Los trastornos alopécicos no inflamatorios simétricos que afectan al pabellón auricular, como la alopecia auricular periódica, la alopecia patrón y la alopecia asociada con la melanodermia, pueden afectar a perros y gatos y suelen ser idiopáticos.
La alopecia periódica auricular en Caniches miniatura se caracteriza por una alopecia bilateral progresiva de la superficie convexa de los pabellones auriculares. La pérdida de pelo es grave al comienzo y progresa a lo largo de varios meses, aunque el pelo puede crecer espontáneamente. No hay otros signos clínicos. Se ha descrito una afección similar en gatos Siameses en los que se desarrolla una alopecia completa o irregular de la superficie convexa de ambos pabellones. El tratamiento es innecesario.
El patrón de alopecia auricular que afecta solo al pabellón auricular se ha descrito en el Teckel, el Chihuahua, el Lebrele Italiano y el Whippet, y se cree que tienen una predisposición hereditaria. La edad de comienzo es antes del año de vida. Las lesiones comienzan con pérdida de la capa de pelo, y puede producirse una alopecia auricular completa a los 8-9 años de edad. Otras zonas frecuentemente afectadas son la parte ventral del cuello y tórax, y la región caudomedial de los muslos. La pérdida de pelo es asintomática. Histológicamente, la piel es normal y los folículos pilosos son más pequeños de tamaño, pero de aspecto normal. No se ha descrito ningún tratamiento eficaz, pero la pentoxifilina (15-20 mg/kg, PO, 2-3 veces al día) y la melatonina (3 mg para razas pequeñas y 6 mg para razas grandes, 2-3 veces al día) se han descrito como útiles. El patrón de alopecia restringida al pabellón auricular también se ha descrito en gatos.
Alopecia y melanodermia en Yorkshire Terriers. Los signos clínicos se observan por primera vez entre los 6 meses y los 3 años de edad, con alopecia simétrica e hiperpigmentación marcada en el pabellón auricular, y en la mayoría de los casos también están afectados el puente de la nariz, la cola y las patas. La piel alopécica e hiperpigmentada tiene un aspecto liso, brillante y coriáceo. La afección tiende a empeorar a medida que el perro envejece y, por lo general, no se resuelve espontáneamente. No existe ningún tratamiento.