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Medicina de la producción y bioseguridad en acuicultura

Última revisión/modificación oct 2021

Los enfoques veterinarios generales en acuicultura son similares a los de otros animales de producción, como los grandes animales y las aves de producción. Cuando se trabaja con los peces, la prevención de la enfermedad es siempre más rentable que su tratamiento. Una vez que los peces están enfermos, la identificación exacta de todos los problemas presentes puede ser difícil y, para que el tratamiento sea eficaz, por lo general este debe administrarse en una fase temprana del curso de una epizootia.

Un programa completo de control de la sanidad de los peces debe basarse en los principios de buen manejo y bioseguridad. Las buenas prácticas de manejo, incluyendo la calidad del agua, el manejo de sistemas y la nutrición, facilitan la salud y previenen enfermedades. Las consecuencias de un manejo inadecuado se magnifican en la acuicultura de producción debido al mayor tamaño y densidad de las poblaciones en un entorno de producción en comparación con un acuario de exhibición o de aficionados. La salud de la población es lo principal (aunque los reproductores valiosos pueden justificar el cuidado individual), siendo la medicina preventiva de importancia crítica. Las poblaciones pueden variar desde varios individuos hasta millones, con muchas instalaciones con una media de miles a cientos de miles dentro de cualquier población definida.

La bioseguridad es la base de las prácticas de manejo de la salud de los peces para la prevención y el control de enfermedades (véanse las SRAC Fact Sheets 4707, 4708 y 4712). Una buena bioseguridad minimizará el riesgo de introducción y propagación de una enfermedad infecciosa a una instalación y dentro de ella, así como el riesgo de que los animales enfermos o los agentes infecciosos abandonen la instalación y se dispersen a otros lugares. Los principales objetivos en materia de bioseguridad son el buen manejo de los animales, la obtención y el mantenimiento de poblaciones sanas mediante un buen abastecimiento y una buena cría, el control de patógenos y la gestión de las personas mediante la educación y la concienciación del personal y los visitantes. Encontrará más información en estos dos vídeos sobre bioseguridad, producidos en colaboración con el USDA North Central Regional Aquaculture Center, la National Aquaculture Association y la US Aquaculture Society: 1) What You Need to Know About Biosecurity y 2) What You Need To Know About Biosecurity, Part II.

Manejo animal en acuicultura

Los huevos y los animales deben proceder de un proveedor de confianza, y los animales deben examinarse para detectar parámetros de salud específicos de la especie y enfermedades preocupantes. Se deben obtener pruebas previas y otra información relevante histórica y de cría para cualquier lote de peces que entre en una instalación. Los peces nuevos deben someterse a cuarentena para evitar la propagación de enfermedades. La calidad del agua, otras condiciones ambientales (como la elección del recinto, la densidad, el flujo de agua, la iluminación y el sonido) y la nutrición deben optimizarse para los objetivos y especies de la instalación.

Manejo de patógenos en acuicultura

La fuente de agua es un factor de riesgo importante para la introducción de enfermedades, teniendo las fuentes de agua protegidas (es decir, las fuentes que no tienen peces u otros reservorios potenciales de patógenos) un bajo o nulo riesgo de transmitir enfermedades preocupantes. Ejemplos de fuentes de agua protegidas incluyen las de pozos profundos o los suministros municipales desinfectados. Las fuentes de agua protegidas son preferibles a las no protegidas, como las aguas superficiales de un lago o río. Los riesgos de fuentes no protegidas pueden mitigarse (p. ej., mediante filtración, esterilización UV, cloración y/o ozonización) para hacerlas más seguras.

Los esfuerzos por mantener un entorno lo más limpio posible, incluida la acumulación mínima de restos orgánicos, la desinfección adecuada de las redes y el equipo, y la desinfección minuciosa de las unidades de contención de peces entre grupos de peces, ayudan a minimizar los brotes de enfermedades al optimizar la calidad del agua y reducir las cargas de patógenos y reservorios. Es importante estar familiarizado con las enfermedades comunes de una especie dada, así como con los reservorios potenciales de la enfermedad y el diagnóstico y el control pertinentes. Algunos patógenos, como la bacteria Aeromonas hydrophila y el protista ciliado Trichodina, se consideran ubicuos y oportunistas, mientras que otros pueden dar lugar a una morbilidad y mortalidad significativas (p. ej., Streptococcus spp o Amyloodinium), y/o tienen consecuencias reglamentarias (p. ej., la anemia infecciosa del salmón o la viremia primaveral de la carpa, una enfermedad animal foránea en EE. UU.). La cuarentena de los peces nuevos a temperaturas permisivas para enfermedades importantes facilitará la determinación de la presencia de patógenos específicos. El aislamiento de las poblaciones enfermas, el uso de equipos dedicados a un grupo específico y el saneamiento y desinfección del sistema y del equipo son métodos importantes control de patógenos.

Manejo humano para la bioseguridad en la acuicultura

Los componentes importantes de un buen programa de bioseguridad incluyen la educación del propietario y del personal, la concienciación y el compromiso con los principios de bioseguridad. Los protocolos y reglas escritos para los trabajadores y los visitantes de las instalaciones ayudan a solidificar la comprensión y la responsabilidad. Cada vez más, las instalaciones se esfuerzan por elaborar planes escritos de bioseguridad, gestión sanitaria y gestión de catástrofes. Los veterinarios deben estar familiarizados con los sistemas de acuicultura y ser capaces de evaluar estos protocolos, así como el cumplimiento de los mismos por parte del personal y los visitantes mediante auditorías generales de bioseguridad.

Limpieza y desinfección en acuicultura

La limpieza y desinfección adecuadas son componentes críticos en un buen programa sanitario de los peces. Hay una serie de buenas referencias para la limpieza y desinfección en los entornos de acuicultura (véanse la hoja informativa 4707 del SRAC [SRAC Fact Sheet]: Biosecurity in Aquaculture, parte 1, tablas 1 y 2, y The American Fisheries Society's Guide to Using Drugs, Biologics, and Other Chemicals in Aquaculture, Table 5).

La limpieza y desinfección de los tanques y el equipo comienza con la limpieza general y la eliminación de la suciedad y los desechos orgánicos. Los desechos orgánicos, incluidas las biopelículas y la suciedad, pueden proteger a los patógenos de la desinfección. La lejía doméstica líquida (3-6 % NaHClO) administrada a 9,3 mL/L. de agua crea una concentración de 200 mg/L. El hipoclorito de calcio granulado es más estable que la lejía doméstica y se usa a menudo en granjas comerciales. Está disponible en tres concentraciones diferentes: 15 %, 50 % o 65 % de cloro libre. La dosis objetivo de cloro para la desinfección es de 200 mg/L durante al menos 1 h. Esta concentración puede lograrse mezclando las siguientes cantidades en 1 L de agua: 1,4 g del producto al 15 %, 0,4 g del producto al 50 % o 0,32 g del producto al 65 %. Estos productos son oxidantes fuertes, por lo que se deben seguir las precauciones indicadas en la ficha técnica o en la hoja de datos de seguridad al manipularlos. Un tiempo de contacto de 1 h a 200 mg/L destruirá la mayoría de los microorganismos de interés, incluyendo la mayoría de los virus. La lejía no debe usarse en áreas cerradas que contengan peces vivos, porque el compuesto volátil puede entrar en la solución y matar a los peces de los tanques cercanos.

Las micobacterias son refractarias a la desinfección con lejía debido a su pared celular cerosa. Rociar el equipo y las superficies de contacto con alcohol después del tratamiento con lejía debería eliminar eficazmente las micobacterias, aunque el acceso a algunas superficies (p. ej., tuberías de PVC) y las biopelículas asociadas pueden ser difíciles. En estos casos, se entiende que el objetivo clave es una reducción importante del número de agentes patógenos. Otro desinfectante acuícola de uso común, (ingrediente activo 21,4 % de peroximonosulfato de potasio y 1,5 % de cloruro de sodio), es muy eficaz en concentraciones del 1-2 % y se considera mucho menos tóxico para los peces (se deben seguir las instrucciones del fabricante). Los compuestos de amonio cuaternario como el cloruro de benzalconio también son excelentes desinfectantes y pueden usarse a concentraciones de 500 mg/L durante 1 h, pero las películas residuales deben aclararse completamente. Tanto Virkon Aquatic como los amonios cuaternarios son más adecuados para la limpieza y desinfección de redes. Los compuestos de ácido peracético están disponibles recientemente para su uso como desinfectantes en la acuicultura. Se han utilizado dos productos autorizados por la EPA. Ambos productos también contienen peróxido de hidrógeno.