión positiva u oxígeno. El doxapram (1-5 mg/kg, IV lento en perros y 5-10 mg/gato) puede ayudar a estimular la respiración. Puede ser necesario un tratamiento de mantenimiento para mantener la temperatura corporal. Los animales comatosos deben intubarse con un tubo endotraqueal con manguito, porque la aspiración es una complicación frecuente. Según la dosis, puede ser necesario un tratamiento de apoyo agresivo durante 1-3 días.

Estimulantes del sueño

El zolpidem, el zaleplón y la eszopiclona son los fármacos más novedosos que se utilizan como estimulantes del sueño y tienen un mecanismo de acción similar al de las benzodiacepinas. Estos agentes tienen un efecto muy rápido (por lo general <30 min) y también una semivida corta. Aunque el resultado esperado de la ingestión podría ser una marcada sedación, también se producen casos de excitación paradójica. Unas dosis de tan solo 0,22 mg/kg han dado lugar a sedación y ataxia, y algunos perros han sufrido temblores, vocalización y pataleos a dosis tan bajas como 0,6 mg/kg.

Se puede realizar una descontaminación GI si la ingestión fue reciente y no se observan signos clínicos. Para una sintomatología leve, mantener al animal quieto y en un lugar seguro puede ser suficiente. Si se desarrolla excitación paradójica, debe administrarse tratamiento sintomático que variará según los signos y su intensidad. La hiperexcitación se puede controlar con dosis bajas de acepromacina u otras fenotiacinas. El uso de diazepam puede agravar los signos de depresión del SNC. El flumazenilo (0,01 mg/kg, IV) puede utilizarse si los signos clínicos de la intoxicación son graves.

Tranquilizantes fenotiacínicos

Los fármacos más utilizados del grupo de las fenotiacinas en medicina veterinaria son la acepromacina, la clorpromacina y la promacina. En los animales domésticos se usan como tranquilizantes, preanestésicos, antieméticos y para el tratamiento de la excitación del SNC tras la sobredosis de fármacos específicos (anfetaminas, cocaína). Los signos más habituales de sobredosis son sedación, debilidad, ataxia, colapso, cambios de conducta, hipotermia, hipotensión, taquicardia y bradicardia.

El tratamiento consiste en cuidados sintomáticos y de mantenimiento. Dada la rápida aparición de los signos del SNC, se debe intentar la emesis solo en casos de exposición reciente y debe ir seguida de la administración de carbón activado y un catártico. Las dosis repetidas de carbón activado pueden ser útiles, especialmente en casos de grandes ingestiones. La hipotensión debe tratarse con líquidos IV. La dopamina puede utilizarse si la terapia de fluidos no corrige la hipotensión. La temperatura corporal, la frecuencia cardiaca y la presión arterial deben monitorizarse y tratarse sintomáticamente.