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Enfermedades víricas de los mamíferos marinos

PorCara L. Field, DVM, PhD, DACZM
Última revisión/modificación jun 2022

Adenovirus de los mamíferos marinos

Se han aislado adenovirus en un rorcual norteño (Balaenoptera borealis), una beluga y en ballenas boreales (Balaena mysticetus). Se ha aislado un nuevo adenovirus otarino tipo 1 en leones marinos de California afectados con enfermedad hepática, y se han descrito partículas de adenovirus en morsas y lobos marinos. La enfermedad mortal asociada con la infección por adenovirus se ha descrito en leones marinos de California, lobos marinos de Sudáfrica y leones marinos de América del Sur. No se detectó la enfermedad en los cetáceos.

La lesión histológica más destacada en todos los casos fue necrosis hepática. En algunos animales se observó una necrosis de coagulación sin distribución zonal. Se observaron inclusiones intranucleares basófilas en hepatocitos o inclusiones intranucleares anfófilas granulares en células de Kupffer. No hubo detección de adenovirus en los pulmones. Se desconoce si los adenovirus de los leones marinos de California causan enfermedad en las personas.

Calicivirus de mamíferos marinos

Se han aislado calicivirus en otarios, morsas, delfines mulares y opaleyes (Girella nigricans). Los calicivirus marinos parecen ser serotipos del virus del exantema vesicular porcino (VEVP). Varias especies de misticetos tienen anticuerpos frente a diferentes serotipos de VEVP. A los 4 meses de edad, la mayoría de los leones marinos de California tienen anticuerpos neutralizantes frente a uno o más serotipos. Los opaleyes son, probablemente, los responsables del estado endémico de los calicivirus en los mamíferos marinos que habitan en las aguas costeras de California. Hasta la fecha no se han diagnosticado infecciones en mamíferos marinos en el océano Atlántico.

Las lesiones más destacadas en los mamíferos marinos son las vesículas cutáneas. En los pinnípedos, las vesículas son prevalentes en las superficies dorsal y ventral de las aletas anteriores y posteriores alrededor de los lechos ungueales y las puntas de las aletas. En los delfines, las lesiones vesiculares se han observado asociadas a lesiones similares a tatuajes y antiguas cicatrices. Las vesículas miden de 1 mm a 3 cm de diámetro. Se suelen erosionar y dejan úlceras poco profundas y de rápida cicatrización, aunque en ocasiones las vesículas retroceden y producen lesiones en forma de placas.

El tratamiento solo es de soporte. Las lesiones cutáneas se resuelven sin tratamiento. La infección puede causar parto prematuro en los pinnípedos. Las crías afectadas pueden tener neumonitis intersticial y encefalitis y padecer retraso en el crecimiento, pero la infección suele ser autolimitante.

La inoculación de calicivirus marinos en los cerdos causa lesiones vesiculares idénticas a las observadas en el exantema vesicular. En las personas, una exposición intensa a estos calicivirus puede dar lugar a anticuerpos neutralizantes. Las lesiones localizadas por una exposición accidental en el laboratorio, así como el aislamiento de calicivirus en un primate clínicamente enfermo, indican que estos virus se deben manipular con cuidado.

Herpesvirus de mamíferos marinos

Los herpesvirus aislados de los pinnípedos incluyen el herpesvirus fócido (PhHV) 1, un herpesvirus alfa, así como cuatro herpesvirus gamma: PhHV-2, herpesvirus de la foca monje de Hawái, herpesvirus otárido 1 (OtHV-1) y herpesvirus de los elefantes marinos del norte. Se han identificado herpesvirus en una amplia gama de cetáceos, algunos asociados con encefalitis y otros con diversas lesiones cutáneas. El herpesvirus 1 de los otáridos está asociado con neoplasia en los leones marinos de California.

Las focas comunes jóvenes del Atlántico infectadas por PhHV-1 desarrollan descarga nasal, inflamación de la mucosa oral, vómitos, diarrea y fiebre, seguidos de tos, neumonía, anorexia y letargo que puede dar lugar a la muerte en 1-6 días. La morbilidad se puede aproximar al 100 % en focas bajo estrés y mantenidas en condiciones de hacinamiento, mientras que la mortalidad es ~50 %. El periodo de incubación es de 10-14 días. Las focas comunes del Pacífico con PhHV-1 suelen desarrollar signos clínicos relacionados con la glándula adrenal y disfunción hepática, así como úlceras oculares y orales, y la enfermedad también puede ser grave.

El herpesvirus fócido-2 en focas grises se ha asociado a la aparición recurrente de zonas alopécicas de ~0,5 cm de diámetro. Las lesiones herpéticas en belugas suelen ser circulares, de hasta 2 cm de diámetro. Pueden aparecer levemente deprimidas con un aspecto de diana o pueden ser elevadas y proliferativas. Los centros de algunas lesiones son necróticos o pueden contener crecimientos verrugosos. No se han descrito infecciones sistémicas en cetáceos.

El diagnóstico suele realizarse durante la necropsia o por la observación de los signos clínicos y de los cuerpos de inclusión intranucleares específicos en las biopsias de las primeras lesiones cutáneas. En las focas, la neumonía intersticial causada por un herpesvirus se debe distinguir de la neumonía bronquial causada por el virus de la influenza.

En la infección sistémica por herpesvirus, el tratamiento es de soporte. En una brote descrito, el aciclovir oral no eliminó la infección, pero redujo significativamente los signos clínicos en las infecciones primarias. La vacunación con 1 mL de la vacuna antipoliomielítica trivalente ha funcionado en cierto modo para controlar la gravedad de las lesiones compatibles con herpesvirus. A pesar de su utilidad en focas, su uso supone un riesgo potencial para la salud pública, ya que el virus vivo de la poliomielitis puede excretarse después de la vacunación. El estrés y la inmunodepresión se asocian con la gravedad de las infecciones latentes. No hay evidencia de que el herpesvirus de los pinnípedos o de los cetáceos sea zoonótico.

Virus de la influenza de mamíferos marinos

Se han aislado cuatro virus de la influenza en focas comunes y otros dos subtipos en un calderón varado. El subtipo H1N1 de la influenza A se ha aislado en elefantes marinos sanos, y las focas comunes y los leones marinos han dado resultados positivos en las pruebas serológicas. Los estudios serológicos han evidenciado la exposición al virus de la influenza de una amplia gama de mamíferos marinos y la infección probablemente es común. Solo se han descrito signos clínicos inespecíficos en un calderón varado caquéctico, con dificultad para moverse y la piel friable. En las focas, la enfermedad por el virus de la influenza está mejor estudiada. Los animales mantenidos correctamente en cautividad pueden desarrollar signos clínicos, como debilidad, ataxia y disnea. Se ha descrito la inflamación del cuello por el acúmulo en las fascias del aire al llegar a la cavidad torácica. A veces se observan descargas nasales blancas o hemorrágicas. El periodo de incubación durante los brotes en focas comunes es ≤3 días. Son muchos los factores que probablemente contribuyen a la gran magnitud de los brotes detectados. Las altas densidades de población y las temperaturas cálidas contribuyen a la mortalidad elevada.

El diagnóstico puede confirmarse mediante el aislamiento del virus o la prueba de PCR. En focas comunes, la neumonía por el virus de la influenza se caracterizó por bronquitis necrosante, bronquiolitis y alveolitis hemorrágica. En el calderón, los pulmones estaban hemorrágicos y un ganglio hiliar estaba muy engrosado. Para el diagnóstico diferencial ver Herpesvirus.

La severidad de los brotes ha dificultado los intentos de proporcionar cuidados intensivos. Las personas cuyos ojos se contaminaron durante las necropsias o por los estornudos de las focas afectadas, desarrollaron queratoconjuntivitis en 2-3 días por los mismos virus. Todas las personas afectadas se recuperaron completamente en 7 días sin desarrollar títulos de anticuerpos, lo que sugiere que la reacción es local, como sucede con el virus de la enfermedad de Newcastle.

Morbillivirus de mamíferos marinos

El morbillivirus se ha asociado con episodios de mortalidad masiva en muchas poblaciones de odontocetos y fócidos y parece ser muy contagioso entre los mamíferos marinos. Las fócidos son sensibles al virus del moquillo canino y a un morbillivirus diferente estrechamente relacionado con este último (virus del moquillo focino [VMF]).

Las focas jóvenes suelen estar afectadas y desarrollan letargo, anorexia, conjuntivitis costrosa, secreción nasal y disnea, así como signos neurológicos anómalos. Se desarrolla neumonía y enfermedad del SNC y la mortalidad puede ser elevada en los animales no expuestos previamente. Los brotes de VMF en focas silvestres de puerto han sido extensos en el mar del Norte, y el virus del moquillo canino ha causado la muerte en focas del Caspio y del Baikal. Las focas vacunadas con la vacuna del moquillo canino han presentado inmunidad frente al virus (suspensión de material orgánico) obtenido de las focas silvestres muertas. Se cree que las focas arpa son reservorios de VMF en poblaciones silvestres.

El morbillivirus de los cetáceos (MVC) está estrechamente relacionado con la peste bovina y la peste de los pequeños rumiantes. Existen múltiples cepas de MVC, y estos virus han estado implicados en la muerte de marsopas comunes y delfines comunes frente a las costas del Reino Unido, delfines rayados en el Mediterráneo y delfines mulares en el Atlántico occidental y el golfo de México. Las crías de ballenas piloto y los delfines de hocico blanco (Laegenorhynchus albirostris) también se han visto afectados por el MVC. Se cree que los calderones son reservorios del MVC.

Se ha documentado evidencia de exposición a morbillivirus en nutrias marinas, particularmente al virus del moquillo canino, pero también puede haberse producido una infección por la vacuna frente al VMF. Los osos polares tienen evidencia serológica de exposición a morbillivirus, aunque no se han descrito muertes. Se ha documentado el morbillivirus en el manatí de Florida, pero no se han documentado muertes en este u otros sirénidos.

El tratamiento es de soporte. La mortalidad en las poblaciones nunca expuestas es alta. A menudo se debe a la aparición de infecciones secundarias por los efectos inmunosupresores que ocasiona la infección activa por morbillivirus. La vacunación con una vacuna de subunidad se practica en los centros de rescate europeos y parece ser protectora. Se ha implementado un programa de vacunación en focas monje hawaianas utilizando una vacuna recombinante frente al moquillo canino vectorizado con viruela canina y las focas han seroconvertido con éxito.

Poxvirus de los mamíferos marinos

Se ha identificado poxvirus morfológicamente en lesiones cutáneas de una amplia variedad de especies de pinnípedos y cetáceos cautivos y silvestres. Las lesiones en leones marinos de California, focas comunes y focas grises probablemente se deban a parapoxvirus, mientras que las observadas en leones marinos sudamericanos (Otaria byronia) y en osos marinos árticos es probable que no estén causadas por este agente. Se ha aislado un virus ortopox de lesiones parecidas a la de la viruela presentes en una foca gris. El poxvirus se ha asociado también a la aparición de lesiones cutáneas en otras especies como delfines mulares, delfines del Atlántico de lados blancos, orcas, delfines oscuros, delfines comunes costeros (Delphinus capensis), delfines de Héctor (Cephalorhynchus hectori) y marsopas negras o espinosas (Phocoena spinipinnis).

Los brotes suelen producirse después del destete en pinnípedos introducidos recientemente en cautividad. El periodo de incubación es de 3-5 semanas. Para que se produzca la infección es necesaria una rotura en la continuidad de la superficie epitelial. Las lesiones pueden recidivar. Aparecen nódulos cutáneos pequeños y elevados (0,5-1 cm de diámetro) en la cabeza, el cuello y las aletas de los pinnípedos afectados. Estos pueden aumentar hasta medir 1,5-3 cm de diámetro durante la primera semana y pueden ulcerarse o desarrollar lesiones satélites durante la segunda semana. Después de la cuarta semana, se empieza a producir la regresión de las lesiones, aunque se ha descrito que los nódulos persisten hasta 15-18 semanas. Las zonas alopécicas y el tejido cicatrizante pueden permanecer después de la remisión.

Las infecciones cutáneas por poxvirus en los cetáceos se pueden producir en cualquier parte del cuerpo, aunque las lesiones son más frecuentes en la cabeza, las aletas pectorales, la aleta dorsal y la cola. Estas varían desde lesiones en anillo o en agujero de alfiler hasta patrones negros, puntiformes y punteados (lesiones cutáneas que se parecen a tatuajes). Las lesiones en anillo o en agujero de alfiler aparecen como maculas aisladas, redondas o elípticas, de 0,5-3 cm, que a veces se fusionan entre sí. Suelen ser de color gris claro y pueden presentar un borde gris oscuro, aunque también se observa el patrón de color contrario. Las lesiones pueden persistir durante meses o años sin consecuencias para el animal.

Los principales diagnósticos diferenciales incluyen estreptotricosis cutánea y la infección por calicivirus. El diagnóstico se basa en la presencia de cuerpos de inclusión intracitoplasmáticos eosinófilos en las biopsias de las lesiones y se confirma por la identificación de las partículas virales típicas de poxvirus con el microscopio electrónico.

Los poxvirus de los mamíferos marinos no parecen causar infecciones sistémicas. Aunque los animales con lesiones cutáneas de poxvirus fallezcan, se considera que otros factores podrían ser responsables. El tratamiento para controlar las infecciones bacterianas secundarias está indicado únicamente cuando las lesiones cutáneas supuran. Los parapoxvirus de los pinnípedos pueden causar lesiones aisladas en las manos de las personas que no utilizan guantes durante el contacto con los animales infectados.

Enfermedades víricas diversas de mamíferos marinos

Se diagnosticó rabia en una foca anillada (Phoca hispida) en Noruega, confirmada por la prueba de inmunofluorescencia realizada en el tejido cerebral. En ese momento, existía una brote de rabia en los zorros de la zona. También se ha descrito la rabia en un oso polar. Otros rhabdovirus aislados en cetáceos, que no se identifican por los antisueros de representantes de los géneros Lyssavirus, Ephemerovirus o Vesiculovirus, pueden estar relacionados con los rhabdovirus de los peces.

Se han descrito infecciones por papilomavirus en una amplia variedad de cetáceos, incluyendo narvales (Monodon monoceros) y varias especies de misticetos. Las lesiones son las típicas que se encuentran en las especies terrestres. No se conoce ningún tratamiento. Las lesiones suelen ser autolimitantes.

La infección por hepadnavirus con un agente similar al de la hepatitis B se ha descrito en un delfín del Pacífico de lados blancos, que tenía un historial amplio de enfermedades recidivantes en cautividad. No hubo evidencias de transmisión zoonótica.

Se han identificado retrovirus gamma endógenos en el genoma de la orca, delfín mular, delfín del Atlántico de lados blancos, calderón común, delfín listado, delfín común de aletas cortas, calderón gris, marsopa común y delfín de hocico blanco. El único retrovirus cultivado e identificado hasta la fecha en un mamífero marino fue un espumavirus aislado de las lesiones cutáneas recidivantes en un león marino de California, que murió posteriormente por una neumonía causada por Pasteurella complicada con un herpesvirus.

Las infecciones por coronavirus se han asociado con epizootias de neumonía en focas comunes silvestres del Pacífico. También se ha identificado un coronavirus en una beluga.

Un enterovirus de patogenia desconocida, que se aisló de una torunda rectal de una ballena gris, se ha clasificado como un calicivirus. En delfines mulares se han detectado anticuerpos, no asociados a enfermedad, específicos contra el virus de la gripe humana y el virus de la poliomielitis. Se ha detectado enterovirus asociado con lesiones linguales en delfines mulares.

El cuadro grave y mortal de enteritis y vómitos producido en una beluga en cautividad parecía compatible con una enteritis por parvovirus, pero no se aisló ningún virus.